Capítulo 1.
Advertencia ⚠️
Contenido sensible. Incluye temas de depresión, intentos de suicidio, no apto para personas sensibles, lee con discreción.
Capítulo 1: Yo no quería estar vivo.
Una de las claves acerca de las relaciones es que tu dejas completamente y de buena manera a alguien entrar en tu vida, con la confianza en que él o ella no va a herirte. Les permites estar cerca tuyo, con todas tus vulnerabilidades, tus inseguridades y tus defectos. Ellos te hacen sentir como si tú fueses la persona mas importante en el mundo. Ellos se preocupan por ti. Alguien allí piensa que el mundo eres tú y puede mirar a través de tus errores sólo porque te ama. Ellos hacen cualquier cosa para hacerte sentir especial y amado. Tú ya no te sientes solo. Allí siempre estará esa persona... hasta un determinadomomento.
Esto es una experiencia abrumadora. De sentirte querido a que todo se escape lejos de ti, entonces tú te quedas sin nada. Cualquier cosa que te hizo feliz, ahora solo se va lejos despues de una corta conversación. Como una película, la luz en la oscuridad que tú tuviste simplemente se ha ido, pero la peor cosa acerca de todo esto es darte cuenta que a ellos nunca les has importado y tampoco te han amado en en primer lugar.
Ahora, sientes que estas cayendo pero no tienes a nadie para que te atrape, como yo, ahora mismo, parado en la estación de trenes solo a unas horas de haber roto mi relación con él. Estaba listo para para tirarme cuando vea el tren aproximarse. Si bien estaba ebrio y con muchas pastillas encima, en mi mente sólo tenía una cosa: saltar.
Estaba seguro que esto es lo que estaba buscando y lo iba a hacer. Lo estuve pensando de ante mano y me decidí. No podría verme a mi mismo sintiendo como si fuese la persona mas importante para alguien más, no, simplemente no podía. Me sentía como un pedazo de basura que ha sido apartado lejos, y ahora yo mismo me apartaré lejos de todo. Sentía un vacío en mi pecho y un dolor indescriptible, un dolor emocional.
Cerré mis ojos y tomé un respiro, inmediatamente escuché ese sonido tan familiar. El del tren acercandose. Era de noche y allí habia mucha gente, pero vamos, ¿quién iba a estar prestandome atención a mi? Unos adolescentes estaban conversando en otro lugar, estaban riendo y disfrutando de ser ellos mismos, ¿justo como debería estar haciendolo yo? Un hombre y una mujer estaban enfrente mío, ellos si quiera iban a notar si yo desaparecía. Yo sólo sería simplemente un chico del quién escribirían en el diario local mientras cualquiera pretende llorar acerca de cuan triste era todo esto cuando yo haya muerto.
Yo quería estar muerto, he saltado, mi cuerpo cayendo duramente contra las vías del tren, por fin encontraría la paz.
Nunca fui el tipo de persona que cree en "la vida después de la muerte" y justamente eso fue lo que me sorprendió cuando desperté en una desconocida habitación. Vi el techo blanco más allá de la luz apagada. Lo que me separaba del mundo exterior era simplemente una cortina.
¿Que pasó? Estaba asustado de moverme al principio. No me sentía bien. Mi cabeza estaba nublada, incluso aun mas que cuando desperté.
Me sentí fragil y debería sentir dolor pero estaba como ido. Me sentí paralizado. Esto no es un sentimiento normal.
Pensé que estaba muerto. Suponía que estaba muerto. ¿Es ese el plan, no? Ese es mi pasaje para salir de aquí, pero luego escuché un ruido proveniente de una maquina. Sabía que era un monitor que probablemente me mantenía con vida.
Estaba en un hospital. No, esto está mal. Me he tirado en las vías del tren por una razón. Quería morir y terminar con mi vida. He fallado. ¿Quién podría llevarme lejos a otro lugar? Quería llorar pero tenía mucho miedo de absolutamente todo, porque no sabía como podría reaccionar mi cuerpo si lo hacía. No tenía idea de lo que estaba pasando.
Salté a las vías de un tren, entonces ¿cómo podría sobrevivir a eso?
Estaba todavía en la cama de un hospital. No podía moverme, o quizas no quería hacerlo. No quería hablar. No quería llamar a nadie para que venga y me diga que esta pasando. Yo sólo simplemente quería recostarme y estar muerto como posiblemente podría estarlo ahora mismo.
No sabía cuanto tiempo estuve inmóvil hasta que escuché la puerta abrirse. Mi corazón se paralizó. Podría ser alguien a quién yo conozca. No me molesté en darme la vuelta para poder verlo. Fuese quién fuese no importaba.
—Despertaste—dijo una voz femenina que no reconocí. Mis ojos viajaron hasta la persona que había entrado en la habitación. Gracias al uniforme que estaba usando pude suponer que era una doctora.
—Señor Callenreese, ¿sabe donde está?—Preguntó con una voz dulce. Por supuesto que lo sabía. No fue fácil estar en una misma habitación juntos. Trate de moverme pero cuando lo hice sentí dolor en todo mi cuerpo. Lentamente dejé de hacerlo.
—Trate de no moverse mucho. Tuviste una mala caída—Claro que la tuve. Fue probablemente ocho pasos desde la plataforma y las vías del tren. No podía recordar el impacto. No podía recordar nada después de haber caído. —¿Puedes recordar lo que pasó?—Preguntó. No dije nada. La última cosa que quería hacer era hablar, así que simplemente no lo hice. Me estaba cerrando en mi mundo.
—¿No eres capaz de hablar o no quieres hacerlo?—Una vez más, no volví a decir nada, no tenía incluso nada para decir, ni una respuesta, nada.
—¿Vas a hablar conmigo?—Preguntó. Silencio.
—Tomaré eso como un no—dijo y escribió algo en un pedazo de papel que estaba abrochado a una carpeta. —Te explicaré lo que pasó. Anoche una pareja te vio saltar a las vias de un tren.
Ellos fueron cuidadosos al reaccionar y por suerte lograron salvarte con ayuda de algunos chicos que estaban allí. Tu cabeza golpeó fuerte y eso fue lo que te provocó un desmayo. Psicologicamente estas bien. Tienes una contusión, pero tu cerebro no presenta anormalidades. Deberás quedarte aquí por unos días. Tuvimos que hacerte un lavado de estómago por las pastillas para dormir y el alcohol que tomaste de ante mano.
La pareja que estaba en la plataforma estaba a unos pasos de mi persona. Ellos fueron quienes arruinaron mi plan, ellos y aquellos adolescentes. Me maldije a mi mismo por haberme arrojado muy pronto. No debí haber dejado tiempo para que nadie pueda salvarme. "Salvar" no es una palabra que quería usar. Yo no fui salvado. No quería ser salvado.
—Tuviste un intento de suicidio anoche—La doctora comenzó. Ella estaba tratando de obtener algun tipo de reacción de mi parte, pero yo simplemente no sentía nada.—¿No vas a responder nada de nada?—Me preguntó, y cuando se dio cuenta que yo no tenía intenciones de hacerlo ella dijo—Bien, iré a hablar con tu psicólogo—.
Ella abandonó la habitación. Era algo muy raro tener un psicólogo. ¿Sería forzado a hablar con él? No necesito ningun psicólogo. Necesitaba morir. Estaba aterrado por lo que podría pasarme a partir de ahora pero sinceramente ya ni me importaba. Todavía quiero morir.
Antes de que la doctora deje la habitación, escuché a mucha gente entrando en la misma.
Sentí que podía moverme de a poco y miré la puerta. Vi a un chico que no conocía y mis padres me miraron como si les hubiese roto el corazón. Mis padres estaban bien en cuanto a los deberes de padres. Ellos sólo no eran del tipo de personas que aman. No podría exactamente correr hacía ellos y contarles acerca de mis sentimientos porque ellos no son muy abiertos o confiables, tampoco es que les guste hablar de problemas de adolescentes, es decir ¿qué problemas podría tener un adolescente aparte del primer corazón roto, la primera vez en todo y sentir que no encajas pero sólo estás encontrando tu verdadera identidad y formando tu propia personalidad?
No fue su culpa. Ellos solos son como son. Ponen comida en la mesa, un techo sobre mi cabeza, ropa en mi cuerpo, están haciendo lo que un padre debería hacer, pero ¿por qué me sentía de esta manera? ¿Por qué otras personas sin padres están ahí muy contentas con su vida? Quería entender que pasaba por mi cabeza en ese momento, no sentía culpa aunque si lo era, era la razón por la que mis padres estaban ahí.
—Aslan—mi madre me dijo. —¿Qué hiciste?—su voz estaba quebrada y sus ojos se aguaron.
Ellos no podrían entender. Ellos eran personas normales. Ellos no fueron expuesto a cosas como estas. Probablemente nunca abriré sus mentes. Ellos no tenían idea de lo que estaba sintiendo, ni de las cosas que había pasado. Supuse que podrían estar avergonzados por lo que hice, pero la realidad es que no. Murmuraban. Sólo podía oír murmuros de mis padres y mi psicólogo. Era como si allí había un constante sonido en mis oídos que no me dejaba prestar atención. Estaba bloqueado de la situación. Finalmente logré captar unas palabras; una frase.
—él acaba de tentar contra su vida, mañana será trasladado a un hospital mental en donde hablará de tu intento de suicidio con los psiquiatras
apropiados hasta demostrar que no es un peligro para si mismo—es lo que escuché a través de la puerta que estaba más allá de las cortinas, apenas podía escuchar pero si mis oídos no me traicionaban es lo que un doctor estaba explicando a mis padres.
No me importó donde sea que ellos me manden o por cuanto tiempo. Una vez fuera, terminaré lo que empecé.
-
Primer piso; Casos de suicidio. Ellos no tenían a suicidas saltando por otros pisos. Miré todo a mi alrededor. Esto si que se parece a un hospital. Allí era todo blanco y lucía muy limpio. Había por todos lados corredores y habitaciones con sus puertas cerradas. Una fue abierta y mi psicólogo, el doctor Carlile, me invitó a caminar en lo que sería mi habitación el tiempo que me quede aquí.
Me senté allí, con mis padres. No había mucho en aquella habitación, una cama. Eso era todo. Había sólo dos colchones individuales apilados uno encima del otro. Tal vez la estructura de la cama era un peligro de seguridad para alguien como yo. Había una ventana tambien, con rejas del lado de afuera. El vidrio era inquebrantable.
Miré toda la habitación y me di cuenta de que había algo en la puerta; un pedazo de papel. Las paredes estaban cubiertas por algún tipo de almohadillas que eran suaves, la cama no tenía sábanas, ni las almohadas tampoco, supongo que era para evitar intentos de ahorcamiento.
Mientras mis padres y el doctor Carlile estaban hablando entre ellos, fui y lo leí. Era como una especie de carta de mi estadía en el hospital.
Había detalles sobre mi.
Nombre: Aslan Jade Callenreese
Edad: 17
Estado: Admitido por un intento de suicidio.
Riesgo agudo.
Había detalles de mi persona. Ellos no podrían estar vigilandome todo el tiempo.
Probablemente tenga que hacer algo con mis padres. En mi cabeza rondaba parte de la conversación que ellos tuvieron con mi psicólogo anoche. Ellos dijeron que no fui yo. Que yo era un chico feliz. Eso fue su personaje, así que ellos se aseguraron con el doctor que yo no podría hacer lo que hice otra vez. Ellos no me conocían del todo. Otra vez, ellos estaban bien, eran padres normales, pero realmente no me conocían. No sabían que yo era gay. No sabían que había sido abusado múltiples veces, no sabían de mis traumas, no sabían de mis inseguridades. No sabían incluso que tenía un novio y que rompimos. Ninguno sabía por qué hice lo que hice. Por supuesto que ellos me preguntaron una y otra vez pero yo no les dije ni una palabra. No tenía idea de cuanto tiempo estaría acá, pero probablemente será por un largo rato.
Estaba listo para completar un cuestionario acerca de mi salud mental. Todo lo que tenía que hacer era marcar en cada uno de los casilleros desde el 1-5 como me sentía o como me sentí con esta situación. Así que eso hice, y lo hice siendo sincero pero a ellos no les gustó los resultados.
—Recuperate pronto—la voz de mi padre hizo que me diera la vuelta y dé unos pasos lejos del papel pegado en la puerta para mirarlos a ellos.
Él habló como si eso me hiciera sentir mejor.
Después de abrazar a mis padres, ellos se marcharon, sólo eso. Miré al doctor Carlile. Él me sonrió. Yo no le devolví la sonrisa.
—Vamos a hacer un tour. Sígueme—él dijo y señaló con su cabeza hacia la puerta. Caminó hacia fuera y lo seguí. Este chico lucía muy joven para ser un psicólogo. Era alto, muy alto, especialmente comparado conmigo, tenía el cabello corto y negro, estaba cubierto de tatuajes y tenía unas expansiones de oreja no muy grandes, sus ojos verdes eran penetrantes pero su sonrisa era cálida, parecía amable.
Caminamos por los corredores juntos. Pude escuchar gente en las habitaciones. Estaban hablando, llorando o lamentándose. Me pregunté como otras personas fueron admitidas aquí. Era un centro de salud mental para jovenes, así que ellos tienen que tener mi misma edad, o más jovenes.
Vi gente que trabaja aquí, doctores, voluntarios o enfermeros. Ellos estaban usando un uniforme azul. Mi ropa era blanca. Sólo blanca. Ellos me hacían usarla.
—Allí están los baños—dijo, deteniendose en una puerta. —No hay cerradura en las puertas, por obvias razones. Duchas grupales. Los espejos son inquebrantables así que no te molestes en romperlos—Le eché un vistazo, viendo una larga bañera con paredes blancas. Él seguía caminando y lo seguí. Se detuvo en una habitación con muchas mesas y sillas.
—Esta es la sala de estar. Tu vendrás aquí para desayunar, almorzar y cenar. Serás acompañado por un enfermero que te será presentado el dia de hoy—Me explicó. Todo este tiempo sólo estuve escuchando. Me di cuenta que era una información importante para prestar atención.
—Esta es mi oficina—Dijo y entró en ella.
—Serás atendido aquí dos veces al dia para la terapia—Seguimos, hasta que paramos en otra habitación. Era más espaciosa y había otras mesas y mucho color a comparación con las demás habitaciones.
—Esta es la sala de recreación. Puedes encontrar formas de entretenerte aquí cuando no tengas nada mas que hacer. Aquí es donde estarás a las 10 de la mañana cada dia cuando no tengas terapia conmigo, participando con otros grupos—.Me dijo. Dio media vuelta y me miró, no caminaba ni se alejaba. ¿Ese fue el fin del tour?
—¿Hay alguna chance de que hables conmigo pronto? Una simple palabra al menos—Dijo. No había ninguna chance de eso. Quizás porque él era una autoridad, o porque él me retenía aquí, impidiéndome hacer lo que quise hacer desde un principio, no sentía ganas de hablar con él, así como no quería hablar con ningun doctor o con mis padres. No dije nada. Solo lo miré.
—Bien, tienes tiempo libre hasta la cena. Hay camaras por todos lados observándote, excepto en los baños y en tu habitación, política de privacidad. Las cámaras están constantemente monitoreando para prevenir cualquier incidente—Me explicó. Incidentes. Como si alguien tratase de matarse—. Los baños están constantemente monitoreados para que no suceda nada y cualquiera puede chequear en las habitaciones. —Entiendes?—Me preguntó. No contesté.—Tomaré eso como un sí—Concluyó. —Si necesitas cualquier tipo de ayuda, aquí hay botones rojos, están en cada habitación y en las salas. Por favor, presionalo sólo si es una emergencia y alguien te asistirá.
Como no dije absolutamente nada, nos dejó en una situación rara hasta que mi psicólogo sólo caminó lejos de mi, dejándome por cuenta propia o así por mi cuenta podría estar con los demás en las salas y las cámaras mirando cada moviendo que haga.
No sabía que hacer, así que fui a la sala de recreación. Lentamente caminé dentro de esta. No había mucho allí. Juegos de mesa. Había algunos libros apilados en el suelo. Encontré una puerta sobre el lado opuesto de la habitación. Esto me condujo a la libertad, pero estaba cerrada. Miré hacia afuera, era un lindo día. Un día soleado. Usualmente podría disfrutar esto, pero ya no era la persona que solía ser. Me sentí como una persona que estaba muerta. Era una lastima que no lo esté.
Me senté en el piso, abracé mis piernas con mis brazos. Estaba todo muy calmo aquí. Era muy solitario y silencioso. Hace sólo días atrás estaba en la habitación de mi novio,cuidándolo y besándolo. Ahora, estaba aquí, solo y vivo, pero al mismo tiempo no estaba vivo del todo.
Mis respiraciones se cortaron. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo es que pasé de ser muy feliz a incluso ni siquiera querer existir? Empecé a llorar. No he llorado desde que todo esto ocurrió, pero ahora me encontraba aquí, llorando. Saqué la cabeza de entre medio de mis brazos los cuales seguian abrazando mis piernas.
¿Qué iba a hacer ahora? Estaba tan asustado, encontrando el coraje para matarme en primer lugar. ¿Y ahora que? Todavía seguia aquí.
¡Joder! No me sentía bien aquí, no en este mundo. ¿Que haría? Podría tratar otra vez, cuando esté afuera de este lugar pero, ¿qué pasa si fallo y termino una vez más aquí? ¿Que pasa si nunca lo consigo? Quizás podría matarme aquí y muy pronto pero... ¿cómo? Todo estaba cuidadosamente vigilado, me observaban todo el tiempo. No podría hacerlo otra vez. Tengo que encontrar la manera de matarme. Tengo que pensar en algo; cualquier cosa. Encontraré la manera.
Miré hacia arriba y casi me dio un ataque al corazón cuando vi a alguien que estaba arrodillado enfrente mío. Su cara muy cerca de la mía. Mi corazón latía con fuerza mientras trataba de calmarme. Ni siquiera vi o escuché cuando el chico caminó hacia mi. El chico, quien probablemente tendría mi edad y seguramente era asiático me miró con sus ojos marrones.
—Tu piel es demasiado perfecta como para mancharla con lágrimas —Dijo con un acento muy marcado y luego secó mis lágrimas. Yo estaba confundido. ¿Quién es él?
Me sonrió mientras se sentaba a mi lado.
—¿Tienes frío?—Me preguntó. Lentamente moví mi cabeza. Tenía que calmarme. Nuestra mirada estaba puesta en el otro. —¿Por qué estás llorando?—Su voz fue en un tono gracioso, no se estaba burlando de mi, sólo estaba tratando de que la situación no sea tan incómoda. Él era alegre. ¿Cómo alguien podría ser alegre en un lugar como este?—No eres muy hablador—No obtuvo respuesta alguna de mi parte. —Está bien. Yo amo hablar. Puedo hacerlo por ambos. ¿Por qué estas aquí?
¿Qué por qué estoy aquí? ¿Qué más estaría haciendo aquí? Tragué nerviosamente.
—Soy Eiji—dijo y extendió su mano pero yo no la tomé. Sólo continuaba mirandolo. Intentaba adivinar su nacionalidad, ¿Chino? ¿Coreano? ¿Japonés? No me sonaba su nombre. —Bien... entonces—retiró su mano—¿Cómo te llamas?
Este chico tenía algo en su forma de ser, personalidad. Me estaba hablando como si fuese cualquier persona normal. Era amigable y me transmitía tranquilidad, a diferencia de todos los demás que había encontrado que eran fríos y distantes.
—Aslan—le contesté finalmente.
—Que lindo nombre. Es un placer conocerte, Aslan—dijo con una enorme sonrisa en su rostro. Incluso casi quise sonreírle de vuelta.
Casi. Estaba distraído cuando escuché pasos que venían hacia nosotros. Vi a el doctor Carlile detras de Eiji, él se dio vuelta y lo vió también.
—Bueno, es mejor que regrese a trabajar—
Un momento. ¿Trabajar? Se levantó del piso y fue ahí cuando vi que estaba usando un uniforme azul. Tenía asumido que él era un paciente, pero estaba equivocado. Me habló como a cualquier otra persona, no como alguien quien necesita ayuda profesional, de hecho, esa fue la razón por la que hablé con él en primer lugar.
Prácticamente se balanceaba fuera de la habitación, casi se choca con el doctor Carlile y comenzaron a hablar mientras se alejaban de la sala.
Que chico tan extraño.
Nota: Estoy arreglando errores y corrigiendo la traducción, muchas gracias por el apoyo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro