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8

Después de haber hecho un tour por la casa, que tengo que reconocer que será bonita para el gusto de esta gente, pero para el mío, si hay cuadros que ¡hasta me dan miedo! Cómo es posible que puedan tener eso así, si yo sólo con los diez primeros minutos de las películas de Amityville ya estaba cagada un mes entero, y normalmente no había empezado lo fuerte, como para pasearme a oscuras por estos pasillos que parece que las personas de los cuadros te estaban vigilando.

Me enseñó dónde se encontraba el gimnasio, la biblioteca que ya la había visto antes, el cuarto dónde los empleados pasaban su tiempo libre o de descanso, me presentó a cada uno de ellos, pero los nombres tan difíciles que ni me acuerdo y el idioma.... ya veremos cómo puedo comunicarme, ese es otro gran problema.

Las habitaciones de invitados que tendría como diez sin exagerar, ¿todo esto para una sola persona?, no se yo si podría vivir así.

Lo bueno de esta casa es que tiene una piscina climatizada que me encanta, un jacuzzi que tengo ganas de probarlo y la sauna que no se queda atrás, creo que pegué saltitos y todo como las niñas chicas cuando lo ví, vamos que se me iluminó la cara.

La cocina es otra de las estancias enormes de la casa, no faltaba ningún electrodoméstico que no hubiera en el mercado, madre mía, que modernidad.

Y por último su cuarto, ese olor a él justo cuando abría la puerta para darme paso a que entrara y contemplara su habitación.

Era un lugar en el que realmente me ponía nerviosa, esa cercanía con él, ese olor, los dos solos ante esa cama, pero lo más fuerte ¡que su baño era como dos veces el mío!, ¡madre mía! Otro jacuzzi en su baño y es ¡gigante! Por lo menos es para ocho personas, lástima que en el mio no haya porque este no pienso usarlo me digo mentalmente.

«Lo estás deseando mentecata».

Bueno sí tal vez es una idea fugaz que se ha pasado por mi cabeza, he de reconocer que Arsen a pesar de lo que está pasando me pone, y mucho pero he de mantener la cabeza fría, y mantener las distancias con él.

¿Te gusta todo lo que has visto hasta ahora? ―pregunta ladeando la cabeza mientras me mira fijamente ―queda parte de la casa por ver, pero podemos seguir con el tour mañana, es tarde y he pensado que te apetecerá descansar.

Lo que me apetece no es descansar en este momento, me reprende mi mente, lo que me apetece es comer comida en condiciones, tengo un hambre que me muero.

De acuerdo ―contesto asentando con la cabeza.

Perfecto, tu cuarto está a dos puertas del mío, si necesitas algo ya sabes..―gesticula con la cabeza sin terminar la frase realmente.

No, será mejor que me vaya a dormir, gracias por todo ―contesto mientras salgo de su habitación para dirigirme a la mía ―.

Salgo de su habitación todo lo deprisa que puedo o que me dan las piernas, y encuentro mi habitación justo como me ha dicho dos puertas más adelante.

¿Y yo voy a poder dormir teniéndolo tan cerca? Esto es surrealista lo sé, pero joder si es que está de toma pan y moja y una......pues que tiene unos ojitos muy bien puestos en su cara, y él.....madre mía él, mi mente está jugando conmigo seguro, esto que estoy pensando no es nada normal, creo que cualquier persona en su sano juicio no se fijaría en alguien que la ha sacado de su país, y vete tú a saber que más.

Me doy una ducha para calmar lo calores repentinos que me han entrado y me pongo un pijama de pantalón largo y camiseta de tirantes, la verdad que estando en la época del año en la que hace un frío del demonio, esta casa está bastante apañada, vamos que frío no es que pase en ella.

Me tumbo en la cama para intentar conciliar el sueño cuando de repente las tripas me suenan, mi estómago ahora mismo parece que tiene un enorme agujero, si es que casi no he probado bocado en todo el día, bueno para ser verdad lo que desayuné esta mañana, me giro pensando en ovejitas para poder dormirme o cualquier cosa aburrida que me ayude a conciliar el sueño pero ahí está mi estómago haciendo de nuevo de las suyas.

Me levanto y me dirijo a la puerta, la abro y está todo a media luz, el pasillo es largo y me da un miedo de narices, por no decir literalmente un miedo de cojones, pero la verdad, es que tengo mucha hambre.

Me adentro poco a poco intentando acordarme de dónde se supone que se encontraba la cocina, bajo las escaleras y me dirijo a la izquierda, ¡mierda!, no me acordaba que uno de los sillones estaban en medio del salón, vamos que ahora mismo entorpeciendo mi camino. ¡Qué dolor!, el dedo meñique de mi pie derecho está en absoluto coma, vaya golpe. Sigo el camino como puedo y llego a un lado de la casa que no recuerdo haber visto esta mañana, hay cuatro escalones que bajan a una puerta, bajo con cuidado un escalón detrás de otro, y justo en el último un crujido hace que pegue un pequeño gritito por el susto, (he de decir en mi defensa que esas escaleras son de madera).

¡Me cagüen......! ―grito mentalmente ―llego hasta la puerta y giro el picaporte pero la puerta no se abre, se ve que está cerrada.

«Si es que te puede la curiosidad ¡cotilla!».

Con las mismas vuelvo sobre mis talones y me dirijo de nuevo hacia la zona del salón teniendo especial cuidado con ese sillón para no darme de nuevo.

Bien consigo llegar a la cocina que estaba justo al lado contrario, (yo y mi orientación) me vuelvo a reprender, consigo dar la luz y empiezo a mirar por los armarios con cuidado de no hacer demasiado ruido. He revisado la mitad de la cocina pero no he encontrado ninguna golosina, chocolate, no se algo que sea comestible. En el frigo he mirado por encima y como que la col por la noche no es de mi agrado, ¿es que no pueden tener comida decente?.

«Estás en Moscú, para ellos esa comida es decente idiota».

Ruedo los ojos puesto que mi conciencia está mas activa que de costumbre, ¡qué bien se lo está pasando la muy perra!.

Vuelvo a abrir el frigo con la esperanza de ver algo que antes se haya escapado a mi vista y ¡bingoooo! Leche, al menos algo voy a meter a mi cuerpo, ¡por fín!. Pero ¿una cosa?, ¿tendrán colacao?.

Dios lo que daría por una cucharadita así tal cual, a pelo, que cuando te la metes en la boca toses por que se te queda pegado y no puedes tragar, ¡qué recuerdos!.

Vuelvo a mirar por los armarios de arriba sin encontrar nada, tan sólo un vaso que he sacado para poder echarme la leche, empiezo con los de abajo intentando encontrar algo apetecible o a ser posible con chocolate, me pirra el chocolate.

Un carraspeo suena detrás de mi espalda y me doy la vuelta inmediatamente.¡Joder! ¿Este hombre no duerme?.

Alzo la vista cuando me doy la vuelta y se me corta toda respiración, sólo lleva un pantalón largo, sobresale por la cinturilla el boxer y ¡no lleva nada puesto arriba!, me quedo embobada mirando cada tatuaje de su cuerpo, tiene todo el pecho completamente tatuado, me llama la atención un tatuaje como de un totem en la zona abdominal, y ¡qué abdominales!, se me acaba de freír el cerebro. No reacciono no puedo reaccionar, parpadeo un par de veces, ahora mismo debo parecer lela muy lela o algo por el estilo.

Te dije que si necesitabas algo podías pasar por la habitación para pedirlo ―habla mientras se va acercando despacio hasta donde me encuentro.

Lo...lo siento...no quería molestar ―respondo un poco a trompicones.

Este hombre me está afectando más de lo que pienso, Tierra ¡tra-ga-me! Estamos los dos solos ahora mismo en la cocina y de qué manera.

¿Te puedo ayudar en algo? ― pregunta justo a mi lado.

Chocolate ―pronuncio ―para la leche, tenía hambre y bueno pues....

Shhh, tranquila ―no me deja terminar de hablar ―ya te dije que quiero que estés como en tu casa, quiero que estés cómoda y que no te prives de nada, puedes coger lo que necesites.

Desaparece por una puerta y un momento después aparece con un tarro de colacao y otro de nutella.

¡Ohhhh! Por Dios, ¿en serio? ―gracias le digo arrancándole literalmente el colacao y la nutella de la mano. ¿Sabes dónde se guarda el pan? ―le pregunto agitando el tarro de la nutella.

Vuelve a desaparecer por el mismo sitio regresando con una bolsa de un pan con semillas que tiene muy buena pinta, está cortado a rebanadas con lo cual más rápido va a ser de untar.

Se acerca más a mí y pone encima de la mesa un cuchillo, una servilleta y una cuchara.

Me echo la leche y a continuación el colacao, lo doy vueltas y aunque está fresquito (que hasta en invierno me gusta así), pego un trago largo saboreándolo.

Me unto la nutella sobre el pan, un buena cantidad (sí soy bastante generosa), y pego un mordisco, un gemido sale de mi boca.

¡Qué bueno está! ―digo cerrando los ojos disfrutando de ese maravilloso sabor ―indudablemente esto es mejor que un orgasmo ―suelto inconscientemente―.

Cuando abro los ojos de nuevo, Arsen está justo delante de mí, muy cerca mirándome fijamente.

Creo que no has probado lo que es un buen orgasmo ―suelta con una voz ronca y varonil que podría volver loca a cualquiera, ahora mismo a mí―.

Trago la pelota que se me ha hecho en la boca hace un momento porque no sé manejar esta situación.

Miro sus labios intensamente, él me mira a mí, e inconscientemente me muerdo el labio inferior, notando el sabor de cacao y del pecado.

Un segundo después.....

¡Zas!

Sus labios están pegados a los míos, cierro los ojos instintivamente, puesto que me dejo llevar, me dejo hacer...¡Madre mía cómo besa!.

Su beso es tranquilo, dulce, pasional, con necesidad de más, de repente pasa su lengua lentamente por la parte baja de mi labio y me doy cuenta de que quiero más.

Me avalanzo sobre él, haciendo que el beso sea más necesitado, mas rudo, con más intensidad, abro ligeramente los labios para dar paso a su lengua que busca la mía, cuando se encuentran se coordinan tan bien que parece que están bailando una danza erótica,choco contra la encimera puesto que me ha ido apresando poco a poco según iba subiendo la intensidad del beso, él iba pegándose más a mí, noto su erección y no puedo seguir.

De repente me doy cuenta de lo que está sucediendo.

Me separo repentinamente, mi respiración está acelerada y es trabajosa al igual que la suya, lo miro directamente a los ojos y.....

Es...esto...no puede volver a suceder ―y salgo corriendo de la cocina hacia mi habitación.

Oigo cómo me llama varias veces pero no hago caso ninguno.

¿Qué acabo de hacer? Dios, no puedo volver a caer en la tentación, son sólo 100 días y me prometí odiarle.

Cierro la puerta con pestillo puesto que no quiero que entre y dejándome caer contra la puerta me lo vuelvo a repetir.

100 días para odiarte.

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