Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14:14


No puedo marcharme si me encarcelas en tus brazos.

Sería difícil acostumbrarse a despertar así, YoonGi lo sabía. No existía probabilidad alguna de que un día despertara y le pareciera aburrido que JiMin usara su pecho como almohada.

El amor de su vida estaba roncando suavemente, lo que resultó completamente adorable. YoonGi se quedó quieto, disfrutando del momento. Era increíble lo perfecto que JiMin se amoldaba a él, como si hubiese estado destinado a sus brazos.

Probablemente estaría sonriendo hasta el final del día. El mundo no podía ser mejor si sostenía el cuerpo del chico que amaba.

Como resultado de su buen humor, la inspiración lo golpeó duro. Se sentó en la enorme cama, sintiendo el cosquilleo creativo llenarlo por completo. Él necesitaba componer. Ahora.

Sacó a JiMin de sus brazos, teniendo todo el cuidado de no despertarlo. Fue todo un desafío porque el menor no parecía querer soltarlo, sólo se mantuvo quieto cuando su cara se presionó contra el muslo del mayor. Bien, YoonGi podía darle eso.

Una vez que se aseguró de dejar al muchacho bien arropado justo a su costado, buscó una libreta en su maleta sin salir de la cama. Entonces comenzó a trabajar en silencio y sin moverse demasiado.

La dinámica funcionó por un largo rato, hasta que JiMin comenzó a removerse entre las cobijas. YoonGi le pasó los dedos por el cabello, sosteniendo las suaves hebras negras y rascándole el cuero cabelludo. Tratando de arrullarlo para que volviera a dormir.

—¿Qué hora es?

—Temprano, las once. Duerme.

Respuesta incorrecta. JiMin se levantó completamente, fue un movimiento tan torpe que terminó apoyado contra el hombro de YoonGi.

—¿Temprano? —Los ojos de JiMin se abrieron tanto como podían. También se estiró para mirar el reloj de la mesita, seguramente para comprobar la hora por su cuenta— Caramba, es demasiado tarde. Nunca duermo tanto.

—¿Es por el insomnio? —YoonGi le preguntó, dándole un beso en la cabeza y de paso respirando su perfume. JiMin olía al genérico shampoo de los hoteles, pero su dulce perfume natural seguía ahí.

El chico era su propio paraíso y por esa razón no quería confirmar su teoría sobre el sueño. No quería escuchar que JiMin dormía mal, aunque las señales siempre estuvieron ahí. Despertaba primero, sin importar que era el último en irse dormir y otra prueba eran las permanentes manchas moradas debajo de sus ojos.

—He vivido con ello mucho tiempo —JiMin respondió tranquilamente como si dormir mal no fuera la gran cosa. Sonriendo un poco, se dejó caer en el colchón. No parecía tener prisa por iniciar el día, lo que era bueno—. ¿Qué estás haciendo?

YoonGi se encontró sonriendo. La pregunta no fue sólo una táctica para cambiar de tema, había un genuino interés que lo hizo sentir fantástico. Su adicción a la atención del vocalista ya no se sentía como un problema, sino como un sentimiento natural. Un sentimiento correspondido.

—Trabajaba. Aunque no pude irme y dejarte en la cama solo.

—Eso es...

JiMin miró hacia abajo, como si de esa forma pudiera esconder el suave rosado en sus pómulos. Tan lindo como se veía, YoonGi debía explicarle que no trató de ser un caballero. Él no lo era, era un simple hombre hambriento.

—No lo hice para darte una buena impresión, créeme. Simplemente no puedo alejarme de ti.

Su necesidad del menor nunca sería saciada. Debió dejarlo en claro, porque JiMin rápidamente desvió el tema y el tono rosa nunca abandonó su cara.

—¿Qué estás escribiendo?

—Corrijo la letra de una canción que no pudo ser aprobada. —Dejó que JiMin leyera la letra. Las probabilidades de que adivinara sobre quien escribió eran realmente muy pocas, por eso no se preocupó—. Desearía tener mi estudio, entonces ya estaría hecha.

Echaba de menos todo su equipo de sonido. Desde sus costosos altavoces hasta la silla acolchonada que ocupaba por largas horas.

—¿Habla sobre mí?

YoonGi abrió los ojos, sintiéndose completamente atrapado. Iba a negarlo, pero el resplandor en la mirada de JiMin aplastó su idea.

