19
Me despierto intentando adaptar mis ojos a la luz que entra por el gran ventanal. Me estiro puesto que mi cuerpo se encuentra entumecido, miro a mi alrededor y veo que estoy en mi habitación. Me levanto mientras me voy estirando poco a poco intentando sentir cada parte de mi cuerpo y abro los ojos desmesuradamente acordándome de todo lo sucedido la noche anterior. Una sonrisa de satisfacción se dibuja en mi cara. Jamás pensé que se podía disfrutar tanto del sexo y de esa manera. Me levanto y me dirijo a la ducha dispuesta a enfrentar un nuevo día. El dolor del lado se ha mitigado bastante y mi cara está recobrando la normalidad, ya no tengo apenas el moratón y la hinchazón ha bajado del todo. Suelto un suspiro porque parece que poco a poco todo está recobrando la normalidad.
Hoy me he puesto informal unos vaqueros y un jersey no muy gordo puesto que aquí no se pasa frío y mis adoradas vans y salgo de la habitación decidida a inspeccionar un poco más la casa pero decido primero pasar por la cocina puesto que tengo un hambre de ¡mil demonios!.
―¡Buenos días! ―canturreo según entro por la cocina ―me acerco y doy un beso a Maruska en señal de cariño hacia ella y que la pilla desprevenida.
Una sonrisa se le dibuja pero he de decir que muy ligera y alza el trapo de la cocina quitando hierro al asunto hablando en su idioma y mandándome sentar en la silla de la barra (o eso pienso pero creo que he acertado).
Me siento y al momento tengo un vaso de zumo de naranja, unos huevos revueltos con aguacate y unas rodajas de pan y por supuesto me deja el bote de nutella ¡qué gozada!.Le dedico una sonrisa de oreja a oreja puesto que me encanta lo que ha dejado delante de mí y me pongo a devorarlo ¡el estómago me ruge!.
―Buenos días, señorita Flores ―oígo que dicen a mi espalda ―¡buen provecho―.
Me doy la vuelta para encontrarme con el señor Adolfo, salto de mi silla y me tiro hacia él por la alegría que me da verle. Le abrazo en señal cariñosa y me alegro que se encuentre bien hacia un par de días que no lo había visto.
―¡Adolfooooo! ¡Buenos días! ¿Qué tal te encuentras? ―digo entusiasmada―¿todo bien?.
―Muy bien señorita Flores ―sonríe mientras habla.
Cruzo mi brazo por el suyo para seguir preguntándole por estos dos días que no lo he visto aunque aprecio que tiene buen color de cara y que mi afectuoso abrazo no le ha molestado en nada.
―Quería comentarte......
No termino la frase ya que somos interrumpidos.
―Adolfo tienes que revisar las órdenes del día ―suelta un Arsen irritado.
―Sí, señor ―asiente Adolfo con la cabeza. Se deshace de mi brazo y sale de la cocina rápidamente.
Veo como Arsen se sienta en la silla de al lado donde me encontraba yo y Maruska le tiende una taza de café y el periódico del día y desaparece de la cocina rápidamente.
«Oh....Oh..... ¿se avecinan problemas? Habla mi conciencia».
Va.... La contesto mentalmente no seas tan miedica.
―Siéntate Ainara y termina tu desayuno ―vuelve a hablar sin mirarme.
¿Y..ya está? ¿Así de frío está hoy?¿Después de lo que hicimos anoche?
Me siento sin decir nada y empiezo a comer despacio más bien mareando el desayuno, se me ha quitado el hambre, ¡joder! ¡qué bipolar!.
Después de veinte minutos y de mirar de reojo cómo se termina su café deja el periódico encima de la mesa y veo por el rabillo del ojo que me está mirando. Trago el pequeño trozo que tenía en la boca, más bien para que no se me haga una pelota, ahora mismo me cuesta tragar.
―¿Vas a terminar de una vez tu desayuno? ―ruge seriamente ―o tal vez tenga que terminar de dártelo yo ―vuelve a hablar serio.
―No gracias hasta la fecha creo que sola puedo terminar ciertas cosas ―suelto envalentonada.
―Bien, entonces me quedaré aquí hasta que lo termines tienes exactamente cinco minutos, no quiero ver nada en el plato absolutamente nada, come todo.
Y ya definitivamente el estómago me ha declarado la guerra abierta. Meto otro trozo de revuelto con aguacate en la boca y mastico y mastico y vuelvo a masticar, se me está haciendo una pelota enorme y tengo ganas de vomitar todo.
¿Por qué será que cuando se pone en modo yo soy el que aquí manda me afecta tanto?Miro a mi alrededor puesto que cuando algún empleado se acerca a la cocina y Arsen los mira huyen como ratas despavoridas.
«Señor dame fuerzas otra vez porque mi boquita no va a estar callada que me conozco».
Cinco minutos más tarde y habiendo casi la misma cantidad de comida en el plato Arsen se levanta enfadado quitando el plato de mi vista y lo estampa contra el fregadero, por el sonido creo que se ha hecho añicos y yo sigo sentada sin moverme.
Levanto mi vista hacia él,está mirándome muy intensamente, me observa pero no dice nada.
Bajo la vista de nuevo, no lo soporto cuando me mira así, es como que atravesase mi alma y llegase a lo más profundo de mi ser.
―Levanta ―ordena ―vamos.
Hago lo que me dice y camino detrás de él, me fijo en su espalda puesto que la camisa que lleva le queda que ni pintada y me fijo en ese culito que se gasta ¡madre mía! Qué bien le sientan esos pantalones. Llegamos a una puerta que abre y me cede el paso para que yo entre y me doy de bruces con la realidad.
Un hombre alto y fornido está mirando por el ventanal de ésta, giro mi cabeza para mirar a Arsen no entendiendo qué hago aquí y ¿quién es ese hombre?.
Arsen entra tras de mí y cierra la puerta, veo que se adelanta y se sienta en la gran silla que hay detrás de supongo su mesa de despacho, yo me quedo de pie en la misma posición de cuando he entrado mirando a mi alrededor.
El hombre que mira a través del ventanal se da la vuelta y un quejido de miedo sale de mi garganta, intento retroceder pero me quedo bloqueada por el miedo que acaba de paralizar mi cuerpo.
El el mismo hombre del centro comercial......
―Buenos días Ainara ―suelta con una sonrisa envenenada ―veo que te sienta estar bien al cuidado de mi hijo ―vuelve a hablar moviéndose lentamente por la habitación.Yo no soy capaz de contestar, tan sólo miro a Arsen que está callado. La rigidez de su cara creo que lo dice todo.
Vuelvo a mirar a ese hombre y empiezan a sudarme las manos, mi cuerpo tiembla sólo con su presencia. Veo que se acerca un poco más a mí. Me mira sin decir nada y yo estoy a punto de un colapso general. Me siento como una presa atrapada en una trampa de la que sabe que no va a salir, y eso hace que no pueda pensar con claridad.Se cruzan unas palabras en su idioma y veo que Arsen contesta con monosílabos o eso creo.
Ahora ese hombre está justo delante de mí, levanto mi vista hacia él.
―Sigo pensando lo mismo de nuestro primer encuentro Ainara ―vuelve a decir de forma cínica ―voy a ganar mucho dinero contigo ―vuelve a hablar esta vez tocando mi mejilla con su mano.
Estallo contra él dándole un manotazo en su mano apartándola de mi cara.
―¡No vuelvas a tocarme maldito cabrón! ―intento gritar para que me oiga bien apretando los dientes por la rabia ―si lo vuelves a hacer juro....
―¡Qué te atreves a jurar puta niña! ―suelta violentamente ―tú no estas en condiciones de amenazar a nadie pequeña bastarda.
Aprieto mis puños todo lo fuerte que puedo, me invade la rabia, y sobre todo que Arsen ahora mismo no mueva un dedo, sólo se lleva un vaso a su boca para degustar el líquido que contiene sin decir nada.
―¡Yo no soy ninguna bastarda! ―vuelvo a gritarle―usted y yo no tenemos nada que hablar digo girándome sobre mis talones para poder salir de esa habitación.
―Ainara por favor ―oigo que Arsen se pronuncia ―no salgas por esa puerta.
Me quedo estática al escuchar su voz, parece derrotado, suena abatido.Me doy la vuelta y lo enfrento pero él no me mira.
―¡Escuchadme los dos! Voy a salir por esa puerta ahora mismo y ni tú, ni tú ―sigo señalándolos con el dedo a ambos ―vais a impedir que me vaya.
Retomo mis pasos otra vez pero.....
―Creo que es interesante que te quedes para escuchar algo importante que tengo que decirte sobre....―hace una pausa antes de seguir hablando ―¿tus amigos?.
En ese momento me paro en seco. Pienso en ellos en Lola y Ricardo ¿les habrá pasado algo?. Intento disimular mi nerviosismo pero no sé si eso es posible.
Me doy la vuelta y vuelvo a mirar a ese demonio hecho hombre.
―Siéntate ―ordena de nuevo el ser despreciable.
Hago lo que me dice puesto que lo que acaba de nombrar es más que interesante para mí, son mi vida, mis dos amigos, lo único que me queda realmente en este mundo.
―Como ya sabrás aquí mi hijo te ha cogido digamos que bastante cariño o no se si llamarlo realmente así, más bien diría yo un capricho pasajero ―se ríe por el comentario que acaba de hacer ―pero las cosas no son de la manera que él quiere, la familia ―sigue hablando mientras se pasea de un lado a otro ―es lo primero, y la nuestra tiene una serie de normas que se deben de cumplir, tú ―me señala ―me perteneces.
―¡Y una mierda― salto ofendida ―yo no pertenezco a nadie ―vuelvo a gritar.
Veo como se tensa y aprieta el vaso con tanta fuerza que lo va a hacer añicos.
―Haré como que no acabo de escuchar tus palabras, créeme que muchos por menos han terminado con una bala entre ceja y ceja ―mientras esas palabras las pronuncia se abre ligeramente la americana y diviso lo que parece un arma ―entendiendo esto, me vas a escuchar perfectamente lo que voy a decir ahora mismo. En siete días vendré a por tí, mi hijo está de acuerdo en todo, servirás primero en mi casa, tengo que adiestrarte bien para lo que tengo preparado para tí.
―No soy un perro ―digo entre dientes.
En un segundo veo un arma delante de mi cara, justo apuntando entre ceja y ceja.
―¡Estás terminando con mi paciencia! ¿Con quién te crees que estás jugando? Mocosa malcriada ―grita fuera de sí.
Me encojo en el sofá donde estoy sentada, jamás me había encontrado en una situación como ésta y mi miedo aumenta a tal punto que empiezo a tiritar, mi cuerpo tiembla sin control y no digo nada más, tan sólo rezo internamente pensando en mi abuela para que me de fuerzas a superar esto.
En ese momento veo que Arsen se levanta de la silla y se acerca a su padre.Hablan pero no se lo que dicen, tan sólo veo el arma desparecer de mi frente y cómo es enfundada de nuevo debajo de esa americana. Un suspiro sale de mi boca, y reconozco que relajo todos los músculos que tenía en tensión por un momento.
―Ya lo sabes, siete días ni uno más ni uno menos ―vuelve a hablar esta vez más exasperado ―si no sabes las consecuencias Arsen, sus amigos.
Y dicho esto desaparece por la puerta dejando a medias la conversación y dejando a medias si mis amigos están bien o mal. Levanto mi vista y veo cómo Arsen vuelve a sentarse en la silla para recostarse en ella.
―¿Qué pasa con mis amigos?― pregunto desesperada ―qué es lo que pasa con ellos.
―Nada ―dice tocándose el puente de la nariz ―ellos están bien.
―No te creo ―vuelvo a hablar levantándome de mi sitio ―quiero saber exactamente a qué coños se refería con mis amigos y a eso de que me tiene que adiestrar, quiero saber qué pasa, exijo saber que demonios pasa ―esta vez sueno enfadada, mucho más de lo que jamás pudiera pensar que me enfadaría en mi vida.
―No te mentiría nunca Ainara, se que ellos son importantes para tí, créeme cuando digo que ellos están bien.
Veo como se levanta para desaparecer por la misma puerta que hace un momento desapareció su padre.
―Pero...pero...¿por qué? ―intento preguntar esta vez más calmada ―yo nunca he hecho nada en mi vida que....
―Basta ya Ainara ―dice resignado ―esta noche te veré cuando llegue ahora tengo que marcharme, tu ordenador y tu teléfono los tienes en tu cuarto puedes usarlos, pero están configurados de tal manera que no puedes hablar con nadie en España, podrás ver noticias y películas pero ninguna conversación.
Después de esas palabras sale de la habitación dejándome sola y sintiéndome desprotegida totalmente.
Las lágrimas acuden a mí sin control ninguno y caigo al suelo haciéndome un ovillo y llorando como el día en que perdí a mi abuela sin consuelo ninguno.Me despierto con la sensación de unos brazos alrededor de mi cuerpo.
―Shhhhh tranquila pelirroja, soy yo ―habla entre susurros ―vamos a la cama tienes que descansar.
Me doy cuenta de que Arsen me tiene cogida entre sus brazos y comienza a andar sin saber a dónde se dirige me cobijo más en su pecho y vuelvo a cerrar los ojos por su cercanía y olor, ahora siento una especie de protección sobre mí.
Noto como me deja sobre la cama mullida somnolienta sin saber realmente dónde me ha llevado. Intento abrir los ojos pero es imposible el cansancio que siento ahora mismo se ha apoderado de mi cuerpo de tal manera que sólo quiero volar en mis sueños e imaginar que soy completamente libre a esta pesadilla en la que estoy envuelta.
―Descansa pequeña, ahora vuelvo ―dice dándome un beso en la frente ―me recuesto aún más sintiendo el calor de una cama y unas sábanas que me dan la bienvenida.
No se el tiempo que pasa pero simplemente noto como se hunde el colchón a mi lado, respiro ese aroma que tan bien conozco llenando mis pulmones de él, intentando almacenar en mi memoria lo que ya bien voy conociendo para que nunca se me olvide que alguna vez creo que fuí amada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro