9: La pareja perfecta
—Buenos días bello señorito.
Jimin abrió la puerta encontrándose a Jungkook frente a él con un enorme ramo de rosas rojas en la mano, observándole con su mejor sonrisa plasmada en sus labios. Alzó una ceja incrédulo, aunque por dentro se encontraba chillando emocionado. Jungkook se veía guapísimo ese día con aquella camisa negra de mangas largas y los pantalones formales, acompañados de sus infaltables aretes y anillos.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con seriedad viendo como la sonrisa del menor se apagaba de golpe debido al tono que usó.
—Yo...siempre eres tú quien me invita a salir así que ahora me toca a mí, es una salida de disculpas...perdón por lo de ayer.
—¿Salir cómo...una cita? —preguntó elevando ambas cejas.
—S-sí, quiero invitarte a una cita —murmuró nerviosamente rascando su nuca.
—¡Oww conejito!
Jimin chilló emocionado, lanzándose a sus brazos y depositando un montón de besitos en los labios del menor, quién lo tomó por la cintura apegándolo a él para darle un beso más largo y apasionado, intercalando sus labios de manera amorosa.
—Me cambio en un segundo y vuelvo. ¡Entra, siéntate donde quieras! —dijo demasiado rápido, halando al pelinegro dentro de la casa y haciendo que se sentara en un sillón individual.
Se quedó observando la casa mientras esperaba a que Jimin se arreglara. Era bastante obvio que la había decorado él, la casa era grande, y gracias a lo colorida que era se sentía muy cálida y acogedora. Se puso de pie observando algunos cuadros con fotos de Jimin y algunas de Yoongi también, se quedó observando una donde el castaño aparecía junto a un hombre muy bonito, de cabello rubio y lacio, aparentaba unos cuarenta años, suponía que era el padre del castaño debido al parecido físico que tenían.
Siguió mirando otra donde Jimin aparecía junto a Yoongi, llevaba toga y birrete, mientras el mayor pasaba un brazo por su hombro y ambos sonreían a la cámara.
—¿Qué haces aquí? —se sobresaltó, llevando una mano a su pecho debido al susto.
—¡Ay Dios! Casi me da un infarto —se quejó mirando al pálido chico.
—Repito ¿qué haces aquí? —preguntó alzando una ceja.
—¿Acaso se pusieron de acuerdo para preguntarme eso? —masculló para sí mismo—. Estoy esperando a Jimin —respondió finalmente—, ¿y tú?
—Yo vivo aquí.
—¿Qué? No sabía que vivían juntos, Jimin nunca me dijo nada.
—¡Ya estoy listo! —gritó Jimin bajando los escalones de dos en dos.
Ambos lo miraron al mismo tiempo, Jimin llevaba una sudadera amarillo pastel, unos jeans negros junto a unos Converse de igual color que la sudadera, el cabello caía con gracia sobre su frente, casi tapando sus ojos, levemente maquillados. Jungkook lo miró embobado preguntándose cómo podía un hombre de 26 años verse tan tierno y apapachable, se veía incluso mucho más joven que él.
—Pareces un adolescente vestido así —dijo Yoongi haciendo una mueca recibiendo una mirada asesina por parte de Jeon.
—¿Debería cambiarme? —preguntó con tristeza mirándose.
—¡No! —casi gritó, llamando la atención de los otros dos, carraspeó un poco avergonzado—, digo...te ves muy bien así, no te cambies.
—¿En serio? —preguntó juntando ambas manos a la altura de su pecho, con sus ojitos brillantes.
—Sí, te ves hermoso —sonrió mostrando sus dientes de conejito.
Jimin le sacó la lengua con burla a Yoongi y fue hacia Jungkook, colgándose de su brazo.
—Ya podemos irnos Jungkookie, dejemos solo a este hombre amargado.
Ambos rieron y Yoongi solo sonrió falsamente para luego subir las escaleras hacia la segunda planta, mientras ellos salían de la casa.
—¡Wow que bonito! —dijo observando la ciudad.
Jungkook había decidido llevarlo a un lugar especial para él, así que lo llevó al mirador al que solía escapar cuando estaba demasiado estresado con las cosas de la Universidad, era un lugar alejado de todo el bullicio de la ciudad, no solían ir muchas personas por lo que era un lugar tranquilo. Cerca habían algunas cafeterías y restaurantes donde podrían ir a comer más tarde si así lo deseaban.
—¿Te gusta? —preguntó abrazándolo por la espalda, apoyando su mentón en su hombro.
—¡Sí! ¡Me encanta!
—Dibujé esta vista cientos de veces, amo este lugar, es como si parte de mi esencia estuviera aquí —sonrió.
—Me alegra que compartas algo así conmigo.
—A mi me alegra poder compartirlo contigo —lo hizo girarse, besando cortamente sus labios.
Ambos se quedaron abrazados, mirando los altos edificios y los autos que iban de un lado a otro, hasta que el silencio fue roto por el menor.
—¿Sabes? Las personas al conocerme piensan que soy muy frío y algo odioso, la verdad es que si lo soy un poco —rió—, pero internamente...siempre deseé encontrar a mi persona especial, que sea capaz de amar en la misma intensidad que yo lo hago, tal vez en mi interior soy un romántico sin solución —soltó una pequeña carcajada—. Jamás tuve una relación porque nadie me parecía lo suficientemente interesante, todos eran tan simples, incapaces de admirar una gran obra de arte, de buscar el lado positivo de un día lluvioso o de observar por horas una noche estrellada porque les parecía aburrido.
—Es normal tener un estereotipo de la pareja perfecta, la mayoría busca a un romántico empedernido que les regale flores —hizo una corta pausa—. Yo, personalmente, difiero en cuanto a eso, no me interesa alguien tan simple —Jungkook lo miró con algo de sorpresa—. Me gustaría alguien comprensivo, que esté consciente de que soy un bipolar incorregible, que hay días en los que me levanto con una sonrisa en la cara, y otros en los que no soporto ni mi propia sombra.
»Alguien que se fije en los detalles, que se de cuenta que odio el café amargo, o que amo escuchar las canciones que me gustan una y otra vez, con quien pueda reír a carcajadas hasta parecer subnormales.
Alguien que con solo mirarnos sea capaz de descubrir lo que siento, que se quede viéndome como si fuera la cosa más hermosa de la jodida galaxia. Alguien que prefiera verme dormir antes que tener sexo, que comparta mi amor por los libros y los días lluviosos. Solo quiero una persona que se atreva a dar todo por mí, sin miedo a salir lastimado.
Suspiró, mirando con una sonrisa a Jungkook, ese chico que lo observaba como si fuera la obra más perfecta, con aquellos ojos grandes y negros, que parecían haber absorbido todas las estrellas de la Vía Láctea.
—Creo que me gané la lotería contigo —acarició su cabello negro con suavidad—, eres todo lo que siempre busqué Jeon Jungkook.
—No es cierto, no soy así para nada.
—¡Claro que sí! —reprochó—. Siempre me tratas con tanto cariño, sin importar si estoy de buen o mal humor, cada vez que vamos a comer juntos pides las cosas que me gustan, compartes mi amor por los días lluviosos, y no creas que no me he dado cuenta de que te quedas observándome cuando crees que estoy dormido —dijo con una sonrisa ladina.
—¡Oye! ¿Desde cuando te diste cuenta? —se quejó con un puchero, sintiendo sus mejillas calientes.
—Humm...desde el primer día que dormimos juntos.
—Eres un tramposo Park, lo sabes desde hace días y nunca dijiste nada —reprochó, acentuando el puchero en sus labios.
—Jungkook...¿me creerías si te dijera que te amo? —clavó sus orbes azules en los del menor.
—Por supuesto que sí, porque yo también lo hago.
Sin pensarlo se puso de puntillas, pasando ambas manos por el cuello del más alto, juntando sus labios en un beso lento, pero lleno de todo el amor que sentía hacia él. Fue correspondido al instante por Jungkook que llevó ambas manos a sus mejillas, acariciándolas con suma delicadeza como si el castaño fuese una pieza del más fino cristal y fuera a romperse si era demasiado brusco.
Ahí estaban ambos, en la soledad del precioso lugar, entrelazando sus labios con amor y suavidad, disfrutando de las endorfinas y la adrenalina que corría por sus cuerpos, ambos corazones latiendo a la misma velocidad e intensidad, sintiéndose flotar en el aire debido a todas las sensaciones
Ambos se separaron, riéndose a carcajadas cuando el estómago del mayor hizo un ruido.
—¡Lo siento! —chilló avergonzado—. Es que no he comido nada en todo el día, estoy hambriento.
—Yo también tengo hambre, vamos.
—¡Dios! ¡Esto está delicioso! —dijo mientras devoraba la comida en su plato.
—Come despacio —rió un poco el menor—, lo que menos quiero es que te termines atragantando con la comida.
El castaño asintió, tragando lo que tenía en la boca y sonriéndole.
—Hola Jimin —Jungkook apartó la vista del rostro del más bajo, mirando a un chico de cabello gris parado junto a su mesa.
—¿Namjoon? Hola, umm...que coincidencia encontrarnos aquí —dijo nerviosamente mirando de reojo al pelinegro, que se encontraba empujando su mejilla con la lengua.
Aquí tienen un capítulo bien fluff para alegrarles el ❤️
Voy a dedicar el próximo capítulo a las primeras tres personas que comenten 👋😊
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