Ahora que nos aliamos de por vida,

Que ya no existe el clamor del espejismo,

Que me tienes... que te tengo... nos tenemos...

Que una sola parte de los dos, ya no es lo mismo.

Te prohíbo que respires otro aire

Que sientas otro dolor distinto al mío;

Que te atormentes jugando a la ermitaña

Si son de una misma partitura los latidos.

Ahora somos dos vidas con un alma

Y un solo corazón como testigo.

Ya no existen vacíos, rupturas, ni distancias

Si hasta en el mismo palpitar nos compartimos.

Ya no hay miradas esquivas ni distintas,

Ni risas desiguales si reímos, ni otro cantar,

Ni otro llorar, ni otras pasiones,

Si con las mismas emociones nos sentimos.

Te prohíbo vivir la soledad si no estás sola,

Desfallecer ante la enfermedad si soy tu alivio;

Te prohíbo enloquecer si yo estoy cuerdo,

Y te prohíbo morir, si no es conmigo.