13: Extrañándote más que nunca
—¡Yoongi ya deja de dormir y ven aquí!! Maldito dormilón! —gritó mientras llevaba a Jungkook hacia la sala de estar.
—Jimin espera...escucha...
—Quítate la ropa Jungkook —ordenó mientras corría hacia las escaleras.
Bajó segundos después con un par de mantas en los brazos y un Yoongi adormilado.
—¿Por qué estás gritando tanto? —preguntó frotándose los ojos sin darse cuenta de la presencia del pelinegro.
—Jungkook estuvo bajo la lluvia durante mucho tiempo, está helado —informó mientras tiraba las mantas encima del mencionado luego de que se quedara solo en ropa interior.
El pálido se acercó de forma rápida al chico viéndolo temblar envuelto en aquellas colchas que había traído el rubio antes.
—Jimin prepara algo caliente, yo traeré unas colchas más, no estoy seguro pero Jungkook puede llegar a tener hipotermia si no actuamos rápido —dijo con preocupación.
—Pero... —el menor iba a hablar pero el castaño lo interrumpió.
—¿Es muy grave? ¿Qué tan malo puede ser? —cuestionó angustiado.
—El cuerpo de Jungkook no está en condiciones de soportar ni un resfriado.
El castaño mordió su labio inferior con fuerza mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse, un sollozo escapó de su boca sin poder evitarlo.
—Perdón, todo es mi culpa —se lanzó a abrazar al menor que apenas y pudo mantenerse de pie cuando Jimin se tiró encima de él—. Perdóname Jungkook, soy un idiota.
—Jimin no es momento para eso, debemos hacerlo entrar en calor —interrumpió el pálido.
Park solo asintió y se separó del pelinegro para dirigirse a la cocina mientras Min iba a buscar unas colchas más para dárselas al menor.
Luego de que Jungkook tomara un chocolate caliente hecho por el castaño lo llevaron a la habitación de Jimin y lo acostaron en su cama.
—Acuestate junto a él, entrará en calor más rápido.
Acató la orden de su mejor amigo, acurrucándose junto a Jungkook quien sin esperar un segundo lo abrazó con toda la fuerza que tenía escondiendo la cara en su cuello.
¡Dios! Como había extrañado su dulce aroma, el toque suave de su piel, el sentirse envuelto en su calor. Lo había extrañado tanto, tanto. Soñaba con acariciar su cabello castaño, escucharle susurrar palabras lindas en su oído, justo como estaba haciendo ahora, quería escucharle reír, y es que aunque solo hayan estado separados unos pocos días a él se le había hecho eterno.
Park Jimin tenía el poder de acabar con su existencia en un segundo. Se había adueñado tanto de su cuerpo, como de su mente y su alma, y ni siquiera mencionemos su corazón. Irónicamente creía que si escuchaban sus latidos cada uno de ellos diría el nombre del castaño que se encontraba entre sus brazos.
Probablemente si alguien le preguntara en ese instante cuál es el propósito de su existencia, sin dudarlo respondería que había nacido para conocer y amar a Jimin, y es que su nombre parecía estar grabado con fuego en su mente.
Y para el mayor las cosas eran iguales. Besó las hebras negras mientras dejaba suaves caricias en sus brazos y se apagaba lo más que podía a su menor para brindarle más de su calor. Desde hacía días se encontraba anhelando sentir entre sus manos las hebras azabaches del chico, esos finos labios sobre los suyos, la forma posesiva en la que él se adueñaba de su cintura o como solía mirarle mientras dormía. Deseaba verlo pintar, con su cara enfurruñada por la concentración o tal vez el verlo sonreír mientras él le cantaba y ambos apreciaban la noche estrellada.
En verdad lo había extrañado muchísimo, pero cada vez que recordaba lo confesado por el más alto en su pecho se abría un hueco de amargura y angustia, y lo peor es que su mente lo traicionaba mostrándole imágenes del chico muriendo en diferentes situaciones, no podía evitar que las lágrimas salieran una tras otra cada que ello pasaba y es que dolía tanto el simple hecho de pensar en perderlo, que la verdad no quería ni imaginarse que sucedería con el cuando su Conejito muriera
—Estás muy delgado, de seguro no te has alimentado bien —regañó en tono suave mientras continuaba con sus caricias.
—Estoy bien ahora...vas a perdonarme, ¿cierto? —preguntó alzando la cabeza y mirándolo directo a los ojos.
El más bajo solo sonrió mientras llevaba una mano a la mejilla del menor, que lo miraba con sus ojitos de ciervo brillantes.
—Si me miras así no puedo negarme —profirió con una sonrisa acariciando con leves toques su mejilla.
Una sonrisa sincera se formó en su rostro al escuchar la respuesta de Park, y dejándose llevar por las caricias apoyó su mejilla en la pequeña mano del chico, y dejándose caer a los pocos minutos en los brazos de Morfeo.
—¿Hasta cuando será esta tonta lluvia? —suspiró con frustración—. Esto me pasa por salir sin paraguas
Llevaba alrrededor de media hora esperando a que la lluvia pasara y pudiera regresar a su casa, luego de haberle dado ánimos a su hermanito para que resolviera las cosas con el amor de su vida, salió de casa a despejarse un poco, su trabajo los últimos días solo se tornaba más estresante y necesitaba algo de distracción. Lamentablemente la lluvia interrumpió su caminata y tuvo que refugiarse en uno de los locales.
—Veo que ambos estamos en la misma situación —dijo un chico de cabello grisáceo poniéndose justo a su lado—, es un poco deprimente cuando llueve.
Miró al chico que tenía una leve sonrisa en su rostro, dejando ver unos pequeños pero encantadores hoyuelos en sus mejillas. El chico era apuesto, más alto que él y tenía un semblante amable.
—Mi nombre es Kim Namjoon, un gusto —le extendió la mano para que la tomara.
—Jeon Seokjin —manifestó apretando la mano contraria correspondiendo al saludo del más alto.
Estuvieron hablando durante mucho tiempo, dándose cuenta de que tenían muchas cosas en común, tan distraídos entraban en su charla que ni siquiera se dieron cuenta de que la lluvia había parado desde hacía mucho tiempo ya.
—Debo irme, se supone que tenía que estar en una reunión ahora, pero la verdad es que no vi el tiempo pasar— informó el peligris.
—Me gustó mucho hablar contigo.
—Igualmente, espero nos podamos encontrar de nuevo.
Volvieron a estrechar sus manos en forma de despedida y el más alto salió del local bajo la mirada atenta de Jin, quien definitivamente quería volver a encontrarse con el chico.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro