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3: Amigos

—Hola —murmuró abriendo la puerta, tambaleándose un poco al sentir el peso del otro cuerpo encima de él.

Jimin se había lanzado a sus brazos abrazándolo con fuerza, dejando un sonoro beso en su mejilla.

—Hola conejito —chilló feliz. Era la primera vez que iba a casa de Jungkook por lo que estaba en extremo emocionado.

—Pasa, en un segundo me alisto.

Entró, viendo a los que creía eran los padres de Jungkook y a Seokjin, mirándolos con rostros divertidos debido al saludo emocionado que le dió al pelinegro.

Ya había pasado una semana desde que intercambiaron los números de teléfono, a partir de ese día Jimin había llamado a Jungkook cada día sin falta para salir a tomar algo y a caminar. El pelinegro había dudado al inicio pero su hermano logró convencerlo de salir con el adorable chico, y para sorpresa de todos, Jungkook le había tomado cariño al castaño en muy poco tiempo.

Le divertía mucho ver los coqueteos descarados que le daba, además de las miradas super indiscretas a su cuerpo, justo como ahora que iba bajando los escalones.

Jimin miró a Jungkook con la boca abierta, el chico llevaba unos jeans de mezclilla, una camisa de flores negras y rojas, de mangas cortas y unas botas negras con adornos plateados, además de sus típicos aretes y anillos

—Se te sale la baba Jimin-ssi —bromeó Jin riendo, haciendo que el castaño se sonrojara al escuchar la risa de los dos mayores del lugar.

—Supongo que ya Jin te presentó a mis padres —dijo Jungkook mirando a su hermano con una ceja alzada.

—La verdad es que no —se había pasado los pocos minutos que Jungkook estuvo ausente siendo inspeccionado por la familia del mencionado, lo cual lo puso un poco incómodo, si era sincero.

—Papá, mamá, el es Jimin, el chico del que les hablé.

—Hola suegros —dijo el castaño con una enorme sonrisa en la cara, haciendo que las mejillas del pelinegro enrojecieran.

—Un gusto Jimin, no sabíamos que eran novios —profirió el padre un poco confundido.

—Si, Jungkook se lo tenía muy callado —dijo Jin con diversión.

—No lo somos —expresó el menor con seriedad.

—Pero pronto lo seremos —aseguró Jimin.

El pelinegro solo negó con el asomo de una pequeña sonrisa en sus labios, cosa que hizo enternecer a Jimin.

—¿Hijo, podemos hablar? —preguntó la señora Jeon quien hasta ahora no había dicho nada.

Ambos caminaron hasta la cocina para que los demás no los escucharan, Jungkook vio la seriedad en la cara de su madre lo que le hizo preocupar.

—¿Aún no le dices a ese chico la verdad?

—Mamá sabes que odio hablar sobre eso —dijo en tono serio.

—El merece saberlo Jungkook, estás jugando con sus sentimientos —dijo de la misma forma.

—No es así, solo somos amigos, se lo he dejado muy claro.

—Pero él está ilusionado, solo basta ver como te mira para darse cuenta, le gustas mucho a ese chico Jungkookie —acarició el cabello azabache de su hijo—, no estoy en contra de que seas feliz mi niño, solo quiero que le digas la verdad, va a sufrir más mientras más tardes en decirle.

—Si le digo se alejará de mí —dijo con angustia—, y si no lo hace me mirará con lástima.

—Jungkookie mi vida —su madre suspiró—, piensa bien las cosas.

Solo asintió y salió de allí, viendo a su papá reír junto a Jimin. A veces se sorprendía de lo bueno que era el chico para hacer amistades tan rápido, era alguien muy cariñoso y enérgico, el tipo de persona con la que te encariñas demasiado rápido.

—Ya nos podemos ir —avisó despidiéndose de su familia y saliendo de la casa junto a un sonriente Jimin que le había tomado de la mano.

Jungkook luego de la noticia había decido volver a casa de sus padres, si solo tenía tres meses iba a aprovecharlos y pasar todo el tiempo que pudiera con ellos, y a pesar de que no estaba deprimido —pues aunque dolía había afrontado con coraje la noticia—, aún así debía fingir ante todos, aunque cada noche las lágrimas salieran de forma silenciosa, no quería preocupar a su familia.

—¿Conejito estás bien? Te ves un poco pálido — preguntó mirándolo con preocupación.

—Estoy bien Jimin, solo es por la enfermedad.

—¿Cuándo te toca la quimioterapia?— preguntó con curiosidad, quería acompañarlo para la próxima sesión y estar con él, tomando su mano y dándole fuerzas.

—Yo no estoy recibiendo quimioterapia Jimin —aclaró

—Pero...¿por qué no? —divisó una cafetería a lo lejos y comenzó a caminar hacia allí.

—Porque no quiero...sabes que no me gusta hablar de ello, basta de preguntas.

—Eres tan malo —hizo un puchero, viéndose demasiado adorable, haciendo que el corazón del pelinegro comenzara a latir de forma rápida.

«Por qué causas estas cosas en mi, Park Jimin? Se supone que no debo enamorarme de ti»

—No hagas eso —ordenó con un mohín, soltando su mano y adelantándose para entrar primero a la cafetería.

—¿Pero por qué te enojas? Tienes unos cambios de humor muy bruscos —se quejó cual niño pequeño.

Jungkook solo lo miró en silencio, Park Jimin era un chico precioso, no solo por dentro sino por fuera también. Inocente y un poco ingenuo además, pero ese era su mayor encantó.

—Perdón, solo no me preguntes acerca de eso ¿sí? Sabes que odio el tema.

—Bien —asintió sin ganas.

—Ya quita esa cara —pellizcó las regordetas mejillas del castaño.

—¡Yah! ¡Jungkook! —se quejó, mirando mal al chico que reía por su travesura—. ¡Jungkook estás sangrando! —señaló su nariz asustado.

El menor llevó la mano a su nariz viendo la sangre, rápido se puso de pie y se dirigió al baño, echándose agua viendo el líquido transparente teñirse de rojo. Al segundo entró Jimin detrás de él, demasiado asustado y con las manos temblorosas, era la primera vez que le pasaba con el ojiazul presente.

—No te asustes, es algo normal —dijo luego de haberse limpiado bien.

—¡No es normal sangrar por la nariz! Deberíamos ir al hospital ¿qué tal si has empeorado? —tomó su rostro entre sus manos, clavando sus ojos azul marino en los ónix de Jungkook.

El pelinegro inconscientemente llevó su mano al cabello castaño del chico, sintiendo la suavidad de las hebras y esos ojos azules atravesarlo por completo.

—Estás muy cerca —murmuró al ver que el chico se iba acercando a él con los ojos puestos en sus labios.

—No veo que hagas nada por alejarme —susurró sobre sus labios.

El pelinegro estaba algo embobado, los ojos de Jimin y sus labios lo estaban tentando a cometer una locura. Estaba dispuesto a alejarse cuando sintió los suaves y abultados labios de Jimin tomar los suyos en un suave y tierno beso.
No pasó mucho tiempo cuando siguiendo los movimientos del castaño, comenzó a mover sus labios de forma suave, sintiendo los nervios apoderarse de su cuerpo.

«Me gusta Park Jimin»

Pensó mientras una pequeña sonrisa aparecía entre el beso.

«No, no me puede gustar»

Lo apartó de manera rápida y salió casi corriendo del baño, pasando de largo por su mesa y saliendo de la cafetería, siendo seguido por Jimin.

Su mente era un revoltijo de emociones, por una parte se había sentido tan encantado con ese beso, pero otra le recriminaba por ser tan egoísta con el chico que le estaba alegrando sus días. No podía solo pensar en él, pues solo de imaginar como se sentiría Jimin cuando supiera todo le angustiaba. Tal vez no lo conocía desde hace mucho, pero había marcado algo en él, bien dicen que la importancia de algo está en la intensidad con que suceda y no en el tiempo que dure. Ese era el mejor ejemplo de lo que había logrado Jimin con solo una semana de conocerle.

—¡Jungkook espera! —gritó intententando alcanzarlo, pero el pelinegro comenzó a correr más rápido.

«No puedo sentir esto, no debo enamorarme de él»

Jimin comenzó a correr más rápido al ver que el chico se había detenido de pronto, llevando sus manos a sus rodillas, inspirando de forma profunda intentando que el aire entrara a sus pulmones.

—¡Jungkook sabes que no debes esforzarte así idiota! —le regañó pasando una mano por su espalda con suavidad, sintiendo una gran angustia debido a la preocupación de que le sucediera algo malo.

—N—no puedo...respirar —habló con dificultad intentando inspirar con fuerza.

—¡Ay no! ¡¿Qué hago?! ¡¿Te llevo al hospital?! —chilló asustado, no teniendo ni idea de lo que debía hacer, el simple hecho de pensar que le sucediera algo a Jungkook lo hacía entrar en pánico.

—Ji-Jimin —murmuró antes de caer inconsciente. 

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