- Odio que os llaméis así solo por tener la piel morena cuando mi padre, mi familia y todos también la tienen... Solo por llevar esto en la cabeza ya os dan menos valor...- apoyó una mano en la cabeza del pelinegro.

En el pasillo se empezaron a escuchar gritos de agonía femeninos, el albino salió rápidamente para saber de qué se trataba y en efecto, el mano derecha de su padre estaba allí, al lado de una figura inerte tirada en el suelo en medio de la sala del trono, la taza derramada y hecha pedazos con el trozo de raíz esparcido en el suelo, disimulado con los demás elementos y, en efecto, su padre había fallecido producto del veneno de la raíz. Su mano derecha, Gil, estaba allí con los ojos abiertos en shock, giró sus ojos cuando lo vio llegar y puso cara de lástima para pedir perdón por la pérdida.

- ¿Qué ha pasado aquí?- pidió saber inmediatamente al ver el cuerpo de su padre, y al haber llegado a la escena del crimen.

Claro que sabía lo que había pasado, pero debía mantener las formas, desde luego, no quería ser señalado como asesino, por lo que debía hacer un poco el papel, aunque fuese exagerado.

Aquello era un poco hipócrita.

- Vuestro padre se dirigía a su trono tras tomar una manzanilla relajante después de vomitar la comida de hoy, unos esclavos cocinaron nuestra comida, creemos que ellos lo mataron.- explicó la segunda esposa.

- No es posible... Estaríamos todos muertos.- dijo apretando los labios y tragando saliva.

- Estaba tranquilamente hablando con su mano derecha sobre su futuro nieto, lo fuerte que sería y lo grandioso que sería su imperio y de repente, después de dar un sorbo largo a la taza se desplomó...- habló su madre.- Es posible que la bebida estuviera envenenada...- Y en efecto lo estaba...

- Mi señor...- el corpulento hombre líder de la guardia real lo miró fijamente mientras se levantaba e inflaba el pecho con orgullo- Se puede confirmar que vuestro padre ha fallecido envenenado, prometo que buscaré al culpable y lo haré pagar por ello.

- No será necesario, no quiero venganza... Quiero que mi padre descanse.

- Cómo usted deseé... ¿Llamo a los embalsamadores?

- En efecto, deseo que mi padre inicie su camino al descanso eterno cuanto antes.- habló con seriedad- Madre...- musitó después de que el antiguo mano derecha de su padre saliera de la sala.- Yo...

- Yo también debo partir junto a tu padre...

- Mamá...- apretó los labios.- No voy a poder hacerlo. Apenas tengo doce... No seré un buen rey...

- Lo serás cariño... Sé bueno... No tengas piedad con los enemigos... Prométeme que mi nieto será fuerte y tendrá una buena vida.- ella sonrió- Dime... Dime que lo harás...

- Lo haré mamá... Pero... No seré capaz de dar la noticia... El mismo día que me casé mi padre murió, esto es demasiado para mí...- ella lo arrulló y después abrazó.

Debía admitir que no había pensado que también había condenado a su madre al matar al rey, y aquello sí que le dolía como un infierno, sobretodo le dolía que su madre jamás supiera quien fue el asesino de su marido, y en cierta parte era mejor así, porque estaría decepcionada, pero él no quería que se marchara ella también.

- Dime que harás cuando seas faraón.

- Formar un imperio... No pelearé... No habrán guerras, no habrá hambre...- casi musitó como si se lo prometiera.

- ¿Ves? Serás un gran faraón, hijo mío...

Las puertas de la sala del trono se abrieron, varios hombre cargaron el cuerpo de su padre y lo llevaron a la sala del ritual, acompañados por las tres esposas de su padre, se despidió con un último abrazo de su madre y se quedó solo en la sala del trono. El líder de la guardia real se arrodilló ante él.

- Prometo serle fiel desde que sea nombrado faraón, hasta el día que deba jurarle lealtad a su hijo heredero.- Bert asintió.- Prometo que no le fallaré, que no haré nada que pueda estar en su contra.

De acuerdo, todo estaba perfecto, le dolía que su madre se marchara, tenía doce después de todo, una madre lo era toda la vida, así que era doloroso perderla.

- Bien... Reúne las tropas...- levantó la cabeza- Tomaré el mando, y quiero que todo el pueblo lo vea, tengo algo que decir...

- Lo haré inmediatame. . .

- Los esclavos también.

- ¿¡Qué!?- lo miró como si hubiera visto un fantasma.

- He dicho... Los esclavos también...- dijo con seriedad y algo de frialdad.

Estuvo unos segundos vacilando pero finalmente se retiró de la sala, quedando ahora solo Gil y él.

- Vaya, vaya, vaya, parece que las cosas ya empiezan a cambiar por aquí... ¿Tuviste algo que ver en la muerte de tu padre?

- Es posible- sonrió socarrón, en el fondo un poco dolido, pero sí, lo había hecho, condenando también a su madre que no había hecho nada para merecerlo- Intentó matar a WIll... Eso es imperdonable para mí- hizo una postura un poco diva mientras se llevaba una mano al pecho- Voy a quitarme este terrible traje... Tomaré el poder con mi ropa habitual... Quiero estar cómodo el día que me convierta en faraón.

- Ese día es hoy, mi señor.

- En efecto...- le sonrió un poco- Avisa a todos los esclavos que trabajan en palacio... Hoy es el día que dejarán de serlo...

- Como usted diga...- y ambos salieron de la sala.

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A partir del capítulo siguiente empieza la chicha romántica, tierna y kadhnwhjcnefjwenf

:DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Ya no queda casi nada >":

Aun puede que dure dos o incluso cinco capítulos, pero no, no creo que lleguemos a los 30 caps <:

Aquí las opiniones ---------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Ecchisforlife

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