- ¿Os gusta mi primo?

Aquello fue tan terrible como tirarle un balde de agua helada encima. Fue peor que una quemadura en su piel, fue peor que ser descubierto hablando con un esclavo, fue peor que cuando tocó la mano del moreno por primera vez. Un escalofrío recorrió su columna y sentía que se moría, desmayaba, se despedía de su vida, porque podría decírselo a su padre, y ya sabía perfectamente lo que pensaba su padre sobre los placeres mundanos, su corazón se aceleró con miedo, horror, terror, la adrenalina se disparó. Tragó saliva, sentía su garganta seca, sus ojos se dilataron y se puso en posición defensiva.

- ¡P-Por supuesto que no!- se sorprendió a si mismo con aquello, jamás había gritado, se llevó una mano a la boca y lo miró casi disculpándose.- ¿Cómo osas decir eso? Voy a casarme dentro de un mes.- el castaño sonrió un poco, quizás algo perverso.

- Podéis casaros con alguien a quien no amáis... y tal parece ser que este es el caso...

- Mentira. Eso es una terrible mentira. Mandaré a que cosan esa boca mentirosa.- dicho esto, casi como un berrinche de un niño pequeño, aceleró sus pasos y cerró la puerta de su habitación con un portazo.

Nada más cerró la puerta se agachó y se llevó las manos a la cabeza en un pequeño ataque de pánico, empezó a hiperventilar, apretó los labios y sus manos empezaron a temblar, se autoabrazó... no podía estarle pasando eso a él... Es cierto que la relación con el moreno había mejorado, y casi era un tanto indiscreta por la cercanía, pero, no, no era eso desde luego. Negó con la cabeza y apretó los labios, tenía a una chica hermosa con la que casarse, no podía distraerse... No podía desconcentrarse con tonterías...

...

- ¿Por qué no lo castigais?- le preguntó desde el otro lado de la celda mientras estaba recostado en el suelo, con los brazos detrás de la cabeza.- Os dijo cosas que no debía y dijo una tontería ofensiva para usted.

- Estamos hablando de tu primo, ¿No te da miedo que le hagan daño?

- Cierto es que es mi primo- se enderezó y puso una mueca pensativa- Yo hablo desde su punto de vista, él hizo algo que no debía...- lo miró y ladeó la cabeza hacia un lado.

- Yo estaba hablando de tu punto de vista...- sonrió un poco y apartó la mirada hacia otro lado.- Es cierto que tendría que castigarle, pero no soy capaz de ello... Es culpa mía en cierta parte- el moreno se acercó y se apoyó en los barrotes de la celda.

- ¿Culpa tuya?- preguntó mientras el otro se sentaba a su lado al otro lado de la celda.- ¿Qué te dijo para que en cierta parte sea culpa tuya?

- Una tontería...- soltó una risilla y disimuladamente pasó su mano al interior de la celda.

- No creo que sea una tontería.- bajó sus ojos al sentir el movimiento de la paja en el suelo, lo miró de reojo, y sonrió para sus adentros de forma algo pícara.- ¿Tiene que ver contigo y alguien más?

- Quizás...- se estremeció y bajó sus ojos al suelo, después hacia el otro, William tenía sus ojos en otro lado, en la pared... sonrió un poco.

- ¿Qué significa eso de quizás?- lo miró.

- Me gustas...

Los dos hicieron silencio después de lo dicho, el albino se dio cuenta, más bien, procesó lo que había pasado y se apartó de la celda soltando el agarre y tapándose la boca, retrocedió de más y acabó golpeándose la cabeza contra la pared de detrás. El moreno estaba totalmente perplejo viendo al contrario como empezaba a sollozar por la impotencia de lo que sentía, sus responsabilidades, sus emociones y sentimientos. Estiró el brazo hacia el exterior de la celda, como si intentase llegar a él.

- Bert...- susurró y después bajó el brazo y tomó el barrote de la celda, dejando el resto del cuerpo apoyado en ellos.

Este no contestó, sólo empezó a sollozar un poco más fuerte, se tapó la cara con las dos manos, el maquillaje tan hermoso de sus ojos empezó a correrse y deslizarse por sus mejillas, también acumulándose alrededor de sus ojos.

El príncipe apenas era un niño, un chico de doce años que apenas conocía nada más que su palacio con los ojos cerrados, un niño confundido al cual le prohibieron juntarse con las personas de su edad, solo con sus primas, y ellas no tenían los mismos intereses que él tenía... Quién cumplía su interés por liberar a las personas que sufrían, era la misma que había confundido su mente y lo había vuelto todo un idiota... Aquello significaba que no le quedaba nada, porque si había admitido que le gustaba en voz alta solo le daba una reacción en cadena en la que al final del todo estaba su padre y su padre lo mataría por tal herejía...

- Bert...- susurró de nuevo.- Tranquilo...- susurró en bajo intentando calmar sus sollozos- Por favor...- susurró en bajo.

Pero no surgió efecto, al contrario, los sollozos se hicieron más persistentes. Intentaban ser callados de forma patética e inútil. Aquello le rompía el alma al moreno, porque no alcanzaba para calmarlo.

- Bert...- susurró una tercera vez...- También me gustáis, mi señor...- elevó la cabeza a verlo tras escuchar aquello, todo el alrededor de sus ojos estaba manchado con negro, se le hizo inevitable no soltar una risilla y extenderle una mano, le dio un ademán para que se acercara a él y así poder limpiarlo, calmarlo y que se serenase.

El albino se acercó tímidamente, arrodillado y el pelinegro limpió sus lágrimas y sus ojos con las dos manos, después tomó su mejilla con solo una mano, le sonrió un poco.

- Vuestro padre no se enterará de nada... estarás bien... lo prometo... no morirás...- Bert apoyó la frente en los barrotes y cerró los ojos dejando escapar algunas tímidas lágrimas que ya se escapaban por la inercia.- Hey...- tomó sus dos mejillas y lo miró fijamente a los ojos- Alguien como usted no debería llorar ni temer a la muerte...

- Se me hace inevitable...- su voz sonaba apagada y con hipidos.

- Entonces ve a tu cuarto, libera las ganas de llorar, todo lo que necesites, pero, por favor, descansa... Mañana será un nuevo día...- hizo amago de acercarse, pero los barrotes de la celda lo prohibieron, solo se resignó con acariciar las mejillas del albino.- Todo estará bien...

"Hmph..." asintió con la cabeza con un movimiento pobre y débil, después lo miró una última vez antes de levantarse e irse hacia su cuarto. Al llegar a sus aposentos, dejó caer su cama, manchando la almohada y las sábanas, empezó a llorar a mares, sin parar hasta que se quedó dormido por lo cansado que estaba. No solo físicamente, también mentalmente.

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CAPÍTULO 14, SEÑORAS Y SEÑORES, CAPÍTULO 14 Y POR FIN LO CONFESÓ

:D

Aquí las celebraciones (*Bailando como el meme de Joker en las escaleras*) ----------------------------------->

Si, era necesario xd

UwU

En fin...

Esa confesión no fue la más perfecta ni la más ideal, BUT... fue tierna la conversación previa.

Aquí las opiniones del capítulo ---------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el siguiente capítulo

Bye~

By Ecchisforlife

[1229 Palabras]

P.D.: Queda un poquito menos de la mitad para acabar la historia aproximadamente <: