Microrrelato #14: Algo mejor
La sola idea de poder montar aquel hermoso barco de grandes velas y de color comparable con la piel de las odaliscas de la antigüedad, me tenía literalmente excitado. Anhelaba sentir las curvas de las olas sobre la cubierta de tan imponente embarcación. Verlo navegar sobre el mar era todo un espectáculo que atraía a más de un marinero novato.
Finalmente conseguí un boleto para un recorrido, pero, pese a mi ansiedad, llegué tarde. Aún no amanecía. A mi lado, estaba una hermosa señorita que me silenció y me hizo ver el océano que se iluminaba a cada segundo.
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