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|31|Uno para todos y todos para...
–...y tuvimos que recogerla en la comisaria, oh, mio caro, enserio nos haces falta en la granja, eres al único al que tu abuela le hace caso...
Luca rio silenciosamente –tratando que el nudo en su garganta mostrara su dolor–, limpió sus lágrimas con la manga de la sudadera prestada; cuidando que sus gruesos anteojos no se cayeran. Se encontraba hecho ovillo en el asiento del copiloto en espera de Barley volviese. Siendo que el mayor había entrado a su estudio para dejar todo en orden, para poder llevarlo al departamento con más calma. Con el celular pegado en su oreja, le llegó el sentimiento de refugiarse en la voz de su madre.
–...no hay día donde tu tío no extrañe tu presencia o que tu padre entre a tu vieja habitación esperando que tu estés allí. Todos te extrañamos, mi burbujita.
–Yo también los extraño, me gustaría que me visitaran para mostrarles lo bello que es Portorosso.
Sonrió tontamente al escuchar la risa suave de su madre; la extrañaba al igual que la necesitaba en esos momentos. Tenía tantas cosas que decirle, consejos que pedirle y abrazarla hasta terminar llorando en sus brazos como cuando era una cría.
–Podría hablarlo con tu padre y verte en tu cumpleaños, tan siquiera un día –propuso en un tono dulce y compasivo.
–Me encantaría...
–Bien, entonces, te dejo, supongo que no tardas en entrar a tus primeras clases.
La emoción se esfumó al escuchar lo último, tomó uno segundos en reflexionar si quería o no colgar. No sabía lo que sucedía a su alrededor o lo que pasaba consigo mismo. Quería escuchar su voz un poco más, quería consuelo de ella.
–Mamá –su voz tembló mientras su miraba cristalizaba mientras observaba las gotas de lluvia deslizándose en el cristal de las ventanas del auto. La tormenta empeoraba con el pasar de los días.
–¿Sí?
–...embarace a Alice.
Hubo un silencio tenso en la llamada, con su mano libre apretó la tela de su pantalón negro esperando una respuesta de ella o un regaño tan siquiera. Necesitaba decírselo a alguien.
–Oh... ¿y planean tenerlo o...? –dejó la idea al aire, él sabía que su madre se reusaba a la idea de los abortos, pero ella nunca dejaría que sus opiniones personales lo afectasen. Era lo que más amaba de ella.
–Queremos tenerlo, pero no sé si podre ser un buen padre...digo, toda mi vida creí que yo sería la madre, pero...m-mamá, enserio la jodí, nos estábamos cuidando y Alice intentó ponerse al corriente para abortarlo de manera segura –solloza con tristeza–...n-no podemos.
–Luca, cariño –lo interrumpió preocupada y con la voz más baja posible; lo más seguro para que nadie más de su familia se enterase–, realmente ya no puedo regañarte como una cría o decirte que está bien o mal. Soy tu madre y te diré lo mismo que me dijo tu abuela cuando me embarace de ti antes de casarme; hagas lo que hagas siempre serás mi hijo, pero tienes que afrontar las cosas por ti solo, habrá un día donde yo no estaré más y quiero irme tranquila sabiendo que podrás luchar solo. ¿Qué es lo que realmente te preocupa?
–Mi alma gemela, eso es lo que me preocupa tanto, mamá, lo encontré, y no sé si decirle o no del bebé, no quiero que él me odie, pero tampoco quiero abandonar a mi hijo.
–¿Lo encontraste? –susurró incrédula.
–Sí, pero no quiero casarme con Alberto aun, pero él es una bestia increíble y me gusta...y mucho.
–Tienes que decírselo cariño, si él es tu alma gemela entenderá tus razones.
–¿Y sí me odia?
–Entonces, no es la bestia con la que debes pasar toda la vida. Tú tienes que hacer lo que tú crees que sea correcto. Un bastardo no es cosa fácil, cariño, pero tampoco imposible; solo son crías de mucha atención. La gente cree que son errores, pero sólo son criaturas exiliadas y maltratadas sin razón...como tu padre y tu tío que son bestias de las profundidades.
Él suspiró con pesar, con las primeras lagrimas escurriendo por su mejilla; provocando que esas bellas escamas verde azuladas se mostraran.
–Tengo miedo...
–Es normal, mi niño, pero son consecuencias que uno tiene que afrontar. Tú lo provocaste. Sé que tienes el corazón y la mente para afrontarlo.
No dijo nada, ella decía la verdad. Alice se embarazo de él y él tenía que afrontarlo; hacerse responsable. Sin muchos ánimos se despidió de su madre y ella le devolvió la despedida con mucho cariño, recordándole que lo amaba sin importar las consecuencias. Cuando la pequeña pantalla de su teléfono marcó el final de la llamada, cerró con un movimiento la tapa antes de abrazar sus piernas con fuerza en búsqueda de consuelo. Ocultó su rostro en ellas. Se sentía perdido y devastado, que lo único que lo sacó de sus pensamientos fue cuando la puerta de su costado se abrió.
Al levantar levemente su rostro se sorprendió al ver bajo su paraguas a Barley con una sonrisa animada mientras alzaba una bolsa que desprendía un fuerte y delicioso aroma a comida china.
–Ya deje todo listo con mi equipo, así que podré acompañarte un rato en lo que terminan el turno los chicos –comentó con una sonrisa que mostraba sus colmillos.
–No tenías que hacerlo, podrías sólo dejarme en el departamento –susurró apenado tomando las bolsas con comida.
–Nah –hizo un ademan con la mano despreocupado–, me merezco un descanso y no es recomendable para estar solo con todo esto de la revista. Se pondrá peor...créeme –dijo seriamente lo último, algo que tenso un poco al menor.
Luca volvió a suspirar con pesar, miro la comida y luego a la bestia robusta para luego terminar sonriendo levemente.
–Grazie, Barley.
–Para eso están los amigos, pequeñin –golpeó su hombro de forma amistosa antes de cerrar la puerta del copiloto con intenciones de volver a sentarse en el lado del conductor.
–"¿Sabes, Alberto? Por casi toda mi vida tenía miedo de estrechar relaciones con otras bestias, temía ser de nuevo el blanco de las burlas o que se aprovecharan de mi como siempre, pero ahora me doy cuenta como existen humanos y bestias crueles, existen humanos y bestias increíbles."
El sonido del viejo y desgastado motor de la camioneta se hizo presente junto el brusco movimiento que hacia al encenderse, Luca no tardo en ponerse el cinturón de seguridad mientras con su otra mano abrazaba la comida. No obstante antes de que dedicara a otra cosa en lo que llegaban al departamento, escuchó el claro sonido de una notificación de mensaje. En lo que Barley encendía el limpia para brisas y buscaba de una mochila algún cassette de su interés. El menor abrió la tapa de su teléfono con el ceño fruncido al ver que era un número desconocido. Al abrirlo sintió un fuerte escalofrío al leerlo:
《"Te quiero en mi oficina, ahora, no me importa donde mierdas estés, Paguro"》
[...]
–¡Oh, sí! ¡Esta es la que vamos a enmarcar para el atelier! –exclamó Giulia con una enorme sonrisa tomando una de las fotografías, alzándola en frente de la cara de su socio.
Con indiferencia Ercole movió la mano de su acompañante lejos de su rostro.
–No está mal, se le ve bien con el traje negro, pero me gusta este de estilo inglés –comentó mostrándole la fotografía con media sonrisa; provocando que ella riera suavemente.
–Podemos enmarcar ambas con la portada de la revista.
Él asintió de manera calmada, sin dejar de verla; algo que no pasó desapercibido por Ciccio y Guido. Ambos mejores amigos compartieron miradas, sabiendo que a pesar de todo ellos seguían teniendo sentimientos por el otro, pero eran un par de orgullosos de mierda.
Curiosos Miguel y Russell tomaron una de las fotografías de la barra, Camilo las había traído para Luca. Cada una de las fotografías profesionales mostraba el porte y la elegancia del menor a la hora de modelar cada uno de los trajes de conjunto de la temporada de otoño. Realmente parecía un modelo profesional, y si no fuera por sus ojos brillantes e inhumanos, pasaría como otro humano más.
–Parece incluso un muñequito de porcelana –susurró Miguel mirando con detalles una de las fotos, realmente asombrado con la imagen angelical de Paguro.
–Realmente hicieron un gran trabajo con el maquillaje –felicitó Madrigal volteando a ver al castaño y al rubio–, el diseñador no pudo estar más que contento con los resultados, que colocó a Luca en la portada.
–Es increíble lo natural y perfecta que se ve su piel –comentó asombrada Giulia–. En real lo hicieron increíble.
Ambos encargados rieron nerviosos y avergonzados ante tanto halago.
–Fue todo un reto –musitó con una sonrisa temblorosa Guido, desviando su mirada mientras rascaba su nuca.
–La piel de las bestias es mucho más delicada que la de un humano –suspiró Ciccio, recargándose en la barra–. Tuve varios días de desvelo en la biblioteca leyendo con Guido libros de dermatología y anatomía bestial.
–No existen artículos sobre maquillaje para bestias, lo único que nos ayudaba era los libros de teatro que explicaban como hacían los actores y bailarines para que su piel no brillase en el escenario –finalizó Guido derrotado–. Fue pura suerte.
–Al igual que prueba y error.
Giulia les sonrió.
–En serio se lucieron –los animó con sinceridad, bajando su mirada a la revista–. Sin duda, algunos tienen mucha más suerte que otros para triunfar.
Ercole la miro de reojo y sin decir nada entrelazo su mano con la de ella, dándole un ligero apretón; que hizo que ella se sobresaltara y lo mirase confundida.
–No te agobies, llegara nuestro momento –comentó él con seriedad.
–Sí, Giuls –animó Guido con una enorme sonrisa–. Luca es nuestro amigo y de nuestro equipo, si él triunfa es un logro para nosotros también.
–Además él nos necesita más que nunca –añadió desanimado Ciccio mirando la revista–. Todos los programas están al asecho de él, se lo comerán vivo solo por salir en la portada.
–Tienen razón –musitó ella con pesar peinando hacia atrás su abundante cabellera–, solo que...no sé...simplemente me siento mal conmigo misma. No tardare en cumplir veintisiete y siento que no avanzó en nada.
–No todos avanzamos al mismo ritmo, rojita –comentó Miguel con una sonrisa relajada–. Algunas metas tardan más que otras y a veces cambian.
–Solo no te agobies y menos cuando falta nada para el desfile –finalizó Russell.
–Tengo ganas de ver a Luca en pasarela con el conjunto que hicieron.
Giulia sonrió –aunque esta vez mas apagada–, aunque sentía orgullo y felicidad por su amigo, también sentía envidia y desconsuelo. ¿Por qué se siente tan miserable?
Soltó la mano de Ercole y arregló su mandil.
–Iré a fumar un rato en la oficina antes de abrir –dijo cabizbaja encaminado hacia lo dicho, tratando de eliminar todo mal pensamiento de su cabeza. No le gustaban esos sentimientos.
Todos la miraron irse sin decir nada, sabían que ella necesitaba reflexionar antes de cometer o decir alguna estupidez.
[...]
Sus pasos se escuchaban por toda la recepción de la compañía, el lugar era hermoso y colorido, lleno de vida como para ser una agencia de modelaje. Desde que estacionaron la camioneta en frente de la entrada, en esta se encontraba con un porte elegante y firme la modelo con quien trabajaba Camilo, Isabella, acompañada de una mujer fortachona de expresión intimidante para cualquiera. Los guiaron a él y Barley dentro de las instalaciones del lugar. Ninguna mujer decía nada, ni siquiera le dieron la bienvenida. Aunque tampoco tenía el valor de hablarle a la profesional.
Encaminaron en silencio hasta la oficina de la mujer, tras la tormenta de afuera todo el lugar estaba helado; lo cual provocaba que se abrazara a si mismo con aquella enorme sudadera. Incluso hacia tanto frio que sus lentes comenzaban a empañarse. La mujer más alta abrió la puerta para la morena, quien se lo agradeció con sutileza antes que se retirara, pasando de lado de las dos bestias que se sintieron intimidadas con su mirada seria.
Sin duda las mujeres humanas comenzaban darle miedo.
De nuevo lo único que se escucha eran los tacones de Isabella mientras se dirigía a tomar asiento detrás de su escritorio demasiado pulcro y adornado con múltiples y coloridas macetitas de gran variedad de plantas americanas muy bien cuidadas, que hacían darle un gran contraste en toda la habitación blanca; donde también decoraban grandes cuadros donde ella era la protagonista.
Un suspiró salió de sus labios pintados antes de mirar con seriedad a Luca; quien trataba de evitar su mirada a toda costa.
–¿P-para qué me citaste? ¿Y cómo tienes mi número?
–Lo tengo desde que trabajaste para mi padre –desinteresada y aburrida hizo un ademan con su mano antes de recargarse de codos sobre su escritorio–. Y la razón de porque te cite, ¿no es obvia? Es para salvarte de ser cazado por la prensa. Estas en los tutelares, muchacho. La prensa no tardara en encontrarte y tus supuestos "amigos" están aprovechando de tu fama.
–¿Amigos? –dijo desconcertado, no se imaginaba a los chicos hablando con la prensa sobre su vida privada.
–Tus compañeros de clases, aún no saben que tus únicas relaciones son con humanos.
Luca no dijo nada solo agacho la mirada al suelo, tratando de comprender qué diablos hablarían de él, ya que nadie de su salón le dirigía la palabra –al menos que tenga la intención de ligarlo–.
–No te mentiré, hasta yo quedé sorprendida que fueras el que protagonice la portada de Encanto. ¿Tienes en cuenta la importancia de la revista no solo en Europa?
–¿Por qué no fui notificado?
–Lo más probable porque fue una decisión de última hora, la idea de tener a la primera bestia trabajando de modelo es demasiado tentadora. Es un cebo para llamar la atención de todos y hacer reconocida la marca por ser "exclusiva" – hizo comillas con sus dedos antes exhalar y optar una postura firme en su silla–, pero creo que tu mayor problema ahora; es que eres un modelo novato y sin agencia. Eres carnada fresca.
–¿Cómo que carnada fresca? ¿Qué se supone que hare ahora que la mayoría me reconoce? –exclamó realmente perdido y alterado en todo lo que ocurría a su alrededor y comenzando a dar vueltas por la oficina– ¿Qué se supone que are ahora que toda mi universidad sabe de mi existencia?
–¿Aun tienes planeado ir a la universidad?
–¿S-si? Es lo correcto –su voz sonaba dudosa volteando a ver a Barley en búsqueda de una respuesta.
El mayor se mordió el labio inferior y desvió la mirada.
–Yo no fui a la universidad, Luca –susurró inquieto sobándose el cuello.
–¿Pero tienes tu propio negocio y eres uno de los mejores?
–Trabaje desde la preparatoria para pagar la universidad de mi hermano –respondió en voz baja y desanimada–. Nunca fui a la universidad.
Él se mordió el labio inferior.
–¿Qué estas estudiando?
–Contabilidad –volteó a verla con desconcierto.
–¿Y te gusta tu carrera como para volver allí después de todo este escándalo?
Cada pregunta que le hacía, lo miraba con seriedad, tomando muy enserio esta conversación. Se quedó callado unos segundos; tantas veces que había dicho que odiaba su carrera al punto que no soportaba las clases ni sus compañeros. Que siempre esperaba el momento que terminasen las clases para huir de allí.
Pero...tenía que tener una carrera, necesitaba hacerle a entender a todos que no era un idiota por dejar sus estudios.
–"No sabía en qué pensar en ese momento. Odio con toda mi alma estar encerrado allí, pero ¿valdría la pena dejarlo solo para ser modelo u otra cosa?
Necesito un trabajo estable que no me haga morir de hambre de lugar de una carrera que parecía surreal. ¿Estoy capacitado para ser modelo?"
Isabella se puso de pie y encaminó hacia él. Sus pasos y posturas eran dignos de hacerla merecedora del título de modelo profesional, como él podría pensar que llegaría a ser como ella.
Estaba muy lejos de su alcance...
–"No sabía si estaba seguro de seguir con esto, ¿en verdad podría ser un modelo?"
–La universidad es importante, mientras tú quieras estar allí. Si no es lo que te anima como para luchar con un montón de casas recompensas e hipócritas, ¿por qué querrías volver?
–¿Y si falló como modelo? –tartamudeó con miedo mirándola.
–No lo sabremos, si no lo intentas, nada te asegurara de tener un trabajo al terminar. La experiencia es un factor importante.
–Para ti es fácil...
Antes pudiera continuar fue interrumpida con una fuerte carcajada.
–No voy a inventarte una historia de superación o esas mierdas, tuve suerte de ser hija de un diseñador y que tuve muchas puertas abiertas sin importar mi tono de piel, pero si te puedo dar el ejemplo de Camilo y su familia, al ser hijo de un hombre negro no tuvo una vida fácil. Apenas podían sobrevivir con el trabajo de su madre y los concursos de Dolores, ¿por qué crees que es una de las mejores pianistas? Ella lucho contra mucha discriminación y problemas por ser de color, ahora ella tiene una vida más estable y está casada con uno de mis modelos. Ella paso por mucho al igual que Camilo...por eso él vio potencial en ti, sin importar tu raza. No es un camino fácil, incluso tiene mucho que ver la suerte, tu entorno y tu potencial.
Un corto silencio se formó en el lugar, hasta que ella volvió a hablar.
–Te vuelvo a preguntar –lo tomó de los hombros para verlo directamente a los ojos con determinación–, ¿enserio quieres continuar soportando mierdas?
Luca se separó suavemente para poder retroceder unos pasos, se quitó sus gafas para poder pellizcarse la fuente de su nariz.
–Nunca será tarde para volver a estudiar, muchacho –susurró comprensiva recargándose en el borde de su escritorio.
Luca cerró su mirada y suspiró para voltear a verla con seriedad.
–Si logró tener una carrera como modelo, ¿me ayudaras a ocultar a mi hijo y a la madre de él?
Tanto Barley como Isabella se quedaron asombrados por la información, ella abrió su boca para luego cerrarla y asentir.
–Podre hacer algo para ayudarlos, tanto el dinero que se destine a ellos como poder proteger su privacidad.
Él se calmó y enderezó su postura.
–Tendré que dialogar varios términos y condiciones, si vamos a trabajar juntos.
–Me parece bien –dijo calmada poniéndose de pie para poder pararse en frente de él–. Dialogares todo lo que podamos para crear tu contrato, si eso significa que estarás en nuestra agencia.
Estiro su mano hacia él, pero Luca volvió a retroceder.
–No estrechare mi mano con la tuya hasta que lo dialogue con mi equipo.
–¿Equipo? –susurró desconcertada.
–Once, once, es mi equipo profesional. No voy a unirme hasta asegurarme que ellos también tengan su lugar como mi equipo de maquillista y estilista. Ellos son lo que me dieron alas para estar aquí, y trabajamos juntos.
Ella lo miro sorprendida por unos segundos antes de soltar una sutil risa; cual tapó con su mano.
–Entonces, esperare ansiosamente tu respuesta, Paguro.
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