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07:07

Ante mis ojos siempre estarás hecho de oro.

Demasiado tarde, YoonGi deseó no haber abierto la boca. Pero lo hecho, hecho estaba.

Abrió los ojos y presionó sus dedos contra su boca. Sintiendo que todo su interior se sacudía de una manera enfermiza.

JiMin no dijo nada, lo que fue la reacción más terrible que pudo elegir. Mantuvo sus ojos sobre él y esa expresión indescifrable. Lo que sea que estaba pensando no era bueno ni malo.

Resultó demasiada presión para YoonGi, así que lo primero que hizo fue correr de regreso a la camioneta. Era esa opción o esperar de pie hasta que tuviera ganas de vomitar.

No podía oír nada, su ritmo cardíaco lo estaba dejando medio sordo.

Él lo había dicho.

Después de tantos años, YoonGi soltó la liebre.

Mierda, la cosa resultó tan inesperada. A diferencia de como planeó su primera confesión, con el chico que le gustaba, en su restaurante favorito y a la luz de las velas. Todo estaba organizado, incluso la reacción que tendría ante el rechazo del vocalista.

Esperó con la cara escondida entre sus manos que JiMin regresara al coche. Doble mierda, ¿qué se supone que diría? ¿Cómo actuaría?

A pesar de que trató de estar alerta, brincó ridículamente en su asiento cuando la puerta del conductor se abrió. Creó un espacio entre sus dedos para mirar, arrepintiéndose cuando se encontró con la mirada de JiMin.

Tan veloz como pudo, apartó la mirada y buscó algo interesante en el auto. Necesitaba distraerse y matar la oportunidad de tener una charla. Así que eligió encender la radio, importándole poco que la situación no fuera natural.

Se conformó con una canción aleatoria, que resultó ser de una girldband que se cuestionaba sobre el primer amor.

—Caramba, hombre —JiMin se quejó, dejando caer su cabeza sobre el volante—. Si vas a ignorarme, podrías no intentar matar mis pobres oídos.

Si YoonGi no hubiese estado tan tenso, se habría reído. En su lugar, parte del duro estrés abandonó su cuerpo.

—Sólo es pop —aclaró, fingiendo una sonrisa. No iba a mentir y decirle que no trató de ignorarlo. Esa fue su verdadera intensión.

—No, esto es K-pop. Pop producido en nuestro país por Idols con sus narices operadas.

YoonGi hizo una mueca.

—En mi experiencia, las empresas matarían a cualquier artista que se haga operaciones por estética —explicó, al mismo tiempo que cambiaba de canción. El inconveniente de eso fue que estaba demasiado distraído buscando la estación perfecta para controlar sus palabras—. Además, tu nariz es perfecta y bonita.

Otra vez fue demasiado tarde para arrepentirse por lo que había dicho.

Mientras arrancaba el auto, JiMin no dijo nada. YoonGi comenzó a preguntarse si estaría muy incómodo. Muchos hombres hetero quería correr al lado contrario cuando otro hombre no hetero les hacía un cumplido, simplemente por amabilidad.

—Así que, ¿esto es otra confesión? —preguntó, usando un suave toque de burla. No demasiado agresivo.

—Olvídalo, por favor —le pidió, poniendo una mano en cada uno de sus muslos. Rascó la textura de sus pantalones porque tenía que ocuparse en algo, cambiar la estación de la radio ya no era una opción.

—Si te sirve de consuelo, esa fue una buena línea.

—No me sirve de consuelo.

Definitivamente no era útil. Sólo volvió todo peor para los nervios en la boca de su estómago.

Pero entonces, JiMin hizo algo precioso. Sonrió, con sus ojos brillosos haciéndose pequeños entre el peso de sus mejillas. Y fue tan hermoso como la última vez que sonrió así en la otra realidad.

Su particular sonrisa de Duchenne era el paraíso.

—Lastima para ti, hombre. —Desgraciadamente tan pronto como lo dijo, la sonrisa se había ido.

YoonGi sintió que su confesión no resultó una cosa terrible. El ambiente no estaba incómodo y especialmente porque logró que JiMin sonriera.

Mucho más tarde, JiMin aparcó frente a un edificio blanco, consiguiendo que el GPS por fin se callara. Fue un regalo porque YoonGi había puesto una estación de radio de rock indie y la mayoría de canciones que le gustaban sonaron.

No se molestó en salir de su asiento. Las puertas del sitio estaban cerradas y ninguna luz parecía estar encendida.

—Está cerrado —YoonGi anunció, sonando frustrado. Era muy seguro que algo así pasaría, la noche estaba más que avanzada.

Probablemente si JiMin hubiese cerrado antes Magnate, esto no habría pasado.

Pero tenía que ser un bastardo ambicioso.

—Esto es mi culpa. No debí haber esperado todo el día —reconoció, manteniendo una expresión neutral. La mascara perfecta para cuando metiera la pata y las personas quisieran avergonzarlo por ello.

El interiorista se giró hacia él, se veía bastante cansando. Aun así, le regaló una suave sonrisa.

—No es tu culpa. Fuiste inteligente para tener otro día de ventas.

JiMin no supo que decir por un momento. Él no estaba muy acostumbrado a recibir elogios como un cachorrito. Era más un perro viejo que las personas ignoraban en la calle.

Eligió cambiar de tema.

—¿Qué sigue?

YoonGi se rascó su mentón con sus grandes dedos. JiMin se dijo así mismo que esa observación era extraña.

—Esperar. Perder una noche no es tan malo. Buscaré un hotel cerca y podemos...

Hotel. La palabra alarmó tanto a JiMin. Los hoteles eran demasiado caros y él quería asegurarse de no desperdiciar dinero.

Casi podía escuchar la voz de Amelia diciéndole que su vida era distinta ahora y tercamente eligió silenciarla. Su cerebro estaba en modo no interrumpir por las próximas horas.

—Estaré bien durmiendo en la camioneta —le aseguró lo más rápido que pudo.

Se ganó una mirada extrañada de YoonGi.

—¿Estás seguro?

—¿Para que gastar en un hotel cuando sólo somos nosotros? —De cualquier forma, JiMin padecía de insomnio, tardaría horas en conciliar el sueño. Dormir en asientos de cuero en lugar de un viejo colchón no sería una gran diferencia— O puedes alquilar una habitación para ti.

Agregó esa opción, esperando que YoonGi no se sintiera comprometido y eligiera un sitio que podía pagarse. Después de todo, era un idol de una talla grande. Podía ser que no estuviera acostumbrado a dormir en sitios que no fueran una cama de seda.

Para su sorpresa, el mayor sacudió la cabeza.

—No, está bien. Viajamos mucho, así que siempre duermo en nuestra furgoneta. O solía hacerlo —agregó la última frase con el ceño fruncido.

JiMin no pudo evitarse sentirse mal por el hombre. Debió ser difícil perder toda su realidad de la noche a la mañana y sin ningún aviso.

—Si te parece puedo dar una vuelta a la ciudad para arrullarte —comentó, masticando su labio como hubiera hecho si tuviera goma de mascar. YoonGi sonrió por un segundo, luego miró sin poca discreción su boca.

Cierto, el hombre lo quería. JiMin no estaba acostumbrado a ese tipo de atención y eso le hizo preguntar cómo se vería ante los ojos del chico mayor. ¿Sería caliente? ¿Como un ángel?

Analizó la mirada que YoonGi tenía sobre él, esperando encontrar la respuesta. Excepto que su acción tuvo el efecto contrario, el diseñador de interiores metió las manos en sus bolsillos y retrocedió. Debía estar avergonzando por mirar con deseo y haber sido atrapado en el crimen.

—¿Quieres algo de cenar en particular?

—Leche de fresa.

Quería más unas gomitas dulces. Lástima que eso no estaría ni cerca de llenarlo.

—No vas a cenar sólo eso —YoonGi le reprochó con un tono suave. Inevitablemente su voz se engrosó de una manera que JiMin sólo podría describir como masculina—. No te muevas.

Sin importar cuánto lo evitara, tuvo que resoplar. Sencillamente porque no estaba acostumbrado a recibir indicaciones. Por eso la mayoría de los días de su vida fueron horribles, JiMin fue joven e inexperto para tomar decisiones claves.

—Como si fuera a irme a algún lado cuando tú tienes las llaves —murmuró a nadie en particular. Observó la figura de YoonGi desaparecer en la obscuridad de la ciudad y decidió que no quería quedarse sentado sin hacer nada mientras esperaba.

Si se ocupaba no sentiría la repentina soledad.

La mejor opción fue saltar a la parte trasera del coche, en ese lugar la cena podría ser más cómoda.

Sólo esperaba que a YoonGi no le molestaran las migajas o tendrían que comer en la acera. Aunque lo dudaba, el hombre de la otra dimensión no se veía como alguien estricto con la limpieza y en caso de que eso sucediera JiMin tenía la impresión de que él podría salirse con la suya.

La noche era bochornosa por lo que tuvo que sacarse su sudadera. Justo cuando estaba guardando la prenda en su maleta barata, escuchó pasos.

—Te dije que no te movieras —YoonGi dijo, una vez que estuvo sentado junto a él. Era obvio que no estaba siendo serio, trataba de bromear—. ¿Está bien si no cierro la puerta? Hace mucho calor.

Era adorable que el propio dueño del coche necesitara su opinión para algo tan sencillo. Contando todo el dinero y poder que tenía, sería tan fácil hacer lo que quisiera. Pero ahí estaba, preguntándole sobre cada pequeña cosa como si JiMin tuviera una opinión muy valiosa.

—Hazlo. Mis muslos están todos sudorosos.

YoonGi medio rio, medio gimió.

—Demasiada información.

Sintiéndose de un humor particularmente bueno, JiMin puso toda su atención en las bolsas que el diseñador sujetaba. Olía bien, lo que era un poco obvio. La comida callejera siempre era sensacional, barata y rica.

—Hombre, ¿esto es lo que creo que es? —preguntó mostrando una pizca de felicidad. El aroma se volvió más intenso y familiar mientras YoonGi le tendía su cena envuelta en aluminio. Sabía que se trataba de un sándwich con un generoso relleno de huevo, queso y jamón— Caramba, amo esto.

—Lo sé. Comerías esto por una semana entera si pudieras. —YoonGi levantó las comisuras de su boca—. Como no siempre comemos en la calle, creí que ahora sería un buen momento.

Hizo un ruidito feliz en el primer bocado.

—Muy listo y condenadamente rápido. Nunca nadie me consiguió una cena tan rápido. ¿Corriste o algo?

—Prefiero evitar correr.

—Buena respuesta —admitió. En su cara había el fantasma de una sonrisa.

—Conozco la ciudad, viene con HoSeok las vacaciones anteriores. Visitamos a su hermana y le dimos su regalo de bodas.

Los hermanos y sus estúpidos regalos de boda. JiMin no tenía buenos recuerdos con esas dos palabras dentro de una misma oración. Por fortuna eran eso, nada más que recuerdos.

—¿HoSeok? —YoonGi sonrió abiertamente ante su pregunta.

—HoSeok es el mejor tipo del mundo —le aseguró, mostrándole todos sus dientes en la sonrisa—. Todos en el grupo lo adoramos, sin importar lo muy ruidoso que sea. A veces parecía uno más del trío del terror.

—¿El trío del terror?

Era un apodo muy divertido. Quién quiera que fuera debió hacer algo para ganárselo.

—TaeHyung, JungKook y tú. Son una pesadilla para todos los Hyungs.

Mientras el chico le contaba, sacó una leche de fresa de una bolsa de compras. JiMin la recibió un poco sorprendido. No había esperado que YoonGi lo consintiera de esa forma y no había esperado esa sensación difícil de nombrar tibiándolo por dentro.

—Cielos, yo, gracias —murmuró, apretando el envase.

—No es nada. —YoonGi hizo una pausa, mirándolo sin pestañear. Sus ojos estaban quietos sobre los bíceps del menor—. Ah. ¿Tienes tatuajes? Parece como si los tuvieras.

Debía ser difícil encontrarlos porque la única luz venía del techo de la camioneta y algunas farolas de la calle.

Después de darle un trago a su bebida dulce, JiMin habló.

—Los tengo. Pero si quisieras verlos tendría que desnudarme.

No estaba bromeando, eso realmente tendría que pasar. El camino de tinta estaba en lugares menos visibles y lugares que nunca deberían ser visibles.

YoonGi debió tomarlo como un coqueteo porque se atragantó por un instante.

—Ah, mejor no. Sé que te gusta el striptease, pero dejémoslo para otra ocasión.

Sin importar que la iluminación fuera pésima, las mejillas del mayor se veían un poco rojas.

JiMin nunca conoció a algún hombre que se sonrojara cuando él hacía un comentario de ese tipo. Había un par de chicas en sus recuerdos y ninguna de ellas le provocó lo mismo. El interiorista fue mucho más intenso, más especial.

Ver la piel lechosa de un hombre adulto volverse algo rosa no fue ridículo.

Resultó... Dulce.

YoonGi era dulce porque lo deseaba.

Decidió que quería saber más sobre eso y esperó que al mayor no le molestara su interrogatorio. Si se confesó era porque estaba listo para hablar sobre eso, esa era la lógica.

—Así que, estás atraído a una versión mía y por eso pediste un deseo que lo cambió todo —comentó, de la manera más casual que podía decirse.

Hubiera preferido que la charla fuera en el día, así podría ver mejor las reacciones contrarias.

—De manera resumida, sí —dijo, sonando incómodo. Incluso en la obscuridad JiMin podía ver sus hombros ponerse rígidos.

—Las versiones resumidas son aburridas —se quejó, lanzando una gran mordida a su emparedado. Ni si quiera tenía idea de lo hambriento que estuvo todo este tiempo. Los dulces debieron engañar a su apetito, como pasaba a diario.

Tomó un largo momento que YoonGi volviera a hablar.

—Ah, mierda. Me gustas desde que tenía dieciocho, el día que nos conocimos... Pensé que eras horrible.

—Tan romántico.

YoonGi se rio. Fue un sonido que hizo que la piel de JiMin se erizara.

—Eras horrible, pero de alguna forma entrañable. —El hombre consiguió una sonrisa boba y JiMin se estremeció. Esa era la mueca de alguien con un flechazo demasiado fuerte—. Te esforzaste mucho para debutar, incluso cuando las cosas se pusieron especialmente feas para ti.

—Me siento poco sorprendido por ese dato.

En otro mundo también estaba salado para perseguir sus sueños, que predecible.

—Pero lo lograste. —Recibió una densa mirada de YoonGi que lo hizo sentir de un millón de dólares—. Aceptaste esas dietas de mierda, ensayaste hasta desmayarte y aunque llorabas por lo duro que era, luchaste con cada gramo de tu ser.

—Debí ser alguien increíble —masculló, luchando para no mostrar alguna emoción de más.

—Comenzaste a gustarme por eso y terminaste por enamorarme de cada aspecto tuyo —confesó con una sonrisa floja—. Así ha sido desde entonces. He suspirado por ti en silencio.

JiMin frunció el ceño. Eso sonaba como algo que él vivió por un tiempo.

—No es mutuo.

Explicaba perfectamente porque el mayor actuó tan avergonzando después de confesarse, también porque YoonGi pidió un deseo para cambiarlo todo.

Era un enamoramiento no correspondido.

Esta vez la carcajada que YoonGi dejó escapar no fue de felicidad. Cualquiera que no le prestara realmente atención, diría que era un sonido de diversión. Sólo que no, el hombre estaba tan herido y reír era lo único que le quedaba.

—Ni de lejos. Eres de los hombres más heterosexuales que he conocido.

Eso debía ser un desastre. JiMin sufrió intentando que Amelia lo mirara como más que un amigo. No podía imaginar que complicado sería aumentando sexualidades a la discusión.

—En este momento eso no es un cumplido.

—Está bien, ya lo acepté. Amo ser tu Hyung favorito, pero odio a todas tus exnovias.

El resentimiento en su voz era palpable. Su corazón debía estar hecho jirones.

Pobre chico. JiMin quería hacerlo sentir mejor de alguna forma, así que tomó su leche de fresa y puso la pajilla frente a sus labios.

—Ten.

YoonGi lo miró con una triste diversión.

—¿Para ahogar mis penas o algo así?

—Estaba pensando más en darte un beso indirecto, pero también. —Esperó a que YoonGi se avergonzara, excepto que el chico suspiró y se inclinó para darle un trago a su bebida—. ¿Por qué no tartamudeaste? Me siento decepcionado.

—Hemos dormido en la misma cama. Difícilmente esto me hará sentirme apenado —aclaró. A pesar de eso, todavía se escuchaba bastante tímido.

La sonrisa victoriosa de JiMin desapareció.

—¿Te gusto ahora? —le cuestionó seriamente, dejando su plato vacío sobre la tapa del motor. Escuchó como YoonGi jadeaba como si alguien lo hubiera pateado para quitarle todo el aire.

Al parecer, para conseguir que actuara apenado JiMin sólo debía tomarlo por sorpresa. Si le avisaba actuaría más normal.

—¿Ahora te refieres a...?

—Como a esta realidad. Dijiste que soy una persona diferente aquí y lo admito, no luché tanto para seguir bailando. —Intentarlo le arruinó la vida, al igual que le dio una nariz rota—. Aunque no sea tan apasionado como siempre y mi cara esté golpeada. ¿Todavía te atraigo?

No perdió la calma mientras le explicaba al mayor.

Quería saber.

—Si soy honesto, ¿no te haría sentirte incómodo?

—Es un poco tarde para preocuparse por eso. —Bufó—. Llevamos toda la conversación y no me he apartado de ti.

De hecho, su pie estaba tocando la rodilla de YoonGi. No supo por que fue consciente de eso con tanta fuerza.

La distancia se redujo drásticamente porque YoonGi se inclinó un poco hacia el oído de JiMin.

—Todavía me gustas —susurró, como si fuera un gran secreto. En realidad, lo era—. Así que no digas que no eres apasionado hasta que yo mismo lo compruebe. Desconozco que es lo que has vivido, pero sé que el chico del que estoy enamorado tiene el mismo corazón.

—¿Cómo lo sabes?

No pudo evitarlo, su voz tembló un poco. Al menos el diseñador era incapaz de ver su cara en esa posición.

—Porque te he amado por muchos años y no hay nadie que te conozca mejor que yo.

Tomándolo de la camiseta, JiMin se negó a dejarlo ir. Era muy pronto para aceptar la distancia después de haber escuchado esa fe ciega en él.

Nunca nadie le creyó con esa fuerza.

Nunca nadie lo amó intensamente.

—Entonces, ¿me besaría?

—Mierda, creo que estoy imaginando cosas —El mayor sonaba bastante extrañado y trató de zafarse de su agarre, pero JiMin no estaba teniendo nada de eso.

Si tenía que decirlo mil veces más hasta tener su respuesta, lo haría.

—Antes, sospechaba que te gustaba, como para coger. Resultó que no es así —evidenció. Porque había una forma distinta entre un gustar para tomarse las manos y un gustar para una noche. Nunca se imaginó que YoonGi estaría en la primera categoría por él, aunque las señales siempre estuvieron ahí—. En serio, si tuvieras la oportunidad, ¿me besarías? No un beso a través de una pajilla, uno real.

—¿Cómo me preguntas eso con tanta tranquilidad? —YoonGi prácticamente chilló. Era obvio que estaba temblando—. ¿Alguna vez te has besado con un hombre?

—Bueno, no.

No había pensado en eso. Olvidó pensar en YoonGi como un hombre o una mujer, simplemente lo consideró como una persona que tenía sentimientos profundos por él.

¿Eso era malo? ¿O raro? Quizás muy raro. Mirándolo desde el ángulo en que el interiorista lo colocó, no era normal que un hombre hetero preguntara algo como eso tranquilamente.

YoonGi suspiró, tomando sus manos y obligándolo a soltarlo.

—No, JiMin-ah, no te besaría. Porque eso sería una locura.

—Sólo era una pregunta —murmuró. Sintiéndose ligeramente de malhumor gracias al rechazo de YoonGi.

—Ya terminaste de cenar, toma tu cepillo de dientes. Vi unos baños en los que podemos asearnos.

Si JiMin hubiera sido alguien de haber pucheros, habría hecho un gran puchero. En cambio, obedeció al hombre sin decir ni una sola palabra. Se prepararon para descansar con el aire tenso entre los dos al mismo tiempo que fingían que no pasaba nada.

Cuando se echó a dormir en los asientos traseros, únicamente porque el interiorista millonario insistió en dormir en el asiento del copiloto, algo extraño pasó.

La puerta de los asientos traseros se abrió en silencio, justo por donde la cabeza de JiMin descansaba en una almohada hecha con sus camisetas. Consideró en abrir los ojos, aunque eso le quitara el avance de sentirse adormecido. El insomnio en verdad era un hijo de puta con él.

Cualquier plan murió cuando sintió que una frazada caía sobre sus hombros.

YoonGi me está arropando. Reconoció y luchó con una sonrisa.

El mayor no debió saber que estaba despierto porque quitó algunos mechones de su frente tiernamente y plantó un delicado beso ahí. Luego cerró la puerta luchando por mantenerse silencioso.

JiMin se permitió sonreír.

Mentiroso. Sí me besarías. 

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