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20: ¿Destino o casualidad?

Esto sucede al mismo tiempo en que Jungkook y Jin hablan por mensajes en el cap pasado.

—¿Seokjin? —el mayor se volteó observando al chico de cabello gris tras de sí, que lo miraba con una sonrisa de encantadores hoyuelos.

Se encontraba comprando ropa nueva en el centro comercial más grande de la ciudad, gracias a su trabajo podía darse algunos lujos de vez en cuando, pero si había algo que no esperaba era encontrarse al hombre que últimamente lo estaba haciendo dudar tanto de su orientación sexual.

—Hola —dijo con nerviosismo observando al más alto.

—¡Qué coincidencia encontrarnos aquí!

—Mmm...si

—¿Te gustaría tomar un café conmigo? Me agradaste mucho y quisiera conocerte un poco más.

—Por supuesto —sonrió coqueto, recuperando la usual actitud confianzuda que tenía y dejando a un lado la timidez.

El peligris solo sonrió muy emocionado, ese chico lindo que había conocido aquel día de lluvia le había gustado mucho, se vio deseando muchas veces volver a verlo, por fortuna tuvo la casualidad de encontrárselo allí. Se veía muy apuesto y encantador con aquellos jeans apretados y la camisa negra de mangas largas, con los dos primeros botones desabrochados mostrando sus clavículas.

—Suelo venir mucho aquí, me gusta porque es tranquilo y venden unos postres deliciosos —comentó una vez llegaron a la cafetería, la misma a la que había ido con Jimin cuando se encontraron por primera vez después de varios años.

Si era sincero aún amaba al castaño, y si tuviera la oportunidad volvería con él, lamentablemente este había encontrado a alguien más y se había olvidado de él. Aún así se sentía feliz por él, porque Jimin era dichoso junto a ese chico pelinegro de tatuajes, y al parecer la vida le daba una nueva oportunidad al poner a ese chico tan hermoso en su camino.

—Es bastante cálida y acogedora, me gusta —aprobó observando la pequeña cafetería.

—Al parecer tenemos algo más en común —murmuró viendo al contrario enviar un mensaje en su teléfono.

—Al parecer no es lo único —dijo mirándolo con una ceja alzada—. ¿Así qué estás detrás del novio de mi hermano?

—¿El novio de tu hermano? —cuestionó confundido ladeando un poco la cabeza.

—Park Jimin —espetó con el ceño fruncido.

«"¡Ohh! Diablos!"», fue lo primero que vino a su mente.

。☆✼★━━━━━ 10 Wishes ━━━━━。☆✼★

—Espera...solo uno más —murmuró el pelinegro sosteniendo su rostro con ambas manos, uniendo sus labios nuevamente.

Ambos se encontraban frente a la puerta de la casa de los abuelos del menor. Luego de haber pasado dos días en el hogar de los Park habían ido a visitar a los abuelos de Jungkook, la playa quedaba cerca de su casa por lo que les facilitaba las cosas. Los ancianos los recibieron con la mayor de las alegrías, extremadamente contentos por tener a su nieto con ellos.

—Tus abuelos deben estar muy preocupados —se quejó intentando quitar las manos del más alto de su rostro—. ¡Debemos entrar Jungkookie!

—¿Hasta qué hora piensan estar ahí fuera besándose? —ambos se separaron con rapidez al ver a la abuela Jeon parada frente a ellos con las manos en la cintura. La señora se conservaba bien a pesar de su edad, se veía mucho más joven de lo que en verdad era—. ¿Creen qué esta es hora de regresar jovencitos?

Jimin se había llevado una verdadera sorpresa al darse cuenta de que los abuelos del menor eran personas de mente abierta y no los habían juzgado para nada. Al contrario, la abuela Jeon lo había abrazado halgándolo por ser tan apuesto y agradecida de que su nieto estuviera con alguien como él. Se sentía muy bien en esa acogedora casa, aunque había algo que le molestaba constantemente, y era el hecho de que el matrimonio no sabía nada acerca del padecimiento del Jeon menor.

Había hablado con Jungkook acerca de ello, por una parte lo entendía, no quería preocupar de esa forma a sus abuelos, pero aún así estaba a favor de decirles, no imaginaba el dolor que sentirían pues ya se había dado cuenta de que ambos señores adoraban a su nieto menor y lo consentían en todo.

—Ya sabe como puede ser de terco su nieto —dijo el castaño cruzándose de brazos.

—Oh créeme que lo sé, Bichito —la abuela Jeon había escuchado a su nieto llamar así a su novio, así que de vez en cuando le gustaba molestarlo diciéndole de esa manera. 

—¡Solo yo puedo decirle así abuela! 

Ambos Jeon se enfrascaron en una infantil pelea siendo observados por Jimin, quien no podía parar de reír. Era tan tierno y divertido ver el intercambio de palabras entre ambos, desearía que su familia también fuera así.

—Por cierto Jiminie —llamó su atención callando a Jungkook, poniendo el índice encima de sus labios—, todo está listo para mañana.

—¿Que cosa? —preguntó curioso el más alto.

—Nada, no seas chismoso Jeon Jungkook, es un asunto mío y de Jimin —espetó golpeando suavemente la cabeza de su nieto.

—¡Muchas gracias por ayudarme!

—No es nada, venga, entren, el abuelo estaba preocupado por su tardanza.

El más bajo le dió al pelinegro una mirada de "te lo dije" haciendo que este último rodara los ojos quitándole importancia al asunto. Al entrar el abuelo Jeon estaba sentado en un sillón fumando. Al verlos se puso de pie y fue a halarle la oreja a su nieto.

—¡Auch, abuelo!

—¿Ya vieron la hora? —cuestionó enojado—. Ni siquiera una llamada para decir "Abuelo llegaremos un poco tarde".

—Perdón —dijo Jungkook haciendo un puchero y mirando al mayor con ojos de cachorrito.

Sabía que ninguno de sus abuelos podía resistirse a ello, lo descubrió cuando tenía doce y sin querer rompió un jarrón que había sido de su bisabuela. Solo tuvo que poner una carita tierna y su abuela lo único que le dijo fue que tuviera más cuidado.

—¡No pongas esa cara! —exclamó el Jeon mayor soltándolo—. Vamos a cenar de una vez.

—¿No han cenado? No debieron esperarnos, es muy tarde —dijo Jimin en tono preocupado—. Deben estar hambrientos.

—No te preocupes Jiminie, ya la cena está en la mesa, vamos a comer —profirió la abuela Jeon y se encaminó a la cocina, siendo seguida por su esposo y ambos jóvenes.

Luego de la cena ambos fueron a darse un baño juntos, eso había sido un nuevo paso en su intimidad, observar el cuerpo desnudo del contrario sin llegar más allá era un deleite para ambos, o eso pensaba Jungkook, quién creía que el cuerpo de su novio había sido creado expresamente por un Dios. Definitivamente su blanca y delicada piel, su trasero abultado y su fina cintura no eran algo de este mundo.

—Eres tan hermoso —susurró en su oído depositando un par de besos en su cuello.

—¿Qué dices? Tu eres más hermoso —se volteó, pasando sus manos por el cuello del pelinegro y poniéndose de puntillas para tomar los belfos contrarios en un beso lento y apacible.

Adoraba esos besos que solo eran para demostrar el inmenso amor que sentía por él, saborear sus labios sin ninguna otra intención más que disfrutar de ellos. Para Jungkook era igual, aunque debía decir que también amaba esos besos salvajes que terminaban en ellos dos tocándose por encima de la ropa para llegar al orgasmo.
Y por supuesto que esos besos dulces terminaron en ellos masturbándose en la ducha, ahogando los jadeos y gemidos en un choque de labios apasionado y jurándose amor eterno.

Al otro día Jimin despertó temprano en la mañana y preparó un delicioso desayuno para su novio, quién no pudo evitar apresarlo entre sus brazos y llenarle el rostro de besos.

—Me encantaría despertar así cada mañana —murmuró enterrando su nariz en el cabello castaño del mayor sintiendo el exquisito aroma a shampoo.

—Mmm...yo —se obligó a sí mismo a callar, no quería apresurar las cosas con Jungkook, aunque era consciente de que no tenían tanto tiempo como para ir lento—. Yo...

—¿Qué quieres decirme? Sabes que puedes confiar en mí —acarició su mejilla mirándolo con tanto amor que quitó cualquier duda que pudo haber tenido.

—Estaba pensando desde hace unos días...que quizás nosotros...podríamos comenzar a vivir juntos ¿te parece una buena idea?

El pelinegro sonrió, tomando al más bajo por la cintura y besando varias veces su mejilla en un abrazo apretado.

—¡Por supuesto que sí Bichito! ¡Me encantaría que viviéramos juntos! —sonrió, mirando la alegría reflejada en los orbes azul marino del mayor—. Tengo un apartamento en el centro de Seúl, es pequeño pero para nosotros dos es perfecto.

—Quieres...¿quieres que vayamos a vivir a tu apartamento? —el pelinegro asintió y casi cae de la  cama cuando Jimin se lanzó a sus brazos—. ¡Eso es genial!

—Podemos mover nuestras cosas cuando volvamos a Seúl —opinó, obteniendo un asentimiento por parte del más bajo.

—Hoy tengo planes para nosotros —avisó con una sonrisa que mostraba su perfecta dentadura—. ¡Iremos a cumplir tu segundo deseo!

—¿Me pintaré el cabello? —cuestionó emocionado.

—¡Nos, Conejito, nos pintaremos el cabello!






Perdón por tardar tanto en actualizar, pero de verdad quedé enganchada con una historia Jikook que comencé a leer y no tuve tiempo de escribir.

Espero les haya gustado el capítulo 😊

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