De la nada llegó...

Traía dos semillas que horneó en otro cultivo;

Las sobras de otro amor me resucitan

Pero las penas lo asfixian con sus gritos.

Parecía sin alma.

Tenía vacío el rostro con mirada y sin ojos,

Con sonrisa y sin boca,

Con caudal y sin río.

Parecía sin piel dorada por la noche,

Con dos senos redondos

Que apenas imagino.

Me escondí dentro de ella...

Y casi que me pierdo en su interior baldío.

Tenía vacío el cuerpo con entrañas y sin ellas,

Y sé que el corazón solo era un espejismo.

Perdió la vida entera

Después que por amor hasta el amor perdiera

Quedando un viacrucis en su olivo.

Creyó que era amor y era una herida abierta

Que transformó infecundo lo que antes fuera trigo.

De la nada llegó...

Traía un sufrimiento que convertí en alivio.

Tomé sus dos semillas y las regué con alba,

Y en cada noche amarga recuperé su río.

Hoy tienen ya sus frutos aquellas dos semillas;

Y aquella que de la nada llegó sin alma y sin camino,

Con las sobras que traía le alcanzó

Para vivir conmigo.