Capítulo 10: Paintball
–Cuéntenme sobre el poema para final de curso – exige una vez finaliza su clase, pues dejó los últimos diez minutos para charlar del tema con sus perezosos alumnos –. ¿Qué tal van?
–Es para casi dentro de un mes, señor Kim.
–Y conociéndolos como lo hago, no han escrito ni una palabra.
–Vamos, es como cualquier otro poema que nos ha mandado.
–Es lo que ilusamente interpretan ustedes – Sejin sonríe con suficiencia desde su escritorio, asustando a varios jovencitos que ya no lucen tan relajados en sus sillas –. La mayoría no va a calificar bien al final de mi clase, a algunos los aprobaré porque me molesta ver sus patéticas caras cubiertas de acné durante otro año más, y otros saldrán victoriosos de aquí porque realmente se esforzaron. En resumen, este poema vale la mayoría de la nota, es su oportunidad para intentar salvar sus traseros de la paliza que sus padres les darán por reprobar mi materia.
–No seremos poetas, profesor – se mofa Huening con un sonidito en queja –. ¿De qué nos servirá escribir poemas si la mayoría tomamos esta clase porque la escuela nos obliga a hacerlo?
–Para que aprendas ortografía, redacción, intelecto y humanidad en ese cuerpo con más músculos que materia gris, tarado – corta tajante, callando al deportista por completo y haciendo reír bajito a dos alumnos en especial que, últimamente, lo tenían intrigado. Camina justo al asiento de uno de estos, Jeon, tomando la palabra nuevamente desde ahí: – Me sorprende que esté presente en otra de mis clases, pero esto igual va dirigido a usted si quiere que disculpe las faltas que ha tenido todo el período escolar – ahora le lanza una mirada a unos cuantos más que estaban cerca –. Y esto va con todos los que han faltado, no me importa que clase de pacto tendrán que hacer, pero deben trabajar muy duro para sea el mejor poema de sus despreciables vidas – enfatiza con un golpe de su marcador en la madera de la mesa de Kook –. Vuélvanse el mismo Mario Benedetti si es necesario.
–Prefiero a Oscar Wilde – murmura el pelinegro, captando un sonido fastidiado del idiota de dos puestos atrás –. Lo mejor de salir de ésta clase, es que no tendré que ver a la persona más ignorante e indeseable de todas, cuyo nombre empieza por K y termina en ai.
–Vas a echarme de menos, gatito.
–Si Min te saca los ojos, repito, no te ayudaré – interviene Sejin, ahorrándose la inminente discusión que ambos estudiantes compartirían; no quiere envolverse por milésima vez en ese fuego cruzado sin sentido –. Como sea, vayan adelantándose. No quiero excusas como el que tienen otras materias o exámenes finales, mi materia vale como todas y es aparte del resto. Cualquier duda, no me molesten, a menos de que sea relevante, gracias.
La campana suena y todos salen desesperados, a excepción de Yoongi, tomando su tiempo para recoger sus cosas en su mochila. Jungkook salió y le hizo un ademán para hacerle alusión a que lo esperaba en el pasillo. Él asiente en respuesta y el profesor aprovecha para acercarse a su puesto con cara de sumo interés.
–¿Qué le hiciste a ese delincuente?
–Nada, y se llama Jungkook – sisea con diversión, ya lo veía venir –. Aprenderte el nombre de tus alumnos no te vendría mal, Kim.
–Sólo me basta con el tuyo, Gigi – lo molesta un poquito, algo muy usual entre ellos, como ese golpecito que se gana en su hombro de parte del revoltoso que se levanta –. No puedo creer que te echaré de menos.
–No llores aún, quedan unas cuantas semanas de tortura para ti – comenta con simpleza, acomodando su bolso en su espalda –. Respondiendo a lo otro, deberías de tener más fé en tu clase. Jungkook quizás esté interesado en tus métodos de estudio y por eso asiste más.
–No me refiero a eso, niño – por la expresión confusa del contrario, aporta: –. No te quita casi nunca los ojos de encima, como si todo lo que dices le interesa o lo hace sonreír. ¿Lo embrujaste o algo por el estilo?
Yoongi se sonroja y apenas lo cubre fingiendo que retira una pelusa de su camisa.
–Eres muy ridículo a veces. Detén la lectura de poemas y libros de adultos pisando los cincuenta.
–Ja, ja, tus formas de evadirme alimentan mi teoría, Min – se regocija, antes de tornarse un tanto más serio –. Como sea, espero te mantenga sonriendo de esa forma. El brillo en tus ojos me recuerda a...
No hace falta que termine la oración que suspende en el aire, la nostalgia invade al bajito y ante esto Sejin casi se arrepiente de haber realizado la comparación, hasta que el chico le sonríe levemente.
–Gracias, por darle oportunidad a Jeon de salvar su trasero de una paliza – reconoce, yendo a la puerta –. También te echaré de menos, Sejinnie.
El nombrado se ríe entre dientes por el viejo apodo dulce que le recordaba a la madre del chico que sale de su salón.
–Eunhi, si vieras lo similares que son los dos...
Afuera en el pasillo, el pianista alcanza al ojos café, quien se aparta de la pared donde se hallaba recostado, observándolo mientras se aproxima.
–¿Qué hablaban?
–¿Celoso?
Kook entrecierra los ojos con gracia.
–¿Del señor Kim? ¿Te gustan los vejestorios?
Yoon escapa una carcajada inmediata por el chiste.
–¿Enloqueciste?
–Entonces no tengo problema – resta importancia con un chasquido de su lengua y el alzar de sus hombros –. Por cierto, mi profesor de carpintería no vino hoy, tengo la última hora libre.
–¿Y...?
–¿Quieres un poco de acción?
Min enarca una ceja con advertencia.
–¿De qué clase?
–Los botes del muelle. Bah, no seas malpensado, hyung – bromea con el contrario, recibiendo un leve empujón en respuesta que le hace emitir un sonidito –. Así que... ¿Te interesa?
–¿Me propones ser irresponsable como tú y escapar de mi última clase? – se detiene frente al más alto, y casi se ríe cuando parece tomarse en serio su comentario, tratando de formular una defensa. Le ahorra todo con un movimiento de su mano que acalla sus alegaciones – Trato, pero me comprarás una banderilla tan grande como tú, mocoso.
Jungkook escapa el aire en alivio y afirma con una sonrisa. El mayor debe irse a su clase, a lo que le da por reflejo un beso en la mejilla, dejándolo un instante paralizada en pleno pasillo.
El acto ha captado el interés de unos cuantos estudiantes que transitaban por el mismo, incrédulos de que alguien tratara así al gruñón de Min, o que el rudo de Jeon actuara de tal forma.
¿Desde cuando Jeon Jungkook besa la mejilla de otro chico, en específico, de un chico como Min Yoongi?
Yoongi recupera su accionar y, con un gesto torpe de su cabeza, se aleja con el rostro ligeramente caliente.
Jackson fue uno de los que presenció la interesante escena de los adolescentes, con la intuición vibrando por dentro de su imaginativa cabeza.
✩
–Tendrán una cita a las tres – informa con ilusión una vez se topa con el bonito rubio en la biblioteca –. Kook acaba de decirme, y se me ocurrió que podríamos visitar el planetario que abrieron en el centro para aprovechar la oportunidad.
Era hilarante que su hermano le mencionara aquel sitio antes, la idea emociona bastante a Jimin, y éste ya se recrea mil escenarios románticos que son posibles en la cita. Hasta que en su cabecita se cuela la imagen de su padre, y toda sonrisa desaparece de su cara.
–Oh, espera... Al salir tengo que ir a casa por algo que papá me pidió.
–Agh, diablos – la decepción tiñe su tono de una manera veloz, casi lloriquea ahí mismo al ver sus planes esfumarse –. ¿No es posible que vayas y salgas rápido?
–Pues... Puedo intentarlo, aunque se pondrá fastidioso – Jimin da un quejido acompañado de un puchero –. Yo me encargaré, pero debes esperarme afuera de casa.
Taehyung -no muy convencido-, acepta, más callado el resto de su tutoría, cosa que el Park de mofletes captó de inmediato. Tampoco era como que fuera posible hacer más, y el hecho la hace decaer ligeramente su ánimo; le queda esperar que la suerte esté de su lado.
Llegada la hora donde va a su casa y le deja todo a su padre, se dirige a su habitación para cambiarse y, con mucha precaución, sale luego sigiloso para irse sin ser notado.
–¿A dónde vas?
Claro, como siempre, su padre lo detiene en la puerta.
–Voy a salir con Taehyung, el chico que me trajo de la fiesta aquella vez – flaquea un poco –. Iremos al planetario.
–¿Otra vez? – cruza sus brazos con cara severa –. Ese chico ni siquiera ha venido a verme la cara.
–Porque no lo he dejado hacerlo –confiesa con pereza –. No cuando te conozco y seguramente lo vas a interrogar sin fin hasta intimidarlo y hacerlo llorar. Es un buen chico, y no estamos incumpliendo las normas. Yoongi saldrá con Jungkook después de clases, igual que yo saldré con Tae.
Nam cierra su boca con el reclamo suspendido en su garganta.
–¿A-ah? Pero...
Jimin sonríe con gracia, dándole un abrazo rápido.
–No puedes retractarte, pusiste las normas, papá. Volveré antes del anochecer, tranquilo.
El adulto permanece en la entrada con un berrinche atrapado, enojado con su hijo mayor por fallarle ahora, en lo que por la ventana divisa al menor de la casa irse con el chico de suéter verde, portador de un auto azul oscuro.
–Les pondré un rastreador un día de estos, niñitos desconsiderados...
✩
–¿Realmente quieres discutir sobre mi promedio en literatura ahora mismo?
–Si no apruebas todas las materias, no te vas a graduar, mocoso – resalta con un tornar de ojos –. Oíste al señor Kim, tu poema debe ser épico.
El más alto da un gesto en derrota, pedaleando el bote.
–Ok, ok. ¿Y tú ya planeaste el tuyo?
El compositor sonríe con suficiencia, manteniendo su vista al frente, había un pelícano discutiendo con otro en una bolla, era entretenido.
–No, pero no tendré problema en ello.
La seguridad del mayor es bastante atractiva, quisiera decir que es igual para él, pero Jungkook no confía mucho en su habilidad poética para resaltar con la dichosa tarea de Kim. Entiende el concepto, pero no sabría plasmarlo, lo que parece no ser problema para Yoongi.
–De acuerdo, leyendo tus intenciones, y con eso de que que le pateas el trasero a ese dichoso poema, ¿Estás ofreciéndome tu ayuda para hacer el mío y de ese modo pasar más tiempo conmigo, hyung?
–Que gracioso y creativo eres, Jeon – bufa con sarcasmo –. Quiero que, si me ven contigo, no piensen que me gusta un idiota que reprobó el último año por un estúpido poema.
Kook capta de inmediato entre líneas. Mira a Yoongi con atención, su pecho salta de un brinco y sus comisuras casi tiran hacia arriba.
–¿Dijiste que te gusto?
Yoon se da cuenta en ese segundo lo que su filtro no ocultó, se pone inevitablemente a la defensiva, sin encararlo.
–Dije que eso supondrán.
–Entonces, ¿No te gusto?
Sopesa las opciones que tiene; los consejos de su mejor amigo le saltan en la mente, y al ver al tatuado, sabe que necesita que lo sepa. Porque tampoco lograría ocultar algo así de los ojos chocolatados que lo atrapan en pleno río Han...
–Bueno, no estaría aquí contigo en un tonto bote de pedales si no lo hicieras, torpe.
Pudo ser casi un susurro suave, sin embargo, no le impide a Jeon sonreír de a poco, con esas sensaciones floreciendo dentro de él gracias a Min.
–Guardaré esto como la mejor confesión de amor de la historia.
–Cierra la boca o te lanzaré al agua.
–Deja que disfrute mi victoria – pide con una burla cariñosa que lo hace corresponderle –. Me gusta gustarte.
–Y a mí me gusta que no salgas huyendo por ello – es muy complicado para Yoon no serle sincero en aquello, concentrándose de nuevo en las aves que anteriormente apreciaba.
–No lo haría – asegura con cierta intriga ante el comentario. Yoongi le es un enigma muchas veces. Por los momentos no se complicaría, prefiere actuar cuando en su periférico se cruza un sitio a la distancia –. Y bien, ¿Estás listo?
–¿Listo? – da una mueca desentendida, regresando su atención hacia el castaño – ¿Para qué?
–Para ir allá, no creíste que la verdadera acción era esta, ¿Cierto?
Gi sigue el apuntar del menor y se topa con algo que le carga de emoción las entrañas. Asiente con una risilla malévola.
–Espero que sepas saborear la derrota, mocoso.
✩
Con un jadeo, se da la vuelta para cruzarse con quien le ha dado un casi infarto con su tacto.
–¡Por dios santo, me asustaste!
–No es mi culpa que pongas el volumen máximo en tus audífonos – defiende con un gesto ofendido –. Tengo cinco minutos llamándote.
SeokJin ablanda su expresión en lo que suelta el aire.
–Perdón, es que no soporto la escuela sin Yoonie. Se fue con Jeon a no tengo idea dónde.
–Tae igual me ha abandonado por su noviecito – ironiza al sentarse a su lado –. Esos hermanitos son bastante llamativos.
–¿Te gustan? – interroga con recelo.
–Claro que no. A mí me gustas tú desde el año anterior, hyung – abre los ojos al tope cuando se da cuenta de lo que confesó sin previo aviso. Se apresura a corregir, rojo como un tomate: –. D-digo, no quise, o sí quise, e-es que...
Jin libera una carcajada en plena excusa, olvidando la timidez que le invadió con la confesión y dejando ser a las cosquillas que brotaron en su estómago por lo mismo.
–Eres un personaje en todo el sentido, Jung Hoseok.
Hobi rasca su nuca con pena.
–Al menos te hago reír...
–¿Es cierto? – pregunta una vez reina el silencio – Que te gusto.
–Creí que era obvio.
–Te consideraba desesperado.
–No lo estoy, simplemente eres muy interesante – vuelve a informar con plena certeza. El pelirosa le sonríe con un lindo rubor en sus mejillas, lo que le hace sacar las flores de su bolso y extenderlas para él con emoción –. Te traje esto.
El de orbes claros parpadea atónito con el regalo, recibiéndolo con una risita nerviosa.
–G-gracias... ¿Cómo supiste que me gustaban?
–Eres fan de Shakespeare, lo supuse. Eso y porque te encontré el otro día viendo el puesto de flores – por lo nada bien que sonó, corrige desesperado: –. Vives cerca de mi casa, n-no es que te espíe o algo raro, hyung.
–¿Acaso eres amigo de Jeon o es tendencia ser acosador? – se burla, enternecido –. Yoon me ha contado que lo ayudaste con él cuando se enojó.
–En realidad, somos algo como amigos – atina a decir –. Lo conocía antes de su etapa ruda.
–No es tan rudo, no con Yoongi.
Era algo de lo que se fijó desde hace unos días, sin embargo, conociendo la historia detrás de todo, siente una punzada diminuta de culpa.
–No vine a hablar de ellos, sino de nosotros...
El más alto ladea la cabeza.
–¿Nosotros?
–Mi propuesta del baile es real, SeokJin hyung – inicia con uso de todo su valor –. Sé que no soy el mejor partido ni alguien popular, pero si me das la oportunidad, no te defraudaré.
–Eres la mejor opción de mi lista, Hobi – contesta tras un breve silencio, sonriéndole al bailarín –. Acepto, si me permites ir con un traje digno de Julieta versión masculina y tú vas con uno digno de Romeo versión pelirrojo.
–¡¿En serio?! ¡Hecho!
Se le va una risotada por lo lindo que es el se sonrisa acorazonada, usando tono cómplice:
–Era broma... Aunque no estaría mal.
Hoseok le corresponde, encantado con el hyung de lindos labios de su clase de arte dramático. Su mejor amigo no es el único con un chico precioso robando su corazón.
✩
–¡Eres un tarado, Jeon! – carcajea con ganas, escondido detrás de una de las paredes manchadas de pintura, como lo estaba él de pies a cabeza tras meterse en el campo de Paintball junto a su cita. La estaban pasando de maravilla, divirtiéndose mientras se lanzan bolas de pintura, olvidándose de todos y disfrutando de la más alocada cita de la historia donde descargan adrenalina, reciben serotonina y liberan el estrés –. ¡Espera a que te atrape!
–¡Quiero verte intentarlo, Min! – Jeon lo reta a sabiendas de que no se resistirá a ir por él, y ahí tomaría ventaja para dispararle otra bola de pintura que lucirá bien en su precioso rostro pálido –. ¡Voy a ganar!
–¡No lo creo!
Kook no deja de sonreír como nunca desde que entraron al campo de batalla. El mayor era bueno, pero él igual es un buen contrincante, aunque fuese su primera ocasión jugando aquel entretenido juego.
Se congratula a sí mismo por la brillante idea, porque ver al otro tan libre y gozando a su lado, le hace revolotear por dentro y saltar de alegría sin poder evitarlo; hizo algo bien. Se da cuenta de que lleva demasiado rato oculto, pensando demasiado en el ojos gatunos, por lo que sale y se topa con que precisamente éste tomó la delantera, lanzándole una bola de pintura azul que impacta a su pecho
–¡Ya vas a ver!
Ambos chicos se regocijan a costa del otro y corretean por la extensión, ocultándose, disparando y tratando de atraparse como gato y ratón.
En una de las veces, están frente a frente en una pared, y es Gi quien gana en velocidad una vez se encaran despacio al salir del muro que les separaba, porque con una sonrisa distrae al dongsaeng, logrando propinarle una bola amarilla en la cabeza, corriendo una vez lo hace y esquivándole con agilidad. Claro, Jungkook lo acorrala al minuto -beneficios de tener más resistencia física y piernas largas-, a lo que se rinde con manos en alto.
Kook le da un gesto de paz para que salga, él lo sigue algo desconfiado, hasta que lo abraza por los hombros y logra bajar la guardia, tanto, que no advierte la bola roja que el más alto le estrella en la cabeza como venganza.
Con otra risotada, los dos corretean nuevamente.
–¡Traidor! – no se fija que el inocente apodo hace que el castaño se distraiga por el malestar de lo que implica la palabra. Voltea y se burla, ajeno a aquello: –. Aw, ¿Cansado de perder?
Jeon se recupera, desechando lo que le retiene de disfrutar con el compositor.
–Nop, sólo estaba visualizando mi victoria – con ello, se lanza hasta el pálido y logra atraparlo entre carcajadas, cayendo encima del mismo en el montón de paja que tenían cerca de una de las bases. Calmándose del ataque de risas, limpia el rostro contrario con delicadeza, estaban tan manchados de pintura que era bastante chistoso, pero no quiere que los ojos de Min se afecten, o su nariz –. Debería de ser ridículo que te veas tan perfecto hasta repleta de colores, hyung.
–¡Hey! – titubea apenado, sonriendo a pesar de ello, sintiendo la calidez en el tacto opuesto y apreciando lo atractivo que luce Jungkook así de cerca. Tiene una cicatriz que ahora puede detallar, pero luce sexy y linda, como su narizota y sus ojos gigantes y café; el sol los hacen ver más claro, y es una sensación agradable la que proyecta. Definitivamente la posición le estaba acelerando el ritmo cardíaco y haciendo transitar en pensamientos muy vergonzosos –. Bien, me atrapaste, mocoso bruto...
La frase implica un mayor significado del que imaginaban. Los dos se pierden en el momento, todo se detiene a su alrededor -como en un cliché de Boy love tailandés-, las sonrisas que se regalan son transparentes y sinceras, como lo fue el acercarse poco a poco; genuino, en resumen.
Finalmente, no pueden contenerse. Jungkook acaba la distancia de sus labios en un beso que les alborota los "insectos" en su interior, como los llamaba su hermanita al ver películas de Disney, la sensación de su cuerpo con el calor del contrario, y los pares moviéndose ligeramente hasta agarrar la confianza de profundizar la unión, todo era una mezcla que le despierta alegría real.
No tienen nada en sus cabezas; no hay ni planes de conquista pagados, ni temores e inseguridades. Sencillamente estaba la sensación de pleno goce y afecto que los invade por completo. Son sólo dos adolescentes besándose en pleno campo de paintball, no es romántico, pero es suficiente para ellos.
Al apartarse, sus ojos se encuentran por unos breves instantes que se experimentan eternos, y una nueva y suave risa se escapa de los dos chicos.
–Tienes suerte de que la pintura te cubra el sonrojo, lindo gatito.
–Cierra la boca y...
Otro beso calla a Yoongi, y tampoco se queja de por la abrupta interrupción, por primera vez no patea a alguien ni lo manda al diablo por no dejarlo terminar una sentencia.
Eso sí, toma ventaja para estampar la bola verde de pintura restante en sus municiones, directo en la cabeza del castaño. Grita su triunfo para zafarse y vitorear en lo que el perdedor la aprecia con una inmensa sonrisa que le hace lucir como el real ganador.
–Esto es...
–Mágico.
–Ujum. Aunque juro que hace rato alguien tocó mi trasero...
–¡¿Qué?!
–Es broma, Taehyungie.
Jimin se pavonea con una risita cruel a costa del gruñón de su novio, juntando sus manos en medio de la oscuridad e impidiendo que Tae vuelva a levantarse así de alterado. Estaban recostados en el suelo del planetario, presenciando los planetas y cosmos preciosos en la simulación espacial, algo que a los dos les fascina como interés en común.
Su cita marchaba excelente, comieron algo tras salir del sitio y caminaron un poco, despreocupados de todo, felices con la presencia del que sostiene la mano del otro.
–El planetario es genial.
–Siempre quise venir a uno. Fui un tonto por no hacerlo antes.
–¿Nunca? ¿Por qué no lo hiciste?
–Hmm, no quería hacerlo solo, y nadie que conozco se interesa por estas cosas. Ya sabes, eligen las fiestas u otras opciones más "divertidas".
–¿Y tu padre?
–Casi no está en casa, su trabajo lo absorbe. Quise decirle a Yoongi, sé que le gustaría, pero...
Por supuesto que percibe los trazos de pesar en el tono del bajito, sobre todo porque suspende la oración. Eso le motiva a preguntar:
–¿Ustedes han sido tan distantes siempre?
El ojos miel niega de inmediato.
–No, antes éramos los mejores amigos. Cuando ocurrió lo de mi madre fue que nos separamos...– musita con la melancolía vívida – Lo extraño muchísimo, a veces.
Es lamentable, no por vivir en el mismo techo y verse con constancia, significa que estén ahí realmente.
–¿Por qué no se lo dices? – opina con comprensión, dulce al sobarle el dorso de la mano con su pulgar en señal de consuelo.
–¿Que no decías que él no tiene sentimientos? – se burla sin ánimos.
–He descubierto que los tiene – otorga con un suspiro –. Intentó defenderte de Kai, y tú te preocupas igual por él.
–Es complicado entablar una conversación del tema – masculla cabizbajo –. Nos afecta mucho, nadie lo menciona en casa. Así resolvemos todo lo complicado.
–Suena doloroso.
–Lo es.
Con toda la dulzura, Kim acuna el rostro del rubio al posarse frente a éste.
–No es mi intención ponerte triste, lo siento.
Jimin apoya su palma en la del chico, inclinándose con ternura en el tacto.
–Oh, no lo haces, Taetae. Creo que ser capaz de charlar contigo de esta clase de cosas me hace mejor que guardarlas. Es lo que siempre hago, pero esto ayuda más.
–Es grandioso ser capaz de ayudarte, Jiminie.
La sonrisa del adolescente le fue tan amorosa y pura, que decide abrir un poco una parte de él de la cual teme, algo vacilante:
–¿Prometes que si te cuento la historia, no me vas a juzgar?
–Nunca lo haría.
No hubo vacilación ni por un segundo, eso le tranquiliza inmensamente.
Jimin se prepara entonces, buscando un banquito una vez salen para guiarlo y comenzar la historia de su familia.
✩
El autobús les dejó una calle más abajo del vecindario donde los Min-Park residen, pues optaron por caminar juntos, charlando un poco y atreviéndose a sostener la mano del otro un par de veces, entre risas cómplices y comentarios mordaces.
–¿El año pasado estuviste...?
–Si preguntas por la absurda historia que inventaron con las de Red velvet, no te diré.
–Ok, ok, misterioso... Hmm, ¿La historia del incendio?
–Falsa. Hey, ¿Fuiste a la cárcel por destrozar la biblioteca?
–Nop, solamente discutí civilizadamente con un sujeto de barba que usaba las páginas de una de mis novelas favoritas para limpiarse el culo – objeta con un dedo en alto, sacando una carcajada en el más alto. Piensa la siguiente interrogante en lo que toman asiento en la entrada de su casa –. ¿Es cierto que estuviste en Ilsan durante un tiroteo?
–A medias. Viajé allá y fui a un picnic familiar con mamá por la boda de una de sus amigas. El tipo le fue infiel a su esposa durante la celebración, fue desastroso – explica con tono agraciado ante la imagen en su mente de lo sucedido aquella oportunidad, tuvo muchos regaños por andarse aguantando la risa esa vez en pleno conflicto –. ¿Dejaste estéril a tu primo? Digo, yo estuve cerca cuando pasó y te será difícil negármelo, hyung demonio.
–En mi defensa, el idiota se sobrepasó conmigo y me tenía harto – acusa con vehemencia, ocasionando de nuevo que el otro mostrara esos pequeños hoyuelos en sus mejillas, eran bonitos y casi los toca, de no ser porque eso sería demasiado cursi. Chasquea al traer a colación otra cosa: –. ¿Invadiste un convento? Esa no la creo, ni que asaltaste la caja fuerte del alcalde.
–¿No?
–No, te conozco – espera un segundo para añadir como mofa: –. Eres demasiado santo y aburrido.
Jungkook niega divertido, aunque lo primero que dijo Yoongi le caló profundo, no está acostumbrado a que apuesten bien por él.
–Ajá, gatito.
Yoongi se relaja un rato, experimentando el tacto de los dedos que arreglan sus mechones sueltos y llenos de pintura seca; se habían limpiado el rostro, las manos y un poco el cabello en el puesto de paintball, y como tenían los uniformes especiales, sus ropas no estaban manchadas, sólo quedan rastros de pintura en sus cabellos y una que otra parte de su cuello.
Los dos estaban frente al otro sentados, cerca y tan libres en ese momento, que siente una gran confianza y conexión. Tal vez eso le da más confianza al azabache para aventurarse:
–Cuéntame algo cierto.
–Detesto... El helado de fresa artificial.
–Ok, también yo – bufa bajito –. Me refiero a algo más profundo, algo que nadie más sepa.
El tatuado se detiene a pensarlo por unos breves instantes, acercando su rostro juguetonamente al cuello del mayor.
–Que eres dulce – da un beso en su piel, percibiendo como el mismo se tensa un poquito, pero no lo aparta, lo que indica que no ha sido por incomodidad. Sonríe satisfecho, yendo a su mejilla en otro beso –. Eres sexy... – va a sus labios esta vez, rozando los mismos al dar un beso en la comisura, dando un susurro sobre estos: –. Y besas bien, hyung.
Yoon se muerde sus labios para evitar la sonrisa que le provocó Jeon, fallando porque sus mejillas se tiñeron un poco, y el brillo en sus negros pares es imposible de ocultar.
–Te sumo puntos por buen seductor, pero...
Tomándoselo algo más en serio, y sabiendo que no es un error confiárselo, Jungkook se endereza con más seriedad.
–Haría cualquier cosa por mi hermana, ha sido muy duro desde que mamá murió... Llorar en silencio y ser el fuerte es bastante duro, ¿Sabes?
–Lo es. Igual haría todo por Jimin, aunque no luzca de esa forma – empatiza tras una pausa, es un tema profundo, de lado y lado. Da otra a continuación, apartando la vista hacia el jardín –. Hay algo que él no sabe, sobre Jong-in...
Kook de inmediato advierte que es algo delicado por lo sombrío que se ponen el tono y la mirada de Yoongi. Siente un mal presentimiento, se acomoda en el sitio con total interés.
–¿Qué algo?
Lo analizó días atrás antes de plantearlo, y considera que es el momento de soltarlo, porque guardar un secreto así para sí mismo, era muy difícil.
–Digamos que... Él y yo tuvimos algo. Por eso confirmo que Jong-in es un cerdo asqueroso y lo detesto.
Bien, no lo vio venir, tuvo que delatarse por su expresión.
–Espera, ¿Ustedes...?
–No me gusta tocar el tema. Fue dos años atrás, no me siento orgulloso de ello.
–Pero es ilógico – intenta salir de su asombro, porque está bastante descolocado y la idea no le gustaba en lo absoluto – ¿Tú prestándole atención a alguien como Jong-in?
–Estaba vulnerable y lo supo utilizar.
–Ok, eh – espera unos segundos para asimilar la noticia, Yoongi parece reacio a soltarle más al respecto, pero tuvo suficiente para sentirse enojado –¿Quieres que lo golpee?
–No, no harás nada – Yoon sujeta el brazo del menor con sutileza, sonando firme –. Puedo defenderme solo. No soy tan enano ni debilucho, es que tú eres una máquina con dientes de conejo, mocoso.
Da una mueca de desagrado, ignorando todo lo anterior.
–Lo sé, pero esto no me gusta.
Con voz más tenue, le admite una cosa más:
–Fue por mamá...
–¿Tu madre? – frunce el ceño por el repentino cambio –. ¿Qué tiene que ver ella con eso?
Gi toma una respiración honda, preparándose para abrir una caja de Pandoras.
–¿Quieres conocer algo realmente cierto y profundo de mí?
Kook traga al oírlo, asintiendo despacio.
–Sólo si tú lo permites.
–Bueno... Éramos una familia muy unida, con todo y que mis padres eran diferentes entre sí. Mamá era genial, nos entendíamos a la perfección, y Jimin era como papá – inicia con una diminuta sonrisa tras mentalizarse –. Solíamos salir mucho, vivimos un buen tiempo en Tokio, hasta que mis padres comenzaron a tener problemas en su matrimonio, lo que trajo después el divorcio.
» Ellos trataron de mantenerse juntos y arreglarlo por nosotros, hasta que les enfrenté y les dije que prefería verlos separados, que sufriendo y discutiendo. Para Jimin era un pecado que se separaran, me detestó por decirles eso, dijo que fue mi culpa lo que hicieron...
La idea de un pequeño pelinegro dándole cara a un asunto de tal magnitud, le revuelve las entrañas, y no hay que ser un experto para darse cuenta lo que le afecta aún al chico todo el tema. Quisiera poder hacer algo más que simplemente escucharlo, era malo para esos casos.
–Debió ser muy duro para ti...
–Era peor escucharlos discutir cada día – exhala largo y tendido –. Ellos comenzaron los trámites, y fue cuando mamá tomó malas decisiones. Ella...
–Yoongi, está bien – interviene en seguida que capta el titubeo del otro, sosteniendo su mano en apoyo –. No tienes que decirlo.
–Quiero hacerlo – aclara sin dudar, ocasionando un asentir breve del castaño que le indica proseguir –. Frecuentaba con un sujeto no muy correcto, por llamarlo de cierta forma, y ella lidiaba con nuestra separación familiar con algo de alcohol, se sentía una fracasada – tuerce su boca en desaprobación – En una noche donde ambos estaban en el auto, el imbécil no se fijó y atropelló a alguien, pero fue tan cobarde que huyó y dejó a mi madre sola y con toda la responsabilidad encima – escupió con rabia en sus palabras, con dificultad debido a toda esa frustración –. Despertó y se vio envuelta en todo el asunto, más porque el hombre sobrevivió y puso una denuncia en su nombre para cobrarle el quedar en silla de ruedas.
–¿Qué? – espeta incrédulo, hasta indignado por la semejante injusticia. Esas cosas se escuchan en televisión, pero conocer un caso cercano, golpea distinto – ¿Y ese hijo de puta?
–Lo hallaron muerto por sobredosis y no procedió la demanda en su nombre, sino en el de mamá – informa con desprecio puro –. Ella está en prisión desde entonces porque querían un culpable con el cual vengarse, y papá hizo lo posible para reducir su pena, pero le dieron siete años. Nos trajo a Seúl de nuevo después de eso. Teníamos trece años, y desde aquel día, nada fue igual en casa.
–Por eso...
–Jimin se alejó de mí y no nos toleramos, papá se sumerge en el trabajo, y nadie menciona una palabra al respecto – confirma con una sonrisa carente de emoción, tan rota, que debe agachar la mirada –. Soy el único que mantiene contacto con mamá por medio de cartas, y fue uno de los motivos por los cuales apliqué en la universidad de Tokio. Por eso papá no quiere que vaya, no le gusta que me involucre con mi madre después de todo.
–Yoongi... – tiene un nudo en la garganta de tan sólo verlo de tal manera afectada, apenas procesa las cosas que le contó. Sencillamente acaricia la mano que sujeta contra la suya – ¿Cuándo fue la última vez que la viste?
–Estuve muy enojado con ella por todo, hasta dos años después. Escapé de la casa en una de las visitas a nuestra tía Cheng en Japón, y fui a verla – ríe con desgano, apartando las lágrimas con rápidos pestañeos. Esta es una de las pocas cosas que le hacen querer llorar –. Cuando la vi a los ojos, al notar lo mal que se encontraba, no pude mantenerme demasiado furioso. La perdoné y la abracé, no he detenido mis cartas para ella desde aquel día. Claro, mi padre se enfadó demasiado, y Jimin se puso más borde conmigo, como yo con él – sisea con exasperación –. Me enferma como quiere olvidarla, ni siquiera lee sus cartas...
Permanecen un rato en silencio, Jeon dándole tiempo a Min para recuperarse.
Imaginaba que la situación con su madre era dura, quizás un divorcio que los distanció, pues descartó que falleció por la forma en la que su hyung la mencionaba, incluso hasta formuló una teoría donde la mujer estaba desaparecida, pero ser consciente de esto, era demasiado impactante.
Quiere consolarlo, unir los pedazos, y protegerlo de todo, a pesar de que él era capaz de seguir solo, como lo ha hecho durante todo ese tiempo.
–No sé qué decirte – se sincera, acariciando su mentón una vez lo levanta, topándose con unas lágrimas que él se apresura en apartar. Escapa el aire por lo bajo –. Lo lamento.
Yoon se encoge ligeramente, quizás fue muy denso el confesarle semejante historia..
–Lo sé.
–Gracias por compartirlo, no es algo fácil.
–Bueno, gracias por escuchar – sonríe como es capaz. Por la atención tan genuina que recibe del de piercings, se abruma un poco, apenado de mostrarse tan vulnerable. Alza en un segundo nuevamente esa fachada fuerte tan amoldada a él –. ¿Podemos cambiar de tema?
–De acuerdo – concede al imitar su gesto. Piensa un poco cómo proceder, maldiciéndose a sí mismo, más al saber que nadie era capaz de confiar en él de misma manera que Yoon lo ha hecho, sin conocerse de demasiado tiempo siquiera; duda que el chico sea fácil, en lo absoluto, así que tuvo que ver algo en él para haberle soltado todo eso tan personal. Y mucho peor se siente al recordar que nunca nadie le había expresado con tanta seguridad el conocerle, cuando obviamente no le es del todo honesto a Min –. Hyung...
–¿Sí?
Una parte de él le presiona para arriesgarse a abrir un nuevo objetivo, porque dio su palabra a Taehyung, recibió el dinero del hijo de perra de Jong-in, y debido a que ahora posee una razón de peso mayor para darle cara a este último; mostrarle que el pelinegro no lo necesitaba, que él estaba ahora para impedir que se le acerque a hacerle lo que sea que le hizo antes.
No era del todo correcto, no tiene idea de que estaba metiendo más la pata, pero prosigue a darle un beso casto y despacio, mencionando con voz aterciopelada:
–Qué tal si hablamos sobre... ¿El baile?
–¿El baile? – su expresión se contrae en confusión – ¿Quieres hablar sobre el baile?
–Sí, ¿Por qué no? – persuade con una nueva unión de sus pares, adorando los opuestos. No recuerda que los besos se sintieran tan bien con otras personas, ¿Es cosa suya o es por Yoongi? –. Podríamos ir juntos.
–Hm, no. No iré.
–¿Por qué?
–Porque es una estúpida tradición – se queja con pereza, apartándose finalmente del rostro contrario, aunque le pesaba dejar los besos adictivos del tatuado –. Sólo van ahí a hacer idioteces y a fingir que se extrañarán y mantendrán contacto tras la graduación, cuando es claramente falso. Es una fiesta pomposa para subirse el ego con sus trajes costosos y de segunda mano.
–Ok, pero no tenemos que ir por esas razones – insiste con una mueca obstinada, le descoloca un poco que Yoon se resista tanto a la idea cuando lo necesita ahí –. Digo, nadie te va a juzgar como un adolescente más o les importará acusarte de verte común una noche.
Min activa una alarma de pronto, chequeando al dongsaeng con desconfianza. El ambiente que habían creado se rompió de inmediato.
–¿Por qué estás presionándome?
Jeon se tensa al instante.
–¿Ah? No te estoy presionando.
–Claro que sí. No eres de la clase de tarados que va a un baile – insiste firmemente– ¿Qué ganas?
Mierda, usó precisamente esa palabra.
–¿Tengo que ganar algo?
–Dímelo tú.
–Sólo el placer de tu compañía – actúa a la defensiva al sentirse atrapado. Los ojos negros le detallan como usualmente, lo lograban poner ansioso desde que lo conoció, como si lo leyera por completo. Al sentirse aprisionado, gruñe apartando la cara –. Carajo, deja de verme así.
Enarca su ceja. Ya se estaba ofuscando.
–¿Así cómo?
–Como si leyeras mi jodida mente.
–El que no me contestes es razón suficiente para que dude, Jungkook.
Entonces, como hace cada vez que cruza el límite de su mal genio -y por el temor de ser descubierto por el chico que le gustaba tanto-, fluye con un comentario tan filoso, que le corta incluso a él mientras extrae un cigarrillo de su pantalón con un siseo:
–Necesitas ir a terapia, ¿Sabías?
Un golpe se instala en su pecho con la respuesta, y se acrecienta cuando ve a Jungkook dispuesto a fumar, rompiendo la promesa que le hizo. Lucha por no llorar como un patético niño delante suyo, aparta el nudo en su garganta, y lo reta con tono mordaz:
–¿No y que lo habías dejado? – al obtener su atención, le arrebata el cigarro con rudeza, lanzándolo lejos en lo que se levanta –. Imbécil de mierda.
Es con ello que razona lo que ha hecho. Lo imita con velocidad, preocupado por haberlo herido y haber metido la pata así de feo.
–Yoongi, hey... ¡Hyung, ábreme! – le lanzó la puerta en las narices, y el que ignore sus repetitivos llamados le comienza a poner inquieto, impaciente –. Diablos, maldi-
–¿Puedo ayudarte?
Con un salto, gira sobre sus talones y encara al hombre que le escanea con aire intimidante desde los escalones, yendo hasta su posición.
–S-señor Park.
–¿Qué haces en el porche de mi casa llamado a mi hijo?
–Pues, necesitaba decirle algo.
–Creí que estaban juntos.
–¿Le puso un rastreador a sus hijos?
–No – entrecierra sus ojos con desconfianza ante la extraña situación, su olfato de padre no fallaba – ¿Debería?
–No creo que Yoongi lo permita – musita más para él mismo. Sabe que era misión perdida, así que se rinde con un resoplido agotado –. Sí, yo, eh... Ya me marcho.
Namjoon no aparta la vista del menor hasta que ya no lo divisa en las calles.
Algo acababa de ocurrir, le notaba casi desesperado, y no imagina lo tormentoso que será entrar a casa y descubrir el estado de su hijo mayor.
–¿Qué hiciste, Jeon?
Eso mismo se pregunta el ojos cafés camino a su casa...
✩✩✩
¿Cómo les trata la vida?
Sé que fue un capítulo cargado de cosas, pero no me maten asjksp Denme mejor su opinión uwu
Si hay errores, please avísenme ;;
https://youtu.be/aRWlvONigC8
Otro edit para la ocasión, aunque me dio risa JAJAJAJAJA
¡Voten y comenten! Los tqm rockstars 🖤
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