Náuseas (9)
- Poderoso Ra... ¿Qué me estás haciendo? Voy a casarme en tres meses, no puedo distraerme...- negó con la cabeza y después se quitó la capa y la dejó colgada, se tumbó en su cama y miró su mano derecha, apartó la mirada y se giró en el colchón, apretó los dientes.- ¿Por qué a mí?
Salió de su cuarto al día siguiente con ojeras, producto de no haber dormido bien aquella noche por culpa de ya sabemos todos que incidente, y también diferentes problemas hormonales y excitantes que su cuerpo hizo en su contra y lo obligó a mantenerse despierto o quejándose gran parte de la noche.
Al llegar a la habitación de sus padres, pues uno de los sirvientes le había dicho que allí fuera, su padre y madre lo esperaban allí para iniciar los preparativos; si, quedarían tres meses, pero el traje no iba a coserse a mano solo, así que empezaron a tomarle medidas. Durante este procedimiento, su padre soltó un par de carcajadas sarcásticas y algo perversas por sus ojeras, asumiendo que no habría dormido pensando en su futura esposa y su hijo acompañó aquellas risas con una sonrisa algo hipócrita y avergonzada: "Si supieras..." después bajó la mirada al suelo dejando de reír.
Tardaron tres días en tomar medidas y escoger las telas, y tardaron una cuatro en traer las telas desde otra ciudad. Por lo tanto, durante aquella primera semana lo estuvieron persiguiendo y atosigando con las medidas de su cuerpo y, también, exigiendo que comiera pero no demasiado, y que así su cuerpo encajara perfectamente con el de su traje el día de la celebración. Tanta gente sobre él apenas le dejaba tiempo para sí mismo, y apenas podía pensar en sus tonterías y sus ideas de tener un gran imperio libre, no, no lo dejaban en paz, no tenía tiempo casi ni para respirar, se sentía asfixiado y odiaba mucho eso, porque le gustaba tener tiempo libre para él mismo, tiempo que podía malgastar peinando su cabello, en un baño relajante de agua tibia o maquillando su rostro, pero no, tenía que estar allí, en postura de crucifixión para que pudieran coser las telas y arreglar su traje para una celebración que tendría lugar dentro de tres meses. Ah, y ni hablar de tener tiempo libre para poder escaquearse a las celdas, tampoco. Así que podía estar tranquilo sin esa sensación tan terrible de inferioridad ante la voz linda y relajante del escla. . . NO, no, no, no, eso si que no, ni linda ni relajante, no iba a volver a las celdas a verle, no iba a volver a sentirse inferior, y no, no iba a pensar en ese lindo chico moreno.
Quería morirse en ese momento.
- Te queda genial- alabó su padre cuando el traje estaba cosido y se amoldaba a su cuerpo perfectamente- Pero considero que le falta oro, necesita más oro, hilos de oro, debe ser el traje más brillante y perfecto para mi hijo semidiós.
- Padre, pesa mucho...
- Tonterías, eso no es importante. Cosan el traje con hilo de oro, lo mejor para la encarnación de Ra.
"No soy la encarnación de Ra, si lo fuera no me habría fijado en un esclavo ni me parecería lind. . ." Apretó los labios y después giró su mirada hacia el suelo. No se había fijado en un esclavo... No le tenía cariño, no... No le tenía piedad, solo le había parecido injusto que lo hubieran matado por aquello. William no tampoco era un nombre tan asombroso, no es como si le hubiera sorprendido... Solo un poco... Porque no era de Egipto, sino tampoco le provocaría espasmos al pensar en él.
¿Qué demonios le estaba pasando?
Tres semanas después
Durante veinte días, uno tras otro, cargó con aquel pesado traje. No podía decir que no era bello, porque lo era, era un cinturón grueso de oro con gemas incrustadas sobre sus hombros, una capa semitransparente blanca, cosida con oro, dando una sensación de pureza y brillo absoluto, su pecho desnudo, pero decorado con colgantes de oro, joyas y cosas de valor, un cinturón en su cintura que se conectaba con una tela opaca azul oscuro, marino, mezclado con un toque de blanco en el degradado final, la capa en si iba arrastrando por el suelo, así que la limpieza del palacio se incrementó para que su traje no fuese manchado; finalmente, en sus muñecas y tobillos había pesados brazaletes de oro pesado, por último, sus pies con sandalias de cuero y oro... Básicamente cargaba con su mismo peso, quizás el doble de su peso en oro, porque, aunque sean hilos de oro, o solo pequeñas piezas de oro, cargaba con muchos kilos del reluciente material, y aunque se quejase y pidiese un descanso no se le era permitido, ¿Por qué? Porque ya era mayorcito para aguantar los problemas, que cuando fuese faraón tendría otros más duros y tendría que afrontarlos. De acuerdo, lo entendería si fuese un chico de dieciséis o dieciocho años... Pero apenas era un niño de doce años que que cargaba con casi sesenta o setenta kilos de oro y que tenía una terrible maldición encima, esa era que se había fijado en un hombre, y que ese varón era un esclavo, eso para él no era malo, lo malo era que se hubiera fijado en él y que pensase más en él que en su futura esposa, y solo le quedaban dos meses para casarse.
Los niños de hoy en día cuando tienen doce años están más pendientes de los videojuegos, del teléfono o cualquier cosa, pero, en ese entonces y en el momento en el que vivía aquel pequeño chico albino, a los doce años implicaba que a partir de los trece años ya puede tener hijos y ya puede ser casado, él no tenía nada más que eso, sus únicas esperanzas de paz, tranquilidad o pasar tiempo maquillándose delante de un espejo se veían eclipsadas con que ya tenía doce años y poco tiempo pasaría para poder tener un hijo junto a su futura esposa. Esa idea le revolvía las tripas y le daba unas terribles náuseas.
La idea de ser padre le daba ganas de vomitar, no le interesaba la paternidad, tenía doce años, pero sabía que quería construir un imperio, sabía que quería abolir la esclavitud y sabía que quería ser un líder que protegiera a todos, quería sacar a William de la celda y que pudiera vivir tranquilo, quería permitir que su futura esposa fuese feliz junto a Jacob, la persona que amaba. Su futura esposa tenía dieciséis años, ya podía tener hijos, y eso lo horrorizaba, porque no podía inventarse excusas para no hacerlo.
_______________________________________________________________
Una vez más vuelvo a recordar que esta historia está narrada con un protagonista de 12 años.
Que luego tendrá 16, pero eso no quita que ahora mismo sigue teniendo 12 <:
En fin...
Aquí las opiniones ------------------------->
No tengo gran cosa más que decir...
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Ecchisforlife
[1178 Palabras]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro