Comprendí que el cielo existe en ti

Cuando vi los querubines resbalando por tu aliento;

Te metiste en mí, me contagiaste de tu cielo.

Hay tantos hilos de dulzura

Hilvanados de lluvia, sol y viento por tu cuerpo,

Que te has convertido en mi milagro,

Mi aurora boreal y mi silencio.

Ya no hay duda,

El cielo existe en ti y una sucursal está en tu huerto.

Hay playa, hay libertad, hay alegría,

hay danza, hay música, hay sosiego.

Hay éxtasis para calmar la sed del alma

Y a la entrada de tu puerta...

Estoy sediento.