U N O
Cuatro años atrás.
Hoseok estaba más que harto del trabajo, aquella empresa que exprimía cada minuto de su día no le dejaba disfrutar su tiempo con su linda esposa, se frustraba constantemente porque quería disfrutar su matrimonio lo más que pudiera, sin embargo, todo parecía ir de mal en peor.
—¡Demonios, avanza! – estampó sus manos en el volante de su auto, el tráfico era terrible y sólo faltaban cinco minutos para la entrada a su trabajo – menudo día, Hoseok.
Su teléfono sonó aturdiendo sus oídos por algunos segundos, soltó algunas maldiciones inhalando y exhalando un par de veces antes de contestar la llamada entrante.
—Jung.
—¿Qué mierdas esperas para llegar a la oficina? – Hoseok apretó los ojos – ¿Crees que porque eres mi mejor amigo voy a encubrirte?
—Jungkook...– Hoseok dejó el teléfono sobre el asiento de a lado y colocó el altavoz.
—¡Pues estás en lo correcto! – el chico comenzó a reír detrás de la línea – ya le dije al jefe que estás atascadísimo en el tráfico, de hecho le mandé tu ubicación.
—Pero, ¿Cómo? – Hoseok ya tenía una leve noción de lo que ocurría.
—Ya sabes, tu amigo prodigio con un coeficiente intelectual de ciento cuarenta y cuatro puso un rastreador en tu teléfono para probarlo – Jeon volvió a reír – ese cabrón es un master.
La fila comenzó a avanzar y colgó rápidamente la llamada con Jeon. Manejó lo más rápido que pudo, tomando atajos e ignorando una que otra señal de tránsito. Sintió alivio en su persona cuando pudo estacionarse en la empresa, por lo que con más tranquilidad tomó su maletín y cerró el auto, al parecer no era el único al que se le había hecho tarde.
—SeokJin, ¿Qué te ocurrió? Si tu eres el señor puntualidad.
—Cállate, mi madre no me dejó ir hasta que tuviera mi comida lista – señaló una bolsa de papel que traía en las manos – ya sabes, cosas de vivir con tu madre.
Hoseok rió de manera escandalosa ante las palabras de su compañero. El ascensor subió más rápido de lo que ambos esperaban, cada quien despidiéndose para dirigirse a su oficina correspondiente. Habían pasado alrededor de dos horas y unos ligeros toques a su puerta le hicieron despegarse de los papeles que estaba leyendo.
—Adelante.
Una mujer entró a su oficina, tragó grueso cuando la chica recargó las manos sobre su escritorio, dejando ver más de cerca su pronunciado escote y su atractivo brillo labial color carmín.
—Buenos días, licenciado Jung – la voz tan seductora que la joven poseía había cautivado por completo al hombre – soy Seok MiDo, su nueva secretaria.
No podía negar que era encantadora, una belleza incomparable y sumamente cautivante, parpadeó algunas veces tragando saliva en el proceso, intentando ahuyentar cualquier pensamiento malo que pudiera llegar a su mente.
—E-Encantado, señorita Seok – fingió una sonrisa – ¿Podría retirarse de mi oficina? Tengo algunos asuntos pendientes que resolver.
Ella asintió, caminando lentamente mientras contoneaba su cadera y sacaba un poco su pronunciado trasero.
—Mierda... – Hoseok miró sus pantalones y pudo encontrar una visible erección saliendo de éstos – estás casado viejo, ¡Controla tus malditos impulsos!
Se dirigió al baño para tratar de bajar aquel gran problema que había obtenido después de la visita de su nueva secretaria.
Ella también sería su nueva perdición.
Ahora que la estoy resubiendo, estoy haciendo unas pequeñas modificaciones en la narración para que pueda leerse con más fluidez. ❤️
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