Kee-ram, Princesa del bajo Egipto (6)
Lo que valía es que, aun sudando y agotado, había llegado a tiempo y tenía unos segundos para arreglarse el peinado, el traje y, mira, detalle que le gustó a su padre y que no dudó en alabar de forma algo perversa, el haber ido corriendo lo hizo sudar y verse más brillante por la luz del sol que venía desde el exterior del palacio.
La puerta del palacio se abrió. Ella era una mujer hermosa, ojos verdosos, cabellos exóticos, un vestido color agua que contrastaba perfectamente con sus ojos y su cabello atado en un elegante moño con cintas también de color azul. El padre y la madre de la misma eran hombres distinguidos, quizás algo bajos de altura, pero por sus ropajes, desde luego el color más relevante del reino era el naranja, pues, puede que la princesa vistiera de azul para destacar entre ellos, pero la guardia real y los padres vestían con piedras preciosas naranjas y oro y telas naranjas. Se presentaron y ambos jóvenes fueron invitados a conocerse paseando por el palacio, así lo hicieron.
- Entonces... Tu...
- No ha sobrevivido nadie más en mi familia, ni hermanos, ni primos, ni familia cercana de confianza... Por ello aceptamos vuestra petición en tal que llegó...- sonrió ella ante la pregunta formulada antes y que le habían quedado algunas dudas, solo que ahora iba a preguntarlo de forma formal y delicada para no incomodarla- En realidad, es un completo honor ser la esposa del semi-dios de egipcio...
- No me gusta ser llamado así...- negó lentamente con la cabeza mientras se rascaba la nuca.- Odio el título de Semi-Dios o personificación de Ra, no me siento como un ser poderoso, solo tengo la piel blanca, el cabello blanco, el cual tengo prohibido cortarlo y los ojos azules, no considero que sea tan... Necesario... Decir que soy especial.
- Pero en cierta parte lo eres, porque jamás había visto a alguien como tú, tu piel es tan delicada que solo con rozarla podría romperse... Al menos es así como se ve...
- Quizás sea por eso que mis padres me sobreprotegieron tanto cuando era un niño... Pero es ridículo, esto es lo más lejos que puedo viajar...
- ¿No te dejan salir del palacio?- preguntó ella viendo el páramo de arena y a un lado la cantera, al otro el pueblo y en el centro la ruta comercial, el mercado del pueblo...- ¿Nunca sufriste la tentación de hacerlo?
- Muchas veces, pero no tengo el valor de hacerlo...- Confesó dejando escapar un suspiro largo.- Siempre he tenido miedo a las advertencias de mis padres, me han metido el miedo en el cuerpo y no confío en salir más de un paso.- Ella lo miró y sonrió, salió del porche de roca sólida y bajó los tres primeros escalones, después se dio la vuelta para verle.
- No me ha pasado nada, vamos, ven aquí...- la miró incrédulo y después negó lentamente con la cabeza.- Dije que vengas... ¿No eres tan valiente de pedir no casarte con alguna mujer de tu reino? Demuestra que eres capaz de enfrentar tus miedos.
- Lo siento, pero no. No es un miedo, es una norma.
- Ah, vale, de acuerdo...- ella regresó y, con un movimiento un tanto brusco, tomó su muñeca y tiró de él para bajar los tres escalones y llegar al primer replano.- ¿Ves? ¿Pasó algo?
- No... Pero no lo hagas de nuevo...- ella soltó una risilla al verlo regresar.
El palacio era fresco, el suelo estaba decorado con alfombras rojas en el centro de los pasillos, y por ello sus pies descalzos disfrutaban de la suavidad del terciopelo de las alfombras rojas, y, en verano, disfrutaba del frío de la piedra, a veces de oro, del suelo al lado de las paredes, pero, a diferencia de todos los elementos del suelo del palacio... aquellos escalones eran cálidos, daba gusto caminar por ellos, pero... Había pequeñas rocas que se clavaban en sus pies... Aquello no era algo que le gustó mucho sentir, sobretodo si lo único que protegía sus pies era una tela fina... pero, la calidez del sol sobre su cabeza, la textura dura y rasposa del suelo, dos sensaciones que no había experimentado nunca, principalmente por que jamás había salido de palacio, ni siquiera al rellano al cual había salido aquel día. Siguieron caminando por el palacio hacia el cuarto del albino, una vez se encerraron allí ella cambió radicalmente, y su voz empezó a sonar cada vez más débil y desanimada.
- ¿La habitación está insonorizada?
Aquella fue la pregunta abrupta que lo hizo girarse sorprendido hacia ella, estaba sentada sobre la silla, al lado del tocador, había movido la silla, sólo para verlo cara a cara, su reflejo en el espejo se veía triste y desamparado. Por un momento se sintió algo abrumado, casi parecía que iba a llorar y no le gustaba que las damas llorasen delante de él, no sabía como calmarlas, y se acababa sintiendo muy mal por ellas.
- No, pero jamás nos escucharían. Saben que podrían estar en problemas si escuchan una conversación ajena del príncipe.
- En tal caso... Debo confesar algo...- mostró interés acercándose a ella, haciendo el atrevimiento de tomar sus manos para darle confianza.
- Te escucho.
- Estoy enamorada de otro.- No le sorprendió, era totalmente normal que ella amase a otra persona, de hecho, le sorprendería lo contrario por lo bella que era, porque debía admitirlo, ella era hermosa.- De alguien a quien no puedo amar...- Vale, okay, ¿Alguien a quien no puede amar? ¿Alguien como...?- Está prohibido...
¿Un esclavo?
- Pero ambos nos amamos, él quiere estar conmigo y yo con él... La vida es injusta...- Apretó sus manos un poco, no mucho, lo suficiente para llamar su atención, ella lo miró, algunas lágrimas empezaban a caer por sus mejillas, se mostró ligeramente alterado, su cara se crispó suavemente, apretó los labios.
- ¿Cuál es su nombre?- osó preguntar por mera curiosidad.
- Jacob...- sollozó, debía admitir que el nombre era bonito y sonaba exótico- Es de otro continente, pero fue traído aquí y trabaja a la fuerza siendo mi sirviente.
- Entonces es cierto que es un esclavo...- ella palideció un poco, pero se quedó hecha un cuadro al ver la tenue sonrisa del de cabellos blancos.
Asintió confundida, quizás algo asustada de la reacción que pudiera tener, esperando que soltase sus manos bruscamente y que después la mandase matar por amar a un esclavo, porque aquello era lo normal, y si se lo confesó fue porque él parecía diferente, y no parecía ser el típico hombre que sería brusco, malvado y ambicioso, y por ello se atrevió a confesar; pero el golpe o la brusquedad jamás llegó, y no iba a llegar.
- Deseo formar un gran imperio- le sonrió para mostrar que no le pasaría nada, ella se mostró más confundida todavía- un reino que nadie pueda derrotar y, una vez que sea el faraón... quiero abolir la esclavitud.
Sus ojos se abrieron como platos, grandes, brillantes, sorprendida, casi parecía que había visto un fantasma. Tiró de sus manos suavemente para que ella se levantase de la silla y tomó sus manos de otra manera, tal vez una más íntima, para mostrarle que estaba totalmente seguro y que era casi un secreto entre ambos, un secreto igual de secreto que el amor que ella tenía por otra persona.
- Prometo que podrás amarle, no puedo obligarte a amarme, y menos si ya tienes a quién amar. Estoy dispuesto a ofrecerte un trato.
___________________________________________________
En realidad el nombre de la princesa no se dice hasta el final de la historia, por eso lo puse en el título, para que al menos sepáis como se llama la pobre chica.
Y por si alguien que se ha leído mis historias de OCs ya comienza a especular si la "Keera" de Princess y la "Kee-ram" de Demigod son la misma..... lo confirmo.
Si, Kee-ram y la princesa Keera son la misma, solo que destinadas en diferentes historias.
También es porque Keera es, en cierta parte, más cercana al circulo de los mellizos Alex y Keenan (De la historia de Princess) que a Robert/RanBert y Will/Will'est-am, pero aun así ella está enamorada de un chico argentino, y, aprovechando esto, por eso puse a a Keera en vez de cualquier OC que tengo que también sería adecuado para el papel.
En fin.
Ahora que lo pienso... (Una vez he terminado toda la historia y ya no puedo cambiarla porque sería tarde) Tengo un OC más adecuando para esta historia ._. No solo por el nombre, sino por la personalidad y la pareja...
Carajo, si tan solo mi OC hubiera nacido antes de acabar la historia la hubiera puesto a ella...
F por mi OC llamada Isis y que se quedó fuera de la historia ----------------------->
Okay, estoy hablando en idioma marciano para ustedes...
Creo...
Nah, tengo como 80 OCs, así que es normal que si me pongo a hablar de OCs os perdáis.
si, 80 bebés.
(De hecho 81 OCs actualmente (Hoy día 17/12/20))
Peeeeeeeeeeeeeeero, tengo 4 generaciones de historia >:D
No, miento, perdón, tengo 5 generaciones de historia si no recuerdo mal.
Si, confirmado, 5 generaciones de personajes.
Así normal que tenga 80 OCs/?
¿No?
Cualquiera día haré un libro de OCs solo para que podáis identificarlos y conocerlos >:3 En plan, con las nacionalidades, la personalidad, algunas cosas características, la estatura, etc...
Cualquier día...
...
Me siento tentada ahora mismo <:
En fin...
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Ecchisforlife
[1596 Palabras]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro