Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|| 30 ||

|30|En el ojo del huracán

–"Toda mi vida he crecido rodeado de bestias y me mantenía alejado de los humanos...aunque habían en mi pueblo, siempre hubo un rechazo hacia ellos, como ellos hacia nosotros.

Los humanos y las bestias no se mesclan, era una regla no escrita que nos dejó marcada nuestra historia donde éramos esclavos, discriminados, exiliados e incluso éramos casados y comidos.

Las bestias aunque quieren vivir en paz en la tierra, no quieren hacer amigos con aquellas criaturas terrestres que nos hicieron vivir un infierno en tierra y mar. No todos los humanos son monstruos sin corazón, ni todas las bestias son santas y de buen corazón.

Simplemente la idea que una bestia triunfando en el terreno humano era algo inimaginable...era algo imposible."

Cerró sus ojos en completa paz mientras en el viejo tocadiscos derrumbado sobre uno de los muebles de la habitación, resonaba She's a rainbow de The Rolling Stones. El suave viento del ventilador del techo resoplaba sobre los dos cuerpos separados por un muro improvisado de almeadas de fundas de colores. El relajante aroma del incienso de jazmín lo tranquilizaba al igual que el calmado golpeteo de las primeras gotas de lo que sería una fuerte tormenta. Era una madrugada demasiado tranquila, incluso sabiendo que era un lunes.

Había pasado ya una semana y media desde que se mudó con Giulietta y Barley, con el paso de los días, la incomodidad disminuía lentamente y comenzaba a disfrutar la compañía de ambos. Aunque si le costaba acostumbrarse a dormir junto con la mujer en la misma cama. Siendo que ella dormía usando una camiseta –cual era demasiado obvio que le perteneció a Visconti– junto con solo unos pantis. Obviamente no había ninguna intención maliciosa por parte de ella y él no quería que ella no durmiera a gusto solo por su incomodidad; siendo el muro de almohadas la protección de ambos. Él al contrario de ella si dormía con un pijama sencillo y cómodo, que cubría su pequeño cuerpo. Aunque también no faltaba mucho para que su habitación sea habitable, todos daban un momento de su tiempo para remodelarlo; siendo Alberto el único que no ha podido ayudar por sus estudios.

–Luuuuuca, Teeeengo hambre –se quejó fuertemente la pelirroja rodeando por toda la cama matrimonial hasta apoyarse encima del menor.

Entre abrió su mirada para mirarla con fastidio, Giulia sonrió mostrando su dentadura antes de ser ignorada por su pequeño "cuñado".

–Habló enserio –volvió a dar una vuelta sobre el colchón quedando boca arriba y con sus piernas enredadas sobre las sabanas rojas–, amanecí con mucha hambre.

–Hay una rebanada de pizza en el refrigerador, cómetela.

–Esa cosa si la lanzas contra la pared, la pared se rompe.

Una risa silenciosa salió de los delgados labios del menor antes de tallar con pereza su rostro con sus manos.

–¿Quieres que mande un mensaje a Ciccio para que compre algunos panecillos antes que empiecen su turno? –sugirió volteándola a verla, pero ella se mostraba desanimada al ver su bandeja de mensajes vacía; de nuevo. Se quedó unos segundos en silencio bajando su mirada a las sabanas y con nerviosismo y tristeza le preguntó– ¿Lo extrañas?

Giulia se sobresaltó un poco, con sus mejillas levemente ruborizadas, volteó a verlo, pero de lugar de avergonzarse y rio en bajo.

–¿Se nota? –susurró cerrando la tapa de su teléfono para luego dejarlo caer sobre su pecho, como si no le doliera el golpe.

Él asintió algo incómodo, a lo que ella cerró su mirada y exhaló.

–Lo extraño.

–¿Mucho?

Volvió a reír antes de mirarlo de reojo.

–Mucho se queda corto, ¿tú no extrañas a tu ex?

–A veces –musitó pensativo colocando sus manos sobre su pecho mientras miraba al ventilador de techo girar sobre ellos–, pero terminar fue lo mejor para ambos.

–¿Por Alberto?

Negó.

–Ya teníamos problemas antes de lo de Alberto, simplemente ninguno se atrevía a romper la rutina –se mordió levemente el labio inferior tratando de no comerse la cabeza con todo lo que ocurría con el embarazo de su ex–...¿crees que él te extrañe? –susurró girando su cuerpo de lado para verla.

Ella colocó su mano en su mentón, adoptando una pose pensativa, con la mirada fija en el techo, respondió con neutralidad:

–Ella no lo satisface tanto como yo, así que me imagino que está utilizando mucho su mano cuando ella no lo hace tocar las nubes.

–¿Eh? –reaccionó completamente rojo levantando medio cuerpo para encarar a su amiga; quien solo rio y giro para verlo con una sonrisa.

–Conozco a Ercole por años, sé cuándo tiene sexo feliz y cuando esta frustrado sexualmente –desvió el radillo del ojo, sonriendo con melancolía–. Una parte de mí, me hace sentir feliz, que al menos le gano en algo a esa zorra –se dejó caer bruscamente de espalda contra el colchón–. Aunque otra parte de mí, esta triste porque ella puede recibir las caricias en su cabello cada mañana o aquellos besos inesperados cuando nos cruzábamos por el pasillo.

–¿Cómo sabes que lo amas?

Esa pregunta la tomó por sorpresa.

–Bueno, realmente...no lo sé, simplemente él me hace feliz sin esforzarse o me conoce demasiado bien que sabe cómo calmarme –volvió a sonreír con melancolía–...creo que me di cuenta cuando no me puedo imaginar una vida sin él...no de una manera dependiente o enfermiza...si no –su voz sonaba cada vez más rota–...no me imagino a nadie más a mi lado que él.

Luca se preocupó demasiado al verla morderse su labio inferior que temblaba. Recapacito sus palabras. Sentía todo lo que ella dijo.

–"¿Estaré realmente enamorado de Alberto? ¿Si lo viera con otra bestia, me rompería al igual que ella?

Entiendo en parte el dolor de Giulia, su orgullo la ciega y sus miedos la alejan. Todos tenemos miedo al cambio, a lo que pasara si elegimos algo que podría cambiar nuestras vidas de mejor o a peor. Creo que es lo que más me une a ella."

Todos sus pensamientos fueron interrumpidos de formar estruendosa al momento en que Barley abrió repentinamente la puerta de la habitación que compartían. Giulia rápidamente se enderezo, regalando una sonrisa relajada, pero Luca sabía que ella no se atrevía a regañarlo por el nudo doloroso de su garganta.

–¡Chicos, tienen que ver esto! –exclamó el pelinegro levantando la correspondencia junto con una revista emplasticada; que al ver la portada, tanto Giulietta como Luca se quedaron sin palabras.

[...]

El ruido de la palanca del inodoro resonó con eco en todo el lugar, siendo seguido por el clic del pastillo de la puerta de cubículo. Sus hermosos ojos azules se abrieron con cierta sorpresa y temor al ver aquel rostro claramente molesto e irritado de su profesor; sus ojos negros penetraban su alma. Alice intentó ignorarlo, pasar de largo de él y dirigirse hacia su maleta para tomar su botella de agua junto con su medicación, pero justamente en el momento en que paso a su lado él la tomó bruscamente de su coleta de cabello para jalarla con fuerza, provocando que ella casi callera al suelo. De forma intencional sostuvo su vientre de manera protectora.

–¡Es enserio que dejaras todo por un maldito bastardo!

–Eso ya no es de tu incumbencia, no es tu...

No logró terminar cuando una fuerte cachetada golpeó contra su mejilla. Ante el ardor ella tocó su mejilla, aun con la mirada agachada y con los nervios a flor de piel. Él nunca la había golpeado o alzado la voz.

Su profesor la agarró de nuevo del cabello, provocando que ella gimiera ante el dolor y sus ojos comenzaran a cristalizarse ante el pavor. La garra del hombre se deslizó peligrosamente por su cuello.

–Puedo remplazarte con cualquiera, sabes cuantas ingratas como tu darían todo su cuerpo solo por ser Giselle –amenazó lanzándola con fuerza contra el suelo helado.

–¡Solo remplázame y despídeme! –le gritó furiosa y con lágrimas escurriendo por sus mejillas; provocando que aquellas escamas rojizas se hicieran presente. Todo mientras seguía protegiendo su vientre– ¡Si tanto presumes que puedes remplazarme, HAZLO, JODER! –con dificultad se puso de pie, apoyándose rápidamente en el borde lavamanos, sus garras rasguñaron el borde y su mirada furiosa no se despegó de su profesor de teatro– ¡Sólo elige a otra idiota que quiera acostarse con imbécil como tú!

Él gruñó, pero no se acercó a ella. Simplemente del bolsillo trasero de su pantalón sacó una revista que no tardo en lanzárselo en la cara. Alice apenas lo atrapó y antes que le insultara, él la interrumpió mientras le daba la espalda para irse de allí:

–¿Enserio crees que tu destinado va a quererte gorda y sin posibilidad de triunfar? –peinó hacia atrás su cabellera mientras abría la puerta y antes de salir la miro de reojo– Créeme que te arrepentirás por no haber abortado a esa cosa. Cuando menos te lo esperes serás una solterona fracasada con una cría inservible.

Ella no dijo nada, simplemente le dedicó una mirada amenazante y molesta. Su profesor rodeo la mirada y con un portazo la dejó solo. A lo que la rubia soltó un suspiro de alivio, acariciando su vientre por encima de su delgado uniforme de ballet.

–Tú no eres inservible, amore –le susurró con cariño y con una pequeña sonrisa, pero cuando estaba a punto de lanzar al suelo aquella revista, logró ver de primera la portada de esta–...oh.

No sabía cómo reaccionar al ver en la portada de una revista para humanos la hermosa figura de su exnovio posando con profesionalismo aquella ropa de marca.

[...]

Hotel California se escuchaba a todo su resplandor en el estéreo de la anticuada camioneta. Las gotas de lluvia caían sobre los cristales de las ventanas. Barley encendió los limpias parabrisas mientras cantaba la letra con una suavidad, dando golpecitos con sus dedos en el volante. Como se había vuelto costumbre la bestia extranjera lo llevaba a la universidad cada mañana; aprovechando que esta estaba cerca de su estudio de tatuajes. Luca bajo el espejo del techo para acomodarse mejor los pendientes de broche de sus orejas y mirando que su cabello no se vea tan desastroso.

–"Hey, Alberto, ¿alguna vez te has sentido realmente en tu cuerpo? Que cada vez que te miras en el espejo, al fin sientes una paz al verte. Cada momento en que comienzo a acostumbrarme a los pendientes, peinarme y vestirme de una manera en la que comienzo a sentirme bien conmigo mismo"

Dejó salir un suspiro suave una vez que cerró de nuevo el espejo, tomando nota mentalmente de ir a conseguir nueva ropa de lugar de tomar prestada la de Giulia –aunque ella es la que más lo anima a vestirse con esa–.

–¡No puedo creer que encabeces la portada! –exclamó con gran emoción el mayor aprovechando la luz roja de uno de los semáforos para poder bajarle a la radio y mirar al menor realmente feliz por su gran logro– ¡Eres la primera bestia de la historia que encabeza una portada para humanos!

Luca volteó a verlo con desconcierto –y algo de temor–; él no mentía. Las bestias y los humanos siempre vivieron por separados por toda su historia, incluso las misma criaturas marinas fueron por largas temporadas de la historias esclavos de los humanos.

–"Ser el primer modelo para una revista importante en el mundo de la moda humana...no podía creérmelo, incluso viendo mis propias fotos al lado de grandes modelos masculinos."

Bajo la mirada y antes que Barley notara su preocupación, el semáforo encendió a verde y la camioneta avanzó. El menor se notaba nervioso, deseando con todo su ser que nadie de la universidad se entere.

–"¿Por qué siento un terrible presentimiento de esto?"

–No es tan importante –musitó temeroso y nervioso jugando con sus de manos sobre su regazo.

–¿No tan importante? –lo miro como si estuviera loco por unos segundos antes de enfocarse en su camino– ¡Viejo! Nosotros hemos luchado para ser reconocidos por siglos y lo único que han hecho los humanos es darnos zonas restringidas y separarnos de ellos. Tú has logrado resaltar con tu belleza, ¿qué no lo ves?

–¡Es lo único que ven de mí! –exclamó irritado, aferrando su agarre en la tela de su pantalón– He sido un objeto para todos en mi alrededor– ¿Sabes el acoso que he sufrido toda mi vida por ser bello? Yo solo quiero una vida normal con amigos y una meta que seguir...siento que toda mi personalidad gira a mi belleza...y no me gusta –susurró dejando salir un resoplido.

–Macho, no sabía que te sentías así –murmulló decaído–, pueda que esto no es de tu agrado, pero es bueno en cierto punto que hagas una enorme diferencia sin quererlo.

–Solo no quiero que esto afecte mí alrededor...

–"¿Es mucho pedir?"

[...]

Bajo del enorme paraguas azul, Alberto cruzaba una de las avenidas principales con prisas a dirección al viejo teatro de la ciudad –donde semanas atrás él y Luca tocaron con pasión aquella melodía que apenas logro salvar–; iba solo y sin avisarle a nadie, quería ver por sus propios ojos que descalificaron a ambos. Tenía una pequeña esperanza, siendo su sincronización tan perfecta que podría salvarlos. Octubre se estaba acabando y las escusas para pasar tiempo con el menor se agotaban. No lo hacía por el premio, quería seguir participando solo porque quería que Luca tocara para él y solo para él.

Aún recuerda con pesar que no hizo ningún movimiento en su primera cita. No pudieron hablar mucho ante tanto ruido, no pudo tomar su mano ante la clara incomodidad del menor ante las miradas de todos a su alrededor, por más que quiso decirle que los ignoraba; Luca no se sentía cómodo. A pesar que disfruto de las bandas de rock y las bebidas, la posibilidad de convivir más se fue por el inodoro. La noche terminó siendo tan incómoda que el menor no se dio cuenta de que quería despedirse con un beso en la mejilla y solo huyó de él adentrándose rápidamente a su nuevo departamento después de una rápida y vergonzosa despedida. Dejándolo parado en medio del pasillo. Todo este tiempo simplemente no tuvo el valor de verlo a la cara sin sentir vergüenza.

Cerró el paraguas al llegar al tejado de la entrada. Tenía suerte que en esas horas y con el clima no había nadie a su alrededor; así que al momento de abrir la puerta fue corriendo ––como niño pequeño– al gran muro de clasificaciones, provocando que todos sus pasos resonaran en la enorme entrada, pero al verlos de lejos, lentamente disminuyó su velocidad al verla. Su emoción se trasformó en seriedad al ver como Dolores vestida formalmente con un vestido amarillo se encontraba serenamente revisando los papeles de clasificados. Sabía que ella buscaba su nombre y el de Luca.

Intentó retroceder e irse de allí sin encararla, pero rápidamente fue delatado por el rechinido de sus botas contra el suelo impecable. Asustado levantó su mirada hacia ella y efectivamente, Dolores lo miraba sorprendida. Expresión que no tardo en cobertores en una sonrisa burlona.

La mujer no se acercó ni lo encaró como la anterior vez, simplemente volvió a mirar los papeles para después escribir algo con un bolígrafo que guardaba en el moño que sostenía su esponjado cabello. Después de eso, miro a Alberto y le lanzó un beso antes de retirarse a pasos elegantes.

Una vez que se fue, la bestia corrió hacia los papeles; especialmente aquel donde la dama escribió. Sorprendiéndose al ver en el puesto número veintidós –adornado de garabatos de estrellas que Dolores dibujo–; Luca L. Paguro & B. Alberto Scorfano.

Incrédulo retrocedió. Aún seguían en la competencia. Aparte de las estrellas, Dolores dejo una última nota: "Nos veremos en la final".

[...]

Poco a poco la camioneta de Barley, disminuía la velocidad mientras se acercaban a la universidad. Algo que tomo por sorpresa a Luca; quien giro a verlo con confusión.

–¿Qué pasa? –susurró levantando la mirada hacia el camino, notando un gran disturbio junto con varios vehículos estacionados en medio del camino– ¿Qué está ocurriendo?

No hubo una respuesta inmediata por la bestia mayor. Algo asustado Luca observo como él rápidamente utilizaba el freno de mano para luego quitarse su gorro de lana y colocárselo a él.

–Acomódatelo, oculta parte de tu cabello –exclamó seriamente mientras se quitaba el cinturón de seguridad para ir a la parte trasera del vehículo.

Obedeció sin preguntar ayudándose un poco con el espejo del su lugar. Observando por el pequeño reflejo como el pelinegro abría una de sus mochilas.

–Dime que tienes tus gafas en la mochila.

–S-sí, pero ¿para qué?

Él suspiró pesado mientras sacaba una sudadera enorme de color negar.

–Hay una manifestación, por las camionetas de las televisoras es obvio que están tratando de buscar al modelo que rompió la mala racha de las bestias.

Luca se quedó callado, lentamente volteó hacia las entradas de la universidad donde humanos y bestias discutían con carteles de odio y paz. Humanos "defendían" su derecho de no involucrarse con monstruos mientras que bestias alegaban por sus derechos de vida. Su propia cara acompañada con la marca era lo que más se repetía en el lugar. Parecía surreal como también aterrador. Todos discutían con todos bajo la próxima tormenta que aumentaba cada vez más.

De repente fue sorprendido al sentir como la prenda que había sacado el mayor, cayó sobre su rostro.

–Lo mejor para ti es alejarte de todo este disturbio.

–¿A dónde iré? No puedo llevar todo un escándalo a la cafetería –su voz comenzó a temblar, cada vez su nerviosismo empeoraba. Él no quería esto, no quería este tipo de atención.

Barley se mordió el labio inferior, se quedó unos segundos pensando mientras buscaba una solución antes que lo atraparan.

–Creo que puedo ocultarte con alguien –susurró no muy seguro antes de volver a tomar su asiento frente al volante.

Colocándose su cinturón de seguridad al mismo tiempo que Luca se colocaba la sudadera –cual tenía aroma a viejo– tapando su cabeza con el gorro de esta. Se encogió en el asiento, abrazándose a sí mismo. Y en lo que el auto encendía con intenciones de irse de allí lo más rápido posible. Luca un podía escuchar la guerra que comenzó por solo unas fotografías.

–"Yo quería una vida normal...solo quería tener un objetivo y pasar desapercibido. No quiero esto. No quiero ocultarme de nuevo de los brabucones. Tengo miedo, Alberto, demasiado."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro