Durante gran parte de mi niñez e inicios de mi adolescencia, confieso que tuve lo que se conoce como el síndrome del octavo grado. Me sentía como una suerte de antihéroe, protector de los indefensos, de doble personalidad cuyos nombres eran "Romeo", el noble y "Shadow", el despiadado. Con la capacidad de predecir el futuro.

Cuando dejé atrás la inmadurez, sentí que ambas personalidades se habían vuelto una sola para bien. Sin embargo, con el tiempo y tras mucho sufrimiento, comencé a percatarme que nada fue del todo inventado. Ahora no sé de lo que son capaces, sobre todo "Shadow".

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Nota de autor: Chūnibyō «síndrome de octavo grado» o «síndrome de segundo de Secundaria», empleado para describir a los que desean destacar, por lo que se convencen a sí mismos que tienen conocimientos ocultos o poderes secretos. Fuente: Wikipedia