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Rita

Mientras intentaba leer algunos mensajes de Luan fue que Rita lo notó, sus ojos estaban demasiado cansados para ser capaz de entender las letras y tuvo que pedirle a su esposo que le leyese las palabras de su hija, aunque eso le había dejado pensando, ese acto tan simple como lo fue pedirle ayuda a su esposo para una actividad tan simple le hizo sentarse en la sala mientras se quedaba en silencio y Lynn terminaba de preparar algunos aperitivos para ambos.

- ¿Qué ocurre cariño? - Fueron las palabras del hombre al entrar con dos platos en una mano y la cafetera en la otra. - Te noto pensativa.

- Creo que necesito ir al doctor, mi vista está muy desgastada.

- Debe ser por toda la lectura y exposición a tu tableta, esas cosas cansan la vista.

- Lo dice el que tuvo que pasar por tres desintoxicaciones de las redes sociales.

- Pero mi vista está bien.

Una leve patada a la pantorrilla de Lynn fue la única respuesta de Rita, quien gracias a que estaba usando pantuflas realmente no causo gran daño a su esposo.

- Entonces, supongo que me toca ir con un médico para que me dé anteojos.

- Si, aunque es algo normal, ya no somos especialmente jóvenes.

- ¿Qué quieres decir?

- Es normal que aparezcan estás cosas en nosotros.

- ¿Acaso te agrada sentirte viejo?

- No, pero es algo normal.

- Me sorprende la tranquilidad con la que te lo estás tomando.

- ¿Y tendría que preocuparme por ello? Si algo me enseño mi padre y el tuyo es que la edad no es un impedimento para seguir haciendo cosas, solo debes cuidarte un poco más y ya.

- Mmm, creo que tienes razón. - Rita se levanto revitalizada al escuchar esas palabras. - ¡No puedo dejar que la edad me gane! - Y se encamino a la salida. - ¡Ya verá el mundo de lo que es capaz Rita Loud!

- Pero primero ve al oftalmólogo querida. - Dijo sin inmutarse Lynn antes de tomar algo de lo que había preparado. - Le falto una pizca de canela.

Fuera de la casa Rita se dirigió al garaje, lugar donde ahora había un vehículo más cómodo para ambos en reemplazo de la ya deteriorada van que ahora guardaba Lana en su garaje como recuerdo pese a su estado inoperativo, colocándose gafas de sol antes de arreglar improvisadamente su cabello y subirse al vehículo, conduciéndolo temerariamente.

- ¡Vas a ver mundo de lo que es capaz esta Rita jajaja!

Unas horas después, Lynn estaba observando desde fuera de la celda a Rita junto a un oficial.

- Es ella.

- Ok, y por favor, controle a su esposa señor Loud.

- Si, lo intento, gracias por el favor Skippy.

- Por favor no me diga así en horario de servicio. - Dijo Skippy avergonzado.

- Oh, lo siento oficial.

- Por alguna razón ahora suena peor.

- Mejor me retiro, que tengas buen día y saludos a tus padres.

Rita camino en silencio junto a Lynn hasta la salida, momento en el que Lynn suspiro.

- ¿Era necesario hacer ese destrozo? Creo que desde que el último de los chicos se fue de casa que no tenía que lidiar con un problema así.

- ¿Importa acaso?

- Un poco, no creo que estés para esos trotes actualmente.

- Tú dijiste que no por estar algo mayor debía detenerme de hacer lo que me gusta.

- Creo que hay una línea muy grande entre buscar sentirte joven y cometer varios delitos automovilísticos, creo que es un milagro que no te hayan quitado la licencia.

- Se llama contactos.

- No lo digas así que suena peor de lo que ya es.

- Lo que sea.

Ambos caminaron hasta una banca cercana, el vehículo sería devuelto el día siguiente por lo que tendrían que volver en taxi hasta su hogar, aunque Lynn pudo notar que su esposa no parecía tener muchas ganas de volver todavía.

- ¿Tanto te afecto pensar que el tiempo ya paso?

- ¿Algún problema con eso?

- No mucho, creo que nunca nos detuvimos a pensar en eso.

- No pudimos detenernos a pensar durante muchos años, creo que ni siquiera lo hice cuando Leroy finalmente se fue y, dios, creo que esta mañana fue la primera vez que me detuve a hacerlo desde... no lo sé.

- Tampoco es que importe, es la vida que escogimos cuando tuvimos tantos hijos, hayamos querido o no ampliar tanto el grupo.

- Vamos, no es que te opusieras mucho durante esas noches.

- Y ahora creo que si lo intentara posiblemente terminaría en el hospital con la cadera fracturada.

- Que debilucho.

- ¿Entonces si planeabas usarme para sentirte joven otra vez?

- No... bueno, tantito.

- Rita por dios.

- Oye, toda una vida me he sentido útil, independiente, tuve que sacar de los problemas a los chicos la gran mayoría de las veces porque tu tenías miedo, soy alguien que tuvo que forjar un carácter fuerte y sobreponerme a muchas cosas, ¿Crees que me agrada la idea de que ahora ya no pueda hacer algunas cosas o que solo debo dejar pasar el tiempo hasta arrugarme como pasa?

- ¿Entonces era eso? ¿No quieres sentirte inútil?

- Por el amor de dios Lynn, claro que no quiero eso. - Los ojos de Rita se cristalizaron ligeramente. - Forje mi vida siendo la que resolvía los problemas de todo, y ahora no puedo leer un simple mensaje de mi hija.

- Querida. - Lynn tomo su mano con delicadeza. - Ya te lo dije, esto es normal, y no por ello significa que lentamente dejaras de hacer cosas, claro que necesitaremos un poco de ayuda para algunas o dejar de hacer otras, pero eso no significa no poder probar nuevas y adecuarnos, es el ciclo de las cosas. - Ahora tomo la otra mano de Rita, juntándolas. - Solo tenemos que continuar y ver que hay más allá, sin presiones ni problemas, y si algo falla, podemos encontrar juntos una forma de resolverlo.

- ¿Aunque me arrugue como pasa?

- ¿Qué no lo estabas ya?

- ¡Lynn!

- ¡Jajaja!

Por más que se quejó, Rita no soltó las manos de su esposo esa tarde.

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