Hoy era el día.

Ese doloroso momento que YangMi no le deseaba ni a su peor enemigo. Habían pasado algunos días desde que le dieron de alta del hospital, no quiso seguir en aquella casa que le traía más malos que buenos recuerdos. Se había ido unos días a casa de Taehyung y Jimin; no había salido de su habitación, salvo para ir a citas médicas, ambos chicos intentaban animarla, pero en cuanto tocaban la puerta algo era arrojado. Alrededor de tres lámparas, quizás cinco vasos y diez platos había roto ya, se había sumido en una depresión profunda, de la cual Taehyung tenía miedo que no saliera.

Su madre terminaba de acomodar aquel camisón de seda negra en el cuerpo de su hija, teniendo cuidado con su herida cerrada superficialmente. YangMi parecía una muerta en vida; tenía la mirada perdida, sus labios agrietados y secos, las uñas de las manos las tenía absolutamente destrozadas y con algunos restos de sangre debido a que las mordía hasta sangrar. Sus clavículas comenzaban a sobresalir a falta de comida, había reducido drásticamente sus hábitos alimenticios, excusándose con un simple "no tengo hambre".

—¿Estás segura de hacer ésto, hija? – Kim SoRa cepillaba el cabello de YangMi – estará ese hombre y su familia y...

—Estoy bien, mamá – ni siquiera se inmutó – ustedes estarán ahí, no falta nada más.

La mujer caminó hasta el tocador de su hija y agarró el perfume que había ido a recoger a su casa, en cuanto quiso ponérselo, YangMi lo tomó entre sus manos y lo arrojó hasta la pared.

—Jamás vuelvas a ponerme ese perfume, por favor – habló con frialdad – lo detesto.

Los recuerdos llegaban a su mente como bombas a atormentarla.

—¡YangMi! – Hoseok sonreía con una pequeña caja entre sus manos – ¡Date prisa!

Ella se levantó de su cama y bajó con rapidez las escaleras, encontrando a su esposo sonriente y feliz.

—¿Qué es ésto, cariño?

Él extendió la caja hacia su dueña y depositó un beso en sus labios.

—Feliz aniversario, preciosa – YangMi dejó a un lado la caja y tomó a su marido de la corbata hacia el sofá.

Hoseok giró a su esposa, recostandola en el lugar, tomó sus labios con dulzura y con una de sus manos, comenzó a desabotonar la blusa de la mujer para masajear lentamente uno de sus pechos, mientras ella también abrió de manera brusca la camisa de su esposo, logrando que algunos botones salieran disparados a diversas partes del lugar.

Ambos sonrieron ante la acción de YangMi. Hoseok le ayudó quitando por completo su camisa, dejando su torso bien trabajado expuesto. Ella quitó de su cuerpo sus prendas, sólo dejando su brasier y sus bragas. Los besos húmedos que Hoseok impartía en el cuello y clavícula de su esposa la enloquecían, mientras que él se sentía exageradamente excitado cuando YangMi arañaba su espalda.

—H-Hoseokkie...– gimió YangMi.

—¿Quieres que te tome, cariño? – habló con voz ronca, así que ella asintió aún más deseosa. Con lentitud quitó las bragas de su esposa al igual que su ropa interior, tomó su miembro erecto y con suavidad, se introdujo en la intimidad de su mujer.

El choque de las pieles y aquellos gemidos de placer envolvían el lugar. YangMi después de mucho tiempo se sintió deseada, feliz de que su marido tuviera tanta delicadeza y le hiciera el amor como cuando eran novios.

—YangMi, es hora.

La voz de Taehyung le sacó de aquel recuerdo tan cruel. Ella miró al castaño y no pudo contener las lágrimas, él se acercó y la envolvió en sus brazos, acariciando su espalda y su cabello.

—Tranquila, tranquila – Taehyung susurraba en el oído de la chica – es sólo un mal momento, yo estoy aquí contigo.

—Taehyung...– sollozó YangMi – siento que estoy cayendo en un abismo del cual no creo poder salir, y tengo miedo.

—Mírame – ella negó, así que él se encargó de levantar suavemente su mentón – jamás estarás sola de nuevo, ¿Sí?

Ella asintió. Ahora debía guardar sus lágrimas para lo que venía.

El funeral de sus hijos.

100 ways me está haciendo llorar :')