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15:15


Bésame once minutos. Me bastará para vivir ochenta y nueve años.

El auto estaba sumido en un doloroso silencio. Debido a que era imposible no sentirlo, JiMin comenzó a abrir la envoltura de su segunda goma de mascar. Necesitaba algo para canalizar su ansiedad, además de conducir.

Aunque lo deseara, YoonGi no podía tranquilizarlo porque él era quién estaba causando este ambiente de incomodidad. El sentimiento de culpa se sentía como una nube negra sobre su cabeza que crecía más y más a cada momento. Ni siquiera los ronquidos de HoSeok y TaeHyung viniendo de los asientos traseros podían ayudar.

Necesitaba relajarse, si tan sólo su mente pudiera darle una treta.

—Un won por tus pensamientos. —JiMin tendió la mano hacia él. Fue la primera vez en toda la mañana que habló. YoonGi apreció el intento por arreglar el ambiente. Sonriendo, buscó dos monedas en los bolsillos de su pantalón y las colocó en la palma del menor. Inevitablemente rio cuando JiMin guardó el dinero para sí mismo—. En serio, hombre, todo está bien.

Sería un alivio creerle. YoonGi odiaba la inquietud arrastrándose bajo su piel, envenenando sus pensamientos. ¿Y si pedir el deseo no funcionaba? ¿Significaba que estaría atrapado en esta realidad por el resto de su vida? Mirando el perfil de JiMin, se sintió como la peor basura porque gran parte de él quería quedarse.

En esta realidad podía amar a su vocalista. Despertar con él en las mañanas, hacerlo reír y besar sus labios.

Si revertía su deseo tendría que renunciar a eso, volvería a ser su Hyung favorito y vería como las chicas tomaban todo lo que debió ser suyo. Sin embargo, su música estaba ahí. YoonGi echaba de menos a sus fanáticos, eran una parte fundamental de su vida y renunciar a ellos tan repentinamente no se sentía nada bien.

—Todo está bien —mintió. No quería darle más preocupaciones a JiMin. Él pidió el deseo, ese era su problema, de nadie más.

El menor bufó.

—Oh, claro, tan bien que no me has prestado atención en todo el viaje. Eso no es normal, amigo.

Una sonrisa enorme tiró de los labios de YoonGi. No debió parecerle adorable la forma espinosa en que JiMin pidió su atención, pero totalmente lo fue.

Esperó el semáforo rojo. Sabiendo que HoSeok y TaeHyung estaba dormidos, se inclinó para besar a JiMin. Debió tratarse de algo rápido y corto, excepto que al probar los labios ajenos sabor frambuesa tuvo que poner su lengua más lejos de los dientes de JiMin.

A YoonGi no pudo importarle menos que la goma de mascar de JiMin ahora estuviera en su boca. Sólo quería conseguir más de ese dulce sabor.

Pero el lindo abogado parecía tener otras ideas. Se apartó con los ojos bien abiertos y su cara tomando diez tonos de rojo.

—No es asqueroso —le aclaró rápidamente. Probando a masticar el dulce. Eso sólo consiguió que la expresión del menor se horrorizara más. Gracioso porque YoonGi ya había puesto su boca en cada rincón del cuerpo de JiMin, en su opinión no había nada más íntimo que eso.

JiMin dejó caer su cara contra el volante, buscando esconder el rubor de su cara. Fue tan divertido para YoonGi que su carcajada sonó por toda la camioneta.

—Al menos ahora mismo estás sonriendo —comentó JiMin, con un aire de satisfacción a su alrededor. Antes de tener la oportunidad de responder, YoonGi escuchó su teléfono comenzar a sonar. Ya conocía la lección sobre ignorar los mensajes de su secretaria, así que sacó el aparato de sus bolsillos y revisó la aplicación de mensajería.

Inmediatamente, tocó la mano de JiMin que estaba sobre el volante.

—Gira.

—Claro, pero ¿a dónde?

—Tenemos que ir a Bucheon. JungKook está ahí.

—Llevamos todo el camino hacia NamJoon, ¿estás seguro?

Ese era todo un problema. Todas las horas ya conducidas serían simplemente un desperdicio. Además, por la distancia a la que estaban les tomaría un buen rato llegar ahí. YoonGi tuvo que tomar la decisión rápido.

—Siento que es la única oportunidad de atraparlo. El detective dijo que Jungkook estaría dando una presentación. —Mientras respondía, se inclinó para cambiar la dirección del GPS. Esto era lo correcto, tenían que ponerse en camino y olvidar las fantasías.


El lugar que el detective dijo, no era más que un viejo teatro al que le arrancaron todas las butacas. YoonGi no entendió de que se trataba hasta que vio las pancartas anunciando una presentación de bandas, después el precio del boleto valió completamente la pena.

TaeHyung se encontraba demasiado conmocionado. Sus ojos estaban tan abiertos que parecía que se saldrían de sus cuencas.

—Nunca había estado en un lugar así antes —exclamó, tomando fotografías de cada rincón.

—Es emocionante, ¿verdad? —HoSeok preguntó con una sonrisa.

YoonGi no estaba seguro si podía describir todo como emocionante. El estrés todavía estaba ahí y el ruido de los adolescentes felices no estaba ayudando. Fue entonces cuando notó algo interesante, además del cuero y todas las prendas atemporales, los chicos estaban usando banderas de arcoíris. Se preguntó si podía ser lo que pensaba y lo confirmó al observar a una pareja de tres chicos que compartían un rápido beso.

Un concierto para la comunidad LGBT.

La emoción inundó a YoonGi, haciéndolo olvidar rápidamente por qué estuvo tan preocupado. Siempre quiso asistir a un evento de apoyo como ese. Siempre quiso salir del armario en un lugar tan ruidoso como ese.

Sólo que todo se redujo siempre a un simple sueño, su carrera podría venirse abajo por ese acto de rebeldía.

—Tenemos que buscar a Jungkook —JiMin le dijo, enviándolo fuera de sus deprimentes pensamientos—. Debe estar preparándose con las demás bandas.

YoonGi siguió al amor de su vida camino a una puerta que debía conducir detrás del escenario, sus dos amigos avanzaron obedientemente. Por desgracia no llegaron demasiado lejos, la puerta la vigilaba un hombre con la mitad de la cabeza afeitada.

Un momento, YoonGi lo conocía. Perdió la respiración al notar que ese sujeto era el director de producciones. El mismo que rechazó su canción por riesgo a los rumores románticos que al final del día eran inevitables.

—¿Nombre? —dijo con su voz tres cuartos más graves. Su viejo truco de la intimidación.

Debería responderle, pero YoonGi estaba demasiado aturdido para decir una palabra. ¿Por qué el director estaba organizando un evento así? En el mundo normal era un idiota estirado que escondía su homofobia debajo del poder.

Al parecer, el motivo de ese odio era un verdadero rechazo a sus propias preferencias. Maldición, fue deprimente saber la verdad, así como algo liberador.

No había nada malo con ser diferente. No importa el tipo de amor a elegir, todas las personas merecen un pedazo de su propio paraíso. Si alguien conserva una opinión de rechazo, simplemente es un cobarde.

El director de producciones era un cobarde.

—Estamos buscando a JungKook, Jeon —JiMin respondió, atrayendo la atención del director de producciones. Toda su atención. El hombre miró a JiMin con un interés que YoonGi conocía perfectamente, el tipo de mirada que se hacía antes de invitar una copa.

Sin importarle que TaeHyung o HoSeok pudieran notarlo, rodeó la pronunciada cintura de JiMin, protegiendo y estableciendo límites. El mensaje fue claro, YoonGi no permitiría que alguien incomodara a su amor y si tenían que buscar otra entrada a los camerinos que así fuera.

Al contrario de como esperó, su demostración intimidó al director de producciones lo suficiente para liberarles el paso.

—Eh, pasen.

Mientras avanzaban YoonGi liberó a JiMin de su agarre. Sin esperar encontrarse con una tímida sonrisa de agradecimiento en el menor. Fue una vista tan linda que lo hizo olvidarse del triste director de producciones.

Podrían pensar en ello más tarde, si regresaba a su verdadera realidad.

Estar detrás del telón negro, resultó divertido. Sentir el tipo de ambiente que le recordó a YoonGi a su juventud. Los músicos independientes nerviosos por su primera presentación, la afinación de instrumentos, el staff gritando.

Aunque no se podía saber a dónde mirar, no fue difícil reconocer el cabello azul y violeta de JungKook, entre un grupo de chicos. Su maknae no parecía tener nada diferente, tal vez lo fue la falta de perforaciones y los tatuajes en su brazo.

JungKook sonrió hacia ellos y agitó la mano, justo como se saluda a un buen amigo. YoonGi estaba por mirar detrás de ellos, hasta que escuchó a TaeHyung gritarle.

—¡Hola, Kook!

—¿Lo conoces? —Tuvo que preguntarle al granjero, sin importar lo evidente que era. Tae asintió con una sonrisa de orgullo, logrando que JiMin resoplara.

—¿No creíste que eso ayudaría? Muchas gracias, Kim.

—No sabía que él era parte de los chicos que faltan. —TaeHyung simplemente se encogió de hombros e hizo su camino hacia JungKook. Los dos se saludaron casualmente, igual a dos viejos amigos. Cualquiera que fuera el origen de su amistad era agradable verlos juntos otra vez.

El resto de los chicos se acercaron algo inseguros. Toda pena despareció cuando JungKook se inclinó para chocar el puño de cada uno.

JiMin fue el único que no le devolvió el saludo, se mantuvo cruzando de brazos.

—Te conozco, embitter —JungKook lo acusó, dándole una palmadita en la cabeza. Recibió una mirada asesina de JiMin, pero eso no lo asustó ni un poco.

—Sí, yo también tengo ese sentimiento. Nada nuevo.

Contrario a la actitud de JiMin, JungKook parecía tener algo nuevo que decir. No pudo hacerlo porque uno de los asistentes cubrió su voz con un grito.

—¡Once minutos, JungKook! ¡Once!

El recordatorio no tuvo mucho efecto en el maknae. Sin ninguna prisa, tiró de la correa de una guitarra negra para colgarla sobre su pecho.

—¿Son amigos de Tae? —Ante la pregunta de JungKook todos asintieron— Cool. ¿Son parte de la comunidad?

YoonGi sintió que su cara se ponía algo caliente al mismo tiempo que movía la cabeza de arriba a abajo. La atención que recibió de todo el grupo fue un poco vergonzosa. A pesar de eso, le gustó admitirlo.

—Yo sí, pero... Eh, nosotros estábamos buscándote a ti.

—Why?

—Necesitamos que vengas a Seúl con nosotros. —El mayor de todos, buscó en su billetera la fotografía de Bangtan e hizo una explicación apresurada sobre su deseo. Cuando le tendió la foto a JungKook, no quedaba rastro del tranquilo chico. Se veía demasiado confundido.

No asustado, sólo sin saber que opción tomar.

—¡JungKook, un minuto! —El mismo asistente gritó. Consiguiendo que JungKook mirara la fotografía una última vez y la devolviera a su dueño.

—¿Podemos hablar de esto más tarde? Justo ahora tengo que abrir el concierto.

—¿Todavía vendrás a Seúl con nosotros? —TaeHyung preguntó. De una forma que sólo él podría hacer, amable sin olvidar lo convincente. Fue suficiente para alejar la confusión en JungKook y devolverle su sonrisa despreocupada.

—¿Por qué no? Tenía pensando hacer un viaje a Seúl.

—¡JungKook! —El asistente exclamó, más furioso que antes.

—¡Ya te oí, boss! Los veo al final, entonces. —JungKook corrió, listo para tomar su lugar en el escenario. El problema fue que al avanzar pasó una mano por el cabello de JiMin, dejándole las puntas alborotadas. Tuvo mucha suerte de llevar ventaja o se habría ganado una patada en su espinilla, cortesía de las botas altas de JiMin.

Regresando a la zona del público, YoonGi admitió que eso había ido mejor de lo que pensó. Tendrían al maknae con ellos, lo demás eran detalles. Podían brindarle tranquilidad en los pocos días que le quedaban juntos.

Sólo porque les gustaba el ambiente y parecía un desperdicio irse después de pagar el precio del boleto, todos decidieron quedarse. La presentación no tardó mucho en empezar después de eso, las luces se apagaron, el público se agrupó y la banda de JungKook apareció sobre las tablas de madera del escenario.

No, no era la banda de JungKook. Asphyxia era un grupo que amaba los covers de The Neighbourhood, con dos viejos guitarristas, pero uno de ellos se metió en una pelea y su muñeca se arruinó por completo. Jk era un simple sustituto.

Eso era genial. JungKook era un extraño para los chicos en el escenario, YoonGi se sintió muy tranquilizado por eso. Si otros chicos lo hubieran cuidado como Bangtan hizo con su miembro más joven, definitivamente habría sentido celos.

—Así que por favor cuiden de mí. —El público estalló en emoción cuando JungKook hizo una reverencia. El encanto de maknae definitivamente seguía ahí.

El entusiasmo de la joven audiencia se mantuvo ahí al empezar la canción. Gracias a la coordinación de los músicos, el sonido fue realmente bueno.

—¡Pensé que arruinarían Sweater Weather! —JiMin se inclinó para gritar en el oído de YoonGi. Esa debía ser su forma de decir que el cover era bastante bueno.

Fue precioso cuando JiMin comenzó a saltar sobre la punta de sus pies y cantar los primeros coros, siendo tan felizmente libre. YoonGi estaba por sostener su rostro e inclinarlo para un beso robado, cuando JungKook se paró en la orilla del escenario, se acuclilló y apuntó el micrófono a JiMin.

JiMin se congeló y lo primero que hizo fue mirar hacia YoonGi. Asustado, se veía completamente asustado. Su mirada se volvió vulnerable, como un cachorrito siendo abandonado por su maestro. El mayor sólo pudo regalarle una sonrisa de ánimo. Le dijo que estaría bien si huía y estaría bien si seguía la idea de JungKook. JiMin debió sentir que eso era más que suficiente para animarse a cantar, con los ojos cerrados, sus manos aferrándose fuertemente al micrófono.

Maldita sea, su voz. No había cambiado en nada, YoonGi que la recordaba perfectamente podía corroborarlo. Lo único diferente era que no tenía la condición para brincar y seguir la letra al mismo tiempo, aunque su voz jadeante era un detalle terriblemente sexy.

A JungKook le gustó el resultado porque le ofreció la mano a JiMin y este la tomó. De esta manera los dos subieron al escenario y ocuparon al serio chico como uno de los vocalistas.

YoonGi lo miró, notando que sus ojos se humedecían. Sintió que el teatro se volvía helado, como si de pronto estuviera nevando y él desnudo.

¿Cómo pudo ser tan egoísta? Su vocalista lo convirtió en ese bastardo, después lo convirtió en alguien mejor.

¿Cómo pudo pensar que era posible no pedir el deseo? El amor de su vocalista lo cegó.

JiMin pertenecía ahí, bajo las luces verdes, entre los músicos sonriendo, acompañado de los gritos de los fanáticos. Su dulce muchacho nació para el escenario, siempre lo haría y YoonGi que lo amaba tanto iba a devolverle su vida de ensueño, sin importar que perdiera lo que tanto deseó.

Se rio con el público justo al terminar la canción, en ese momento JungKook tiró de JiMin en sus brazos al estilo nupcial y desaparecieron tras el telón.

—Voy a recuperar a JiMin —les avisó a TaeHyung y HoSeok. No muy seguro de que lo hubieran escuchado cuando se marchó.

Gracias al desastre que se producía al recoger los instrumentos, nadie notó que un intruso estaba colándose detrás del escenario. YoonGi encontró a JiMin no muy lejos, de pie junto con la banda de JungKook.

Sus miradas se encontraron entre el caos.

JiMin corrió alegremente hacia él. Presumiendo la sonrisa más grande de todas, como prueba de ello apareció su pequeño hoyuelo en su mejilla derecha. Sí, justo así es como debía ser. La felicidad le pertenecía, era merecedor de ella.

—Echabas de menos el escenario —adivinó, peinando tiernamente los cabellos de JiMin. Algunos mechones se pegaron a su frente gracias a la fina capa de sudor—. Te veías tan hermoso como siempre.

Esta vez fue difícil saber si el rubor de JiMin se debía al esfuerzo físico o a la vergüenza del cumplido.

Mierda, la vista hizo que el estómago de YoonGi se revolviera.

JiMin era su adoración. Era el hombre de su vida. YoonGi sabía que lo amaría incluso si se volvía viejo y arrugado. Por eso le dolía tanto renunciar a la posibilidad de amarlo, pero era algo que tenía que hacerse. Debía pedir el deseo.

—Ven aquí.

La orden del menor lo apartó un poco de su amargura.

—¿A dónde vamos? —le preguntó, dejando que el vocalista sujetara su mano. Realmente no importaba su destino o eso pensó hasta que JiMin abrió una puerta estrecha que fácilmente podría haber pasado desapercibida y los empujó a ambos adentro— ¿Qué haces?

—JungKook dijo que algunos músicos ponen sus instrumentos aquí. —Era un armario vacío. La única luz se filtró en la ranura debajo de la puerta cuando JiMin la cerró—. Tenemos unos minutos mientras está la siguiente banda.

Finalmente, YoonGi lo comprendió y no pudo evitar reírse. JiMin sonrió también, sabiendo que parecían un par de adolescentes, encerrándose en un cuarto durante un concierto de rock.

Sin importar lo ridículo que era, no le importó lo suficiente para acercarse al interiorista.

Enganchó sus dedos en el cinturón de YoonGi y lo atrajo para besarlo. Debió ser gracias a la adrenalina de estar en el escenario que se volvió tan valiente. El choque de emoción lo dejó caliente por todos lados, necesitado de su hombre.

—No puedo creer que estemos haciendo esto. Pero no me detendré. —Sintió al diseñador murmurar contra sus labios, su aliento fantasmal le hizo cosquillas. Difícilmente podría haberse reído, ya que YoonGi abrió la hebilla de su cinturón y estaba por sacarlo a él de sus pantalones.

No, esto no era por lo que JiMin los encerró en el armario. Puso una mano en el pecho del interiorista, usando la fuerza necesaria para empujarlo contra la pared.

—Aguarda, quiero probar algo nuevo.

Se dejó caer, sintiendo el suelo duro bajo sus rodillas. En un movimiento no tan ágil como le habría gustado, alcanzó la bragueta de YoonGi.

—JiMinnie, espera. —El cuerpo de YoonGi se volvió rígido en todas partes. JiMin no se detuvo. A pesar del alto ruido de la música en todo el teatro, el sonido del cierre metálico abriéndose hizo eco en el armario—. JiMin.

—Quiero hacerlo. ¿Por favor? —Suavemente presionó sus labios contra el bulto debajo de los boxers ajenos. YoonGi chupó una respiración, sus muslos se volvieron tan temblorosos que era un milagro que aún estuviera de pie—. Sé que lo has deseado por mucho tiempo.

Podría comenzar a mendigar, realmente podría hacerlo. Afortunadamente no fue necesario, el mayor le permitió tenerlo.

Cielos, en toda su vida nunca se imaginó que querría probar algo como esto. Arrodillado para otro hombre, probándolo. Lo más raro del asunto fue que lo disfrutó. El sabor de YoonGi era extraño, pero demasiado bueno. Tan bueno.

YoonGi comenzó a hacer ruidos bajos en su garganta, deshaciéndose bajo su lengua. JiMin quería más de esos gemidos rotos, quería convertirlo en un verdadero desastre.

Pensó en las chicas que alguna vez le dieron una mamada e intentó imitarlas, ellas siempre lo hicieron parecer tan fácil. En comparación, él era muy mediocre, no podía tomar todo sin toser. Excepto que YoonGi comenzó a murmurar cosas sin sentido. Sobre cuanto lo amaba y lo muy bien que se veía chupándolo.

Bien. JiMin era terrible en esto y no importaba porque YoonGi se volvió arcilla sólo por su boca. Sólo por él.

La mano de YoonGi agarró su pelo corto, sus dedos tensos tiraron de sus cabellos de una manera suave. Como si estuviera luchando entre sostenerlo demasiado duro y necesitar algo a que aferrarse. Incluso en un momento como ese, buscó no lastimar a JiMin.

El pequeño recordatorio de lo muy amado que era.

Sólo por eso, el abogado puso todo su empeño, dispuesto a vencer su reflejo nauseabundo. Cuando terminó con YoonGi, el pobre hombre estaba apoyando contra la pared respirando como si hubiese corrido un maratón.

La vista fue más divertida cuando las rodillas dejaron de funcionarle y el mayor se deslizó hasta llegar al suelo.

JiMin se rio satisfecho, trepando al hombre y aferrándose a él como un koala. Probablemente no deberían estar ahí tanto tiempo, podrían ser atrapados en cualquier momento. Sólo que cualquier pensamiento coherente se le olvidó cuando el diseñador comenzó a atenderlo.

—¿No te hice daño? ¿Te duele la mandíbula? —Hasta ese momento, JiMin no había prestado al dolor en su mandíbula. Fue agradable cuando YoonGi masajeó su mentón con mucha ternura— Esto le ha sucedido un montón a los chicos con los que he estado, no te preocupes.

Ya no agradable. La imagen mental de YoonGi ocupando la boca de otros chicos, le envió a JiMin una oleada de celos. En consecuencia, su humor se agrió.

—No necesitaba saber eso —gruñó, mostrando la nueva aspereza en su voz gracias al uso que le dio a su garganta. Que gracioso.

Su tono posesivo se ganó una risa de YoonGi y un beso largo. Al mayor no pareció importarle dónde estuvo la boca de JiMin minutos antes, lo que fue genial.

—No, amor. Esos chicos eran un reemplazo de ti. Sólo quería enseñarte que es normal.

No era posible que pudiera ser tan querido. JiMin mordió la garganta de YoonGi, presionando sus dientes en la piel cuidadosamente. Luego chupó su marca perezosamente, sin ánimos de apartarse. Deseaba quedarse con este hombre todo el día en la cama, toda su vida.

Aun cuando YoonGi le ordenara que se pusiera sobre sus manos y rodillas, no le importaría. Podría tomar al mayor o ser tomado, ninguna de las dos ideas le asustaba. Su cariño por YoonGi comenzaba a opacarlo todo; los recuerdos de Amelia, sus preferencias hacia las chicas y sus preocupaciones.

—Esta noche, ¿podemos llegar hasta el final?

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