—Sí, es una canción de ti. Una de la muchas que he compuesto.

Vergonzoso. Esto era demasiado vergonzoso. YoonGi intentó modificar la canción para que no fuera tan obviamente romántica. Al parecer falló de lleno.

—¿Puedo conservar esta hoja? Cuando no la necesites más. —Era la página en donde YoonGi hizo sus anotaciones. Escribió algunos versos nuevos que le gustaron y conservó el coro. Sin embargo, dijo que sí antes de pensarlo. JiMin miraba la hoja como si fuera un verdadero tesoro.

Era tan dolorosamente hermoso con esa sonrisa y brillo en sus ojos.

Toda esa fachada de neutralidad que mantenía en todo momento parecía casi destruía alrededor de YoonGi.

Ahora más que nunca el rapero deseó tener su estudio. Le habría enseñado todas las pistas que le dedicó en secreto, sin avergonzarse por ello. De JiMin era la cintura que quería usar como bolsillo. Gracias a JiMin daba vueltas dulcemente. JiMin lograba que las hojas se marchitaran cuando conseguía una nueva novia. Todo siempre se trató sobre él.

No puedo creer que mi amor lo haga tan feliz. Me he reprochado por ello durante tantos años... Pensamientos como eso hacían que su garganta quisiera cerrarse.

—Puedes saber todo lo que quieras —le prometió.

—Entonces háblame sobre las canciones que has hecho. ¿Supe que eran para mí? ¿Cuál era mi favorita?

YoonGi apoyó la libreta en la mesita de noche y se inclinó sobre JiMin. Se sostuvo sobre sus antebrazos para no dejar caer todo su peso.

—Uh, no, nunca te lo conté porque eso sería como confesarme. —Chupó un espacio en entre las clavículas del menor, asegurándose de dejar una marca. JiMin se aferró a sus hombros, retorciéndose—. Tu favorita no era una canción de amor. Ni me explicaste por qué te gustaba, sólo lo afirmaste muchas veces y tiempo después me di cuenta cuando...

Creó una pausa dramática mientras hacía un recorrido de besos, llegando hasta el interior de sus muslos. Por los tímidos ruiditos que estaba haciendo, JiMin claramente lo estaba disfrutando. Pero todavía quería escuchar el resto de la historia.

—¿Cuándo qué?

YoonGi mordisqueó el hueso de la cadera de JiMin, tomándose su tiempo para responder. La conversación podría extenderse por par de horas. No podía alejar su boca del cinturón de Adonis que el amor de su vida tenía. En ese momento un grupo de camareras podría entrar a limpiar el cuarto y él seguiría haciéndole chupetones a JiMin bajo las sábanas.

—Cuando te hiciste un tatuaje sobre el nombre de la canción. Incluso me pediste que te ayudara a diseñarlo. —De repente, JiMin se calló—. ¿Qué?

No había dicho nada que fuera extraño. Pero la forma en que el menor alzó las cejas le dijo que fue así.

—¿Estás seguro que tu enamoramiento nunca fue correspondido? Eso suena demasiado íntimo.

—No lo es.

El menor resopló como si creyera que YoonGi era un tonto. Antes de que pudiera protestar, la planta del pie de JiMin se presionó contra su mejilla.

—Ingenuo.

YoonGi atrapó el tobillo de JiMin con una sonrisa triste. Era muy dulce que el menor pensara que no estaba siendo atento. Si tan sólo supiera la desesperación que tuvo porque el vocalista lo observara sólo por un segundo, en una habitación llena de personas. Pensaba fuertemente: "Mírame, sólo mírame. No importa si tienes una chica. Regálame un pensamiento"

—No lo soy. Por años he tratado de buscar señales donde nuca las hubo, ni las habrá.

Le besó el empeine a JiMin, haciendo que se sacudiera.

—Cosquillas —JiMin se quejó, intentando traer su pie de vuelta. La manera en que presionó sus labios temblorosos delató que estaba a punto de echarse a reír. Se aferró a las sábanas, justo como hizo la noche pasada, sólo que por motivos distintos y los lapiceros con los que YoonGi estuvo escribiendo rodaron por toda la cama—. Basta.

—Bien, bien.

YoonGi sólo lo dejó ir porque si iba a conseguir que el menor se riera a carcajadas, sería honestamente.

—¿Quieres saber por qué tengo estos? Serías el primero. —Apuntó a sus propios tatuajes, con un inicio de sonrisa. Era evidente lo que JiMin estaba tratando de hacer. Quería darle algo que su otra versión no pudo.

—Por favor.

Los dedos de JiMin cayeron sobre los tatuajes de su hombro. Se trataba de un grupo de flores que se esparcía hasta su pectoral. Aunque estaban coloreadas en bonitos tonos, muchas de ellas se veían tristes.

—El lenguaje de flores no siempre es lo mismo, pero... Los tulipanes negros significan duelo, muerte. Fárfara, es justicia. —Su dedo índice señaló la agrupación de flores en su cadera, que crecían y terminaban en su ingle—. Hortensias, soledad. Los narcisos... Son amor no correspondido.

YoonGi tragó, sabiendo que ese tatuaje eran un recuerdo de Amelia. Trazó los bordes de cada pétalo cuidosamente. No quería pensar demasiado sobre eso, todavía no era lo suficientemente fuerte. En su lugar estudió el otro ramo de flores.

La fárfara moría, era la única flor del grupo que se veía marchita. No fue difícil deducir que eso era un recuerdo de cuando lo acusaron de ser un ladrón injustamente y nadie intentó demostrar su inocencia.

—Te tatúas flores cada vez que algo importante sucede —reconoció tristemente. Sintiéndose más deprimido cuando JiMin asintió—. Y no hay una sola flor que signifique algo feliz...

No, eso no podía suceder. YoonGi no permitiría que su amor tuviera sólo los recuerdos infelices. Estiró su mano hasta encontrar un bolígrafo, le quitó la tapa con su boca y comenzó a dibujar algo en la piel de JiMin.

—¿Qué estás haciendo?

—Girasoles —respondió, demasiado concentrado para dar una respuesta más elaborada. YoonGi no sabía mucho sobre lenguaje de flores, sólo recordaba que el papá de su vocalista envío ramos con uno o dos girasoles.

Pareciendo algo escéptico, JiMin se inclinó para comprobarlo por sí mismo. Toda duda desapareció de su cara cuando contempló los garabatos que el mayor estaba haciendo.

—Creo que eso es lo más lindo que... —YoonGi dibujó una carita sonriente dentro de los girasoles sólo para asegurarse que todo se viera súper feliz— Oh, caracoles, no. Ya no puedo tomarlo en serio. Dame eso, tengo que equilibrarlo todo.

JiMin comenzó a reír traviesamente al mismo tiempo que le arrebataba el bolígrafo. YoonGi se dejó hacer, incluso cuando sintió la tinta haciendo un camino por su cara.

—Son bigotes. —Adivinó, frunciendo la nariz. Como consiguió una risa contraria, comenzó a hacer las muecas más gracias que se lo ocurrieron. Entonces JiMin se echó a reír tan fuerte que lágrimas corrieron por sus mejillas.


YoonGi decidió que llevaría a su grupo de menores a comer fideos, en uno de esos sitios de pagar por uno y comer tanto como se pudiera. Generalmente ese sistema no funcionaba para una sola persona, pero el rapero había aprendido que siempre que se tratara de Bangtan esos eran los mejores sitios.

El ambiente del restaurante era refrescante luego de pasar una noche una habitación de lujos. Las mesas de madera eran tan estrechas que cuando YoonGi y JiMin se sentaron juntos, sus rodillas se presionaron.

Había pequeñas botellas de salsa sobre la mesa, HoSeok fue el primero en probar una de ellas e inmediatamente el grupo lo imitó. Atrajo la atención de YoonGi, la forma en que JiMin dudó un poco en probarlo. Su sentimiento de intuición le dijo que era importante y un momento después entendió el motivo.

—Picoso. —JiMin se quejó en un tono bastante bajo. Su incomodidad habría pasado por alto si el rojo de su cara no se hubiese vuelto tan llamativo.

—¿Quieres cambiar tu plato por el mío? Aún no le he puesto nada. —Por fortuna la botella de picante todavía estaba en su mano. JiMin lo miró, a su plato y luego otra vez a él. En una clara lucha por aceptar o no molestar a YoonGi—. Está bien. Pruébalo.

Tomó uno de sus fideos y lo acercó a la boca de JiMin.

El menor sorbió la pasta adorablemente.

—¿De verdad está bien? —le cuestionó, terminando de masticar. Era un cambio agradable que preguntara simplemente por educación y no por desconfianza.

La mueca que el menor hizo después, se vio un poco como un diminuto puchero, con su boca toda hinchada y rojiza por el picante. Para YoonGi fue inevitable tirar del labio inferior de JiMin con sus palillos.

—Lo está.

En el momento en el interiorista se percató de lo que había hecho, palideció terriblemente. Miró en dirección de sus dos amigos. Pero ninguno estaba prestando atención, lo único sospechoso era que TaeHyung sonreía mientras comía.

Aclarándose la garganta, cambió los platos y siguieron con su cena. Curiosamente la mano de JiMin permaneció sobre su muslo durante todo el tiempo, de una manera que podría describirse sólo como íntima. YoonGi no le prestó demasiada atención eso. Disfrutó del tacto discreto, dejando que transcurriera el tiempo de la cena.

TaeHyung y HoSeok iniciaron una charla sobre lo extraño que era el excesivo servicio al cliente dentro del hotel. Fue agradable escucharlos hablar, hasta que los dedos de JiMin tocaron más lejos del interior de su muslo.

YoonGi se atragantó con su vaso de agua.

Tan pronto como se recompuso le lanzó una mirada amenazante a JiMin, esperando que eso lo detuviera. El chico sólo sonrió.

—¿Estás bien, YoonGi Hyung? —HoSeok preguntó preocupado.

—Bien —masculló, tomando la mano del abogado lo más rápido que pudo y entrelazando sus dedos para que no hiciera más travesuras.

JiMin se rio por un segundo, llamando la atención de todos.

Realmente había reído. Frente a otras personas.

Notando los tres pares de ojos sobre él, JiMin desvió la mirada. Trató de borrar cualquier rastro de amabilidad en su expresión, frunció el ceño y eso hizo que se viera tan malhumorado como siempre. Pero fue demasiado tarde, ahora todos en la mesa sabían el tipo de risa que tenía.

—¿Te reíste? —preguntaron el veterinario y el granjero al mismo tiempo.

—Él lo hizo. —YoonGi les confirmó, sólo para vengarse de que JiMin hubiera hecho que se atragantara. Como resultado, sus dos amigos comenzaron a silbar graciosamente.

—Cállense —JiMin les refunfuñó. Por desgracia eso sólo aumento los sonidos de burla en TaeHyung y HoSeok.

Bien, eso había sido suficiente para avergonzar a JiMin. El mayor de todos le acarició los nudillos por debajo de la mesa, luchando contra el impulso de hacer más, como besarle la frente o sentarlo en su regazo.

—¿Deberíamos beber algo? —Creó la invitación, desviando la atención del bonito abogado. Aunque ya estaba más que lleno, quizás sus menores querrían quedarse a tomar un poco de soju.

—Ellos. Yo te recomendaría que no te pusieras demasiado borracho. —El consejo de JiMin fue tan tranquilo que fácilmente pudo haber sido una sugerencia entre dos amigos. Excepto que YoonGi sabía lo que había debajo de eso y mierda, ¿cómo podía mantenerse tan sereno?

Había pasado toda una vida evitando saltar sobre JiMin. Ahora sabiendo que se le permitía, esperar más de una hora le parecía arder en el infierno.

—¿Por qué no se adelantan al hotel? —TaeHyung preguntó, con una sonrisa no tan pequeña— Puedo ver que todavía tienen cosas que resolver. Nosotros los alcanzaremos unos segundos después.

Maldición, maldición, maldición. TaeHyung lo sabía. Por supuesto ellos no habían sido discretos él uno con el otro.

Habría sido muy fácil aceptar toda acusación, aunque YoonGi no estaba seguro si se le permitía hablar de alguien más sobre su nueva relación con JiMin.

—¿De qué habla? —HoSeok parecía ser el único que no sabía que sucedía. El resto de los chicos se mantuvieron en un tenso silencio que JiMin rompió, poniéndose de pie.

—Bien, los vemos allá.

El mayor no tuvo tiempo de recomponer su mueca de sorpresa, ni de despedirse de sus dos amigos. JiMin lo sujetó de su muñeca y lo condujo animadamente fuera del restaurante.

—JiMin-ah, más despacio. —Su recordatorio consiguió que el abogado mirara su agarre, se sonrojara sutilmente y con una sonrisa de disculpa lo dejara ir. Realmente no quería avergonzarlo por su entusiasmo, pero se sintió como si hubiera hecho eso. JiMin se balanceó sobre sus dos pies, observando hacia todos lados menos a él.

—Lo siento, ni si quiera te pregunté si querías salir de ahí. Yo en serio quería que... —El menor tomó un poco de valor, lo miró a los ojos y señaló sus labios.

Beso. JiMin quería un beso, sólo que no iba a nombrarlo. Fue demasiado para el corazón de YoonGi.

Ni si quiera se molestó en mirar a la calle, si las personas los atrapan besándose no podía importar menos. Todo lo que necesitaba era quitarle el aliento al menor.

Torpemente atrajo el rostro de JiMin e hizo que sus bocas se encontraran. No profundizó, no empujó su lengua dentro, fue un beso tierno y largo que resultó completamente maravilloso, igual de mágico que su primera vez.

Incluso si respirar se volvió imposible, no tuvieron intención alguna de apartarse. YoonGi sintió la sonrisa de JiMin rozar contra sus labios y no pudo evitar devolvérsela. Probablemente se veían ridículamente enamorados, sonriéndose el uno al otro sin motivo.

Se sentía como si estuvieran en su luna de miel y todo lo que pudieran sentir era una desbordante felicidad junto con el mejor de los conforts.

—Vamos al hotel. —Se movió y le dio una pequeña nalgada al menor, haciendo que diera un respingo. La reacción fue tan adorable que YoonGi rio sin remordimiento alguno—. Lo siento, no lo pude evitar.

Su explicación hizo que JiMin entrecerrara los ojos hacia él, sin decir nada. YoonGi estaba seguro que su acción no iba a quedar en el olvido y el amor de su vida pronto buscaría venganza, realmente la esperaba.

Bajo las luces de la ciudad y el ruido de Daegu, los dos chicos entrelazaron sus meñiques en silencio, iniciando su camino.

—¿Podemos tomar un baño juntos?

Si YoonGi estaba seguro de algo, era que JiMin se estaba haciendo adicto a los baños con él. Tal vez le gustaba que el mayor enjabonara su cuerpo. Tal vez disfrutaba que los dos se besaran tanto como el agua caliente durara.

—Y ver la televisión hasta tarde.

Por desgracia, la felicidad del momento no estaba destinada a durar.

No cuando llegaron al hotel y la secretaria de YoonGi los esperaba.

—¡¿Señor Min?! —A YoonGi le tomó un largo minuto entender lo que sucedía. Su secretaria realmente estaba frente a él, viéndose tan alterada que era inevitable no contagiarse de su nerviosismo. Su porte elegante, la calma de su voz y ropa impecable no existía en ese momento, sólo era una común mujer asustada— ¡¿Se encuentra bien?!

—Sí, lo estoy.

Su respuesta tan sentía tan torpe. Pero era lo único que podía ofrecer.

—¡¿Cómo podría saberlo?! —Su secretaria se tomó un momento para recomponerse. Cuando terminó parecía más calmada, al menos daba la impresión que ya no gritaría— En todos los años en los que he trabajado para usted nunca se detuvo a responder mis llamadas, ni si quiera cuando tomó días de descanso.

JiMin se mantuvo escuchando el intercambio, sin intervenir. Tampoco soltó a YoonGi, dándole un apoyo silencioso.

—Mierda, lo olvidé. Nunca quise asustarla —YoonGi se pasó su mano libre por el cabello, de pronto demasiado ansioso—. De todos modos, ¿cómo me encontró?

—Este fue el último lugar en el que usó su tarjeta de crédito. ¡Me tuvo tan asustada! Llamé al mecánico y reparó el coche desde la noche pasada, pero usted cortó la llamada y desde entonces no recibió mis llamadas.

Justo eso sucedió. YoonGi colocó su celular en silencio porque no quería ser molestado mientras estuviera complaciendo a JiMin. Lo imperdonable del asunto era que no estaba del todo arrepentido. Lo habría hecho otra vez si eso significaba que podía tener a su amor jadeante y con una sonrisa de satisfacción.

—Lo sé, lo sé.

—¿Por qué me pidió que tuviera el coche listo lo más pronto posible sino iba a continuar su viaje? Por la urgencia en que lo pidió y luego desapareció me hizo pensar lo peor.

—Porque...

YoonGi se dio cuenta de la respuesta y no le gustó, lo horrorizó. La verdad se sintió igual que un balde de agua fría cayéndole. ¿Aún quería pedir el deseo para volver el mundo a la normalidad? No estaba seguro. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro