Observar a la gente desde la altura le daba una extraña sensación de placer, no podía evitarlo, verlos tan pequeños le hacía sentir poderosa y aquello era agradable, se había esforzado por ello y había logrado llegar a lo que ella consideraba era la cima, un puesto alto en una empresa importante, más dinero del que podía gastar en sus gustos y vacaciones, un esposo que amaba, una niña que adoraba, el poder para que sus palabras tuviesen peso y su nombre fuese susurrado con respeto, desde lo que era su oficina había decidido darse ese pequeño momento para admirar su vida, caminando hacía su escritorio solo cuando escucho el timbre de su asistente indicando que su invitado finalmente había llegado.
Solo cuando estaba debidamente sentada intentando mostrarse lo más imponente que podía fue que dio la instrucción de que la persona ingresase, abriendo la puerta un hombre unos pocos años mayor que ella, vestido de traje y usando gafas de sol las cuales posiciono sobre su cabeza contrastando con su blanco cabello.
- Bienvenido señor Loud, creía que su firma era más puntual en esta... ¡Ay!
Un pequeño zape por parte de Lincoln fue todo lo necesario para que aquel teatro de dueña del mundo se rompiese en Lola, masajeando su cabeza mientras veía la expresión seria de su hermano.
- Señor Loud mi trasero, no hay nadie alrededor para que me trates tan formalmente.
- Los años definitivamente te volvieron un amargado Linc.
- Hubiese preferido un "hermano, que gusto de verte" mientras me abrazabas y yo era feliz de sentir afecto de mi pequeña hermanita.
- Asco.
- ¿Ahora quién es la amargada eh?
Lola solo se mostró molesta unos instantes más antes de reírse suavemente por lo ocurrido, si algo disfrutaba de su hermano es que no importaba la edad, siempre mantuvo un ambiente jovial cuando conversaban, incluso después de ascender a su puesto el cual había creado una pequeña brecha entre ella y algunas de sus hermanas quienes parecían no saber como tratarla, por lo que ver ese trato tan casual en él era algo que le aliviaba enormemente.
- Es un gusto verte Lincoln.
- Lo mismo digo Lola, pero bueno, ¿Para qué me citaste aquí?
- Bueno, realmente necesito a una persona de confianza en estos momentos, estoy en una situación grave.
Con el cambio radical de conversación la expresión de Lincoln también se convirtió en una más seria.
- ¿Qué ocurre?
- Verás...
Lola suspiro pesadamente, había alcanzado un buen control de su vida, pero solo lo que respectaba a su vida y si bien amaba a su familia, sentía que perdía totalmente el control en ello.
No se dio cuenta cuando termino cayendo recostada sobre su escritorio, casi como si fuese su habitación mientras hablaba casi como si estuviese haciendo un berrinche, dando pequeños golpes con los brazos sobre el cristal y movía sus piernas en el aire como si diese pequeñas patadas.
- ...y esa niña no me respeta, por lo que cuando la invité al crucero creí que...
- (Serio) Si tu problema era personal no tenías que llamarme durante tu horario laboral.
- Perdón, es que este era mi único horario libre durante el día, en la noche estaré ocupada.
- Escucha, no voy a estar mucho tiempo en esta ciudad, aún tengo algunas cosas que tratar y cuando me llamaste creía que era algo realmente preocupante, esto podríamos haberlo conversado por una llamada telefónica, pero irrumpir de esta forma aquí para esto, Lola, eres una mujer respetable y talentosa, no puedes usar el tiempo de los demás como si fuéramos tus juguetes.
- Lo sé, no tienes que reprenderme por eso.
Lincoln se cruzó de brazos mirando seriamente a su hermanita.
- Aun así, - Y su expresión se relajó. - Verte es algo bueno, no nos habíamos visto presencialmente hace tiempo.
- Yo también. - Y rodeo el escritorio, sentándose en el asiento a un lado del de Lincoln, acercándolo para quedar a poca distancia mientras agachaba ligeramente la cabeza.
- Lola.
- Me he esforzado bastante tiempo en llegar aquí y apenas he recibido uno que otro cumplido de ustedes que son los que más deberían felicitarme, creo que me merezco algo de aprecio.
El peliblanco observo a su hermanita, recuerdos de varios momentos pasados venían por la forma en que se había colocado a su lado, podía recordarla desde que era una bebé apegada a Lana hasta cuando llego a su etapa de rebeldía donde parecía "odiar" que le mimasen, pero verla ahora convertida en toda una persona respetable y poderosa esperando algún mimo tal como cuando era menor era tanto nostálgico como agradable, acariciando la cabeza de su hermana como si fuese una niña pequeña, lo que siempre fue a sus ojos sin importar la edad.
Después de todo, ¿Qué importaba que fuese adulta para pedir algo de cariño como toda una hermanita consentida?
La visita solo duro unos minutos más donde Lola termino de desahogarse y buscar esa sensación de protección que su vida actual no le daba, sabiendo que tendría que volver a ese papel autoritario y respetable por el cual se había esforzado todo ese tiempo en lograr.
- Adam, ¿Mi siguiente cita ya llego?
- No señora, de hecho confirmo que llegara unos minutos atrasado.
- ¿Nos quiere postergar? Bien. - Pensó en llamarle, pero antes pedirle a su asistente que le contactase, termino por suspirar mientras se reía entre dientes. - Bueno, que son unos pocos minutos, tampoco es que tenga otra cita después.
Adam miró algo sorprendido a su jefa, pero decidió no opinar nada.
- Por cierto Adam, ¿Ya desayunaste?
- Eh... no señora.
- ¿Quieres ir por unas donas para los dos? Creo que necesito algo dulce para esperar a este sujeto, las tuyas corren por mi cuenta.
- C..Claro...
La batería emocional de Lola había sido recargada en su totalidad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro