08:08
【No me digas que está bien volar cerca del sol.】
YoonGi sabía que estaba soñando que el amor de su vida le correspondía. Su estúpido cerebro era tan bueno al recrear a JiMin sobre él, con su aspecto salvaje después de terminar una presentación en vivo y los labios hinchados gracias a sus besos. Y fue deprimente cuando la fantasía se terminó.
Detrás de sus parpados la luz del día brillaba, resultó peor cuando abrió por completo los ojos y el sol le golpeó de lleno.
—Mierda, me quedé dormido —gruñó mientras luchaba por ponerse de pie. Un mal cálculo lo llevó a golpearse contra el techo de la camioneta. Su error. Olvidó por completo que estuvo durmiendo en el asiento del copiloto, aunque su cuerpo lo recordaba perfectamente. Al dar un paso todos sus huesos crujieron de una manera nada saludable.
—Cielos, ese es el sonido de la juventud —JiMin bromeó, acercándose para darle un apretón en el hombro. YoonGi se sobresaltó cuando los dedos del chico menor se mantuvieron en su cuerpo. Todavía estaba medio dormido y las imágenes del sueño seguían corriendo en su mente.
Sólo rogaba porque sus deseos no estuvieran escritos en toda su cara o moriría de vergüenza.
—Ah, ¿es muy tarde? —preguntó, batallando fuertemente para concentrarse en la conversación y no en las manos de JiMin sobre él. Era una pelea perdida, siempre que el vocalista se acercaba un poco su atención se enfocaba en la distancia que los separaba.
—Define que es tarde. Un sujeto llegó hace media hora. —El ceño de JiMin se apretó adorablemente, como si estuviera tratando de recordar algo insignificante—. Abrió el lugar y me pidió que moviera la camioneta.
YoonGi se volvió todo preocupación en ese instante.
—Maldita sea. ¿Cómo no me desperté con todo ese ruido? ¿HoSeok se molestó?
Cuando HoSeok se molestaba porque alguien interfería en su trabajo gracias a la negligencia, nadie quería estar cerca. Por fortuna eso no era nada habitual y el mundo podía mantenerse a salvo.
JiMin arrugó aún más la frente. Ese pequeño gesto hizo feliz a YoonGi, significaba que el duro chico estaba mostrando sus emociones un poco más. No importaba el lento ritmo, la máscara de indiferencia que usaba en esa realidad estaba consiguiendo algunas grietas.
—¿Importa?
—Por supuesto que sí. Si necesitamos convencerlo hay que darle una buena impresión.
—En realidad me dio una enorme sonrisa mientras movía el coche.
YoonGi sintió un profundo alivio con esa aclaración. Si HoSeok seguía siendo tan amable como siempre entonces las cosas no fueron tan mal para él. No como a su amado vocalista.
—Deja de mirarme así —JiMin refunfuñó, cruzándose de brazos—. Puedo sentir la preocupación viniendo de ti.
Sus músculos inevitablemente se hincharon bajo su camiseta. Siempre fue un hombre con perfectos abdominales, así como grandes bíceps para presumir a los fanáticos. YoonGi babeó por eso y al mismo tiempo amó la pequeña barriguita que el vocalista sólo se permitía de vez en cuando.
—No, estaba pensando que te ves bien —corrigió.
Aunque ningún rubor llegó a las mejillas de JiMin, sus ojos almendrados se inundaron de brillo. Esa reacción fue más que suficiente para que YoonGi suspirara igual a una colegiala enamorada.
—Muy gracioso —murmuró irónicamente. Consiguiendo que el rapero hiciera una mueca de malestar. Sus halagos jamás serían una broma, pero para evitar la vergüenza no lo aclararía en esta ocasión.
—Ah, ¿podemos hablar con él y luego tomar el desayuno?
Otra dura arruga apareció en la frente del menor. YoonGi quería presionar su pulgar para aflojar ese pliegue, por lo que tuvo que poner las manos en lo más profundo de sus bolsos.
—Eres demasiado consciente de mis comidas.
—Lo siento, es la costumbre —dijo, fregándose la cara—. Hay un viejo historial con tu alimentación y todos en el grupo lo odiamos.
JiMin resopló, sin intención de burla. Más bien fue como si se sintiera frustrado.
—Así que el monstruo se volvió más grande —reconoció, usando un borde duro en sus palabras. YoonGi entendía de que hablaba porque lo escuchó del propio JiMin. El dulce vocalista desde muy joven guardó en una caja mental todos y cada uno de los complejos con su peso. Nunca desaparecieron, sólo se mantuvieron ocultos.
—La industria sólo lo empeoró.
—Al menos no tienes que preocuparte por eso aquí. He vivido cosas igual de malas, pero distintas.
La declaración únicamente aumentó en YoonGi su instinto protector. Se moría por tomar a JiMin, llevarlo a un fuerte construido con cojines amarillos y darle chocolate caliente con bombones.
—Vamos con HoSeok —pidió, cambiando el enfoque. No fue tan difícil apagar su amor como le era siempre, la emoción por ver a uno de sus hermanos lo opacó casi todo.
Los rayos de sol mañaneros se encontraban calientes mientras le golpeaba el rostro, era una sensación reconfortante que le recordó la presencia de HoSeok. Mierda, lo echaba de menos. Más de lo que le gustaría admitir para su imagen de chico genial y frío.
El local de HoSeok estaba limpio, sus paredes vestidas de un blanco impecable y podría haber parecido un hospital excepto por el olor a shampoo de mascotas en al aire.
YoonGi no dio ni dos pasos lejos de la puerta cuando fue recibido por unos ladridos y al mirar a sus pies, su corazón se calentó.
—¡Mickey! —El perro de HoSeok le ladró como si lo reconociera, sacudiendo su cola de un lado a otro con mucha fuerza. YoonGi sonrió felizmente y se inclinó a levantarlo entre sus brazos— ¿Estás feliz de verme? ¿Reconoces a este Hyung?
Lo único que hizo Mickey fue dejar su lengua fuera del hocico. YoonGi tomó eso como una respuesta afirmativa.
—¿Este es su perro? —preguntó HoSeok con la esquina de su boca apuntando al techo. Cuando apareció en la escena, el lugar se volvió más reconfortante.
No era la sonrisa de J-Hope, pero estaba en camino de serla. El rapero lo miró, sintiendo algunas ganas de llorar. La persona que casi todo el tiempo consideraba su mejor amigo no había cambiado en nada.
A pesar de estar usando un uniforme de medicina, el sentido de la moda de HoSeok siempre sobresalía de lo común. El tinte de su cabello era de un rosado cereza, haciendo juego con el esmalte de sus uñas.
—¿Mi perro? —YoonGi se esforzó para que su garganta no se cerrara y las lágrimas que picaban debajo de sus parpados no fueran derramadas, resultó todo un reto.
—¿No es suyo? —HoSeok cuestionó, recreando su típica cara de confusión. Dos cejas bien levantadas y una boca abierta—. Ustedes parecen tener un buen vínculo.
Sintiéndose un poco culpable por interferir en algo que no debía, YoonGi dejó ir a Mickey. Todo mal sentimiento desapareció al ver al perro trotar hacia su verdadero dueño como si supiera quien lo cuidó por años realmente.
—Es más tuyo que mío —murmuró con cariño—. Su cuidador... Habría querido que tú te hicieras cargo.
—Soy un veterinario, tiene un poquitín de sentido —HoSeok juntó su dedo índice con su pulgar y fue en ese preciso momento que YoonGi notó que en cada uña había una palabra impresa en su manicura, hasta formar la letra "Hope". En el meñique una carita feliz estaba dibujada.
La imagen era demasiado para que pudiera soportarlo. Así que el interiorista fregó sus manos sobre su camiseta antes de decidir qué hacer.
—Disculpa, ¿puedo proponerte algo extraño?
YoonGi sabía que estaba tanteando su suerte, si volvía el ambiente incómodo podría echar todo su plan por la borda. Pero no iba a retroceder.
HoSeok inclinó la cabeza, mirándolo con atención. Evidentemente estaba intrigado y eso era un gran punto a favor para Min.
—Te escucharé, pero no prometo aceptar.
Sí, eso sonaba justo como el buen Hope.
—¿Puedo abrazarte por un segundo? Ah, sólo un segundo. Lo prometo.
El veterinario no respondió por un minuto. Luego sonrió muy amplio.
—¡Claro! A veces hago servicio comunitario dando abrazos gratis en la calle. Aunque es difícil que alguien lo acepte.
YoonGi suspiró aliviado y corrió hacia él. Este tipo de contacto era diferente a tomarse las manos con JiMin. Aunque su corazón no se aceleró como si estuviera a principios de una taquicardia, abrazar a HoSeok fue igual a tener de regreso un pedacito de casa.
Sujetó a HoSeok como si fuera a desaparecer por accidente otra vez.
No, no iba a perder este chico nunca más. Se encadenaría a él si eso era necesario.
JiMin carraspeó muy alto, atrayendo la atención de los dos.
—Nosotros no vinimos por abrazados gratis —le recordó, manteniendo una de sus cejas levantada. Tenía algo en su mirada que se parecía al recelo, era imposible leerlo porque la emoción estaba muy bien oculta.
YoonGi comprendió la señal y soltó a HoSeok con muy poco arrepentimiento de lo extraño que fue el momento.
—¿Por qué vinieron? —HoSeok les preguntó alegremente— ¿Tienen una mascota enferma?
Buscó entre sus pies como si esperara ver un transportín.
—Lo estás viendo. Sé amable con este chico, tiene miedo a las agujas —JiMin dijo mientras sujetaba del hombro a YoonGi. El veterinario se rio, pero todavía esperó que le dieran una explicación real.
YoonGi sabía que tenía que empezar y que la parte desagradable estaba por venir. No tenía idea de cómo reaccionaría este HoSeok, podría gritar, desmayarse o no creerles.
Si hubiera un botón para adelantar esa charla, definitivamente lo presionaría.
—¿Puedes prometerme que escucharas hasta el final, HoSeokkie? —HoSeok parpadeó sorprendido porque conocieran su nombre. Aun así, asintió muchas veces— ¿Tú...? ¿Intentaste audicionar para idol en Big Hit?
—¿Cómo lo sabes? ¿Eres un CEO de la empresa?
—No, en realidad soy uno de los Idols que resultaron de esa audición. —Compartió una mirada con JiMin, antes de explicarle todo lo que podía a HoSeok de la manera más calmada. Empezó con cómo era su vida en realidad, le contó de su deseo y finalizó mostrándole la fotografía de todo Bangtan—. Sé que es difícil de creer, pero aquí hay una prueba.
—Créeme que eso no tiene ni un movimiento de edición —JiMin lo apoyó, mordiendo una de sus uñas.
El veterinario miró con los ojos bien abiertos la foto y después a Park.
—¿Tú también eres de otra realidad?
Como respuesta, el más joven de los tres bufó y rodó los ojos.
—Para nada, tengo una vida aquí. Pero me gusta más la vida que este sujeto nos propone. —Apuntó con el pulgar a YoonGi—. Conoce muchas cosas de mí y apuesto a que de ti también. Todas esas pistas indican que... Lo que dice debe ser real.
La clínica veterinaria se quedó en silencio excepto por el sonido de Mickey respirando y barriendo su cola por todo el piso.
—Retrocedan, por favor —HoSeok les pidió suavemente sin quitar la vista de los dos. Obedeciendo, YoonGi pensó que necesitaba su espacio igual que JiMin. Entendía que era una noticia demasiado difícil de digerir, por lo que resultaba más fácil tragarlo cuando no había nadie presionándote para aceptarlo.
—Sólo espero que...
Sus palabras se cortaron cuando la puerta de la veterinaria se cerró frente a su nariz.
Simplemente genial. HoSeok tuvo una pésima reacción en silencio.
YoonGi refunfuñó una maldición mientras sacudía su cabello con violencia.
—Vaya, para ser un hombre que da abrazos gratis cerrarnos la puerta en la cara no fue muy amable —JiMin comentó sarcásticamente.
Él también parecía frustrado por haber recibido ese trato.
—Lo está procesando —explicó, frotando sus sienes. Tenía que alejar el dolor de cabeza que se avecinaba—. Estoy agradecido que no gritara. A nadie le gusta cuando grita.
Dejó caer todo su cuerpo descuidadamente en la acera. Se sentía todo apagado, en comparación al optimismo de mierda con el que entró a la veterinaria. ¿Cuándo su vida se había complicado tanto? ¿Fue cuándo pidió un deseo sólo pensando en sí mismo? ¿O fue en el momento en que miró a JiMin como más que un compañero de banda? YoonGi estaba tan condenado.
Como si estuviera leyendo sus pensamientos, JiMin se sentó a su lado. Sus botas de imitación de cuero tocaron la punta de los tenis de YoonGi y eso se sintió como el mejor consuelo.
—Tranquilo, hombre. Estamos juntos en esto, ¿no? —Eso fue demasiado intenso como para que pudiera sostener la mirada de JiMin. Así que sólo asintió, contemplando el suelo— Los dos conseguiremos que cambie de opinión y lo mismo con el resto de los chicos.
JiMin tenía el poder mágico de hacer sentir que los viajes cansados fueran una travesía especial. YoonGi lo adoraba por eso.
—Confiaré en ti.
Su afirmación le arrebató el aliento a JiMin. Parecía que estaba buscando algo que decir y que fuera perfecto, pero eso se le olvidó cuando encontró algo escondido detrás del neumático de la camioneta.
Por la cola esponjosa y algo mugrosa, YoonGi adivinó que era un pequeño gato antes de verlo por completo.
—Oh, mira eso. Un amigo. —La comisura de los labios de JiMin se levantó tenuemente hacia arriba, al mismo tiempo que se inclinaba para alcanzar al gato callejero.
Fue la vista más bonita que YoonGi pudo tener.
—Tú siempre haces eso, acariciando gatos desconocidos. —A YoonGi también le gustaba. Pero el vocalista siempre corría detrás de los mininos esperando poder acariciarlos porque le encantaban—. No olvides lavarte las manos.
Gracias a su alergia, JiMin tenía que conservar una buena higiene después de tener contacto con cualquier felino y gracias a su memoria, Bangtan se lo recordaba a diario.
—No lo escuches, amigo. Él es más de perros. —El menor le dijo al gato, consiguiendo un maullido. Sonriendo sólo un poco más, pasó su palma por la espalda del gato, logrando que el animal se arqueara bajo su toque—. Quería preguntarte esto. Como idol, ¿tengo alguna mascota? ¿Algo como un beagle o un heeler azul? Siempre me gustaron.
La emoción hizo que los ojos de JiMin resplandecieran de una hermosa manera y YoonGi se sintió terrible por apagar su entusiasmo.
—No tenemos el tiempo para eso.
—Oh —murmuró decepcionado—. Triste, aquí no tengo el dinero para eso.
—La última vez que intentaste adoptar un perro fue porque una de tus novias lo propuso. Como si fuera su hijo.
YoonGi cerró los ojos, empapándose del dolor de ese recuerdo. JiMin había estado tan entusiasmado por la idea que diariamente estuvo preguntándole cosas sobre el alimento, los cuidados de un cachorro de raza pequeña y cuál era el veterinario al que Holly iba.
Lo que más le lastimaba fue cuando el vocalista apoyó su cabeza contra su pecho y dijo inocentemente: "Algún día podríamos pasear a Holly y mi perro juntos, ¿qué te parece?". Al rapero no le parecía. Porque ese perro sería criado por el amor de su vida y otra mujer. Sin embargo, lo único que hizo fue sonreírle y tragarse las lágrimas.
—La propuesta no te gustó —adivinó JiMin. Trayéndolo bruscamente al presente.
—No me molestaba que tuvieras un cachorro —aclaró. Vació su ansiedad, rascándose la cabeza—. Sólo... Nunca me acostumbré a tus novias.
—Hombre, no te regañes por eso —JiMin le reprochó, mientras que presionaba sus muslos juntos—. Nadie debe de querer las parejas de la persona que te gusta.
El gato comenzó a refregar su cabeza en la pantorrilla de YoonGi, aunque quedarían un par de pelos en su pantalón no dijo nada. Incluso estiró sus dedos para rascarle detrás de las orejas. Había olvidado la satisfacción que traía acariciar gatos perdidos.
—No puedo verlo así. Verás, cuando supe que estaba enamorado de ti fue porque estaba muriéndome de celos y no he mejorado desde aquel tiempo.
Sonrió con tristeza, mirando la calle solitaria.
—Hay una historia detrás. —Por la forma en que el menor lo dijo y lo miró, estaba interesado por conocer la anécdota. YoonGi odiaba esa historia, pero siempre sería débil ante el chico que adoraba.
Con un gran suspiro, inició un terrible relato.
—Nuestras restricciones para las citas todavía no caducaban, así que era una prohibición. Pero tú querías salir con una chica del staff y me pediste que te cubriera en una práctica.
JiMin silbó de sorpresa.
—¿Para ir a enrollarme?
—Exactamente... Me molesté un montón y grité. —Sería imposible olvidar como los ojos del vocalista se abrieron cuando YoonGi comenzó a alterarse, encogió todo su cuerpo y su labio inferior comenzó a temblar—. Te pregunté si querías echar todo nuestro esfuerzo por la borda. Pensé que lo hacía por el grupo, pero en el fondo supe que lo hacía porque odiaba la idea de que te acostaras con ella.
No quería que ella fuera la primera de JiMin, ni ninguna otra chica. Siempre quiso ser él.
—Cielos —JiMin masculló con sorpresa. Sólo porque no había una expresión furiosa en su rostro, YoonGi continuó hablando.
—Lloraste mucho y me pediste perdón. Nunca me perdonaré la forma en que te hice sentir por celos. No tenía derecho a regañarte, tú que siempre te esforzabas... —Buscó los ojos de JiMin, deseando no encontrarse con el rechazo—. Esto me hace sonar como si estuviera tratando de proteger tu castidad y yo sólo fuera un estúpido cavernícola, ¿cierto?
JiMin le regaló una tenue sonrisa. En este punto era mejor la compasión que el desagrado.
—No creo, los enamoramientos son así de crueles. Pero tampoco descarto que quieras entrar en mis pantalones.
Extendió las piernas, presumiendo su flexibilidad y tuvo a YoonGi recordando porque siempre estuvo envidioso de todas las novias que el vocalista conservó. Todas ellas pudieron ir a la cama con él, ver su espalda desnuda, besarlo y tener abrazos después de correrse.
Justo por eso YoonGi era el monstruo celoso que hirió al propio JiMin.
—JiMin-ah, no puedes decir esas cosas como esas así. —Se talló la mejilla, buscando las mejores palabras. Necesitaba explicarle seriamente la razón por la que no debía hablar de eso—. Escucharlo de tu boca es... Incorrecto, no.
—Te lo tomas demasiado en serio.
Al contario, el menor debía entender la gravedad.
—Si supieras las cosas que quiero hacerte, ni si quiera bromearías con eso.
Tan sólo hablar de un simple beso conseguía que perdiera la respiración.
Justo como la noche pasada. Cuando el abogado le preguntó si lo besaría, YoonGi conocía la respuesta. Lo haría. Jodidamente lo haría.
Por eso lo negó. Si hubiera respondido, no habría podido controlar sus acciones. Se habría lanzado sobre el menor como si fuera un animal hambriento sobre su presa. Tomando lo que quiso desde que conoció al pequeño trainee.
—Dímelas. No me importa escuchar que tú, no... —JiMin hizo una pequeña pausa para corregirse— Me gusta saber que me deseas y sé que te contienes por tocarme. Hazlo, me gusta.
Maldición. Eso no estaba ni cerca de ser una correspondencia a sus sentimientos, excepto que el pecho de YoonGi lo tomó como algo así.
El rapero estiró su mano temblorosa para tocar al chico de sus sueños. Las yemas de sus dedos corrieron por el borde de la cicatriz, apreciando tanto el tejido endurecido como la piel suave en su rostro. Tocó su mejilla hasta terminar por el borde de su mentón, como si estuviera acariciando una escultura a escondidas del guardia de seguridad del museo.
Una vez que su feroz enamoramiento fue alimentado, se apartó y le dio una sonrisa tensa.
—No empieces un juego que no podrás terminar —le advirtió, siendo totalmente serio al respecto.
Las cejas de JiMin fueron hacia la parte superior de su frente. Parecía estar a punto de decir algo sarcástico hasta que el gato se trepó a sus piernas y su cola acarició la punta de su nariz. Entonces se echó a reír por las cosquillas.
Sigue siendo igual de cosquilloso.
—Eso no pasó. —Aclarándose la garganta, JiMin dijo y fijó su atención en el gato.
—A mí me encanta tu risa —YoonGi confesó y aunque su cara se calentó, por primera vez en mucho tiempo no se arrepintió de que su halago no fuera algo discreto. Él estaba volviéndose minúsculamente más valiente con sus sentimientos.
El abogado inclinó la cabeza, viéndose hermosamente apenado.
—No sé cómo responder a eso.
—¿Con otra sonrisa?
JiMin lo intentó, forzó su boca a levantarse en contra de su estado de ánimo y la obligó a hacer una sonrisa con todos sus dientes incluidos. El resultado fue divertidísimo, YoonGi se tragó una carcajada por respeto.
—Mi cara se siente rara así.
—No te preocupes. —Tomó la mano de JiMin tímidamente—. Yo te haré sonreír hasta que te sea raro no hacerlo.
Era una promesa y habría sonado como alguien con mucho estilo si JiMin no hubiese sonreído traviesamente antes de avergonzarlo con toda la intención.
—Empieza por darme besos mientras esté despierto. —YoonGi abrió la boca, pero ningún sonido salió porque estaba demasiado ocupado tratando de apagar el rojo de sus mejillas. Justo cuando estaba por decir algo, el menor levantó al gato en sus brazos—. Oh, espera. Sé cómo hacer que HoSeok nos abra la puerta de nuevo.
El minino de rayas naranjas maulló complacido, luego se echó a ronronear descansando su cabeza en el pecho de JiMin. YoonGi pensó que el gato era un maldito suertudo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro