20
Tres días han pasado desde la última vez que dormí con Arsen, desde entonces no he vuelto a verlo por la casa, ni en su despacho, no lo he visto desayunar ni comer ni cenar en casa o eso creo. Me levanto un día más, mi aspecto creo que cada día que pasa es más deplorable, no tengo ganas de salir de la habitación, y hago lo que todos los días, me ducho me cambio de ropa y vuelvo a tumbarme en la cama, al menos tengo el ordenador y de vez en cuando me distraigo con alguna serie o alguna película. Llevo varios días que no como bien, Maruska o a veces Adolfo se pasa por mi cuarto y me suelen traer algo de comer, pero ni la nutella calma la ansiedad o el miedo que cada día crece en mi cuerpo.
¿Es posible que Arsen me guste más de lo que pienso o quiero admitir?
He de reconocer que lo hecho de menos, que parece que tengo mono de él, a veces parece que su olor llega en mitad de mis sueños pero cuando eso ocurre me despierto y veo que no hay nada a mi alrededor, ni en mi cama tampoco, me estoy volviendo loca, realmente loca, no hablo prácticamente con nadie, no tengo a quién contar lo que me está ocurriendo, y siempre tengo un malestar y cansancio acumulado en mi cuerpo.Unos toques en la puerta me saca de mis pensamientos.
―¿Sí? ―respondo en un hilo de voz.
La puerta se abre para dar paso a un Adolfo con semblante serio.
―Buenos días señorita Flores ―habla apesadumbrado ―le traigo algo de comer.
―Gracias Adolfo pero es que realmente no tengo hambre ―respondo cansada como siempre.
―Señorita Flores por favor, necesita comer algo ―su voz suena preocupada ―si queire me puedo quedar con usted y hacerla compañía y así...
―No te preocupes Adolfo, seguro que ya se me pasará, la verdad es que.....
Cierra la puerta para volver a su posición de nuevo.
―Ainara, por favor, tienes que comer ―dice sentándose al borde de la cama.
Me sorprendo porque acaba de tutearme algo que no ha hecho desde la primera vez que entré en esta casa.
―¿Me estas tuteando? ―pregunto sorprendida ―¡madre mía!¡qué cambio Adolfo! ―suelto un poco más cómoda ―voy a tener que ponerme más mala a menudo para conseguir que me tutes ―vuelvo a decir con una pequeña sonrisa.
―Bueno un secreto entre tú y yo, ya sabes que el señor....
―Si, si ya se lo que quieres decirme ―ahora hablo más ceñuda ―por cierto ¿has visto a Arsen? ―pregunto intentando sonsacar algo más.
―No Ainara, no veo al señor Popov desde hace un par de días. Venga tienes que comer lo que he traído, seguro que esto te va a gustar.
Levanta las tapaderas de los platos y descubro tortilla de patata y una ensalada enorme.
Me llevo las manos a la boca por la sorpresa, ¡quién me iba a decir a mí que una simple tortilla de patata me iba a dar tanta ilusión!.Mi estómago ruge al inundar mis fosas nasales el delicioso olor de la tortilla y decido que voy a comer algo.Me incorporo de la cama y me siento en el borde al lado de Adolfo y en compañía de él empiezo a degustar despacio la tortilla.
―¡Está muy buena! ―hablo con la mano en la boca puesto que la tengo un poco llena por el trozo que me he metido ―pensé que no iba a volver a catar este manjar tan español ―sigo diciendo mientras me llevo otro pedazo más.
―Ja,ja, ja, ja, me alegro que le guste Ainara ―dice algo más tranquilo ahora que me está viendo comer ―necesitabas una dosis española ehhhh.
―Totalmente ―pero mi semblante se vuelve serio de nuevo ―Adolfo quería preguntarte.....que...esto...yo....
―Venga suéltalo ¿qué me quieres preguntar? ―dice directamente.
―Pues no se si sabrás que en unos días yo...que..me voy ―digo de una puñetera vez.
Veo el gesto de Adolfo que no está para nada sorprendido, y decido indagar más puesto que él seguro que sabe algo.
―¿Sabes que estuvo el padre de Arsen aquí hace unos días? ―pregunto de nuevo.
Adolfo se tensa por un momento, pero sigo comiendo trozos pequeños porque parece que así me lo voy ganando algo más.
―No me está permitido hablar de ciertas cosas Ainara ―desvía la vista según está hablando ―ya sabes que hay negocios que no pueden hablarse de ninguna manera.¡Joder! Es que no le voy a poder sonsacar nada.
―Bien creo que he terminado de comer ―es una mentira piadosa sigo teniendo hambre pero así lo mismo puedo forzar algo más.
―No creo que eso sea cierto, no has comido casi nada, has dado pellizcos de ratón ―¿todos se fijan en todo en esta casa?.
Bien ahora le voy ha hacer la pregunta del millón y que sea lo que tenga que ser.
―Necesito que me saques de aquí, sabes perfectamente que en unos días me voy, para ser exactos en cuatro, y realmente no quiero irme con ese puñetero hombre, no se lo que me espera y tampoco quiero comprobarlo, si no tendré que ingeniar algo por mí sola, o estás conmigo o sola lo haré.
No hace ningún comentario a lo que le acabo de decir, sólo me mira y noto como se tensa ligeramente, esta gente tiene que estar amaestrada para no delatarse con ninguna expresión, estoy segura.
Se levanta de la cama y veo que empieza a recoger el plato y tapa la tortilla que ha sobrado.
¡Alaaa a la mierda mi plan! Y yo sigo con hambre.
« Si es que eres una espabilada»
En vez de criticarme podrías decirme cómo leches salimos de aquí lista, grito mentalmente a mi conciencia.
Y veo como segundos después Adolfo desaparece por la puerta de la habitación sin decir nada más.Me tumbo de nuevo en la cama y me quedo pensativa a cómo poder salir de aquí sin ser vista.
Lo malo que no tengo un duro, que no conozco Moscú y que no sé cómo me las voy a apañar para salir de todo este atolladero.
Empiezo a idear un plan, empiezo a pensar, mi mente trabaja de forma alarmante hacía mucho tiempo que no la tenía tan activa, creo que voy a sufrir con cortocircuito.Y decido empezar por lo primero, los hombres que custodian la casa. Sólo tengo cuatro días hasta que ese ser endemoniado vuelva a por mí o que Arsen me lleve hasta él, sólo de pensarlo se me revuelven las tripas, pero no, es que se me revuelven de verdad y tengo que salir disparada al baño. Levanto la tapa y echo todo lo que había comido y lo que no, ¡por Dios Santo! Cuánto se puede almacenar dentro de uno mismo. Me levanto me lavo la cara y los dientes pero otra arcada acude de nuevo a mí, ¡señor! Ahora no puedo ponerme mala, después de un rato me calmo me vuelvo a lavar los dientes y parece que no voy a echar nada más por hoy.Salgo de la habitación y empiezo a idear mi plan, vigilar a los hombres de seguridad que custodian la casa y los que se encuentran en la puerta de entrada.Dos horas llevo aquí y nadie de la entrada se ha movido, es que esta gente no tiene ganas ni de ir a ¿mear? Porque yo llevo un rato aguantándome la verdad, decido correr a mi habitación de nuevo para volver otra vez a mi nuevo trabajo o entretenimiento "la vigilancia".
Veinte minutos después vuelvo de nuevo a la ventana por la que estoy mirando y veo que uno de los hombres no es el mismo de antes. Bien anoto mentalmente la hora en la que ha podido ser el cambio y me dirijo observando la casa y mirando ventanas disimuladamente por si tuviera algún mecanismo de alarma, pero no veo nada y eso es raro puesto que según la dimensión de la casa, los muebles que hay dentro y el dinero que se huele aquí supongo que alguien en esas mismas condiciones tendría alarma ¿no?.Sigo mirando hasta que llego casi a la puerta de entrada y ¡bingo! Tiene alarma.«Bien tonta y como la vas a desconectar» ahí esta de nuevo, la inteligencia personificada.
Después de pasarme cuatro horas de vigilancia por distintas partes de la casa la mejor opción es salir por la puerta principal cuando se quede uno solo y más bien de noche que es cuando menos se ve.
La tarde la paso recorriendo los diferentes pasillos para saber bien y calcular distancias puesto que pienso salir de esta casa por la noche y memorizo o intento memorizar cada detalle.
Llega la hora de cenar y decido bajar a la cocina para despejarme un poco pero no hay nadie. Abro el frigorífico y encuentro los restos de la tortilla de a mediodía y decirlo calentarlo, parto unas rebanadas de pan y dispongo todo en la barra de la cocina para sentarme tranquilamente y comer decentemente por fin.
Termino de cenar y recojo el plato y la barra de los restos que hayan podido caer y me dirijo de nuevo por uno de los pasillos hacia mi habitación, según me voy acercando veo algo de luz por una de las puertas, me acerco sigilosamente mirando a un lado y otro no vaya a ser que alguien esté por aquí y me pille de marrón.Me acerco un poco más mientras oigo unas voces que provienen de dentro.Agudizo mi oído y puedo distinguir la voz de Arsen pero la otra no la conozco. Hablan una mezcla de ruso y de español de verdad ¡qué raros!.
Una tercera voz se une y me doy cuenta que es la rubia del botox ¿pero qué demonios?
―Cariño ya te dije que te olvidaras de ella no merecía la pena.
Será cabrona susurro mientras sigo escuchando.
―Tú que coño sabrás, mirate pareces un puto espantapájaro, ya te dije y te vuelvo a repetir que entre tú y yo no ocurrirá nada más, tuvimos nuestro momento, deja de meter mierda...
―Bla, bla, bla, siempre con tus tonterías, ¿sabes lo que ocurrirá si mi padre se entera de que....
―Me importa una mierda lo que tu padre quiera decir....Ya te lo dije una vez, no me obligues a....
―A qué, a lo que estas acostumbrado ¿verdad? ¿Vas a meterme un tiro como hiciste con el padre de esa pequeña estúpida?.
Un pequeño gemido sale de mi boca e instintivamente me llevo las manos a ella, no puede ser ¿él? Pero......yo...no.....
Intento reprimir las lágrimas que acuden rápidamente a mis ojos, pero es inevitable.Alguién vuelve a hablar esta vez en ruso, tiene una voz ronca, profunda....noto movimiento dentro de esa habitación y decido con todo el dolor del mundo desaparecer de allí no vaya a ser que encima me pillen.Doy unos pasos para atrás pero calculo mal y cuando voy a salir disparada hacia mi cuarto tropiezo con algo grande que en un momento dado se hace añicos, grito por el susto que me he llevado y ¡sorpresa! La puerta se abre del todo y diviso con la iluminación de la habitación a un Arsen erguido en toda su altura y tras él un hombre que no conozco bien, o no recuerdo a la perfección haberlo visto, por último sale la polioperada y yo...yo....no sé que decir.
Miro a Arsen y después paso la mirada a cada uno de ellos sin saber qué decir.
"Menudo pastel"
―¡Qué haces aquí! ―habla un Arsen irritado.
―Nada intentaba ir a mi habitación.
―¿Por este pasillo? Que yo recuerde no es por el que vienes habitualmente. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ―vuelve a gruñir.
No contesto vuelvo a mirar a cada uno de ellos.
―Te he preguntado ¡contesta! ―suelta mientras se acerca a mí. Veo como echa mano a mi brazo para agarrarme pero saliendo de mi bloqueo momentáneo me aparto de él como de la peste.
―No se te ocurra tocarme ¡maldito cabrón! Qué bien lo tenias escondido ehhhh, he escuchado lo suficiente para saber que eres igual que él, igual de demonio que él, sois lo peor que he podido conocer en mi puta vida. Tú el gran Arsen, que bien me lo he tragado todo.
―Mira bonita ―tenía que saltar precisamente ella ahora mismo.
―¡Cállate! ―le amenazo con el dedo ―aquí lo tienes todo para tí, disfrútalo porque yo ya he tenido más que suficiente.
Y con las mismas me doy la vuelta para salir corriendo hacia mi cuarto enterrarme debajo de las sábanas y no salir jamás.Oigo los gritos de Arsen cada vez más lejanos, he cogido otro camino diferente puesto que para ir a mi habitación tenía que pasar por delante de él y sinceramente es lo que menos me apetece en este momento, bajo las escaleras y una idea fugaz se pasa por mi cabeza y si ¿huyo ahora?.
En el momento que me encuentro pensando oigo cómo hay revuelo fuera de la casa, oigo hombres gritar y yo me asusto por la situación, de repente una ráfaga de disparos se oye en la cercanía, me acerco a una de las ventanas con cautela dándome cuenta de que ¡la casa está siendo atacada! Corro de nuevo hacia mi habitación sin saber por dónde me estoy metiendo cuando de repente un brazo sale de la nada y me agarra arrastrándome hacia quién sabe dónde, me tapan la boca para que no pueda gritar y me revuelvo nerviosa porque no sé qué ocurre.
―Tranquila Ainara soy Adolfo ―habla mientras me sigue teniendo agarrada.Mi cuerpo se relaja de repente dándome la vuelta para enfrentar la mirada de ese adorable hombre.
―Sígame tengo que ponerla a resguardo ―empieza a andar rápidamente y yo detrás de él.―¿Dónde vamos? ―vuelvo a preguntar asustada.
―Calla y sígueme.Nos desviamos por una puerta que conduce a un pasillo estrecho, es todo cemento a mi alrededor, seguimos avanzando mientras en la lejanía oigo voces y más tiros, sigo avanzando siguiendo a este bueno hombre, de repente paramos delante de lo que parece una trampilla en la pared, la abre para introducirse primero él y sujetar la puerta para que le siga.
Titubeo porque esto me está dando auténtico pánico.
―Vamos Ainara, los perros de Vladimir se van a acercar en breve.
―¿Los perros? ―pregunto al borde del colapso.
―Sus hombres, sus rastreadores, venga no tenemos tiempo.
Sin pensarlo dos veces me introduzco y cuando paso cierra la trampilla y hecha un seguro tras de ella. Unos golpes hacen que me sobresalte y siguiendo a Adolfo de nuevo corro detrás de él como si no hubiera un mañana. Llegamos a una especie de habitación en donde me tiende una mochila.
―Aquí tienes hay dinero suficiente para que puedas salir del país, tienes una nueva identidad, ropa y todo lo necesario para poder huir, abrigate con esto y sal inmediatamente por esta puerta, aquí tienes los planos para seguir yo me quedo aquí.
―Pe...pero yo...no es que....―me es imposible articular palabra.
―Un coche te está esperando al otro lado del túnel y por favor oigas lo que oigas no pares sigue.Me da un beso en la frente y después de abrigarme deprisa abre otra puerta en la pared y me empuja dentro cerrándola sin saber qué va a pasar. Empiezo a caminar con la tenue luz que ilumina el pasillo cada vez más deprisa, todo lo que mi vista puede dejarme ver, oigo cómo vuelven a golpear en la puerta que acabo de dejar pero los golpes cada vez son más lejanos, diviso otra puerta a lo lejos y cuando llego a ella consigo abrirla sin ningún tipo de problema, miro atrás recordando un poco todo lo que estoy dejando y me sobresalto al escuchar dos simples disparos.
Las lágrimas vuelven a brotar por mis ojos y me apresuro a llegar por dónde me ha dicho, mientras salgo a una especie de jardín que no se a dónde va a dar, saco el mapa de dentro de la mochila temblorosa y mirando la ubicación o eso creo puesto que las lágrimas poco me dejan ver, consigo distinguir dos caminos, me dirijo por el de la derecha espero que sea el correcto y cuando llego a una valla vieja y destartalada consigo meterme entre el hueco que apenas queda abierto.
Unas luces me hacen señas y me dirijo corriendo hacia ellas, según me acerco consigo divisar la silueta de un gran coche negro, llego hasta él y justo se abre la puerta del copiloto revelándome la persona que se encuentra al volante de ese coche.
―¡Maruskaaaa! ―me sorprendo al verla tan de negro y tan distinta.
―Vamos sube ¡ya! ―dice en un marcado acento español.
―Pe..pero túuu ―frunzo el ceño porque no entiendo nada ―¿hablas español?
―Casi desde que nací jovencita ―suelta con una sonrisa.
Vamos bordeando la casa cuando me fijo en la silueta de varios hombres, hay uno dando órdenes y distingo Arsen, está arrodillado delante de su padre, éste lo encañona con una pistola y pasamos más deprisa, miro hacia atrás queriendo saber que va a ocurrir, pero de repente unos matorrales tapan mi visión, unos disparos se oyen a lo lejos y a mí se me encoje el corazón, se me parte, no imagino....
―Tranquila ―vuelve a hablar Maruska ―él sabe cuidarse muy bien.
―Pero yo...yo .....―no puedo seguir hablando esto es demasiado para mí, demasiado para mi cuerpo, demasiado para mi vida.
Maruska sigue conduciendo atravesando la ciudad y en ese transcurso me quedo dormida fruto de la tensión y el agotamiento mental y físico.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro