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24: Cada vez más cerca

—Espero que valores esto, no tienes ni idea de en que sitios me metí para hallar este lugar —exclamó divertido, arrastrando al pelirrojo de la mano.

Ambos se dirigían a uno de los barrios bajos de Seúl, donde se llevaría a cabo una carrera clandestina. Decir que Jungkook estaba emocionado se quedaba corto, había visto miles de veces películas de carreras ilegales y desde siempre había deseado ir a una. Finalmente asistiría gracias a su lindo novio, que fue a cada barrio marginal de Seúl preguntando a personas con aspecto de delincuente y poniendo en riesgo su vida para cumplir su deseo.

¡Oh Dios! ¡Lo amaba tanto!

—Ven aquí, precioso —lo haló de la muñeca, pegando su espalda contra una pared de los estrechos callejones , acorralándolo entre su cuerpo y la pared.

—Jungko...

Sus labios fueron tomados en un apasionado y salvaje beso por parte del menor, que no dudó un segundo en morder su labio inferior para así facilitar la entrada de su lengua a la cavidad bucal contraria, deseando probar todo de él. El sabor mentolado de un caramelo que el menor tenía minutos atrás inundó sus papilas gustativas, y no conteniéndose, pasó sus manos por el cuello del más alto apegándose a él lo más posible. Adoraba cuando Jungkook lo besaba de esa forma tan necesitada.

—Es mejor que nos detengamos aquí —dijo separándose cuando comenzó a sentir un cosquilleo en su vientre, señal de que su miembro comenzaba a despertar—. No quiero tener sexo en un callejón en el que cualquiera puede vernos.

—¡Aguafiestas! —se quejó el pelirrojo con un puchero.

—Ya vamos, debe estar al comenzar —dijo, anotando mentalmente la imagen de un Jungkook todo adorable haciendo puchero.

Solo bastaron un par de metros para que pronto se escuchara todo el bullicio, el sonido de las personas hablando y el motor de los carros resaltaba en la silenciosa noche. Ambos caminaban tomados de la mano admirando el lugar repleto de personas. Mujeres en top crop y zayas cortas se paseaban caminando coquetamente, mientras que los hombres solo se ponían a presumir sus carros último modelo pintados de colores extravagantes.

—¡Wow, esto es genial! —exclamó asombrado cual pequeño de cinco años.

Una chica pasó frente a ellos contoneando su cadera, dándole una mirada seductora al pelirrojo quien sin dudarlo le guiñó un ojo con una sonrisa coqueta en los labios. Río para sus adentros al sentir como la mano de Jimin apretaba la suya y el rubio miraba a la chica con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados.

—¡Idiota! —lo soltó enojado y comenzó a caminar, dejándolo atrás muerto de risa.

—¡Oh, vamos Bichito, no te molestes!

—¡Le estabas coqueteando imbécil!

—Solo lo hice para molestarte, ni siquiera me gustan las chicas —lo tomó por la cintura apegándolo a él, besando sus labios cortamente—. Sabes que solo tengo ojos para ti.

—¡Más te vale Jeon, más te vale! —amenazó, golpeando suavemente su hombro.

De pronto un revuelo frente a ellos llamó su atención, curiosos se acercaron a todas las demás personas que se acumulaban en un círculo, viendo a dos chicos retarse a una carrera.

—Si gano me quedo con tu auto —un chico pelinegro de piel morena, recostado a un Toyota Supra azul, habló a un chico rubio que tenía un Acura NSX negro.

—¡Bien! —aceptó, pactando el trato con un apretón de manos.

Ambos se metieron al auto y fueron hasta una línea blanca que estaba dibujada en medio de la carretera, las demás personas se encontraban animándoles y haciendo mucho ruido. Jungkook miró con una sonrisa a Jimin y sacó su cartera del bolsillo delantero de sus jeans.

—¿Cuánto a qué gana el moreno? —preguntó al rubio.

—500 a que gana el del Acura —dijo con seguridad, mirando al frente donde ambos autos encendían sus motores.

Segundos después ambos autos salieron de la línea de partida a toda velocidad, con el rubio rebasando al moreno por unos cuantos metros. Jimin miró a Jungkook con una sonrisa de superioridad pero este solo negó riendo.

—Aún no cantes victoria, Jimin.

Minutos después ambos autos venían de vuelta uno junto al otro, teniendo a todos los presentes en ascuas. Metros antes llegar a la meta, el moreno aceleró sobrepasando en el último segundo al contrario y ganando la carrera. Fuertes gritos se escucharon mientras a empujones todos iban hacia el auto del pelinegro para celebrar su victoria.

Todo sucedió en un segundo, alguien lo empujó y terminó perdiendo a Jungkook de vista. Ignorando a los demás que estaban concentrados en el ganador de la carrera.  Comenzó a buscar a su novio, llamándolo en voz alta y preguntando a algunas personas si habían visto a un chico pelirrojo. Antes de que pudiera comenzar a desesperarse divisó una cabellera roja en uno de los callejones cercanos, Jungkook se sostenía de la pared con una mano mientras con la otra se restregaba con fuerza los ojos.

—¿Conejito? —se acercó a él preocupado, poniendo una mano en su espalda.

—Ji-Jimin...estoy bien —se giró hacia el rubio, pero este tuvo que aguantarlo al instante ya que se tambaleó perdiendo un poco el equilibrio.

—¿Jungkook, qué sucede? —cuestionó asustado sujetando al menor.

—No...no puedo ver bien Jimin —dijo volviendo a restregar sus ojos con fuerza—, todo está borroso.

—Lla-llamaré un taxi, iremos al hospital —tartamudeó, con la preocupación a flor de piel, sujetando las muñecas del pelirrojo con una mano para que no siguiera restregando sus ojos, y con la otra sacando su celular del bolsillo y llamando un taxi.

—No, ya se me pasará —se negó—, no es la primera vez que me pasa, el doctor me dijo que esto podía suceder, es porque la enfermedad alcanzó mi cerebro.

—Pero Jungkook...

—No insistas por favor —pidió en un murmullo con voz entrecortada—. Es algo que estaba claro que iba a pasar, iré perdiendo la vista, en algún momento mi visión se volverá borrosa y no retornará a la normalidad —suspiró con lágrimas saliendo de sus ojos.

Jimin solo pudo abrazarlo con fuerza reteniendo los sollozos que querían escapar de su boca. Odiaba ver como Jungkook con cada día que pasaba se iba marchitando, porque aunque no quisiera aceptarlo así era. A pesar de que últimamente no había tenido ninguna hemorragia o fiebre, y él además lo había obligado a tomar todos sus medicamentos, había seguido bajando de peso y se cansaba con mayor facilidad.

—Vamos a casa —dijo una vez el taxi llegó.

Ayudó al pelinegro a subir al auto y se sentó junto a él en los asientos traseros, limpiando sus lágrimas y susurrándole lindas palabras de amor en el oído para consolarlo. Cuando llegaron al departamento Jungkook solo fue con algo de dificultad directo a su cuarto, envolviéndose entre las sábanas.

Jimin fue hacia la cocina a tomar un vaso de agua, pasando las manos por su cabello con frustración. Necesitaba hablar y desahogarse con alguien, así que no dudó dos veces en llamar a su mejor amigo.

—Yoongi —dijo una vez el contrario contestó la llamada.

—¿Sucede algo? ¿Jungkook está bien?

—Hyung yo...Jungkook...él...está perdiendo la visión —su voz salió entrecortada, reteniendo las ganas de llorar que tenía.

—Es...algo normal Jimin —escuchó del otro lado a Taehyung preguntándole al mayor si pasaba algo malo—. El cáncer hizo metástasis a su cerebro y está afectando su Sistema Nervioso, también tendrá problemas con el equilibrio y dolores de cabeza. Que se estén agudizando los síntomas quiere decir que... cada vez está más cerca...mmm ya sabes.

—Pero... —un sollozo escapó de su boca, para ese momento una cascada de lágrimas se abría paso por su rostro—, aún no se cumplen los tres meses.

—Eso solo es un tiempo aproximado Jimin, nadie puede asegurar que día exacto sucederá, si tiene algo de suerte tal vez y pueda exceder los tres meses —se escuchó un suspiro al otro lado de la línea.

—Es...tan difícil todo esto —murmuró hipando—, jodidamente difícil.

—Tienes que ser fuerte Jimin, Jungkook te necesita junto a él.

—Lo sé...pero duele tanto hyung —secó sus lágrimas a pesar de que era en vano, ya que estás seguían saliendo de sus ojos como si no tuvieran fin.

—Asegúrate de que tome sus medicamentos, le recetaré unos analgésicos para el dolor.

—Bien —se sorbió la nariz—, gracias por escucharme, Yoongi.

—Puedes contar conmigo para lo que sea —luego de una vaga despedida se dirigió hacia la habitación que ambos compartían, viendo a Jungkook dormir tranquilamente con restos de lágrimas en su rostro.

Suspirando se acercó y se sentó en es suelo junto a la cama observando su rostro.

—Voy a hacerte muy feliz, Conejito, te lo prometo —dejó un beso en su frente antes de acostarse a su lado, abrazando la cintura del menor.

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