Un multimillonario maduro, aburrido del éxito y alejado del mundo en su cómoda mansión, se preguntó un día: "¿Y si tengo más de lo que creo?". 

Cuan proyecto infantil, dedicó esos últimos años de su vida y todos sus recursos a explorar su línea genealógica y determinar dónde vivieron sus primeros ancestros y reclamar su "propiedad". Con esta búsqueda y tras muchos recursos legales invertidos, casi se hace con la mitad de un país pequeño. Sin embargo, aparecieron todos sus hijos, nietos y familiares lejanos a reclamar su parte. 

"Ah cierto... olvidaba que ya tenía más que suficiente", pensó aburrido.