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35: Saudade (Extra)

Saudade: Anhelo melancólico o nostálgico por una persona, lugar o cosa que está lejos, ya sea espacialmente o en el tiempo.

"Cordialmente está siendo invitado para asistir a la exposición del famoso artista Jeon Jungkook, en la galería..."

Suspiró mirando la carta entre sus manos. No era la primera vez que le llegaba una de esas invitaciones, las había rechazado todas y cada una de ellas, mas esta la había aceptado, pero solo porque había sido Jongsuk quien la envió, el dueño de la galería donde Jungkook hizo la primera y última exposición de sus obras.

Actualmente, a pesar de haber fallecido, Jeon había cobrado bastante fama en Seúl y todo Corea. Sus obras le habían encantado a todos, las personas de la alta sociedad habían recomendado sus cuadros y poco a poco fue haciéndose conocido. Recibió montones de llamadas al antiguo celular del pelirrojo, de personas que querían encargar retratos u obras para colgar en sus mansiones.

Mentiría si dijera que cada llamada de esas no era como si una aguja caliente estuviera enterrándose en su corazón. A cada persona que llamó tuvo que informarle que él había muerto. Todo acabó cuando ya no pudiendo soportar el dolor que le causaba, terminó desactivando la línea del móvil.

—¡Tío Tae!

Alzó la mirada, viendo a Taehyung caminar hacia ellos con una sonrisa. Un pequeño de cinco años corrió hacia el recién llegado, terminando ambos por darse un apretado abrazo. Había quedado con el pelirrojo de ir juntos a la exposición, porque él solo no tenía el valor para presentarse allí.

Taehyung soltó a JeongIn y se acercó al ahora castaño, dándole un corto abrazo. En esos años que habían pasado ambos habían comenzado a formar una bonita amistad. Seis largos años habían pasado desde que Jungkook dejó este mundo.

JeongIn nació un 3 de octubre en plena madrugada, y desde el segundo en que lo vió lo supo. El niño iba a ser una fiel copia de su padre, y aquello era tan doloroso como espléndido. Amó verlo crecer, siendo un niño saludable, amoroso y obediente.

Pero definitivamente, lo que más agradeció fue que JeongIn amara a Jungkook de tal modo que, solo con ver una fotografía de él, terminaba sonriendo el resto del día. En ocasiones se pasaba toda una tarde viendo vídeos o fotos de cuando ellos estaban juntos aún, de citas y salidas que habían tenido. En resumen, el niño adoraba a su padre a pesar de que no estuviera presente.

Sus abuelos, sus tíos, y él mismo, le habían inculcado esos sentimientos. En casa no faltaba una fotografía de Jungkook en cada esquina, y cuando iba a la casa de sus abuelos se pasaban horas, él y su abuela, encerrados en el antiguo cuarto del pelirrojo, con ella relatando las travesuras del chico cuando era solo un niño.

—Vamos a entrar —profirió Tae y él solo asintió suspirando, no tenía ni idea de que obras eran esas que expondrían en el lugar.

Al estar ya en el interior, con Taehyung a su lado y su mano aferrada a la de JeongIn, se dio el tiempo de observar el lugar. Esta vez las pinturas de Jungkook no estaban en el primer piso, ahora, aunque él no haya sido capaz de disfrutarlo, sus obras estaban en la segunda planta, lugar reservado solo para obras conocidas.

Observó un pequeño grupo de personas frente a uno de los cuadros, tapando por completo su vista. No sabía en qué momento soltó la mano de JeongIn, él y Taehyung habían desaparecido y ahora estaba solo, observando aquel bonito cuadro.

Sus ojos se cristalizaron y un nudo se formó en su garganta, mientras Jongsuk estaba explicándole algo a esas personas que observaban con adoración la obra.

El retrato que Jungkook había hecho de él yacía allí colgado, siendo adorado por muchas personas. Pensó que se había perdido ya que nunca lo encontró. Ahora finalmente podía ser espectador de la belleza con la que los ojos del menor lo miraban. Él finalmente comprendió que a los ojos de Jeon, él era su más grande obra de arte.


Me ubiqué entre los últimos, acomodando bien la gorra que llevaba para que nadie se diera cuenta de que el chico del retrato era yo, muchos murmuraban lo talentoso que era el autor de esa obra de arte que tenía mi rostro como protagonista.

—El chico es precioso, y por la forma en que lo dibujó se nota que era importante para el artista —habló un chico llamando la atención de Jongsuk.

—La verdad es que tuve la oportunidad de hablar con el pintor de este hermoso retrato, la historia detrás de él es muy emotiva —dijo con un deje de tristeza, y yo ya podía sentir como mis ojos empezaban a cristalizarse nuevamente.

—El pintor conoció al chico el mismo día que se enteró que tenía cáncer en etapa terminal, solo le dieron tres meses de vida —murmullos de lamento comenzaron a escucharse—. A
Ambos se enamoraron perdidamente, pero cuando el chico supo de la enfermedad ya era un poco tarde, por lo que las últimas cinco semanas se dedicó a cumplir dos de los diez más grandes deseos del pintor cada semana, hasta el día en que murió.

Ya las lágrimas habían comenzado a correr por mis mejillas cual cascada, a pesar de que pasaron tantos años seguía doliendo demasiado su ausencia.

—Aún recuerdo claramente las últimas palabras que me dijo luego de relatarme su historia —se aclaró la garganta, citando las palabras del pintor—: Él hizo revivir mis deseos de ser feliz, me hizo desear tanto el tener más tiempo para estar a su lado que lastima, porque desde que comenzamos nuestra relación sabíamos que nuestro tiempo era limitado...aún así no me arrepiento, porque Park Jimin es la persona que más he amado en mi vida.

Llevé una mano a mi boca tratando de detener mis sollozos, no tenía ni idea de que había dicho algo así sobre mí, y lo más increíble era que sabía claramente a lo que se refería, pues yo me sentía de igual forma. Jungkook también era y es, la persona que más he amado en mi vida.

—Su último deseo era encontrar a su persona especial, por ese motivo el nombre de este retrato es "Mi último deseo".

—Es una historia preciosa —exclamó una chica sollozando.

Tuve que alejarme de allí, apartándome de todos para poder liberar mis sollozos, que se vieron interrumpidos por una aguda vocecita.

—¡Papi! —mi pequeño se acercó a mí, rápidamente limpié mis lágrimas y lo miré con una sonrisa. Esos grandes ojos negros me recordaban tanto a él—. ¡Tío Tae dijo qué ese cuadro lo pintó papá, y aquel también! —señaló dos cuadros más.

—Es cierto pequeño —acaricié su lacio cabello negro.

—¡Wow, es genial! ¡Yo también quiero pintar como papá cuando crezca! —chilló emocionado, dando saltitos en el lugar.

—Papá estaría muy contento de escucharte decir eso —murmuré con una sonrisa triste, intentando esconder de él mis ojos llorosos.

—Jungkook definitivamente lo estaría —dijo Tae caminado hacia nosotros—. No llores Jimin, donde sea que esté, estoy seguro que está velando por ustedes.

—Lo sé —asentí, limpiando una pequeña lágrima que había escapado de mis ojos.

—Un placer verte de nuevo, Jimin —Lee Jongsuk se acercó a nosotros con una sonrisa.

—Hola —saludé sorbiendo mi nariz y tratando de sonreír, aunque creo que lo que salió fue una fea mueca—, ha pasado un tiempo.

—Así es —ladeó la cabeza agrandando su sonrisa, poniendo sus manos detrás de su espalda...tiene una muy bonita sonrisa.

—¿Cómo fue qué esos cuadros llegaron aquí?

Tenía esa curiosidad desde que recibí esa invitación. Según tenía entendido, hace 6 años Jungkook las había vendido todas excepto mi retrato y la que le regaló a mi padre.

—Fui yo —intervino Taehyung en nuestra conversación—. Jungkook me dio varias para que las guardara en mi casa...creí que esperar a que te recuperaras era lo mejor.

—¿Hay más? —cuestioné sorprendido.

—¿Crees qué él solo pintó un cuadro de ti? Jungkook se la pasaba dibujando tu rostro en lo primero que encontrara —sonrió nostálgico—. Siempre dijo que cuando encontrara algo que amara en verdad no se cansaría de pintarlo.

Mis lágrimas hicieron aparición de nuevo. Tuve que llevar una de mis manos a mi boca para ahogar los sollozos que no podía retener aunque quisiera. Sentí a mi pequeño abrazarme pidiéndome que no llorara, pero me era imposible detenerme. Se supone que ya no debería seguir llorando por esto, luego de seis años debería haberlo superado.

Kim cargó a JeongIn en brazos y tomó mi mano, guiándonos hacia algunos cuadros más. Jongsuk me dió su pañuelo amablemente, dando un par de palmadas en mis hombros.

Allí habían tres cuadros más. Cada uno de ellos más emotivo que el anterior. Uno donde los colores cálidos predominaban, se podía ver claramente a dos chicos, uno recostado en el hombro de otro, y debajo decía "Home". Eso me recordó el día que viajamos en tren a Busan, cuando la preciosa voz de Gabrielle Aplin se adueñó de nuestros oídos y en un murmullo somnoliento me dijo que yo era su hogar.

El segundo era solo el abdomen de una persona, este estaba ligeramente abultado, con dos manos entrelazadas sobre él. Solo me tomó unos segundos darme cuenta, una risa rota salió de mi boca, y los sollozos solo aumentaron. Justo debajo del cuadro estaba el nombre, "Amore".

El último fue el que más me afectó, dos personas cargaban a un pequeño bebé, justo detrás estaba un parque con un lago, muy parecido al lugar en el que nos conocimos. El nombre me hizo agacharme llevando mis manos a mi rostro, finalmente el llanto saliendo sin remedio.

"Futuro, sueño y anhelo".

—Lo lamento —mi voz salió entrecortada y apenas audible—, yo...no puedo seguir aquí.

Antes de darme cuenta me encontraba corriendo fuera de ese lugar, sintiendo mi pecho desgarrarse de tanto dolor.

¿Por qué tengo qué seguir sufriendo por esto? ¿Cuando me darás un poco de sosiego?

Cuestionaba en mi mente a cualquier Dios o ser omnipotente que esté allá arriba. Escuché a alguien gritar mi nombre pero no me detuve. Tal como hace seis años atrás a plena madrugada del 16 de enero, me encontraba corriendo nuevamente hacia ese mirador que visitaba cada año en la misma fecha.

—Aquí estoy una vez más, seis largos años han pasado desde tu partida, y aún duele como si hubiera sido ayer —hice una pequeña pausa observando la ciudad—. Te extraño tanto, Jungkook.

Lo normal sería que fuera al cementerio, pero no siento que hablarle a una lápida de concreto sirva para desahogarme. Siempre venía aquí porque sé, que en algún universo alterno, o en un tiempo lejano, un Jeon Jungkook todavía viene cada tarde a dibujar, haciendo lo que le apasiona con una sonrisa en el rostro.

—Jimin —me volteé observando a Jongsuk apoyado en sus rodillas, respirando agitadamente—. ¿Estás bien?

—¿Qué crees? ¿Acaso me veo bien? —murmuré quitando mis lágrimas de mis mejillas.

—Lo siento.

—No —negué levemente—, perdón, no era mi intención sonar así.

—Sé que duele, pero si te apoyas en las personas correctas todo pasará, en algún momento pasará —profirió tomando mi mano y sonriéndome, y por un momento, sentí que sus palabras eran la premonición de un bonito futuro.



Holaa! Cómo se encuentran? Espero que les haya gustado el capítulo. Voten y comenten
┌|o^▽^o|┘♪

Ahora, quiero aclarar algo. Si bien la mayoría de las historias que he publicado son Kookmin (porque es mi shipp favorito), no quiere decir que todas las historias que publique sean siempre del shipp.

Soy multishipper, por lo que también me gusta el Taekook, el Vhope, el Sope, el Namjin...etcétera. Si a alguien le molesta o no le gusta uno de esos shipps simplemente que no lea la historia, nadie está obligado a leer algo que no le gusta. Absténganse de decirme que ya no leerán mis historias o que van a dejar de seguirme porque también escribo historias Taekook, simplemente háganlo y listo.

En fin, para no hablar tanto, lo que quiero decir es que son mis historias y utilizo el shipp que yo quiera.

Eso era todo. Bye bye :3

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