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Capítulo 18: ¿Separación?

Alexander y Alice se dirigen a la entrada de la nave espacial, en esos nueve minutos que se tarda en llegar a la entrada, Alice estaba sentada en el regazo de Alexander, para ella, estaba haciendo algo atrevido.

Por otro lado, Alexander, él estaba algo nervioso y miraba hacia el costado, pero luego se percató que Alice estaba moviéndose poco a poco hacia el costado por la velocidad y también porque no tenía abrochado el cinturón de seguridad, que, por un movimiento brusco, podría caerse del vehículo automatizado no motorizado y morir al estrellarse al suelo, por la gran velocidad en la que van, podría no pasar, como cuando fueron a la zona del hospital, pero ahora que él se había dado cuenta, no quería arriesgar.

Así que a Alexander no le quedaba de otra, así que abrazó a Alice, la acostó en su pecho y luego bajó la parte superior del asiento hacia abajo para que sea un poco más parecido a una cama, se parecía a los asientos de los de un vuelo en avión de primera clase, luego abrochó el cinturón suavemente en el abdomen de Alice, ahora los dos están seguros.

- ¿¡A... ¿¡Alexander!? - Preguntó Alice sorprendida y nerviosa por la situación.

- Lo siento ya sé que te desagrada, pero así es más seguro, necesitaba abrocharte el cinturón de seguridad. - Dijo Alexander mientras mira hacia otro lado de la vergüenza.

Alice mira a Alexander desde abajo mientras está apoyada en su pecho y ve la cara levemente sonrojada y avergonzada de él, avergonzado aún más a ella.

- N... No me desagrada esto. - Murmuró Alice esperando que Alexander no escuchara.

- ¿Eh? ¿Dijiste algo? - Preguntó Alexander que estaba pensando en sus cosas.

- ¡Ah! No, nada, solo dije que deberías hacer vehículos con dos asientos. - Dijo Alice levemente avergonzada.

- Tienes razón, también debería colocar vidrio para que sea más seguro, a mí me gusta el viento frío chocando en mi cara y cuerpo, por eso mis vehículos son abiertos, así como los autos de golf en tu planeta. - Explicó Alexander mientras sostiene el cabello de Alice porque vuela por el viento.

- Tiene sentido, pero si va a estar velocidad es muy peligroso ¡Los hombres no tienen sentido del miedo! O eso parece. - Dijo Alice mientras se ríe levemente.

- Al parecer tienes razón. - Dijo Alexander mientras también se ríe levemente.

- Por cierto, Alex ¿Cómo es que las armas la civilización humana de mi planeta no le hacen ni un rasguño a tu nave? - Preguntó Alice confundida y curiosa.

- Es porque alrededor de mi nave espacial, hay un escudo electromagnético que rechaza todo ataque y daño, también hasta podría repeler, pero si hiciera eso podría dañar la ciudad y a sus habitantes. - Respondió Alexander a la curiosa pregunta de Alice.

- ¿En serio? Gracias siempre por preocuparte por nosotros. - Dijo Alice con una sonrisa.

- No hay de que, es mi trabajo como explorador de la milicia humana espacial. - Respondió Alexander feliz por la gratitud de Alice.

Y así pasaron el tiempo, hablando y tonteando hasta llevaron a la entrada de la nave espacial, por dónde saldrán para hablar con el padre de Alice, el señor Gregor Crowbell, que está atacando con todo lo que tiene a la nave espacial de Alexander Crawford.

Se bajan del vehículo automatizado no motorizado de Alexander y se van a la entrada y ahora salida, de la nave espacial.

- Espera Alice, ponte este collar. - Dijo Alexander mientras se lo entrega.

- ¿Eh? ¿Para mí? - Preguntó Alice levemente avergonzada y sorprendida.

- Si, lo necesitarás, tiene un poderoso campo electromagnético que te protegerá de veinte ataques, así que úsalo sabiamente. Por cierto, te estoy dando el que tiene mejor diseño y el más caro. - Dijo Alexander mientras se lo entrega a la mano.

- ¡Ah! Pero si es muy caro no debería tenerlo. - Dijo Alice nerviosa por esas aclaraciones de Alexander.

- Si deberías, es una forma de devolver algo de todo lo que has hecho por mí. - Dijo Alexander mientras camina hacia la entrada y ahora salida de la nave espacial.

- Alex... ¡No necesitas devolver nada! ¡Yo soy la que está agrade...! - Decía Alice, pero es interrumpida por su padre el señor Crowbell.

Gregor Crowbell estaba hablando con un micrófono que, al hablar, su voz salía por unos esteros gigantes que hacía que se escuche por toda la ciudad.

- ¡Alexander Crawford! ¡Devuelve a mi hija inmediatamente! ¡No voy a permitir que la secuestres! ¡No sé cómo lograste tener a mi hija de tu lado! ¡Asqueroso manipulador! - Gritó el señor Crowbell mientras miraba hacia la nave de Alexander.

Alexander se sorprende por las palabras polémicas y acusadoras de Gregor Crowbell, Alice también queda estupefacta.

- Parece que tu padre piensa que soy un monstruo. - Dijo Alexander mientras se deprime lentamente.

Alice ve a Alexander deprimirse, ella sabe que la humanidad debe confiar en él para la supervivencia en contra de la otra invasión extraterrestre.

- No te sientas mal Alex, yo voy a convencer a mi padre. - Dijo Alice mientras se pone el collar que le regaló Alexander.

- Está bien, vamos. - Dijo Alexander mientras camina hacia la entrada y ahora salida de la nave.

Alexander y Alice salen de la nave y levitan hasta llegar hacia abajo, en dónde estaba el padre de Alice, el señor Crowbell y toda la gente de la ciudad alrededor conmocionada de la situación.

Llegan a tierra firme y el señor Crowbell saca un fusil de asalto para disparar a Alexander, pero Alice se pone en frente de él protegiéndolo.

- ¡Detente padre! ¡Si disparas a Alexander ahora, me enojaré contigo para siempre! - Dijo Alice atacando la fibra más débil de su poderoso padre, Gregor Crowbell.

- ¿¡Hija!? Reacciona, ese tipo debe ser parte de los mismos atacantes que destruyeron la ciudad Esperanza. - Dijo Gregor Crowbell nervioso sin poder hacer nada para "salvar" a su hija.

- Alexander no es parte de los atacantes, él es un ser humano como todos nosotros, solo que viene de la raza humana espacial y nosotros tenemos el mismo material genético. - Dijo Alice mientras camina hacia su padre con Alexander detrás de ella.

- ¡No digas estupideces! ¡Eso es imposible! - Respondió el señor Crowbell a su querida hija Alice Crowbell.

- No es mentira, fue Alexander con su inteligencia artificial llamada Antella, quién creó a los primeros humanos en este planeta y gracias a eso existimos nosotros, Alexander ahora quiere que seamos reconocidos y parte de la raza humana espacial. - Dijo Alice agitando su mano intentando convencer a su terco padre.

- Hija ¿No te das cuenta las estupideces que estás diciendo? Él te está mintiendo ¡Seguramente tiene un traje de humano! Es un extraterrestre asesino. - Dijo Gregor Crowbell mientras apunta con su fusil de asalto a Alexander nuevamente.

- ¡Padre! ¡Te estoy diciendo la verdad! ¡Alexander solo quiere ayudarnos a combatir con esos seres invasores, la tecnología que él tiene es mayor a la de esos seres! Padre ¡Confía en mí! - Dijo Alice mientras mira con ojos suplicantes a su terco y poderoso padre.

Se quedan en segundo un tiempo más, hasta que el señor Gregor Crowbell, que sigue apuntando a Alexander con su fusil de asalto, intenta disparar, pero su hija Alice se vuelve a poner en frente de Alexander, desesperando a Gregor Crowbell.

- ¡Hija! ¡Ya termina con esto! - Gritó el señor Gregor Crowbell totalmente desesperado por la situación.

- ¡No padre! ¡No permitiré que lo mates! ¡Él ya me aplicó la inyección de la juventud eterna, ahora faltas tú, mamá y mi hermano mayor Eric! - Respondió Alice a su padre y este se desespera aún más.

- ¿¡Qué!? ¿¡Te inyectó algo extraño!? ¡Maldito! - Gritó el señor Crowbell con sus ojos eyectados de sangre por la ira, por haber puesto sus "manos" en su querida hija.

Alice siempre tenía problemas con los hombres, que la querían secuestrar, matar y hasta hacerle cosas horribles, cuando aún era una niña, esto produjo un trauma a su padre Gregor Crowbell, siempre intenta proteger lo máximo que puede a su hija, siempre se esforzaba para evitar los intentos de secuestros, los intentos de asesinato y los intentos de violación. Pero esta situación se escapaba de su poder, si Alexander quería, metía a Alice nuevamente a su nave y se podría ir al espacio exterior para siempre, ya no podría ver más a su quería hija ni podría salvarla, por eso esta tan nervioso y desesperado.

Alexander sabía eso, él sabía que las intenciones del señor Crowbell no eran malas, sino que estaba intentando proteger a su querida hija, así que no le quedaba de otra.

- Alice, no creo que puedas convencer a tu padre... creo que aquí nos separamos. - Dijo Alexander mientras se acerca a Alice con una expresión triste.

Esas palabras golpearon fuertemente a Alice, ella no quería separarse de Alexander ni por nada en el mundo.

- ¡No! ¡Todavía puedo convencerlo! ¡Lo logra...! - Decía Alice a Alexander, pero ella es interrumpida por él.

Alexander abraza fuertemente a Alice, ya que esta sería su despedida, un abrazo sincero que expresaba cuando quería a Alice, aunque él no entendía esos sentimientos.

Alice en shock por lo que hizo Alexander, ella comienza a llorar e intenta esta vez convencer a Alexander.

- N...o Por favor, no quiero separarme de ti. - Dijo Alice mientras no para de llorar.

- Está bien así, tu padre hace esto porque se preocupa por ti, yo iré al planeta vecino y juntaré todos los materiales posibles y haré grandes armas y naves para que puedan defenderse, luego me iré a mi planeta hogar para contactarme con mis superiores y avisar que aquí hay una civilización humana que debe ser registrada en la raza humana espacial. - Respondió Alexander mientras abraza aún más fuerte que antes.

- Pero... - Dijo Alice todavía intentando solucionar las cosas.

- Pero parece que aquí nadie me quiere, así que esta será la última vez que nos veamos. - Dijo Alexander también triste por la situación.

Alexander se sentía muy triste por la situación, ya que por fin él había sentido lo que es tener compañía y amistad, camaradería y el no entendía, pero sentía también amor. Ahora tendrá que volver a vivir esa vida solitaria otra vez.

- No quiero, quiero que todavía seamos amigos. - Dijo Alice mientras sigue abrazando a Alexander.

Alexander saca de su bolsillo, una caja con tres inyecciones de juventud eterna, para la familia de Alice, él le puso agujas normales de esta civilización para que no tuvieran problemas de usarla.

- Toma Alice, con esto podrás darle la juventud eterna a tu familia, yo sé que eso si podrás convencer a tu padre. - Dijo Alexander mientras le entrega a Alice la caja con las inyecciones.

- ¿Eh? - Preguntó Alice confundida pero rápidamente Alexander deja de abrazar a Alice y se aleja rápidamente de ella.

- ¡Eh! ¡Espera! ¡Esto no puede terminar así! - Gritó Alice a Alexander, pero la decisión ya estaba tomada.

Se aleja rápidamente y luego se gira para mirar al señor Gregor Crowbell, para decirle algunas cosas.

- Disculpe las molestias señor Crowbell, me despido de todos. - Dijo Alexander y luego comienza a levitar hacia su nave espacial.

Alice al ver a Alexander yéndose para siempre, se desespera y no sabe qué hacer, hasta que toma una medida extrema, estaba a punto de amenazar con suicidarse hasta que se escucha un estruendo, había algo acercándose entrando en la atmosfera.

- ¿¡Qué es eso!? - Preguntó Alexander mientras levitaba a su nave y miraba como se acercaba esa cosa.

Cuando se acercó más se dieron cuenta que era la misma nave invasora que había atacado y destruido la ciudad Esperanza esa vez, ahora venía para destruir la ciudad mirandor y si nada se interponía iban a destruir todo el país.

- ¡Oh no! ¡Es la nave invasora! ¡Evacuen a la gente! - Dijo el señor Crowbell mientras daba indicaciones a las autoridades.

Toda la gente comenzó a correr y huir desesperada, ya que, si no hacían algo, van a terminar como los ciudadanos de la ciudad Esperanza, carbonizada junto a la ciudad.

Había un caos terrible por toda la ciudad, se escuchaban los gritos y rápidamente se comenzó a escuchar las bocinas de los vehículos.

Dentro de la nave invasora, estaba la raza extraterrestre invasora, festejando por ver como huyen de la desesperación la raza que vive en este planeta.

- Señor ¡Mire! ¿Esa nave es nuestra también? ¿Son los refuerzos? ¿Al final lo pidió? - Preguntó un subordinado del capitán de la nave.

El capitán de la nave mira por la ventana y ve una nave gigante que, era por lo menos ocho veces más grande que la de ellos, además que también era mucho más imponente y se veía más avanzada.

Rápidamente la cara del capitán cambia de una de felicidad y burlona a una de miedo y desesperación, ya que esa nave no era de ellos, eso indicaba que había otra raza extraterrestre en este planeta, al ver a la nave espacial, significa que era una raza extraterrestre más poderosa que la de ellos.

- ¡No seas idiota! ¡Yo no pedí nada! ¡Huyan rápido! - Gritó desesperado el capitán de la nave espacial invasora.

- ¡Si señor! - Gritaron los subordinados y acudieron a cumplir las órdenes del capitán al ver la cara de horror que tenía.

La nave invasora dio la vuelta para irse, pero Alexander, mientras estaba todavía levitando, dio una orden.

- ¡Antella! ¡Desintegra esa nave espacial! - Gritó Alexander a su micrófono cuántico las órdenes a Antella.

- Recibido maestro. - Dijo Antella con su voz robótica y sin vida.

Todo el mundo que estaba cerca de la nave de Alexander, la gente logró escuchar el grito de Alexander, incluyendo a el señor Gregor Crowbell y lo miraron desde abajo.

Consecuentemente, la nave espacial de Alexander mira un rayo desintegrador cuántico, desapareciendo la nave espacial invasora enemiga, los enemigos seguramente ni se dieron cuenta que murieron.

Así de la nada, apareció el peligro inminente para los ciudadanos y así de la nada desapareció.




Fin del capítulo 18.

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