Un viajero emprendió una travesía que, sabía, le tomaría tiempo. El pueblo al que se dirigía se llamaba "Beatitudo". Para llegar ahí, solo tenía las indicaciones de su abuelo quien estuvo ahí una vez cuando joven.

Un día encontró un camino imprevisto que se dividía en dos. Ambos eran hermosos, con bellas flores a la vista y bien marcados. Para elegir, decidió seguir el canto de las aves.

Durante años sufrió una serie de lesiones por lo salvaje del lugar. Hasta que llegó a otro camino dividido, este tenía un lado cerrado. Notó unas flores que creía haber visto antes.