9
Cómo puedes ser tan estúpida me pregunto una y otra vez, todavía sigo sentada contra la puerta de la habitación. Me maldigo una y otra vez porque no me puedo permitir caer en la tentación del hombre que ahora mismo me ha sacado de España y me tiene en su casa sin saber qué será de mi.Me levanto para dirigirme a la cama, me tumbo y me doy cuenta que encima ni me he podido terminar la leche y sólo le he dado un pequeño mordisco al pan con nutella, ¡mierda!, todavía tenia hambre.Unos golpes en la puerta me sacan de mi pensamiento, me quedo paralizada y no respondo, sé de sobra que es él.―Ainara, ábreme por favor, soy Arsen, quiero hablar contigo ―pero yo no respondo a sus llamados.Vuelven a sonar otros toques más, pero hago lo mismo.
―Ainara, ábreme por favor, soy Arsen, quiero hablar contigo ―pero yo no respondo a sus llamados.
Vuelven a sonar otros toques más, pero hago lo mismo.
―Por favor Ainara, quiero....quiero hablar de lo que ha sucedido ― su voz no suena muy desesperada la verdad ―Nara, no me gustaría enfadarme, pero al final es que me vas a obligar a ello, ¡abre la maldita puerta!.Yo sigo en mis trece, no me levanto en absoluto y como la llave está echada me encuentro segura de que no va a entrar.
Me doy la vuelta sobre el colchón dando por sentado que los golpes han dejado de sonar al otro lado de la puerta y cierro los ojos intentando dormir.Me despierto renovada y parece que algo más descansada, abro los ojos y acostumbro mis pupilas a la pequeña luz que entra ligeramente por el ventanal. Me levanto y me dirijo directa a este para intentar ver que tiempo hace, ¡madre mía! Está todo blanco y nevado, tiene que hacer un frío de narices, y me fijo en que donde estamos es una calle que principal o al menos eso me parece a mí, hay coches aparcados a un lado de la vía, y gente que va andando tranquilamente.
Me dirijo a la ducha para empezar el día con buen pie o eso creo. Cuando bajo por las escaleras para dirigirme a la cocina, veo a Maruska, que está preparando el desayuno.
―Buenos días, Maruska ― intento parecer agradable y cercana.
―Zdràst vuj tye ―suelta tan pancha que no me he enterado ni de lo que significa.
―Perdón pero no....―intento comunicarme con signos en las manos haber si fuera posible pero no hay manera.
Lo dejo por imposible y me acerco para ponerme un colacao y cuando estoy intentando coger un vaso llega Maruska y literalmente me echa de la cocina.Pone las manos en alto, rezando o maldiciéndome, ahora mismo no tengo ni idea de lo que dices, y de repente veo que se dirige a una silla y me indica que me siente.
Supongo que será que ella me pondrá el desayuno, pero es que no sabe lo que me gusta.
Diez minutos después tengo una taza de leche humeante delante de mí, el bote de colacao de anoche, y pan con el bote de la nutella, y esta mujer ¿cómo sabe esto?.
Me echo una cucharada de colacao y me unto un par de tostadas con bien de nutella (reconozco que me pierde el chocolate soy una glotona).Veo como Maruska asiente algo más sonriente y desaparece por uno de los pasillos. Estoy tranquilamente degustando mi desayuno cuando ¡ese olor! ¡es él!, me doy la vuelta instintivamente y aparece Arsen cogido del brazo de una pedazo de rubia imponente.
¿Y esta de dónde ha salido?
―Buenos días Nara ―saluda tranquilamente ―espero que esté todo a la altura de lo que te gusta, luego necesito que hagas una lista con tus gustos culinarios para que Maruska y el resto de empleados de la casa sepan que tienen que prepararte.
―Ainara por favor, me llamo Ainara, Nara es para la gente cercana y amigos ―respondo nada educada, una punzada de celos ha invadido mi cuerpo sin saber por qué.
―Vaya, la niña se revela ―suelta la rubia mientras se sienta enfrente de mí ―tienes que tener un poco más de respeto , o es que ¿no sabes con quién estas hablando? ―suelta con voz irritante.
Me callo puesto que no quiero amargarme el desayuno y sigo con mi tostada de nutella y mi rico colacao cuando caigo en la cuenta de que habla español...
Veo cómo le preparan una taza de yogurt light con unos cereales que más bien se parecen a los que le echas al perro, incluso los del perro tiene mejor pinta que eso.
Veo de reojo cómo dirije una cucharada a su boca y al probarlo pone cara de asco pero se lo traga.
―¿No querrías mejor una tostada de nutella? ―dirijo mi mirada a ella moviendo a la vez el trozo de tostada que me queda ―es un chocolate delicioso.
Me dirige una mirada inquisitoria, como se suele decir o interpretar de te voy a matar o yo no tomo eso tengo que conservar la línea y cosas vanales.Pero yo sigo tomándome el resto de mi tostada entre pequeñas risas de satisfacción, ahora la que se ha quedado callada es ella.
Arsen se sienta a su lado con una taza de café y supongo que será el periódico del día.
―Cariño ―ronronea la rubia acariciándole el brazo ―necesito que me acompañes a la fiesta de esta noche, ya sabes lo bien que nos lo pasamos los dos ―vuelve a ronronear a su lado esta vez guiñándole un ojo―.
―Esta noche no Alexandra, esta noche vendrá conmigo Ainara ―clava sus ojos en mí cuando está diciendo las últimas palabras.
Toso sin control y espurreo todo el colacao sin querer en dirección a la rubia de bote a la cuál lleno enterita de leche, colacao y babas.
Empieza a maldecir supongo que en ruso porque no entiendo ni papa, pero su cara es un poema, parece que se acaba de tomar un limón.Me quedo mirándola intentado contener la carcajada que se me está formando en la boca, soy irremediable sí, pero la culpa no es mía.
―Lo siento ―digo encogiéndome de hombros―.
―¡Lo has hecho a propósito maldita niñata! ―grita amenazándome con el dedo ―mira lo que acabas de hacer, es un vestido carísimo ¡estúpida!.
―Puedes cambiarte de ropa Alexandra, no creo que haya sido para tanto ―habla Arsen sin levantar la vista del periódico―.
Veo cómo la rubia siliconada se va maldiciendo en su idioma.
«Total como no entiendo nada me doy por aludida».
―Esta noche hay un fiesta importante en casa de un socio, el servicio tendrá tu vestido preparado, los zapatos y lencería llegarán esta tarde a casa, yo me voy ahora a mis negocios, puedes entretenerte con lo que quieras en casa, ya la conoces casi toda a la perfección ―suelta la parrafada sin ni siquiera mirarme―.
Me levanto de mi asiento para llevar el plato y la taza al fregadero y pienso en lo que me acaba de decir.
―Creo más bien que me quedaré en casa tranquila ―hablo mientras recojo las pocas migas que han quedado esparcidas por la encimera―.
―Vendrás ― sentencia mientras deja el periódico sobre la encimera y se levanta de su asiento ― está todo preparado para esta noche y no voy a asistir sin tí.
―¿Es una orden? ―pregunto mientras dirijo mi mirada directamente hacia él ― porque si es una orden te recuerdo que yo no....
―En esta casa se cumple lo que yo ordeno ―habla sin dejar que yo termine mi frase ―y como te he dicho y no voy a volver a repetir lo tendrás todo esta noche en tu cuarto para que te arregles, todo lo he elegido yo, espero que te guste porque no hay opción a otra ropa.
Se a acercado más hacia mí sin yo darme cuenta.
Intento salir de la cocina sin darle opción a respuesta pero es más rápido y obstruye la salida con su cuerpo, me obligo a mirarle de nuevo a los ojos y veo una mirada divertida, pícara, juguetona......
Yo sin embargo pienso en lo que sucedió ayer y que después a aparecido con esa rubia siliconada y me dan naúseas solo de pensarlo.
«Es un seductor y lo sabes» aclama la voz de mi conciencia»
El espacio que hay entre los dos es mínimo, de hecho da un paso hacia donde yo me encuentro y retrocedo de nuevo como siempre, esta vez mi espalda tropieza con la encimera de la cocina.
«¿Siempre te va a pasar lo mismo mentecata?» bendita la gente que no escucha a su conciencia, porque a mí la mía me está agilipollando por momentos.
―¿Crees que será posible que cumplas una orden? ―me pregunta acercándo su boca más a mi cuello―.
―No cumplo órdenes de nadie y menos voy a cumplir las tuyas ―digo en un susurro ―puesto que está prácticamente pegado a mí.
―Cuando te tenga debajo de mí haciéndote gemir mi nombre acatarás todas mis órdenes y suplicarás por ello, preciosa ―suelta con voz ronca y varonil.Madre mía, ¡qué calor! ¡ese olor! Si os digo que.....se me acaban de mojar las bragas.....
―¡Cariño! ―grita la rubia siliconada sacándonos de ese momento comprometedor que tenemos ―ya nos podemos ir ¿te gusta mi cambio de ropa? ―dice mientras da una vuelta sobre sí misma.
Veo cómo Arsen sigue mirándome mientras una sonrisa triunfal se le dibuja en su cara y se da la vuelta para irse hacia donde se encuentra esa rubia infernal.
Mi corazón va a mil, si llega a decirme cuatro cosas más como esas juro que tengo un orgasmo aquí mismo, pero tengo que repetirme mentalmente el mantra al que me estoy acostumbrando, 100 días para odiarte, 100 días para odiarte.....
Aunque la verdad pienso que en mis mejores sueños, esto va a ser muy difícil pero que muy muy difícil.
Salgo de la cocina para encaminarme a mi cuarto y comprobar que una vez más no tengo ni mi teléfono ni mi ordenador, y eso que dijo que lo iba a tener hoy, maldito capullo mentiroso.
Doy un par de vueltas por la habitación pensando en qué podría hacer o con qué podría entretenerme, y me acuerdo de ¡la piscina!. ¡Siiiiiiií! Doy saltitos mientras me dirijo al vestidor y cambiarme para ponerme un bikini.
Elijo uno naranja fosforito la braga es brasileña y lleva un volantito muy mono en la parte superior de esta, y la parte de arriba del bikini son dos mínimos triángulos, menos mal que no soy de ser muy tetuda, si no juraría que no me taparía nada.
Localizo un par de toallas en el baño y cojo una que me enrollo alrededor de mi cuerpo y la otra la llevo en la mano para el pelo.
Doy unas cuantas vueltas por esa maldita casa porque no me acuerdo de dónde está la piscina y ahora mismo no encuentro a nadie en la casa que me pueda orientar.
Sigo andando tranquilamente mientras que sigo observando todas las figuras, cuadros y decoraciones varias de la casa cuando ¡Jesús! Me llevo la mano al pecho ¡qué susto!....
La señora Maruska aparece de la nada, con una bolsa a cada lado de su cuerpo, detrás de ella aparece un hombre con traje y una gorra o sombrero no sé muy bien que es, pero parece el chófer.
―¡Hola! Maruska, ¡buenos días otra vez!, ¿dónde está la piscina? ―pregunto como buenamente puedo puesto que no me va a entender ―.
―Siga recto por este pasillo y al final a mano derecha encontrará la piscina señorita Flores ―responde amablemente el hombre que viene con Maruska.
―¡Habla español! ―en estos momentos me encuentro muy efusiva, da alegría encontrarte a alguien que pueda entenderte en un país que no conoces.
―Sí señorita Flores ―asiente con la cabeza―.
―Puede llamarme Ainara ―le tiendo la mano a modo de saludo, ante todo educación como decía mi abuela ―puede tutearme tranquilamente.
―El señor Popov prefiere que la llamemos por su apellido, sería raro llamarle a él señor y a usted por su nombre, espero que lo entienda ―habla de forma amable ―.
Me despido de él con la mano para seguir por el camino que me ha dicho y llegar a la piscina.
Cuando abro la puerta me quedo perpleja, ¡joder! Es mejor todavía de lo que recordaba, está con una decoración simple pero soberbia, ¿hasta en esto tiene que notarse la ostenticidad y la riqueza? Me vuelvo a preguntar mentalmente. Me dirijo a una de las hamacas y coloco las dos toallas encima de ellas, me acerco al borde de la piscina y me agacho para saber cómo se encuentra el agua y ¡está calentita! ―Vuelvo a gritar en mi interior ―. Me dirijo a las escaleras que se encuentran a mi derecha y voy bajando lentamente hasta introducir todo mi cuerpo bajo el agua, ¡qué gozada!.Empiezo a hacer unos cuantos largos, despacio y descansando entre medias, hace mucho que no hacía deporte verdad, y anda que no se nota, me encuentro oxidada, de vez en cuando me paro en medio de la piscina y me pongo boca arriba intentando flotar y mirar a través del techo que es de cristal.
Con lo que ha nevado no se ve prácticamente acumulación en el techo.
«Se supone que lo limpian atontada».
Decido salir, cubrirme con una de las toallas y tumbarme un rato en la hamaca observando el paisaje y matando el tiempo, puesto que otra cosa no puedo hacer, estoy tan relajada que noto como los ojos se me van cerrando, me pesan y me dejo llevar por la llamada de Morfeo.
Me despierto sobresaltada y en el suelo, ¡menuda leche me acabo de dar!, me doy cuenta de que a caído más el día, el sol o el poco sol que había no luce como esta mañana, no sé la hora que es realmente, me toco la cadera porque es donde he recibido el mayor impacto y maldigo pensando lo torpe que soy a veces. Sigo envuelta medio envuelta en la toalla que me había colocado antes y noto que está mojada, me deshago de ella y vuelvo a tirarme a la piscina de cabeza desde un lado de ella, el agua está tremenda y vuelvo a hacer lo mismo de antes, unos cuantos largos ahora con más ganas. Después de estar un rato así, decido flotar de nuevo en el agua y cuando más tranquila estoy.....
―Por lo que veo el agua está de tu agrado ―ahí está esa voz que me saca de mis pensamientos y me pone cardíaca a la vez ―no pareces tan fiera cuando estás dentro de ella.
Chapoteo por el susto que me llevo y trago más agua que otra cosa, vuelvo a salir a flote tosiendo y dirigiéndome hacía uno de los bordes.
Cuando dirijo mi vista hacia él, contemplo un cuerpo que ¡ofuuuu! Te quitarían todos los males del mundo, está en bañador y ¡qué bañador! Es minúsculo, no puedo evitar mirar hacia la parte más marcada de este. ¡Jesús Bendito! Con razón la rubia siliconada le ronroneaba esta mañana.
Se tira de cabeza y yo me tenso porque no sé dónde va a aparecer y decido que será mejor salir cuanto antes.
Me dirijo hacia las escaleras agarrada del borde cuando sale repentinamente de debajo del agua cortándome el paso.
Y la única cosa que me viene a la cabeza ahora mismo es si será acuático.Si es que soy imbécil, me nubla, me bloquea, no puedo pensar cuando está tan cerca, me siento débil delante de él.
―Cr...creoo...que será mejor que salga ―trago saliva porque otra vez lo tengo cerca y ahora encima mojado, ¡tierra trágame! ― llevo bastante tiempo aquí metida y tengo que prepararme para.....
No termino la frase, pero esto ya es una costumbre cuando.....
Me aprisiona contra el borde pegando su cuerpo contra el mío para que no pueda salir, mientras sus labios se pegan a los míos, vuelve a besarme como la noche anterior y yo....siento su erección enorme en la parte baja de mi abdomen, ¡madre mía! Eso no es normal, pienso mientras nos estamos besando apasionadamente.
Recorre de nuevo mi labio inferior con su lengua, pero esta vez no vuelve a besarme, si no que dirige su boca a la parte baja de mi oído y va bajando lentamente por mi cuello, un gemido, un puto gemido sale involuntario de mi garganta, justo cuando yo no quería que esto ocurriera así, no quiero que note que me pone a cien.
Noto una ligera sonrisa en su boca y continua volviendo a subir por donde escasos segundos había bajado, vuelve a besarme en la boca y esta vez pega su cuerpo más al mío, mete una pierna suya entre las mías obligándome a abrirme un poco más, y yo....me dejo hacer.
―Rodéame la cintura con tus piernas, preciosa ―me pide en un susurro ―.
Hago lo que me dice y ahora sí noto más su erección, su roce en mi punto clave, es un suave vaivén que a mí me está volviendo loca, y ahora mismo no deseo parar, quiero más, por un lado mi mente quiere parar, por otro lado mi corazón le suplicaría que no parase y le pediría más, mientras disfruto del momento, de él y de su boca, de su forma de besar......
Sin darme cuenta soy elevada fuera del agua, para tumbarme sobre el suelo mullido que hay a un lado de la piscina, sigo con mis piernas enroscadas a su cintura y él sigue con ese dulce vaivén que en cualquier momento va a hacer que me corra.
―Eres perfecta Nara ―susurra a mi oído entre jadeos ―serás mía para siempre preciosa ―vuelve a hablar ―no te dejaré que te vayas de mí lado nunca.
Me agobio por las palabras que acaba de decir, me agobio porque a mi mente acude la imagen de él esta mañana con la rubia siliconada y me agobio porque me pregunto mentalmente ¿qué coño estoy haciendo?.
―No, eso no será así ―grito intentando quitarlo de encima de mí ―no pertenezco a nadie ―vuelvo a gritar de nuevo ―no soy segundo plato de nadie, vete con la rubia siliconada de esta mañana.
Consigo quitarlo de encima como puedo y me levanto como alma que lleva el diablo para envolverme en la única toalla seca que quedaba y salir corriendo otra vez de nuevo a mi cuarto.
Una vez dentro me doy golpes mentales porque lo he deseado como jamás he deseado a nadie, sus besos me han sabido a gloria y sí, repetiría y le suplicaría pero él no tiene que saberlo. Cierro con pestillo puesto que no quiero que entre y me voy a a la ducha para quitarme el bikini y la sensación de hace unos momentos, mi mirada se dirige a la cama hay un vestido preparado, es en tono crema con detalles dorados, el escote en palabra de honor, la verdad que es una preciosidad, es un vestido justo y corto, los zapatos que hay a juego son unos Jimmy Choo preciosos, en tono dorado y color crema a juego con el vestido y la lenceria blanca impoluta, toda de encaje, la verdad que me quedo observando las tres cosas y a cualquiera le gustarían estas adulaciones o estas riquezas, una se podría acostumbrar a esto la verdad, pero mi pensamiento cambia cuando me doy cuenta de que este no es mi sitio ni lo va a ser, tengo que salir de aquí cuanto antes, antes de caer en la tentación que es Arsen Popov.
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