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Capítulo 5: Alcohol

"Solicitud aceptada

Leyó en la pantalla la mañana del viernes, y fue motor suficiente para hacerlo exclamar un alarido de orgullo, porque hacerle caso a los chiquillos e ir al bar la noche anterior sí dió resultados positivos. 

Se da cuenta pronto que anda de buen humor aquella mañana, y hasta pensaba en qué ponerse para ir a la patética fiesta de la cual todos parlotean. No vió a la rubia en todo el día, más que en el comedor, aunque prefirió no molestarla cuando la percibe ocupada con lo que parecen ser algunos trabajos.

Pasa la tarde en el taller donde su padre trabaja. Comen pizza, charlan un poco y ayuda a su hermanita con las tareas por la noche; muchos no le creerían sus rutinas tan simples, los rumores le pintaban tan rudo e ilegal que le daba ganas de carcajear sobre como una insignificante fachada servía. Entonces recordó a Maya y la forma en la que su amigo barman la describió, pues era el primero que le daba un comentario positivo respecto a ella. La curiosidad que sentía aumenta y  una vez se va a recostar en su cuarto, comienza a examinar un poco las redes sociales de la misteriosa chica.

Resulta que no usaba mucho las demás -al menos no para publicaciones fotográficas-, sino para comentarios hilarantes, sardónicos, gustos y cosas que le daban ganas de soltar una sonrisa de vez en cuando. Sobretodo por el cómo causaba revuelo entre los que leían sus publicaciones y comentaban idioteces en contra o debatían; Maya es muy astuta, eso lo confirma con sus ingeniosas respuestas. Lo que le llama la atención, es su cuenta de instagram, pues tiene más contenido del que pensaba, tanto de sus gustos como unas cuantas fotos suyas bastante bonitas...

Pasa un buen rato revisando, sonríe de vez en cuando sin darse cuenta de que lo hace. Es cuando recibe un mensaje de ella que libera una risa:

Maya: Deja de darle me gusta a mis fotos antiguas, acosador. 

No lo puedo evitar. Tienes buenas fotos, rubia.

Maya: No te acepté para que mires toda mi vida. Y deja de decirme así.

 ¿Entonces me aceptaste para que yo te acepte y con ello me darías una indirecta para decir que te gusto?

Se preocupa un poquito cuando tarda un minuto más en contestarle, y casi le da una disculpa por su actitud, hasta que responde doblemente:

Maya: Puede que me estés agradando un poco, pero no te emociones, vaquero.

Maya: Ahora, debo hacer tarea, bye.

Debe sonreír otra vez con ello.

8:30, mañana. Bye, belleza rubia.

No obtuvo más que un simple emoji de ojos volteados, pero eso fue más que suficiente. 

Y mientras, Hart sonreía haciendo su tarea de química, oyendo las notificaciones de claramente más "Likes" sonando bajito.

–Tonto...

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–¿Cómo luzco?

–Como mi tío Edward cuando va a misa, por dios. Quítate esa corbata, Minkus.

El castaño bufa y extrae la prenda, reemplazándola mejor por una chaqueta de jean a juego con sus pantalones, una camisa color rojiza y sus tenis blancos, dejándo su cabello levemente peinado; todo fue sugerencia de su amigo, quien se arregla con claro nerviosismo que le causa risa. Zay era más social y tenía estilo, lo admite, pero no es nada popular ni tampoco solía asistir a fiestas de tal categoría - tal como él-, por lo que sería su primera, y obviamente querían lucirse como chicos cools. 

 –¿Sabes lo más increíble que me dijo ayer en nuestras clases? – continúa narrando con ilusión –. Textualmente me dijo "Tienes un lindo acento. Me gusta también tu letra cuando escribes"

–Realmente tienes un severo problema de enamoramiento con la princesa – chasquea tomando el secador de cabello de su hermana –. No es que no me guste oírte parlotear sobre cómo camina, pero hablas de Matthews al menos veintitrés horas al día, amigo.

–Como tú hablas sobre la fiesta, tonto – da un puchero, absteniéndose de aclarar que su crush camina más elegantemente que el promedio –. Entiéndeme, es amor.

–Estoy nervioso, no he ido a una fiesta como esta desde que mi primo tuvo su mayoría de edad y lo celebramos en la granja de mi abuelo – apuntiza con un gesto de terror – ¡Hubo una pelea de alas picantes! 

–Sí, no digas eso en voz alta de nuevo – atina apenado por la inexperiencia ñoña de ambos –. Mejor concentrémonos en que todo salga bien.

–¿Irás por Riley entonces?

–Iba a hacerlo, pero me escribió hace una hora para decirme que nos encontraremos allá – se encoge con falso desinterés que nota al instante su amigo –. Quizás sea mejor para evitar problemas con su padre.

El moreno conoce tanto a su mejor amigo como para fijarse que el hecho le desilusiona, porque seguramente quiso presentarse con el señor Matthews, hasta que su hija se lo negó, y el hecho le hace sentir un poco mal. A veces se preocupa que Farkle vaya tan en serio y que la castaña no lo valore.

–Bien, en ese caso, llegaremos juntos y de seguro nos dirán homosexuales – le anima con un abrazo que logra hacerle sonreír a los dos –. Y yo lo negaré diciendo que no eres mi tipo.

–Pff, ni tú el mío.

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Riley coloca su celular en el pequeño bolso que llevaría consigo tras contestar el mensaje de Charlie, suspirando pesadamente y volviendo a chequearse en el espejo por milésima vez.

–Para ser alguien que va a su primera fiesta luces muy estresada y desanimada, Riles.

–No, no, estoy bastante emocionada – aclara con rapidez –. Tengo que escapar de papá aún o convencerlo si nos descubre, pero estoy muy contenta.

La mayor la examina brevemente hasta que sube sus hombros con desdén y prosigue a pintarse de nuevo los labios con otra capa de rojo intenso.

–Así que... ¿Irás con Charlie? ¿Viene por ti?  

–Oh, claro. Acaba de decirme que se va a estacionar a dos cuadras.

–¿Por qué?

–Creo que prefiere evitar a papá... Mejor de esa manera – se convence a sí misma más que nada, pero de nuevo su mente viaja hasta cierta persona que es quien la tiene con ese estado de ánimo; Farkle, le dió mil excusas para que no la recogiera y espere en la fiesta, pero no tenía idea de cómo manejar el asunto una vez el muchacho se entere de que él en realidad estaba yendo con alguien más. Se sentía mala persona, pero no quería detener sus planes – En fin, debemos bajar ya o llegaremos tarde.

Missy acepta con la excitación creciendo en su cuerpo una vez bajan a paso sigiloso por las escaleras, transitando ya la mitad de la sala, hasta que una voz las sobresalta en su sitio y les detiene en seco:

–Debieron usar la ventana para huir, niñas grandes – Cory deja de leer en su laptop los mensajes de cierto hombre. Retira los lentes y se levanta con una expresión severa –. ¿A dónde pensabas ir, Riley?

–P-papi... Eh, vamos a un grupo de estudios.

–Vestida como si fueras a un casino.

Ambas se ven atrapadas con el astuto hombre que les sonríe con suficiencia. Ante esto, a la de cabellos claros se le ocurre adelantarse con la sonrisa más convincente posible:

–Es sólo una fiesta, señor Matthews.

–Y luego es sólo un error y pañales llenos de popo – apela con su vista fija en la castaña –. Ya te lo dije. Si tu hermana no sale, tampoco tú.

–¡Pero ella no es normal!

–Wow. Gracias, hermanita – ironiza al aparecer desde las escaleras, lanzando una mirada desaprobatoria a las adolescentes con vestido, sobretodo a la más alta –. Bastante tengo con que hoy tuvieses que traer a tu amiga aquí. 

Riley desplaza el comentario en lo que se acerca a paso acelerado a su hermana, mientras Missy le lanza insultos mentales a última.

–¿No puedes actuar normal por hoy?

Maya entorna sus orbes.

–Define normal para ti.

–Que aceptes ir a la fiesta con alguien que de seguro te invitó y así me dejes ir – baja la voz para que sólo entre ellas se escuchen, obteniendo una expresión interrogante de la más baja, a lo que aclara: –. Lo he visto. Sé que ese chico te sigue, Maya.

–¿De quién hablan? – se acerca unos pasos el hombre, queriendo conocer detalles de lo que sus hijas cuchichean. Al no contestarle, le hacen agregar: –. No me gusta nada eso de la fiesta.

–A mí tampoco – aprueba la ojos azules con un siseo –. Es una excusa para beber alcohol, frotarse las hormonas y...

–Llenar el vacío de sus vidas y mentes con distracción adolescente – corean con aburrimiento las otras dos, haciendo que Maya cierre la boca y sonría con diversión –. Ya sabemos.

–Vaya, comparten neuronas, yupi.

Su hermana nega, tomando su mano con una expresión de suplica que sorprende a la de ropa holgada.

–May, por favor... 

Hace una mueca en desagrado, tratando de ignorar la sensación del tacto que hace mucho no experimentaba con su menor, y el apodo que hace tanto no pronunciaba a su persona.

–Olvídalo, quieres ir por el imbécil de Gardner.

–Sé que esto no es importante para ti, pero sí para mí – escapa el aire, siendo sincero al pedirle: –. Por favor, ¿Puedes ser mi hermana por esta vez y ayudarme?

–Riley...– se queja primero, indecisa, pero los ojitos de cachorro y el mohín la hacen pensar las cosas; Lucas la invitó, y tal vez por primera vez eso le hace interesarse en una estúpida fiesta, añadiendo que sabía que su hermana de verdad tenía ganas de ir. Nunca le rogó de esa forma por nada, al menos no desde que eran niñas. Inhaló profundo y se dijo a sí mismo que era cuestión de la menor aprender por su cuenta, como ella lo hizo. Aunque no le agrade la idea–. Está bien, iré.

El grito eufórico de las amigas se hizo presente, casi dejando sordos a los otros dos presentes. De tal emoción, las mismas abrazan a la ojos azules.

–¡Gracias, gracias, gracias!

Maya ríe un poco, dandole una palmadita a Riley y una pisada "accidental" a Bradford que hace que esta se retire con un quejido agudo que la hace burlarse más. Les da un gesto indicando que subiría a cambiarse y que le esperen.

Mientras,Cory estaba que perdía la cabeza, balbuceando excusas que calló su hija menor con abrazos. La aparta para aclarar, con un dedo enfatizador:

–Quiero que sepas bien que no toleraré tatuajes, alcohol, drogas, cigárros, chupetones, besos o bailes exóticos. Tampoco fotos escandalosas en redes.

–Cálmate, estaré bien. Maya me va a cuidar – dice aún risueña, hasta que el adulto saca su celular y comienza a buscar algo con cara concentrada, haciendo que retroceda –. No, papá, no

–Necesito que veas esto y recuerdes que así será tu vida si metes la pata, Riley Matthews – ataca mostrando la pantalla; tenía un video entero del embarazo precoz y jóvenes –. Velo completo o no sales de aquí.

Con un lloriqueo resignado se sienta viendo el tonto video que tan bien conocía, recibiendo una mirada asqueada de parte de su "amiguita".

.

.

.

Arriba, la otra Hart-Matthews estaba terminando de decidir si marcar el número o no, insultándose por ser tan patético por una simple llamada telefónica para un idiot. Manda todo al diablo y le da al botón verde, casi quedando sin habla cuando al tercer tono contestan, y lo primero que se le ocurre aportar, es:

–Hey, ¿Qué tal?

–Eh, bien, gracias – el tono de extrañez tras la línea la hace morderse las uñas con ansiedad –. ¿Ocurre algo?

–¿Sigue en pie la oferta de ir a la fiesta? – pregunta directamente, examinando su closet.

–Sí, estaba esperando a que así fuera – contesta con obviedad y cierta diversión. La rubia casi podía adivinar que el chico estaba sonriendo de medio lado – . Ya estoy listo y llegando a tu casa.

–¿Qué? – suelta una exclamación, alarmándose – Nunca te confirmé.

–Tomé el riesgo. En el peor de los casos saltaría a tu ventana como Romeo a convencerte y me arriesgaría a que una ardilla me mordiera o me lanzaras una cubeta con agua helada.

–P-pero... ¿Cómo conseguiste mi dirección?

–Contactos y persuasión... Ya estoy afuera, ¿Lista?

Maya no sabe si maldecirlo por no avisarle antes de presentarse a su casa, o sonreír al darse cuenta que el jovencito realmente no se desanimaba con ella, tanto, que estaba dispuesto a buscarla a su puerta y rogarle, sin previa confirmación y arriesgándose a que lo plante.

Nadie nunca la había adulado y hecho enojar en igual medida...

–Dame cinco minutos y estaré lista, bobo.

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Lucas fue recibido por un hombre con cara totalmente intimidante, o que trata de serlo, porque la verdad es que quería reirse y decirle que su hija era peor que él, que nada lo asustaba a ese punto. Por educación, le saluda y se presenta, él no había tocado la puerta, pero el sujeto aparentemente lo vió por la ventana. 

–¿Tú eres quien irá con mi Maya a la fiesta?

–Así es, señor Matthews. 

–Pero no tienes tatuajes, ni moto, o un cuchillo encima – examina al Sureño de pies a cabeza, con recelo y cierta confusión –. Ni perforaciones, tampoco pareces tan bandalo.

–Gracias por el cumplido, aunque no creo que su hija salga con tipos de esa clase.

–Sé que no, pero debo estar al pendiente. Hasta un imbécil es bueno mintiendo y robando corazones.

Lucas relamió sus labios en lo que aparta la vista. El comentario le fue como un golpe en su abdomen, pero lo ignora y prosigue:

–Maya es una gran chica, señor Matthews. La educó bien, como a su hermana. Confíe en que lo harán bien en la fiesta.

–Papá, ya vi el estúpido video y me puse el cojín con la cinta. Ya entendí – interrumpe la más jóven de la casa, quedando muda al captar al ojos verdes en la puerta. Este le examina divertido el almohadón que se sujeta a su abdomen por culpa de su padre y su absurda idea de hacerla traumatizarse con los embarazos –. ¿Q-qué...?

El padre casi se carcajea complacido, pero esta vez interrumpe su hija mayor, abriéndose camino entre ellos y tomando del brazo al bronceado Texano para sacarlo de ahí.

–Estoy lista, larguemonos de aquí. No te molestes en decirle que llegaremos temprano o que eres decente, no te creerá – Maya le indica a su cita, concediendole una última sonrisa a su padre –. Mi venganza por usarme contra Riley, es llegar tarde. No me esperes, papi.

Lucas sonríe de inmediato y se deja encaminar por la artista. El señor Matthews le regaña a lo lejos pero la rebelde de su hija lo evade, buscando un taxi, según le dice.

La verdad, es que no dijo nada desde que la vió.

–Eres la primera chica que dice "cinco minutos" y realmente tarda eso para verse tan sexy.

–Quiere decir que no pretendo impresionarte – bufa para evadir el cumplido y lo que le ocasiona por dentro –. No babees, es un atuendo casual de jeans, chaqueta y camisa, Huckleberry.

–Nadie luce mejor que tú en ese atuendo, belleza rubia.

Tararea para evitarlo y pega un silbido fuerte al captar un auto amarillo, que se detiene para ellos y les brinda el espacio. En el trayecto no dicen demasiado, y cuando el jóven mira por la ventana distraido, le escanea un poco, admitiéndose que es bastante atractivo. 

Lucas voltea y ella aparta veloz la cara, carraspeando 

–Odio las fiestas de hormonales pubertos. No esperes verme muy animada.

–Apuesto a que la pasarás genial conmigo.

–Ujum, claro.

Lo que él no tiene idea, es del hecho de que la newyorkina se le estaría perdiéndo a cada rato, haciendo difícil la tarea y casi sacándole de sus casillas por perseguirlo en la gran casa lujosa.

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La fiesta era todo lo que se imaginó -eso que muestran en las películas de adolescentes desastrosos-, pero la emoción de estar junto al chico que le atrae, la tiene abstraída de todo; porque aunque a Riley no le gustan esa clase de cosas, le encanta seguir la corriente para agradar.

Tener la atención de Charlie, la tiene en las nubes.

–Bebe esto, te va a gustar, bebé.

–Eh... Seguro – acepta con una mueca ante el apodo, sonriendo frozadamente para aceptar el vaso y darle un trago vacilante. Tose y arruga la cara por el sabor tan repugnante del alcohol –. E-está muy fuerte.

–Te acostumbrarás al tercer vaso – resta importancia, sonriéndole encantadoramente –. Luces muy bien con ese vestido. Tienes lindas piernas.

Se sonroja, reprimiendo las ganas de bajarse un poco el vestido apenada, regresando el gesto. Sus alarmas se encienden cuando divisa a su hermana viniendo hasta ella, por lo que se aleja un poco para intentar perderse. Sin embargo, fue esfuerzo en vano cuando la mayor la sostiene del brazo con expresión severa.

–¿Qué haces bebiendo? Odias el alcohol, ni siquiera soportas el vino de durazno asqueroso que papá compra en navidad.

–Eso no es tu asunto. Tal vez esto sí me gusta.

–Ambas sabemos que lo haces por agradarle a ese idiota, Riley – bufa con recentimiento –. ¿De verdad viniste y me rogaste por alguien como él? Es un pedazo de mierda.

–No actues como si lo conocieras, Maya. 

–Puede que lo haga más que tú – suelta con el pulso comenzando a elevarse. No planeó decirle nada, pero no le estaba dando opción –. Necesito decirte algo, Riley.

–Sólo odias verme feliz, admitelo – acusa con impaciencia–. Nadie te parece bueno porque me odias, no quiero oírte.

–No es cierto, estás cegada. Joder, te empeñas en rodearte de puras personas de mierda para aumentar tu autoestima, Riley.

Aquello colma su paciencia y la hace soltar una risa hiriente e irónica.

–¿Por qué mejor no te empeñas en disfrutar de tu adolescencia y dejas de amargarme la vida? Se un poco más normal y agradable, o puede que tu cita se espante.

Con ello, la más alta se da la vuelta y agarra la mano del deportista que las observaba complacido, perdiéndose juntos en lo que la mayor de las Hart está a punto de estallar y mandar a la mierda todo. 

Justo en ese instante, Lucas la encuentra y la sujeta del brazo.

–Te he visto como diez minutos desde que llegamos y llevamos una hora aquí. ¿Por qué te pierdes tanto?

–Porque no quiero lucir patética junto a un chico sin soltarlo, ¿Algún problema? – expulsa todo su enfado contra el alto, y al segundo de que se arrepiente ante su cara, graznea de malas –. Me largo por un trago.

–¿Qué? ¡Hey, Maya! – no pudo impedir que se fuera en medio de un alboroto, de nuevo la cabellera rubia mezclándose con el resto de los idiotas que le hacen maldecir entre dientes –. Carajo...

No tenía en mente pasar su noche de esa manera, le estaba dando dolor de cabeza el estar pendiente de la de mechones rojizos, porque le preocupaba su repentina actitud. 

¿Por qué estaba tan malhumorada? 

¿Y desde cuando él no disfruta de tragos gratis, una fiesta y de las chicas que le buscan como moscas? 

¿A partir de qué punto continúa prefieriendo buscar sin parar a la artista como si fuera su propósito principal en la vida?

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–¿La viste?

–No aún. Dijo que estaría aquí, es raro – rasca su nuca con preocupación, tratando de ubicar a quien le tiene tan atontado –. ¿Crees que su padre no la dejó salir y le quitó el celular? 

–Bueno, es una posibilidad – Zay analiza en lo que da un sorbo a su vaso. Entonces, capta a cierta jovencita con cierto idiota, y casi se ahoga con su trago. Comienza a toser y toma a su amigo velozmente por un brazo en un vago intento de alejarlo de la escena –. V-ven mejor conmigo a la piscina.

–¿Piscina? – inquiere con burla, zafándose y dando la vuelta –. No, buscaré por... Riley.

La nombrada acababa de separarse de Charlie y ahora bajaba las escaleras junto a Missy. All oír su nombre pronunciado por el más alto, se paralizó, deteniéndo sus risas y palideciendo.

–Farkle... – intenta modular, queriendo desaparecer de la vergúenza al ser atrapada –. Hola, e-eh, ¿Cómo estás?

El joven ríe ligeramente, comprendiendo la humillante situación.

–Pues, he estado buscándote desde que empezó la fiesta. 

–Ah, s-sí, es que me distraje con todo y hay mucha gente – excusó con un titubeo. Su amiga le propina un codazo y le mira exigiendo explicación, a lo que intenta disipar la tensión con una sonrisa incomoda –. Missy, él es Farkle Minkus. Es mi amigo y tutor de Francés.

Minkus disimula bien el malestar de la palabra "Amigo", fingiéndo una sonrisa amable para la amiga de su "Alumna".

–Vamos a clases de Historia juntos.

–Claro... – alarga con una mueca de puro desprecio hacia el muchacho, no importandole siquiera disimular su desinterés –. Riley, nos esperan.

El nombrado observa al de camisa rojiza con culpa. Susurrando con total pena, concluye:

–Yo.. Eh, tengo que...

–Está bien, tienes algo más interesante que hacer – interviene con una sonrisa entristecida que logra golpear a la adolescente que le detalla de misma forma. Para zanjar el tema, añade con total honestidad: –. Luces hermosa, por cierto.

–Gracias...– musita con un intento de sonrisa, que sale más bien como una mueca de lamento. Se siente terrible, y por si fuera poco, todo empeora cuando Charlie se acerca a ella, abrazándola y diciéndole algo que no escucha por la distracción –. ¿Ah?

El atleta entorna los ojos y prosigue, ajeno a los otros dos chicos que le observan.

–Dulzura, quiero que bailemos un poco. Ven conmigo.

–Ah, claro... –no le puede sostener la mirada siquiera, tampoco al bailarín que estaba viéndolo con desaprobación –. H-hasta luego, Farkle.

Los tres se pierden entre el resto, Missy dándole una expresión burlesca antes de perderse con ellos.

Ahora es que Zay modula con total preocupación tras la tensión:

–¿Estás bien, Farks?

Traga el nudo en su garganta y toma una boconada; ya se sentía demasiado patético, usado y estúpido como para armar un espectáculo poniéndose a llorar en plena escalera porque le acababan de romper el corazón sin piedad. Con todo el desgane y la amargura, antes de perderse a la cocina, responde:

–Supongo que tenías razón. Sí es una princesita caprichosa y egoísta como el resto.

.

.

.

La de ojos oscuros escucha el parloteo del chico que la abrazaba con posesión. Aún siente nauseas con lo que ocurrió con Farkle hace unos pocos minutos, y escuchar las historias que -a este punto-, ya le parecen absurdad de parte del alto, la hacen cuestionarse qué diablos hacía con su vida y con... Él.

–¿Me buscabas para hablar de tu carrera de modelaje, Charlie?

–Es importante para mi saber tu opinión, muñeca. Además, necesito más fans y seguidores para crear mi club de fans. Esta semana tengo un comercial de trajes de baños, al diablo la universidad – informa como si fuera lo más interesante del planeta, depositando su lata de cerveza en una mesa y posando para su cita –. ¿Qué pose te excita más?

Se limita a examinarlo entre decepcionada y perpleja. ¿Desde cuándo el chico le parecía tan irritante? ¿Por qué de pronto ya no le atrae, sino que quiere salir huyendo? Sólo es consiente de que el asunto con su tutor de Francés le acaba de abrir los ojos, y no quiere admitir que, tal vez, su hermana sí tenía razón...

–Iré al baño, permiso.

Lejos de todo caos juvenil, Cory Matthews suelta una exhalación pesada, tratando de no enloquecer de tanto chequear el reloj, el cual cree que transcurre los minutos muy lentos.

Ya eran las diez de la noche, les dió un limite hasta las once, pero algo le dice que no le acatarían, y lo único que se le ocurre para lidiar con la ansiedad, es llamar a su primera persona en la lista de contactos:

–Calmate un poco o te saldrán canas, Corey. Son adolescentes, merecen un poco de distracción, sobretodo ahora que están a finales de año.

–¿Estás de su parte o de la mía?

–De la suya.

–Es fácil para ti cuando no tienes hijos y te conformas con tus sobrinos – resopla con un gruñido quejumbroso en lo que oye la risa detras de la línea –. Eres inteligente, debí elegir adoptar perros.

–Bueno, en mi defensa, trato semanal con cientos de adolescentes y tengo mi mérito, Matthews – apela con astucia –. Apuesto que aunque digas todo eso, nunca las cambiarías por nada.

–Son mi mundo, las amo.

–Y es una de las razones por las cuales me encantas tanto.

El silencio que prosigue es cálido, no necesitan verse a la cara para saber que el otro sonríe con naturalidad. El hombre suspira, esta vez relajando su voz:

 –No sé qué haría sin tí. Lograste que me calmara con sólo decirme algo así. Realmente me tienes muy enamorado, Lawrence.

–Y usted a mi, Matthews...¿Has pensado en decirles?

–No sé si sea prudente aún...

–Oh, no te preocupes, tomate tu tiempo. Sabes que no te presiono con ello... Pero ellas no dejarán de quererte por esto, ¿Lo recuerdas?

–Sí, lo sé... Sólo dame un tiempo para hallar el momento indicado.Ahora mismo está todo tenso con Riley y las citas, y Maya con la universidad – pide con tono de disculpa –. Creeme que muero por decirles a todos.

La directora sonríe en su lugar. Ella lo conoce como para saber que le dice la verdad, la razón por la cual se lo deja pasar.

–De acuerdo. Podemos hablar un poco más, así no te vuelves loco por tus hijas.

–Gracias por recordarmelo – acusa entre dientes, y la nueva risa que oye lo contagia –. Nadie es como tú, Topanga Lawarence.

–Es la idea, Corey Matthews.

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–Hey, hey, rubiecita. ¿A dónde vas? – Charlie se apresura a obstruirle el paso a la ojis azules que le examina con desprecio puro y fastidio, sacándole una sonrisa divertida en lo que se recuesta del marco de la sala –. ¿Te gusta la fiesta o puedo ofrecerte algo?

Maya escupe con sorna:

–Lo único que quiero es que te alejes de mi hermana, hijo de perra.

–Oh, yo puedo alejarme de ella, pero no garantizo que quiera alejarse de mi – acorta la distancia con tono y actuar coqueto –. Aunque si me das algo a cambio, no tienes porqué estar celosa. Luces jodidamente sexy, y no he olvidado...

–Cierra la boca si no quieres sumarte a la lista de los que se operan las pelotas por culpa de mi pie – corta entre dientes. El alcohol que hasta ahora ha consumido lo tiene más temperamental de lo usual, hablaba en serio  –. Si le haces algo, te juro que te aniquilaré, Gardner.

–Quiero verte intentarlo, bebé.

Arruga la cara con el apodo y antes de lograr insultarlo y largarse, alguno de los otros hormonales informa el inicio de la típica pelea entre borrachos, ocasionando un alarido general y que todos corran a presenciar la escena como si no hubiese nada mejor. El anfitrión no fue la excepción, el muy tarado exclamó como un ridículo Bikingo y se marchó a la piscina, liberando a Maya, para dicha de esta.

En ese mismo instante, Riley escanea la patética fiesta a la que quiso con tanto empeño asistir. Honestamente, ya no le llamaba nada la atención y deseaba largarse pronto. Para más sal en la herida, se topa con un chico bebiendo de un vaso con cara abatida, apartado en una esquina del área. Cuando cruzan miradas, no se le ocurre más que huir hasta donde Missy estaba, refunfuñando entre dientes:

–Es la peor fiesta del mundo.

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El que saca exasperado una menta de su bolsillo, lanza un sonido agradecido cuando da con quien buscaba como loco, caminando sin dudar hasta el mismo y quitándole el vaso con inmediatez.

–De acuerdo, pienso que fue suficiente alcohol, Hart.

–Claro que no, pesado – arrastra las palabras en lo que su rostro se arruga disconforme –. Eres un aburrido.

Maldice cuando la de menor estatura vuelve a alejarse a pasos torpes. Va a seguirle, de no ser porque alguien le abraza con demasiado entusiasmo.

–¡Mi hombre! Wow, debo admitir que me impresionaste – carcajea el deportista –. La hiciste en serio hacerlo

 –¿De qué hablas? – escapa con ofuscación; lo estaba frenando de ir por la embriagada artista –. ¿Hacer qué?

–Hacerla lucir como un humano normal y nocomo un demonio.

Son interrumpidos por un nuevo bullicio y una música más alta que les hace ir a la escena al captar la voz de Maya, y cuando llegan al comedor, la hallan siendo protagonista de un baile bastante sugerente en la mesa.

 Charlie disfruta del espectaculo y aclama entre el resto, a diferencia de Lucas, pues estaba con el entrecejo contraido en desaprobación al presenciar todo; ah, y de Riley, que a la distancia está avergonzada y escansalizada por el espectáculo de su hermana.

–Oye, bajate de ahí – Friar intenta intervenir al abrirse paso entre empujones, intentando bajarla. Todo esfuerzo es en vano, pues ella le aparta con un insulto que le hace gruñir en alto por la música  –. Vas a golpearte con algo, Maya.

–¡Claro que no! – descarta antes de reír por el efecto del alcohol, continuano su baile con Cool Kids de fondo –. Like the cool kids, like the cool kids... ¡Auch!

Tan predecible como cierto, la joven se golpeó en un mal movimiento contra el candelabro, causando risas del resto y que se cayera de espaldas. Milagrosamente, el texano con sus grandes reflejos la atrapó al segundo, bajándole de la mesa con preocupación.

–¿Estás bien? – inquiere ayudandola a pararse. Se desvanecía de nada, por ello la tarea estaba complicada, pero se mantenía sosteniéndo su cabeza –. Carajo, te lo dije.

–Sí, sí, Einstein. Me golpee la cabeza y estoy mareada, no me regañes – trata de zafarse de malhumor, pero en lo que trata de mantenerse de pie, un fuerte mareo y punzada en la cabeza le hacen casi caer. Lucas la vuelve a sostener y ella gime con resignación   –. Sácame de aquí.

–Hay que ver si no tienes una contusión – insiste en lo que la encamina a la salida, evitando que se cayera y esquivando a los otros –. Sientate aquí.

La ubica en un banco, sin embargo, no puede examinarla porque el amigo de Zay le pide un minuto, y no puede decirle dos veces que no cuando insiste con una cara decaída. Le dice a Maya que espere y que no cierre los ojos, lanzándole un vistazo a cada cinco segundos desde que se separan a unos centímetros suyos.

–El plan fue un fraude – sentencia con frustración –. Te agradezco lo que hiciste, pero no funcionó.

–¿A qué te refieres?

–A que a ella no le intereso. Me usó para salir con el idiota de Gardner, es todo.

Lucas escapa el aire, peinando su cabello hacia atrás en lo que se acomoda. 

–Farkle, ¿Te gusta la chica?

–Sí.

–¿Y ella vale todo este esfuerzo y problemas?

Da un gesto dudoso, no entendiendo el punto.

–Pensaba que sí. Y-yo lo creí, pero...

–No, ¿Lo vale o no? – interviene, con ambas manos sosteniendo sus hombros para centrarlo –. Primero, Charlie no es ni la mitad de hombre que tú, es un pendejo. Segundo, nunca dejes que nadie te diga que no mereces lo que quieres, ¿Bien?

Por primera vez el otro le deja sin palabras, y no por intimidación, sino porque le sorprendió que lo apoyara y que -en parte-, le ayude a sentirse mejor. Era la primera ocasión además que le llamaba por su nombre.

–Yo...

–No te rindas, Farkle – acorta con una palmada de apoyo, volviendo su completa atención a la aturdida ojis azules que se balancea en el banco – . Ahora disculpame, pero tengo una emergencia por aquí.

Maya recibe con un quejido al más alto, aceptando que este la cargue practicamente hasta más lejos, atras quedando un Farkle más optimista -a pesar de su malestar-, quien les detalla con cierto asobro. 

¿Desde cuándo Lucas se tomaba tan en serio su misión como para lucir realmente comprometido en salvar a la rebelde de mechones rojizos?

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Este episodio es más largo que los otros porque, bueno, ya vieron como está yendo la fiesta JAJAJAJAJA

¿Qué les pareció? En la siguiente parte continuaremos viendo lo que pasa esa noche uwu

 ¿Les gustó la sorpresa entre Corey y Topanga? <3

La canción que Maya bailaba:

Y una canción que se lleva Riley al ahora SÍ usar la cabeza:

Hice estas imitaciones de los posters de la película original  (No puse a Missy, por perra)


Edit:

Original:

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Original:

Me encantaría saber su opinión.

¡Voten y comenten! <3

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