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20:20

JiMin, permíteme contarte sobre un anhelo secreto.

En una habitación con un aire cálido, la mente de YoonGi despertó muy lentamente. Sus párpados estaban tan pesados que luchó alrededor de un minuto por abrirlos. Mierda, no era sólo esa molestia. Su cuerpo entero se sentía como si hubiera sido arrollado por un tren, cada músculo estaba dolorosamente tenso. Seguro necesitaría una larga sesión con su masajista favorito lo más pronto posible.

Cuando pequeñas risas lejanas y murmullos comenzaron a sonar, él lo recordó todo. El deseo, el maldito deseo.

JiMin y Bangtan.

Tenía que levantarse y averiguarlo. Tan pronto como encontrara la valentía. ¿Qué haría si despertaba y el mundo no había sido corregido? Su JiMin sarcástico estaría ahí, podrían volver a Busan y pasar la noche en el departamento del abogado. ¿Y Bangtan? Cada chico vivía en una ciudad distinta, ¿nunca los vería de nuevo?

Antes que pudiera levantarse por cuenta propia, una sensación helada y húmeda se deslizó por toda su piel.

Tenía que ser una broma, alguien le había arrojado agua.

Se levantó rápidamente, ignorando el dolor en sus huesos. Atrapó el primer objeto que tenía cerca gracias a la horrible sensación de ahogamiento. Después se frotó los ojos hasta quitarse la humedad y miró alrededor.

Su puño tuvo la fortuna de cerrarse alrededor de la camiseta de HoSeok. Su mejor amigo estaba intentando quitársela para escapar.

—¡Chicos, chicos, me tiene!

—¡JungKook, te dije que era una mala idea! —­­­­TaeHyung se quejó, sin alejar la vista de su teléfono. JungKook forcejeó por un momento hasta que consiguió arrebatarle el aparato.

—¡¿Entonces por qué sigues grabando!

—No te preocupes, Tae. —La voz venía de SeokJin. Estaba de pie en el otro extremo de la habitación y sostenía su teléfono. Era seguro que su encuadre se trataba de YoonGi empapado—. ¡Yo todavía estoy grabando!

—¿Qué está pasando?

—¡Nam, ayúdame! —Hobi gritó, luchando por llegar a su líder que había aparecido convenientemente a escena— YoonGi Hyung no se despertaba. JungKook y TaeHyung dijeron que sería buena idea rociarle agua. ¡Pero no tanta agua! ¡Sólo soy una víctima!

—Ah...

YoonGi esperaba que NamJoon interviniera y regañara al trío de terror. En cambio, el líder comenzó a ocultar su risa detrás de su mano.

—¡No te rías!

YoonGi estaba empapado, adolorido y cansando. Pero ver a su grupo como realmente era, como la familia que siempre fue, le hinchó el corazón de alegría. El deseo había funcionado y con ello el mundo volvió a la normalidad. Su banda existió, Bangtan estaba riéndose de lo mojado que estaba en ese momento.

Eso significaba que ninguna versión de los chicos estaba a la vista más. Ahora sólo eran partes de su personalidad que salían a relucir de vez en cuando.

Y con eso, significaba que el JiMin que lo amaba ya no estaba.

Recordó la forma en que JiMin lo miró en su última noche juntos, con sus ojos nublados y una preciosa sonrisa en sus labios maltratados. Entonces comenzó a llorar, haciendo que toda la habitación se quedara un abrumador silencio.

Una vez que todos superaron el shock inicial, HoSeok dejó de intentar escapar y fue a rodearlo con sus brazos.

—Hyung, lo sentimos mucho. No despertabas y eso nos asustó.

TaeHyung se unió rápidamente al abrazo. Usó más fuerza de la necesaria y terminó por arrebatarle todo el aire al rapero mayor.

—¡Por favor, no llores, Hyung! Sólo era una broma. —YoonGi escuchó a JungKook disculparse y correr a abrazarlo. SeokJin se unió poco después, colocando sabiamente sus brazos alrededor de la espalda de TaeHyung. Bangtan se volvió un sándwich de esta forma.

—No sé el motivo por el que estás llorando, YoonGi. Pero nosotros estamos aquí.

Era tranquilizante saber que SeokJin en esta realidad sabía que sus amigos se apoyaban los unos a los otros. Como muestra de ello, no faltó mucho para que NamJoon se uniera al abrazo, ofreciéndole a YoonGi unas palmaditas en la espalda y un consuelo torpe.

Todos se rieron de ello.

—¿Qué? ¡Es muy difícil consolar a Hyung!

YoonGi suspiró feliz mientras se hundía en el confort que le brindaban sus amigos. No se fregó los ojos incluso si era vergonzoso tener las lágrimas atascados en ellos, estaba demasiado concentrado en el abrazo familiar. Tenía los brazos colmados de seis muchachos que amaba, pero no estaba lo suficientemente borracho para decirlo en voz alta. En cambio, los abrazó más duro.

—Me falta un Dongsaeng, ¿dónde está? —preguntó. Normalmente JiMin era la sombra de JungKook o Tae. Algo andaba mal si un chico de la maknae línea faltaba al hacer una travesura.

TaeHyung lo miró con astucia, pero no dijo nada sospechoso. Respondió naturalmente.

—Salió. Estaba muy estresado y necesitaba ensayar. Hicimos que llevara más seguridad de lo normal.

Eso era bueno. Después del suceso de la noche pasada respecto a los autos que los seguían. No, eso no sucedió sólo unas horas antes, fueron tantos días para YoonGi que no recordaba la fecha.

—Necesito hablar con él.

Como si todos lo hubieran planeado, se liberaron del abrazo al mismo tiempo. YoonGi les sonrió, antes de llamar a su guardaespaldas y decirle que necesitaba salir. Los hombres lo acompañaron desde el pórtico hasta la puerta del auto.

El idol presionó sus dedos en los bolsillos de sus pantalones.

Lo había olvidado por completo, que no podía salir libremente en las calles sin mascarilla y actualmente sin grandes hombres que pudieran protegerlo. Para liberarse de la ansiedad, YoonGi encendió su verdadero teléfono. El nuevo modelo Samsung recién salido al mercado que la compañía le regaló.

Buscó un contacto que casi no usaba y presionó el botón de llamada.

—¿Sí, YoonGi-ssi?

—Ah, hola, papá Park. Eh, ¿cómo está?

A juzgar por el tono, el padre de JiMin se escuchaba perfectamente normal y considerando el ruido de fondo, estaba en la cafetería. Percatarse de todas esas condiciones hizo que YoonGi se hundiera aliviado en el asiento de su furgoneta.

Lo había logrado. La segunda versión de JiMin podía estar tranquilo, su padre estaba sano y salvo.

Si ellos no volvían a amarse, entonces podía conformarse sabiendo que cumplió un deseo de su amado vocalista y eso lo haría sentir mejor.

—Tengo un día muy ocupado en Magnate, como si fuera mi comeback también. —El padre de JiMin se rio de su propia broma y YoonGi soltó una risa sólo para no hacerlo sentir mal, aunque el chiste no era divertido en lo absoluto—. Pero está bien. YoonGi-ssi, no quiero sonar como un ingrato, sólo... ¿Pasó algo? ¿JiMin está bien?

—Está bien —le aseguró rápidamente. Lo que menos necesitaba era preocupar al hombre—. Tuve un mal sueño sobre su salud y necesitaba llamarlo, es todo.

Toda la vergüenza que YoonGi sentía por admitir tal cosa, la ignoró. Comprobar que el hombre mayor estaba bien era parte de la importante promesa que le hizo a JiMin.

El señor Park se rio en respuesta. No fue un tipo de risa burlesca, simplemente una cariñosa.

—Ni si quiera mi propio hijo se preocupa tanto. —YoonGi sonrió, sabiendo que el papá de JiMin no estaba hablando en serio. Ambos conocían lo mucho que JiMin se esforzaba por cuidar a su familia, no era algo que el vocalista intentara ocultar. En ese instante se escuchó la apresurada voz de una tercera persona que consiguió al señor Park fuera de su conversación—. Me tengo que ir, chico. Pero la próxima vez que JiMin venga a visitarme dile que te lleve.

—Lo haré. Conduzca con cuidado, por favor.

A YoonGi ni si quiera le importó si su sugerencia era extraña. Sólo lo dijo con toda la preocupación que le quedaba y colgó con satisfacción. Al guardar su teléfono en los bolsillos de su pantalón, sus dedos se encontraron con los bordes duros de su billetera.

La abrió con las manos temblorosas. En el interior, la fotografía de Bangtan estaba ahí y parecía más maravillosa que nunca. YoonGi miró una última vez a los nuevos idols de grandes sueños y después guardó el pequeño recuerdo de regreso a su lugar.

Sólo que cuando quiso tomar la photocard de JiMin, encontró algo nuevo.

Había una polaroid del amor de su vida. No el JiMin vocalista, el JiMin que era sarcástico y tenía el cabello tan corto que YoonGi apenas pudo sujetarlo cuando le hizo la mamada.

Mientras que la estudiaba, su corazón se sintió como si pudiera escaparse de su caja torácica. En la fotografía, el amor de su vida sonreía, pero era un tipo de sonrisa torpe como si alguien le hubiera pedido que lo hiciera para la cámara. También estaba en el auto, sosteniendo un pepero entre sus dientes y haciendo el signo de amor y paz.

Al reverso de la foto, JiMin escribió algo.

"No importa si es como hermano o amante, estoy destino a pertenecerte."

Usó un bolígrafo que YoonGi reconoció de inmediato, fue el mismo que ocuparon para dibujarse estupideces románticas en la piel. La letra del menor generalmente redonda y expansiva se había acoplado a medias en el pequeño espacio del papel, haciendo que fuera algo difícil de leer. Pero todavía era perfecto.

YoonGi apenas contuvo las lágrimas gruesas que bloqueaban su vista. No hizo un buen trabajo considerando que el chófer lo miró a través del espejo retrovisor de una manera nada discreta.

En su estómago se creó un enredo de cuerdas y todas ellas fueron tiradas al mismo tiempo.

El coche no tardó en llegar a la empresa de Big Hit. El gran edificio moderno de incontables pisos que estaba lleno de personas, YoonGi exhaló aire de alivio. Saludó efusivamente a todos los trabajadores que conocía, entre ellos a HiYorin.

La mujer mayor llevaba a uno de sus niños y su esposo estaba a su lado. Sólo porque tenía demasiada prisa el rapero no se detuvo a darle un abrazo, más tarde lo haría.

Fue desagradable que chocara accidentalmente con el director de producciones. No dijo nada, no quería perder más tiempo, simplemente lo miró lleno de desdén en silencio. El hombre debió sentir que algo andaba mal y rápidamente lo esquivó.

Eso era bueno. YoonGi tenía un asunto mucho más importante que debía tratar.

Llegar al salón de prácticas volvió su respiración un desastre, necesitó recordarse que era necesario exhalar una vez que el aire acondicionado lo golpeó.

Sus nervios sólo fueron en aumento cuando escuchó la música viniendo de los gigantes altavoces. Únicamente su vocalista ensayaba con el volumen así de alto.

JiMin se hallaba tomando agua hasta que lo vio entrar. Entonces echó su cabeza hacia atrás para mirarlo, presumiéndole su bonito y sonrojado cuello por el ejercicio. Como si eso no hubiese sido suficiente demostración de su belleza explosiva, una sonrisa perezosa se extendió por su rostro.

Su diente no estaba tan torcido como a su segunda versión. El detalle hizo que YoonGi se tambaleara.

Esta era la versión suave del muchacho que amaba. El que ataba su cabello en un moño y amaba molestarlo, pero también hacía pucheros si se sentaba junto al rapero y no recibía una caricia en el cabello, igual que un cachorro.

YoonGi lo miró bien, como si fuera la primera vez que veía al joven bajito de gafas gruesas. JiMin con sus facciones finas, su camiseta sin mangas que presumía lo ancho de sus bíceps y con su cabello verde fantástico.

YoonGi se enamoró de él, otra vez.

Lo amaba.

Y eso estaba muy bien.

Antes de hablar, JiMin le dio otro trago al agua como si tuviera la garganta reseca. YoonGi no pudo evitar mirar los hilos de agua que se escurrieron por su mentón. Ya no fue tan discreto como antes, si su Dongsaeng no lo notó fue porque se ocupó en apagar la música.

—Hola, Hyung. ¿Viniste a tu estudio? Salí temprano de casa y no pude decirte adiós. —El vocalista formó un pequeño puchero, seguro inconscientemente. Como siempre que lo hacía, una cuerda invisible tiró de YoonGi hasta él. Esta vez, el rapero no luchó contra el impulso—. ¿Está todo bien? Te ves un poco...

YoonGi lo sostuvo de los hombros desnudos, lo miró a los ojos y finalmente lo dijo:

—Dongsaeng, te amo.

JiMin parpadeó avergonzando. Luego rompió el contacto visual, fingiendo que prestaba toda su atención botella. Excepto que sus mejillas se llenaron de color y terminó delatándolo por completo.

—Yo también, Hyung.

La respuesta hubiera sido suficiente para que YoonGi tropezara, dicha de otra forma. JiMin no lo entendió. JiMin pensó que estaba hablando de un amor fraternal y por supuesto que correspondía esa clase de sentimientos.

—No, JiMinnie. Te amo de esta forma. —Inclinó su cuerpo hacia adelante lo suficientemente cerca para que sus caras se encontraran. Sin detenerse, YoonGi presionó sus labios, no se atrevió a ir más lejos. Fue un suave beso robado que era más un intercambio de alientos—. Te he amado desde que tengo dieciocho.

Era un pequeño milagro que su vocalista no lo hubiera alejado en empujones para ese punto. Cuando se apartó, entendió por qué. Su amado chico había entrado en estado de shock, lo miró con los ojos tan abiertos que parecía doloroso. La botella se le resbaló de las manos y el agua cayó sobre los zapatos de los dos.

Divertido, era la segunda vez que YoonGi se mojaba en el día.

Pero no había nada divertido en las siguientes palabras de JiMin.

—Hyung, no... Tú... Eres, eres mi Hyung.

El débil balbuceo de JiMin rompió el corazón de YoonGi.

—Lo sé —reconoció, sintiendo que su pecho se estrujaba. Lo sabía, había tenido razón—. Y ya no quiero cambiarlo, sólo quería que lo supieras. No te apartes de mí, ¿bien? Suena difícil, pero, por favor, no dejes de hablarme sobre tus novias, ni pares de invitarme a beber. Por favor. He vivido con estos sentimientos mucho tiempo, nada tiene que cambiar.

Sabía que se escuchaba patético, rogando algo que no podía ser así de fácil y no podía importarle menos. Si no podía tenerlo románticamente, estaría desecho perdiendo su amistad. ¿El vocalista quería que le suplicara? Podía hacerlo, definitivamente lo haría.

Sólo que JiMin no respondió, continuó congelado. YoonGi pensó que lo mejor era darle su espacio y aunque no quería se apartó. Su Dongsaeng necesitaba procesarlo lentamente, ni si quiera emitió un sonido cuando él abandonó el estudio.

Caminó sobre los trozos de su corazón, hacia su estudio. Ese siempre fue su pequeño refugio mientras las novias de JiMin estaban en la empresa y en realidad, siempre que ellas estaban en la vida del vocalista. Ahora era el lugar que lo consolaría, después de haberlo tenido todo.

Casi olvidó la clave, si no se tratara de la fecha del cumpleaños de Holly. Encendió las luces y miró todo con una sonrisa melancólica. Su fuerza duró hasta que se derrumbó en su silla, sólo ahí pudo permitirse ser débil.

Lo peor había pasado junto con lo mejor. No le quedaría más que los recuerdos de como una versión de su vocalista lo amó, nunca olvidaría sus besos o la forma en que comía los peperos. Inevitablemente ese vacío tendría que extinguirse algún día y mejoraría. A menos claro, que JiMin decidiera alejarse y nunca más hablar con él gracias a la repulsión. Pero YoonGi lo conocía, el muchacho no le haría eso si sabía que lo lastimaría.

Es por eso que estoy enamorado de él. Por lo bonito que ama. Reconoció mientras se inclinaba en su silla.

En ese preciso momento alguien tocó el timbre de su estudió, YoonGi estaba por gritarle a la persona que no se había revolcado en su miseria lo suficiente, que se largara. Hasta que la puerta se abrió de golpe y con ello se fue toda su capacidad de responder.

JiMin estaba de pie en el marco de la puerta, jadeando. Había un brillo de determinación en sus ojos que hizo titubear al rapero.

—¡Suga Hyung! —El mayor no tuvo tiempo para preguntarse si el menor conocía su contraseña, porque JiMin comenzó a correr hacia él y luego saltó. Como era de esperarse, la silla perdió el equilibrio y los dos se vinieron abajo.

YoonGi se frotó la cabeza, justo donde chocó contra el suelo. Aun si estaba aturdido por el dolor, se enfocó en el muchacho sentado sobre sus muslos. JiMin había aterrizado en su regazo por lo que no debería haber sufrido algún daño, de cualquier forma, comenzó una inspección.

—¿Te hiciste daño? ¿Tienes un rasguño?

JiMin parpadeó hacia él, viéndose desarmado.

—¿Cómo pude no saberlo? ¿Cómo pude ser tan tonto...? —preguntó al aire, poniéndole una mano en la parte posterior del cuello y acercando su rostro para que sus labios se encontraran. A pesar de lo sorprendido que estaba, YoonGi lo permitió. Abrió la boca obedientemente y recibió la cálida lengua de JiMin. Todo sucedió naturalmente, como si sus lenguas se hubieran reencontrado después de mucho tiempo. Un caliente bienvenido a casa.

Si este era un beso de exploración no importaba. Echó sus brazos alrededor del cuello del menor y lo apretó más fuerte. JiMin pronto estaba haciendo sus dulces sonidos, girando las caderas en su regazo como si necesitara más fricción y mierda, no había cosa más sexy en el mundo que el vocalista sudoroso sobre él.

Cuando se apartaron del beso, JiMin le dedicó una larga mirada. Se veía tan precioso con sus ojos vidriosos y su boca llena y brillosa por el reciente beso. Esa vista hizo que YoonGi se preguntara que había hecho para merecerla.

—JiMinnie...

—A diferencia de ti, Hyung. Yo no sé cuándo comenzó —JiMin dijo y al mismo tiempo le acarició el lateral de la cara. La yema de sus dedos estaba helada—. Pensé que estaba muy mal quererte, me dije que eras mi hermano mayor, traté de convencerme todo el tiempo. Comencé a salir con Amelia porque pensé que así lo olvidaría, pero no funcionó. La última vez que la besé, yo... Dije tu nombre. ¡Fue un feliz preocupante!

Habló tan rápido que YoonGi no entendió algunas palabras, parte de ellas sí. Sus nervios eran sumamente adorables. El rapero debía admitir que había echado de menos a la versión de JiMin que era igual de suave que la masa para dangos.

—Besaste a Amelia pensando en mí... Todo este tiempo —concluyó. En serio esperaba no haber escuchado mal, pero si basaba en la forma que JiMin continuaba acariciando su cara no existía el mínimo margen de error.

Todo este tiempo. YoonGi pudo tener una oportunidad.

—Estaba tan asustado, porque pensé que era el único. Aunque a veces pensaba que sí te gustaba. Me permitías abrazarte más que a Tae y... Besas mi frente cuando piensas que estoy dormido. —YoonGi se aclaró la garganta, sintiéndose abochornado. Afortunadamente JiMin no dijo nada, seguía demasiado concentrado en explicarle. Su ceño se frunció profundamente—. Luego no lo sabía y creía que estaba imaginado cosas que quería ver. Eres muy directo, Suga Hyung. Me habrías dicho algo tan importante. Pero nunca... Nunca lo dijiste. Yo nunca habría dado el primer paso.

Él tampoco lo habría hecho. Pero JiMin lo hizo cambiar de opinión.

—Es un alivio que por fin te lo dijera.

JiMin le sonrió, apretándose contra él igual a un gatito cariñoso. Su olor a duraznos se espació en el aire y YoonGi tomó una gran bocanada de eso, la colonia estuvo diseñada para encantarle desde el inicio de los tiempos y años después de conocerla finalmente podía olerla desde su fuente.

—Muy bueno. Abrázame más fuerte. —Parecía físicamente imposible, pero YoonGi hizo que sucediera porque era una petición de JiMin. Su muchacho soltó un suspiro de satisfacción—. A partir de hora nunca vas a deshacerte de mí, lo sabes, ¿verdad, Hyung?

La declaración no lo asustó en lo más mínimo porque sentía lo mismo. Tardó años en hacer el reclamo y ahora estaba hecho, cada parte de JiMin era suya.

—Lo sé. Voy a tomar el riesgo —murmuró, justo como la segunda versión de JiMin dijo alguna vez.

Sabía que el resto del camino no sería fácil, balancear la vida de idol entre un amorío secreto no podía ser sencillo. Pero con JiMin mordiendo juguetonamente sus mejillas, nada parecía lo suficientemente importante. Le besó la frente al menor, ignorando que su piel estaba pegajosa por el sudor.

A partir de ese momento, este era su vocalista preferido, su pareja, su amor en cada realidad existente.

—En serio es un alivio. Ahora, ¿podemos seguir...? —JiMin estiró sus labios en un suave puchero. Pidiéndole un beso.

Bueno, había algunas cosas que nunca iban a cambiar.

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