Esta en particular es una expansión de la mini historia que subí como aviso, lo hago porque no quiero perderla y realmente me gusto.

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Desde afuera de la habitación, Lisa podía escuchar como su madre terminaba de leer el cuento del día a Lola, quien yacía en su cama acurrucada por las gentiles palabras de su madre para dejarse llevar por la divertida historia de una princesa y su galante caballero, aunque para Lisa esta historia no era más que un recordatorio del inicio de su sentencia.

Su mente siempre había sido diferente, ella lo sabía bien y los químicos con los que trabajaba esa noche eran la mayor muestra de ello, con sus escasos 4 años había hecho cosas que fácilmente podrían llevar a la humanidad hasta el siguiente paso, crear toda una nueva revolución industrial de ser necesario, pero a ojos de su madre nada de eso tenia sentido y si no se acostaba pronto, el castigo sería grande y posiblemente terminaría con sus investigaciones paralizadas por un tiempo, algo que si bien ella no querría, sabía tendría que acatar.

Aunque esta sensación no duro mucho, pues el cansado suspiro de su madre a sus espaldas termino por asustarle.

- Lisa, te dije que te colocaras la pijama.

- Pero madre, estoy a unos pocos pasos de lograr una reinvención de...

- Sin peros jovencita, ya es tarde y debes descansar, puedes terminar eso mañana.

- Pero...

- Pero nada.

Dicho esto paso de Lisa, llegando hasta la cuna donde Lily seguía con el poco de energía que aún le quedaba del día, una que termino de gastar en el momento que Rita tomo uno de los peluches cercanos a la cuna el cual la pequeña bebé rápidamente tomo y se aferro con todas sus fuerzas, cosa que Rita no podía dejar de mirar con ternura antes de comenzar a arropar a su pequeña juguetona.

Esa había sido una pequeña ventana distractora para Lisa, pues las acciones de Lily centrarían la vista de su madre aunque eso no evito que la pequeña castaña observase el objeto ahora lleno de baba, el pequeño de oso que algún día fue únicamente suyo, pero que la situación familiar termino con aquel cambio y ahora le únicamente le quedaba ver como la bebé disfrutaba plenamente de su primer gran amigo, viendo en silencio, sintiendo como le clavaba en su corazón, más no tardo en sacudir con fuerza su cabeza, molesta por como estaba gastando su capacidad mental y los breves momentos que aun le quedaban antes de que su madre volviese a fijarse en ella para observar algo que ya no le pertenecía, un simple objeto compuesto de elementos casi cotidianos con forma de un mamífero, algo tan simple que no tendría sentido que invertirle más tiempo del tiempo dispuesto para la ciencia... pero una segunda queja de parte de su madre termino por hacerle abandonar los químicos por esa noche, vistiéndose mientras seguía mirando a la ahora apacible Lily.

Rita observando que Lisa ya estaba vestida la sostuvo con gentileza, depositarla en la cama mientras reía internamente al notar la expresión molesta de su hija. 

- No me mires con esa cara, sabes lo importante que es dormir.

- El tiempo requerido para mi optimo crecimiento es menor del que obtendría aún si paso la noche trabajando madre.

- Y yo te digo que no me gusta que duermas poco siendo tan pequeña, además, tendría que dejar solo al pobre señor sonrisas.

- ¿Señor sonrisas? 

En ese momento la mujer tomo el pequeño objeto que había guardado cerca de ella durante toda la velada, uno con forma de un pequeño oso casi idéntico al que su única hermana menor ahora abrazaba, solo que este tenía una pequeña sonrisa esbozada en el rostro, sintiendo como era depositado en sus manos por las acciones de su madre quien termino de arroparla en silencio mientras observaba como la pequeña variaba su mirada entre ella, los químicos sobre la mesa y el pequeño que ahora se encontraba en sus manos.

- Espero te guste cariño.

Y dicho eso, la mujer deposito un suave beso en la frente de su hija pequeña antes de retirarse, dejándola en soledad mientras su vista se desenfocaba de su contorno y comenzaba a fijarse en su trabajo no terminado, uno que quería continuar y para lo que necesitaría romper el arropado de su madre, pero en ese momento sintió el suave tacto en su rostro del pequeño oso a su lado, mirándolo nuevamente antes de regalarle una gentil sonrisa y comenzaba a acurrucarse cada vez más.

- Supongo que no puedo ser tan descortés con mi invitado.