6
No veo el momento de salir de esa habitación, el rector sigue sin aparecer dudo mucho de que lo haga, y lo más fuerte, la amenaza que ha hecho con las dos únicas personas que me quedan.
¿En qué puto lio me ha metido mi padre?.
Yo que hacía tantos años que no sabía nada de él desde que se marchó. No entiendo absolutamente nada pero tengo clara una cosa a mí de Madrid no me saca nadie, no pienso irme con él y menos a Rusia, lo lleva claro si se piensa que lo va a conseguir.
―Aquí tienes el papel que él firmo ante de desaparecer ―me tiende un par de papeles que parecen ser una especie de contrato.
Me pongo a leerlo, tampoco recuerdo la firma de mi padre ¡joder! Tendría unos siete años cuando se marchó, ¿quién recordaría algo así?.
Sigo leyendo y freno en seco cuando leo que pertenezco completamente a él, que mi vida, osea todaaaa mi vida le pertenece. ¿Pero qué cojones....?.
―Esto te lo has podido inventar tú ―la voz no me tiembla nada ahora mismo, creo que me estoy viniendo arriba por momentos ―yo ni te pertenezco ni seré tuya por el resto de mi vida, ¡esto es increíble!.
―No necesito mentirte, y menos aprovecharme de ti, todo está escrito en estas dos hojas que acabas de leer, en tal caso deberías de pedir aclaraciones a tu padre, aunque dudo mucho que ya puedas hacerlo ―se está regodeando todo lo que quiere, será cabrón ―vendrás conmigo quieras o no.
―Que no...que no.... Yo no me voy contigo a ningún lado ―le tiro los papeles a la cara mientras me estoy negando a lo que él quiere ―y ahora mismo me voy por donde he entrado.
Recojo la mochila y la bandolera me la coloco de nuevo dispuesta a salir por la puerta por donde un rato antes he entrado.
Veo como recoge los papeles del suelo y se los vuelve a meter en el bolsillo interior de su cara americana, supongo (tampoco entiendo demasiado de alta costura), donde trabajaba era más bien tienda de trapitos más baratos.
―Sabes lo que te digo ―saco el dedo amenazándolo ―que tú, el rector, Rusia y los malditos papeles os podeís ir a al mierda ―grito fuera de mí.
Me dispongo a seguir el camino y justo cuando consigo llegar al pomo de la puerta para girarla, mis pies dejan de tocar el suelo. Me ha cogido como un puto saco de patatas, esto no me lo esperaba.
«Ya ves bonita, vuelve a negarte».
―¡Suéltameeee! ¡Que me sueltes te estoy diciendo! ―intento patalear pero me tiene bien agarrada por las piernas, casi no puedo moverme, tengo agarrada la bandolera por un lado y el ordenador por el otro.
Veo como abre la puerta, dice algo en ruso, que me maldigo por no saber más idiomas, y veo como ese par se separan para dejarnos pasar, me arrancan literalmente las cosas de las manos, y veo como siguen el paso detrás de nosotros.
―¡Eres un maldito gilipollas! ―grito mientras con las manos libres consigo darle golpes en sus marmóreos lumbares y ni cosquillas le hago. Intento zafarme de ese agarre levantando las piernas lo que puedo cuando.....
¡Zas!....
¿Me acaba de dar un azote en el culo?.
―Estate quieta o será peor para ti ―oigo que habla con semblante serio.
Sólo soy capaz de distinguir ese culo que tiene, que madre mía, no me había fijado pero......No puedo ponerme a fantasear ahora mismo, ¡no!, que me está llevando como el quiero por Dios Ainara, concéntrate ―me reprendo a mí misma ―.
Atraviesa los pasillos de la Universidad y yo me muero de vergüenza cuando nos cruzamos con algunos estudiantes, sin embargo a él parece importarle más bien poco, llegamos a la parte exterior de la entrada y de un momento a otro recupero la postura normal de una persona, osea los pies tocando la tierra, me mareo ligeramente por la forma en la que me ha dado la vuelta que me agarro de sus brazos inconscientemente, elevo mi mirada y el verde de mis ojos se confunde con el azul de los suyos, sólo es un momento, pero me quedo enganchada a la profundidad de esos ojos, es una especie de hipnosis.
Abre la puerta del coche y me introduce en él, se sienta a mi lado mientras sus dos gorilas se sientan en la parte delantera, me pongo el cinturón de seguridad y cuando veo que el coche se pone en marcha unas lágrimas recorren mis mejillas. No puede ser, está sucediendo, me lleva fuera de España.
Una hora más tarde el coche aparca en una especie de hangar, primero se bajan los gorilas, y después se baja el para dar la vuelta al todo terreno y abrir mi puerta, desabrocha el cinturón de seguridad, me tiende su mano para ayudarme a bajar pero paso de él y de su mano, me bajo sola y me quedo parada al lado del coche.
Habla con sus hombres y veo que desaparecen dentro del avión, con mis cosas incluidas claro está.
―Podemos ir subiendo, el avión despegará en media hora ―ni le contesto ni le miro, paso de él.
―Ainara, es mejor que no opongas resistencia,sube al avión por favor.
―Ya te dije que no iba a ir contigo a ningún lado, es que no eres capaz de entender cuando se te da una ¿negativa? ―apunto con retintín.
Uno de los hombres sale de la parte interna del avión, baja un peldaño de la escalera y le grita algo de nuevo.
Arsen asiente con la cabeza y al girarse hacia mí, me coge del brazo y tira de mí hacia el avión. Yo empiezo a patalear, a oponerme y hacer la mayor fuerza posible, le doy todos los manotazos posibles pero es que es imposible, no se inmuta para nada. Consigue subirme a la primera escalera, me agarro con fuerza a la especie de barandilla que hay pero consigue que suba a la segunda, sólo quedan cuatro más y no quiero.
Vuelve a hablar pero como siempre no entiendo nadaaaaa, uno de sus hombres baja hasta donde nos encontramos y le pasa algo a Arsen que no me doy cuenta de que es.
Un pinchazo en el brazo hace que me suelte de la barandilla para quejarme pero al momento noto como las fuerzas me flaquean, empiezo a tener mucho sueño, veo todo borroso, intento balbucear algo pero la voz no me sale, lo último que ven mis es la puerta del avión cerrándose.
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