Microrrelato #46: Platos rotos
Al igual que cuando un caballero promete su espada a una reina, yo prometí mis palabras a una única causa. Al hacer esa promesa jamás creí que me arrepentiría, pero finalmente así fue. Mi creatividad se veía limitada a los estándares y ataques de quien sería "mi reina", era frustrante y vaya herejía se sentía enfocarme en algo más que en "su majestad".
Fue esa misma persona quien mandó al demonio mis palabras y me concedió la tan ansiada libertad. Fue incómodo al principio, pero ahora canciones, cuentos, microrrelatos, entre otras cosas pueden ser dichas al viento sin destinatarios evidentes.
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