Su corazón empezó a golpear sus costillas, abrió los ojos sorprendido y después maldijo en todos los idiomas que se sabía, otra vez se pasaría la noche sin dormir... gruñó un poco y se llevó una mano al pecho.

Un mes después

Día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, se sentía acosado, perseguido y excesivamente necesitado, molestado y requerido para la gran mayoría de las cosas. Lo peor de todo es que tenía que poner su mejor cara hipócrita para que no le recriminasen nada. Apartó la mirada mientras su "mano segunda" seguía hablando de... Ya ni siquiera sabía de qué le estaba hablando. No estaba prestando atención, estaba más entretenido mirando por la ventana, con sus ojos puestos sobre la cantera en la que todos trabajaban, pero, se fijó especialmente en un hombre que cargaba una piedra seguramente más pesada que él y como le daban un latigazo a la espalda por su lentitud, dicha roca se le cayó por el golpe inesperado y le destrozó el pie, hizo una mueca adolorida y extraña, que captó la atención del chico que hablaba por los codos y seguidamente miró en la misma dirección en la que el príncipe estaba mirando. Justo cuando el esclavo que cargaba la piedra era asesinado. El príncipe se estremeció y apartó sus ojos de aquella escena antes de producirse. Suspiró pesado.

- ¿Pasa algo, mi señor?

- Ahora ya nada...- caminó hacia el pasillo dirigiéndose a donde él quisiera.

- ¿Se preocupó usted por la vida de un esclavo?

- Se le mató injustamente.

- ¿Cómo lo sabe usted?- preguntó un tanto extrañado siguiendo sus pasos.

- Estaba trabajando, se le golpeó y lesionó. Después se le mató. ¿Qué justicia hay en eso?

- La idea de justicia que tenga el verdugo.

Se detuvo abruptamente sorprendiendo al otro, quién también detuvo sus pasos manteniendo la distancia con el futuro faraón.

- Mi reputación se irá a tomar por saco por decir esto, pero...- lo miró fijamente, casi fulminándolo con la mirada, el de cabellos castaños se estremeció por aquella mirada- no quiero volver a oírte decir que es justo matar a los esclavos si no han hecho nada para merecerlo.

- ...- se lo quedó mirando como si hubiera visto un fantasma- A-Ahora entiendo...

El príncipe se lo quedó mirando esperando que dijera algo más para así entender a que se refería.

- Ahora entiendo porque el esclavo que rompió parte de la vajilla real siga con vida...

- No la rompió él.- volvió a mirarlo firme, casi tan fijo como las águilas o los buitres a sus presas, y después siguió caminando.

- ¿Quien la rompió entonces?- retomó el camino tras el príncipe.

- Su primo.- el chico se quedó mudo y apretó los labios.

- ¿C-Cómo sabe usted eso?- su voz temblaba un poco, aunque intentaba lo contrario.

- Él me lo dijo. Confío en su palabra igual que confío plenamente en mi familia o los que están cerca de mí.

Hubo silencio. Un silencio muy largo. Demasiado.

- ¿Hablaste con un esclavo?

- ¿Qué pasaría si hubiera hecho eso?

- ¿¡Habló con un esclavo!?

- ¿Qué tipo de falta de respeto por tu señor ha sido esa?- el castaño se tensó y paralizó, después rogó perdón.- Levántate y deja de rogar... No soy mi padre...- chasqueó la lengua contra el paladar.

- ¿Qué tipo de faraón sois?- aún hincado en el suelo lo miraba horrorizado.- ¿Por qué no...?- apretó los labios cuando el otro se agachó también.- ¿Porque se rebaja?

- ¿Por qué te rebajas tu?

- Sois el futuro faraón... Acabo de gritaros... Merezco un cas. . .

- ¿Por qué?

- Sois la autoridad... No tengo derecho de gritaros, ni llevaros la contraria... yo...

- Gil...- se estremeció al escuchar su nombre- No soy mi padre. No voy a castigarte.- se levantó tomando sus manos para que esté también lo hiciera.- Igual que no voy a castigarte, tampoco vi justo que alguien que solo rompió parte de la vajilla real fuese castigado pagando con su vida... Ni siquiera la rompió él, lo cual lo hace el doble de injusto- soltó sus manos y después carraspeó.

- ¿Es por eso que habló con él?

- A parte... Siento que es mi responsabilidad el hecho de que pase el día entero en una celda y solo salga para limpiar los platos, por ello le hablé.

- ¿Le dijo quién la rompió y usted le creyó?

- No vi una razón para no creer lo que me dijo.

- Lo lamento...- bajó la cabeza.

- ¿Por qué te disculpas?

- Siento que debo hacerlo después de haber puesto en peligro a mi familia. Y encima haberme aprovechado de ello para escalar a una mejor posición...

- No entiendo a qué te refieres...- lo miró extrañado.

- Se me resbalaron de las manos... Él estaba allí, aumentando las llamas del fuego para cocinar, y vio como se me cayeron... Intentó calmarme, y se acercó a los platos... yo solo me escondí y empecé a llorar.

- ... ¿Tú lo rompiste?- lo miró asombrado.- ¿Eres su primo?

- Si... Si... Lo hice, lo es... lo siento, lo siento, lo sien. . .- lo tomó de los hombros.- Eh? ....

- Hmph- sonrió un poco- No te pareces en nada a él...- el castaño puso su mejor cara de escéptico. Después de darse cuenta de que le estaba sonriendo como idiota, carraspeó, se alejó un par de pasos y apartó la mirada rascándose la nuca.- Lamento mi incompetencia...

- Sois un príncipe de lo más interesante...- musitó pensativo.

- Ahora entiendo cuando dijo que si estaba seguro de sí lo era o no...- siguió con sus paranoias hablando en voz alta, después se dio cuenta de que no estaba solo- Olvida lo que dije...- apartó sus ojos con un tenue sonrojo de vergüenza.

- ¿Os gusta mi primo?

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Ranbert ahora mismo: NONONONONONONONONO... bueno... si :"3 *desaparece entre los arbustos*

Okay, ya paro...

No tengo gran cosa que decir...

Casi nunca tengo cosas que decir, solo cuando suceden cosas como:

:000000000000000

En este caso tampoco fue para tanto, Gil solo le preguntó si le gustaba Will, ya está, jeje.

Aquí las opiniones ---------------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Ecchiforlife

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