11
―Ahhhggggg....friz..fri...a....―grito intentando salir de la ducha donde me encuentro.
―Esto te enseñará a comportarte la próxima vez ―creo oír la voz de Arsen a lo lejos.
Me doy cuenta de que me está metiendo debajo del agua helada al igual que él pero parece no inmutarse.
―Vazzz a pa..bar eztoooo....―suelto intentando alejarme de ese chorro de agua demoníaco.
Intento por todos los medios pegarme al cuerpo de Arsen, tengo frío y estoy tiritando, de una manera u otra busco su contacto, busco intentar subirme encima de él para que el chorro no llegue directo encima de mí, es imposible.
De repente noto el agua más templada y mi cuerpo se relaja enormemente. Me sigue sujetando por la cintura pero ahora no me importa que el agua caiga encima de mí, ¡Qué calentita!.
Abro los ojos justo cuando los ojos de Arsen están mirándome fijamente, me pone demasiado nerviosa que haga eso, me intimida totalmente. Me aparto del agua adelantando un poco mis pasos hacia él, todavía me mareo un poco pero la mayor parte de la turca que llevaba ha desaparecido.
Él sigue impasible sin moverse, llego hasta su altura sin saber realmente que hacer, aparto mis ojos de su mirada y decido salir de la ducha cuando me agarra por la muñeca impidiendo que abra la puerta. Regreso mi mirada hacia él, su mirada se ha oscurecido más, y no sé qué puede estar pensando.
Se acerca lentamente hacia mí, reduciendo el poco espacio que hay entre los dos, no aparta la mirada, levanta su mano para acariciar mi mejilla y yo me dejo llevar por ese suave toque, el agua sigue cayendo detrás de mí.
Veo como se va acercando más obligándome a dar dos pasos hacía atrás chocando con la pared de la ducha. Me tiene atrapada entre esa pared y su cuerpo. Mi respiración.....se ha vuelto más necesitada, lo tengo tan cerca, su boca está casi rozando la mía. Mete una de sus manos detrás de mi espalda y encontrando la cremallera del vestido la baja lentamente. Jadeo....mi cuerpo responde, me traiciona y noto como el vestido cae al instante dejándome en ropa interior. Desvía su mirada ligeramente hacia mi cuerpo relamiéndose a la vez. Esa forma de humedecer sus labios hace que humedezca mis bragas a la misma vez. Acorta la distancia que hay entre los dos y sus labios se posan sobre los míos, al principio es un beso dulce, tranquilo, lento, muerde mi labio inferior saboreandolo despacio, degustandolo tranquilamente. Un fuerte gemido sale de mi garganta sin yo darme cuenta, pero.....estoy caliente, me atrae muchísimo, es como caer en una tela de araña de la que jamás puedes salir o soltarte.
Sigue besando mi cuello despacio, dando pequeños mordisquitos que suben de tono la temperatura de mi cuerpo cada vez más.
―Dime que quieres que haga ―susurra entre besos.
―Yo.....no....no...no se ―respondo de la misma forma.
Claro que sé lo que quiero que me haga, pero no estoy dispuesta a decirlo tan rápido. Me gustaría tenerlo en mi interior, me gustaría que me poseyera, me gustaría que me follara hasta perder el sentido, pero por otra parte, él me retiene aquí, él dice que es el dueño de mi vida, y no se si será el dueño de mi corazón y mi alma, está despertando cosas en mí que realmente no quiero que pase pero.....la mente nos juega malas pasadas en ciertos momentos pero el corazón....ese es el peor porque puede salir herido.
―Dime que me deseas ―vuelve a hablar mientras que con una de sus manos acaricia la parte baja de mi vientres ―sé que te atraigo más de lo que quieres aceptar.
―No...eso...no....―me quedo callada sin poder continuar porque en parte tiene mucha razón a lo que me está diciendo pero intento negarlo ― no es como tú piensas.
―Ya ―contesta con una ligera sonrisa ― voy a asegurarme ―vuelve a contestar susurrando a mi oído.
Baja la mano que tenía acariciando mi vientre lentamente hacia el borde de mi braga, la separa un poco e introduce la mano para llegar a mi monte de venus que acaricia despacio lento.
―¡Ahhhh! ―jadeo sin poder contenerme ―si sigues así voy a....voy a.....¡joder!.Introduce uno de sus dedos en mi interior.
―Vamos nena, dilo....dí que me deseas, reconócelo de una vez ―vuelve a hablar metiendo y sacando su dedo dentro de mí. Es una dulce tortura, una deliciosa sensación que hacía tiempo que no sentía.
―No...no...pares....¡ por favor!...sigue...― quiero correrme pienso mentalmente, quiero seguir, pero no quiero admitir lo que mi mente está a punto de revelar.
Pega su cuerpo más a mí, noto su dura erección y cómo sigue bombeando ahora con dos dedos dentro de mí, dentro, fuera, dentro, fuera, cada vez lo hace más rápido y yo...estoy a punto de correrme.
―No te doy permiso para que te corras ―jadea contra mí ―todavía es pronto. Dime que quieres que siga ―vuelve a hablar ― pídeme dejarte que te corras.
―Yo...qui...quiero que...sigas...sigue por favor ―vuelvo a suplicar de nuevo jadeante.
―Bien pero ahora si quieres que termine dime que me deseas o pararé ahora mismo ―vuelve a hablar más autoritario.
El agua sigue cayendo a nuestro lado, yo sigo pegada contra la pared, excitada como jamás lo había estado, muerta de placer y con ganas de estallar en mil pedazos y deseando al hombre que tengo delante de mí que se introduzca en mi interior, que me folle como jamás ha follado a nadie o realmente que me folle como jamás lo han hecho conmigo, exploto al final sin poder ocultar más lo que pienso en este momento.
―Te deseo, deseo que me folles ahora mismo como jamás nadie lo ha hecho, sí quiero que sigas, que seas rudo, que me lo hagas fuerte y despacio...―jadeo contra su boca.Una sonrisa de satisfacción se le dibuja en la cara, y de repente saca la mano que tenía dentro de mí, se separa un poco y veo como lleva sus dos dedos a su boca y los lame intencionadamente.
―Eres tan deliciosa como me esperaba ―dice volviendo a lamerlos de nuevo.
Pero...por esta noche ya está bien...así aprenderás a obedecerme y no volverás a beber si no es necesario.
Con las mismas se da la vuelta abre la puerta de la ducha y desaparece de ella rápidamente y yo me quedo como una auténtica gilipollas, acelerada, excitada, y sin orgasmo porque eso de estar a punto y no poder correrte es la gran mierda.Una ira contenida empieza a brotar de mi cuerpo, aprieto los puños porque jamás nadie me ha tratado como él lo acaba de hacer, y lo más fuerte he quedado como una auténtica gilipollas, pero no Ainara Flores es mucha Ainara y él mejor que nadie va a enterarse de cómo nos las gastamos las españolas.
Salí de la ducha y me envolví en una toalla, al salir del cuarto de baño no ví a Arsen por ningún lado, se había ido de la habitación, literalmente había desaparecido. Entro en el vestidor me seco bien con la toalla y me cambio de ropa interior, cojo el pijama y me lo coloco y decido meterme en la cama intentando olvidar este maldito día, otro más.A la mañana siguiente me levanto con un dolor de cabeza horrible, parece que la ventana se mueve convirtiéndose en varias a la vez, pero realmente es mi cabeza que me martillea, parece que tengo un taladro dentro de ella, ¡qué resaca por Dios!.Me dirijo al vestidor y he decidido ponerme algo cómo como para hacer algo de deporte o al menos tumbarme en el gimnasio a la bartola, así que me decido por un top apretado y que sólo tapa la parte de mis pechos y un pantalón ajustado tipo maya que deja una parte del cachete del culo al aire, este quiere guerra pues la va a tener.Salgo por el pasillo y me dirijo a la cocina. Cuando llego me paro en seco, la señora siliconada está de nuevo en la casa, sentada desayunando tranquilamente y enfrente de ella Arsen con su café y el periódico.
―Buenos días ―saludo después de hacer un ligero carraspeo para saber que hago acto de presencia ―.
Me dirijo al centro donde esta la fruta y cojo una manzana. Eso sí, ¡me encantaaaaaa! Y no por la manzana si no porque según iba a por ella he pasado por delante de Arsen contoneando mi culo y caderas a lo Sakira si una se descuida. Un resoplido llega hasta mis oídos.
Me dirijo de nuevo a la puerta de salida cuando....
―¿Piensas ir vestida así por toda la casa? ―pregunta Arsen sin quitar la vista del periódico ―porque tienes que ir a cambiarte ―suena como una orden.
―Pues.....―digo de forma cantarina ―Ajammmm....es la ropa que había en mi vestidor y para hacer algo de deporte es muy cómoda...―vuelvo a hablar de forma irónica ―.
«Viva yo y chúpate esa rusito» medito mentalmente.
―Ponte otra ropa ―ordena de nuevo ―si tengo que cambiarte yo no va a ser agradable del todo te lo puedo asegurar.
Arqueo una ceja mientras lo miro de medio lado y la única ocurrencia, ¡síii! A mi, es sacarle el dedo corazón a modo de peineta y susurrarle un ¡que te jodan!, con una sonrisa maravillosa de todo va bien.
Veo que me mira muy fijo, parece una locomotora a punto de arrancar, esa mirada fría que te traspasa hasta el alma y me doy cuenta de que mentalmente me acabo de asestar un tortazo.
«Si es que eres una gansa».
Veo como dobla el periódico y lo deja caer contra la mesa, se levanta de la silla y yo lo único que se me ocurre el salir disparada por el pasillo corriendo como si fuera el correcaminos.....
Llego hasta mi habitación y cierro la puerta con cerrojo, mi respiración es más que acelerada y me doy cuenta de que la manzana no se encuentra en mi mano, la abre perdido por el camino, ¡si es que eres idiota! Ale un día que ya no desayuno, aunque fuera una triste manzana.
Unos golpes me sacan de mi ensoñación, bueno unos golpes están aporreando la puerta directamente y yo me quedo parada y en silencio, veo como el picaporte baja y sube, están intentando entrar o más bien Arsen intenta entrar, después de unos minutos todo ruido cesa al otro lado de la puerta.
Mi cuerpo se destensa al mismo tiempo que siento una relajación increíble, pero pensando en que lo voy a tener que volver a ver, ¡si es que soy un caso! Pero ahora mismo me da igual, pasarán unas cuantas horas para eso y a lo mejor con suerte hasta se le ha olvidado, pienso mientras yo solo me encojo de hombros, cualquiera que me viera medio hablando sola diría que estoy pirada, pero es lo que tiene el estar así en mi situación.
Me voy al vestidor y me siento en el suelo contemplando la cantidad de ropa y calzado que está almacenado en ese lugar para mí. Decido levantarme y pasarme tranquilamente admirando una pieza y otra «total no tengo nada que hacer» tanto prometerme que iba a tener mi teléfono y mi ordenador y nada de nada. Si bien dicen que estamos enganchados a las tecnologías ¡cuánta razón tienen! Yo reconozco que soy la primera.
Cuando creo que ha pasado el tiempo necesario y ya he cotilleado más tranquilamente la ropa que hay puesto que toda no me había dado tiempo a verla decido salir a la parte central a mi cuarto cuando según atravieso la puerta del vestidor mi corazón salta desbocado.
Ahí está, un Arsen sentando tranquilamente sobre la cama todavía no hecha.
«¡Vírgen de la Macarena la que me espera!, que todos los santos me ayuden».
―Veo que sigues sin cambiarte de ropa ―suelta mientras se pone de pie cruzándose de brazos ―te gusta desobedecerme demasiado.
―Y yo veo que para tí el sentido de la privacidad está cambiado en tu cerebro ―vuelvo a soltar sin pensar en ninguna consecuencia―.
Una sonrisa brota de su boca intentando disimularla sin mucho éxito.
Se acerca a mí paso a paso, yo hago lo mismo de siempre, voy dando pasos para atrás mirando a la puerta por si tengo vía de escape, la casa es grande y siempre puedo perderme por algún lado que no me encuentre.
―Si se te está pasando por la cabeza el salir de aquí, no vas a poder ―canturrea mientras me enseña una llave colgando de su mano ―estamos encerrados ahora mismo y hasta que no te comportes o acates mis órdenes no vamos a salir de aquí.
Mi respiración se acelera de nuevo, no sé si por la situación por lo que acaba de decir, o realmente porque él me pone mucho, reconozco que muchísimo y el estar aquí metidos los dos solos, se me pasan muchas cochinadas por la cabeza ahora mismo.
Juro que le diría fóllame hasta que pierda el sentido, pero no, debo de contenerme por mucho que mi cuerpo lo esté suplicando.
Traidor.
―Estás siendo una chica muy mala ―sigue avanzando hacia mí ―y me gusta enseñar a las chicas malas, me gusta enseñarte modales y me gusta enseñarte que me obedezcas.Topo con la pared siendo típico en mí, un amago de intentar salir corriendo se me cruza por la cabeza y mi cuerpo reacciona pero demasiado tarde. Arsen me coge por la cintura y me da la vuelta poniéndome de cara a la pared. Pega su cuerpo al mío y agarra mis dos manos con una suya por encima de mi cabeza. Noto la calidez de su aliento en mi cuello y mi cuerpo tiembla ante tal sensación, inspira en mi pelo y hunde su cara de nuevo en mi cuello para pegar pequeños mordiscos a la vez mientras que lo intercala con dulces besos.
―Me vuelves loco ―gime contra mi oído ―tan loco que ahora mismo no te vas a escapar de mí, vas a suplicar que cada noche devore tu cuerpo y lo posea una y otra vez.
Esas palabras tienen un impacto directo en mi sexo haciendo que me moje al instante, una corriente sube y baja por mi espalda sin comprender como esas simples palabras pueden ponerme tan jodidamente caliente.
Baja mis pantalones con la mano libre que le queda mientras que yo le ayudo con las piernas en lo que puedo, noto como va acariciando parte de mi piel desnuda, despacio, de forma dulce, suave, me roza con la yema de sus dedos, aparta un poco mi pequeña braguita para separar los pliegues de mi humedecido coño, un gemido escapa de mi boca, masajea despacio hasta encontrar mi clítorix abultado por la excitación, lo acaricia con pequeños círculos masajeando lentamente, de repente introduce un dedo experimentando dentro de mí, llegando hasta el punto clave que en un momento puede volverme loca, mientras besa mi espalda de forma dulce, pausada, tranquila.
Mientras sigue jugando con su dedo, que ahora ya son dos los que introduce dentro de mí, suelta mis manos para que pueda bajarlas y acopla su mano libre por delante de mi cintura, haciendo pequeñas caricias hasta llegar a mi depilado monte de venus en el cual se para un poco haciendo que mi cuerpo quiera más de él.
―Sigue...sigue más ―alcanzo a decir en un suspiro―.
―¿Quieres correrte? ―pregunta de nuevo cerca de mi oído.
―Si ―respondo rápidamente ―ne...neces...necesito...lo sabes ―contesto entre jadeos.
De repente tira de mis bragas desapareciendo éstas entre sus manos.
―No te muevas y no te des la vuelta ―ordena muy serio.
Noto como algo cae al suelo, lo que supongo que puede ser su ropa.
Cuando vuelvo a sentirlo pegado a mí noto su pecho directo contra mi espalda, ahora mismo estamos piel con piel, noto el calor que desprende sobre mí y eso en parte me aterra porque me gusta demasiado.
―Prepárate preciosa porque vas a tocar el cielo ―habla jadeoso. Acto seguido me empala sin esperarlo, un grito sale descontrolado de mí, y lo noto completamente dentro, está quieto sin moverse, esperando a que me acomode a su tamaño.
―¿Estás bien? ―pregunta de forma dulce ―. Asiento con la cabeza puesto que estoy más que bien.
«Claro bonita cualquiera estaría bien en tu situación cretina». Será zorra mi conciencia, está celosa.
Empieza a moverse despacio, dentro fuera, dentro fuera, y acomodo mis caderas para que él pueda penetrarme más adentro, quiero sentirlo, quiero que me llene, que llene cualquier hueco que haya en mí, quiero sentirlo en todo momento.
―Más fuerte....―. Pido porque lo necesito realmente.
Acata mis órdenes y empieza a moverse más rápido, más salvaje y yo disfruto de su manera de poseerme. Me agarra por el cuello sutílmente para ladear mi cabeza y besarme con pasión y posesión, con ansía.
Me sumo a ese beso y busco querer más, quiero mucho más.
Sale de mí dejándome vacía de nuevo y me gira para enfrentarme a él, alzo mi mirada que choca con una más que oscurecida mirada, sonríe porque sabe bien que me está gustando y que quiero más, mi cuerpo y mirada me delatan.
Me coge por la cintura y me alza, instintivamente rodeo con mis piernas su cintura sintiendo su erecto miembro y comienza a andar hasta llegar a la cama. Me tira de forma nada suave para ponerse encima de mí, abre más mis piernas con una de las suyas y se posiciona delante de mi sexo, puedo sentir la punta de su glande acariciándome una y otra vez, ¡Dios mío! ¡Que siga ya por favor! Grita mentalmente.Y como arte de magia o tal vez como que me hubiese leído la mente, vuelve a penetrarme de una estocada, gimo de nuevo puesto que me siento bien, me siento completa y empieza un bombeo continuo, rápido, salvaje, cada vez más profundo, mas rudo que a mi me está encantando y que no me gustaría parar nunca.
Tira de mis muñecas y sitúa mis manos encima de mi cabeza, entrelazando las suyas con las mía apoyándose sobre sus codos, los gemidos salen uno detrás de otro de mi garganta y sabe cómo acallarlos puesto que empieza a devorar mi boca de nuevo a la vez que sigue empalándome una y otra vez.
Noto como mis piernas empiezan a ponerse tensas, como mi cuerpo empieza a ponerse tenso todo él, y algo en mi interior quiere salir quiere estallar en mil pedazos, algo que hace que tenga mucho, mucho calor, demasiado calor y en un plis plas estallo de una manera brutal como jamás hubiera estallado.
Noto como mi orgasmo atrapa el miembro erecto de Arsen dentro de mí, y cómo su respiración se acelera todavía más.
―Esto es puto cielo ―susurra mientras no deja de balancearse dentro de mí hasta que con un sonoro gemido y saliendo rápidamente de mi interior se corre sobre mi depilado monte de venus.
―Sabía que iba a ser como rozar el cielo pero esto a sido todavía mejor ―habla mientras intenta recuperar la respiración ―.
Una sonrisa de triunfo se dibuja en mi cara por lo que acaba de decir ahora mismo, pero esa sonrisa no dura demasiado porque:
―Si antes tenía claro que eras mía, decididamente ahora tengo claro que me perteneces y no te dejaré marchar ―suelta mientras se acomoda en la cama a mi lado.Un escalofrío sacude todo mi cuerpo puesto que sí, ha estado bien, ¡ha estado genial! Pero sigo pensando que no pertenezco a nadie, decido callarme porque ahora mismo mi mente está muy confundida y prefiero pensar las cosas con tranquilidad y la primera es que ¡qué has hecho! Ahora reconozco estoy un poco más enganchada a él.
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