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𓆩♡𓆪 reason zero.

2016, Marzo 08.
Corea del Sur, Seúl.

El sol de la mañana se filtraba a través de las ventanas del Instituto Seodaemun, ese establecimiento público que tenía aquella parte de la ciudad, iluminando los corredores con un resplandor dorado. Dos figuras se destacaban entre la multitud de estudiantes que se apresuraban a llegar temprano a sus clases. Ambos adolescentes llevaban los típicos uniformes del instituto que destaca entre la mayoría de institutos por verse la más «desarreglada y sucia», pero cada uno con su propio estilo único, reflejando sus personalidades contrastantes.

El más grande de los dos, de 18 años, era conocido por ser el chico más callado del instituto. Su silencio, sin embargo, no era sinónimo de invisibilidad. Capaz eran sus faroles profundos y pensativos, ocultos bajo mechones de cabello castaño oscuro, que parecían guardar secretos insondables. Caminaba con una gracia tranquila, su uniforme siempre impecable, aun cuando su color no era nada gratificante ante los ojos, creando una aura de misterio a su alrededor. Aunque prefería mantenerse al margen de las multitudes, su presencia silenciosa tenía un magnetismo propio que atraía miradas curiosas.

A su lado, se hallaba el menor de 16 años de edad que contrastaba enormemente. A pesar de llevar el mismo uniforme, su apariencia era todo menos ordenada. Su corbata constantemente se encontraba torcida, su melena castaña despeinada y su risa resonaba en los pasillos. Era el hazmerreír del instituto, empero, nunca dejaba que eso le afectara. Su actitud despreocupada y su sonrisa constante, incluso frente a las burlas de todos esos compañeros y malas personas, le daban un encanto particular.

La amistad entre estos dos era tan extraordinaria como ellos mismos. Pese a sus marcadas diferencias, como si fueran dos piezas de un rompecabezas que aparentemente no encajan pero que juntas crean una imagen perfecta, forjaron una conexión irrompible. En esa mañana en particular, el aire yace cargado de expectación. El mayor, con su expresión despreocupada habitual, estaba una vez más en el papel de confidente, escuchando los lamentos de su amigo sobre su amor inalcanzable. El menor, con su espalda apoyada contra la fría pared del instituto, sostenía sus libros contra su pecho como si fueran un escudo. Sus luceros están fijos en una de las alumnas del establecimiento, su mirada llena de un deseo silencioso pero intenso.

—Escuché que terminó con el capitán de baloncesto...—murmuró con voz apenas audible, su tono lleno de esperanza y nerviosismo. A pesar de su tono suave, su amigo logró captar cada palabra, su oído agudizado por años de amistad—Está soltera de nuevo, hyung.—añadió, lleno de emoción y ansiedad.

El mayor le miró, su expresión seria por un momento antes de suavizarse.

—Es tu oportunidad entonces, Jinnie.—contestó, animándolo a dar el paso que tanto anhelaba.

—No sé, hyung...—comenzó, su voz temblorosa y llena de incertidumbre. Su mirada se desvió de la chica y se encontraron con los del mayor—Tengo miedo...

Él lo miró, su expresión suavizándose al ver el miedo en los ojos de su compañero. Por demás de que conocía ese sentimiento más que nadie, aunque hace mucho tiempo que no estaba en una relación, todavía podía recordar la última vez que había sentido algún sentimiento por alguien. Y ese temor era lo primero que yacía dentro de sus emociones.

—¿Miedo de qué, Hyunjin?—preguntó seriamente, su tono calmado y comprensivo.

Hyunjin suspiró, sus hombros se hundieron y su agarre en sus libros se aflojó un poco.

—Tengo miedo de que me rechace, Minho hyung...—admitió—Tengo miedo de que se ría de mí, o peor aún,—abrió sus párpados bien grandes, demostrando su temor—que me ignore por completo. No sé si podría soportarlo. Además... Ella salía con un capitán, ¿y yo qué soy? La burla del instituto.

Minho asintió, comprendiendo los temores de su amigo del establecimiento educativo. Después de todo, el miedo al rechazo es algo que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas, sin embargo, lo otro ya era compararse con alguien cuando no era lo más sano hacer en estos instantes, no a la hora de obtener amor propio. Hay que entender que todos éramos muy distintos del otro. Cada uno es bello a su forma.

—Entiendo, Hwang. Pero el rechazo es solamente una parte de la vida. No puedes dejar que el miedo toda tu vida te impida intentarlo.—aconsejó, elevando una ceja, entre que sus ojos están en su colega y la mirada de Hyunjin en ella.—Nunca sabrás lo que podría pasar si no te arriesgas.

—¿Y si me arriesgo y pierdo?

El mayor lo analizó de arriba abajo, su mirada llena de comprensión. Segundos después, con un tono sereno y seguro, respondió:

—Incluso si te arriesgas y las cosas no salen como esperabas, no significa que hayas perdido. Al contrario, habrás ganado algo muy valioso: la experiencia.—demandó, dispuesto a comenzar a encaminarse a su salón.—Cada rechazo, cada fracaso, nos enseña algo y eso nos debería hacer más fuertes, Hyunjin. ¿No crees?

Minho se detuvo, asegurándose de que Hyunjin estaba asimilando sus palabras.

—Creo...—el menor hizo una pausa—que sí.

—Además, si no lo intentas, siempre te quedarás con la duda de lo que podría haber pasado. Y te lo digo por experiencia, ese: «¿Qué hubiera pasado si...?» Puede ser mucho más doloroso que cualquier rechazo.

Hyunjin miró a su amigo, sus palabras resonando en su mente. Aunque todavía tenía miedo, también sentía una chispa de determinación creciendo dentro de él. Quizás, simplemente quizás, valdría la pena arriesgarse. No obstante, no iba a negarse que las palabras de su compañero lo dejaron profundamente con curiosas, queriendo saber a quien se refería, ya que últimamente hablaban más de las emociones del menor que del mayor.

Minho se fue a su clase.

2016, Marzo 11.
Corea del Sur, Seúl.

Era lunes por la mañana, el comienzo de una nueva semana de clases. Minho, con su espíritu usualmente animado, se encontraba arrastrándose hacia el instituto, deseando estar en cualquier otro lugar. Sin embargo, su apatía se disipó al observar una escena que nunca había imaginado.

Allí está Hyunjin, su compañero de clases, charlando animadamente con la chica que ha estado admirando desde lejos por tanto tiempo. Choi Sunhi, la popular exnovia del capitán de baloncesto, era una figura bien conocida en el instituto. Su belleza y carisma la hacían inaccesible para muchos, y su hermano mayor, Choi San, era uno de los populares que constantemente se burlaba de Hwang Hyunjin. No obstante, en ese momento, parecía que el menor olvidó todas sus preocupaciones.

Con cada paso que Lee Minho daba hacia ellos, podía ver la emoción en la cara de su amigo. Su pequeño lunar debajo del ojo izquierdo, que siempre le daba un aire de ternura, parecía brillar con una luz propia. Parecía que, por fin, la suerte estaba de su lado. Pero cuando la aclamada Sunhi se despidió y Hyunjin se giró para enfrentar su realidad, la sonrisa brillante en su rostro se había desvanecido, reemplazada por una expresión de desilusión. Minho se acercó a su amigo, su corazón pesado con preocupación.

Hyunjin levantó su cara hacia su hyung, sus ojos llenos de una vergüenza y decepción que le desgarraron el corazón. Así que el mayor no tardó en pensar que tal vez esa esperanza fue una falacia de su mente.

—Sunhi volvió con Changbin...—notificó con su tono de voz apenas en un susurro.

Las palabras cayeron como un golpe, dejando un silencio ensordecedor a su paso. Minho se quedó sin palabras, sin saber cómo consolar a su compañero de la escuela. La realidad, una vez más, ha demostrado ser más dura que los sueños. Empero, a pesar de todo, Minho sabía que Hyunjin se recuperaría. Y estaría allí para él, en cada paso del camino, sin importar lo que viniera. Porque eso es lo que hacen los amigos: se apoyan en los momentos difíciles y celebran juntos los momentos de alegría.

Y este no sería la excepción. Así que lo único que Lee Minho pudo hacer fue extender su mano y colocarla suavemente sobre el hombro del menor. Su tacto era ligero, sin embargo, firme, fue un gesto silencioso de apoyo y comprensión.

—Hoy te invito el almuerzo.—ofreció Minho, intentando inyectar un poco de normalidad en la situación. Su voz tenía un tono tranquilizador, un intento de aliviar la tensión que se había instalado entre ellos.

—No tengo apetito.—contestó Hyunjin con voz apagada, su mirada fija en el suelo.

—Pero aún no es la hora del almuerzo.

—Igual. No tendré hambre.—insistió Hyunjin, su tono firme y decidido, como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo más que a Minho.

—Jinnie...—empezó Minho, pero se detuvo cuando Hyunjin levantó la cabeza y gritó.

—¡Dejaré de creer en el amor! ¡Es todo!

Con esas palabras, Hwang Hyunjin se alejó, dejando a un Lee Minho solo en el pasillo. El mayor se quedó allí, observándolo alejarse, su preocupación creciendo con cada paso que Hyunjin daba.

No obstante, cuando llegó la hora del almuerzo, Minho se halló con una imagen que nunca habría imaginado. Frente a él yacía un Hyunjin sentado en una mesa que suelen compartir, devorando su comida como si no hubiera comido en días. Las lágrimas caían por sus mejillas, pero no parecía notarlo, su atención estaba completamente centrada en su comida.

«Menos mal no tendrías hambre». Pensó Minho, su mente llena de preocupación y confusión ante el comportamiento de Hyunjin.

Empero, todo cobró sentido cuando vio a Choi Sunhi al otro lado del comedor. Está sentada con su reciente reconciliación con el capitán del equipo. Ambos se veían increíblemente felices, sus risas llenaban el aire y sus ojos brillaban con amor. Pero lo que más le dolió a Minho fue ver a Hyunjin, su mirada fija en la pareja, su rostro una máscara de dolor y desilusión. Y para empeorar las cosas, San, el hermano de Sunhi, no dejaba de reírse y burlarse de Hyunjin. La risa de San resonaba en el comedor, un cruel recordatorio de la desilusión de Hwang Hyunjin.

Un año después, el panorama había evolucionado considerablemente. Minho se encontraba en la recta final de su secundaria, a un paso de adentrarse en la vida adulta, mientras que a Hyunjin le restaban aún dos años de estudios. Sin embargo, un cambio notable se ha producido en Hwang, una chispa renovada en sus ojos y una confianza emergente que Lee Minho no podía pasar por alto.

—Es la chica nueva.—declaró Hyunjin de manera inesperada, su voz cargada de una emoción que Minho no había percibido en mucho tiempo.

—¿Te atrae la recién llegada?—Minho arqueó las cejas, desconcertado. Sus labios se separaron ligeramente, en un intento de asimilar lo que su amigo le está revelando.

—No sé, es atractiva...—respondió el chico de ojos cafés, su tono era sereno y reflexivo.

—¿Y... deseas expresarle eso?—interrogó Minho con su cabeza apoyada en su brazo, su curiosidad despertada. Miró a su compañero.

—No lo sé, hyung. He estado reflexionando sobre lo que sucedió con Choi Sunhi el año pasado y la verdad es que...—el joven de 17 años expulsó un suspiro prolongado, su faz reflejando un torbellino de incertidumbre y resignación.

Hyunjin ajustó sus gafas, un aditamento reciente que ha comenzado a usar ese año y que, lamentablemente, había sido motivo de más mofas. Él retomó su posición inicial, sentándose en el suelo y observar a su amigo, quien yacía acostado en el pastoso piso.

—¿Cuál es la verdad?—insistió Minho, su tono suave pero persistente.

—Prefiero reprimir esos sentimientos.

Minho no compartía esa decisión, sin embargo, se contuvo. Era la estrategia que Hwang había elegido para manejar sus emociones, y no era su lugar cuestionarlo, sino de apoyarlo.

—Si es lo que tú prefieres...—Minho se encogió de hombros con indiferencia, su mirada se desvió al firmamento casi estrellado. Se encontraban en un campamento de verano y la noche está cayendo—Hace un rato escuché que Choi San estaba interesado en ella. No sé—añadió, mirando a Hyunjin con una sonrisa pícara—, tal vez quieras reconsiderarlo.

El menor sonrió, su cara iluminándose de una manera que lo hacía parecer aún más encantador.

—Lo único de lo que me arrepiento es de haber seguido tus consejos, hyung.

Ambos estallaron en risas, la tensión anterior se disipó en la noche estrellada. A pesar de los desafíos y las incertidumbres, su amistad seguía siendo tan sólida como siempre. A medida que la noche avanzaba en el campamento de verano, los compañeros Lee Minho y Hwang Hyunjin se sumergieron en un mar de diversión y risas. Cantaron alrededor de la fogata con algunos de sus compañeros, exploraron el bosque oscuro con linternas y se desafiaron a un chapuzón en el lago helado. Aunque el frío se encontraba a su lado en todo momento, sus risas llenaron el aire, calentando la noche. Regresaron al campamento, sus ropas secándose al calor de las llamas, y compartieron historias hasta altas horas de la noche. Fue una noche memorable, llena de alegría y camaradería.

Una buena despedida para Lee Minho.

2019, Mayo 24.
Corea del Sur, Seúl.

A pesar de que el destino llevó a Lee Minho y Hwang Hyunjin a universidades distintas, la amistad entre ellos se mantuvo inquebrantable. Cada uno ya había formado su propio círculo de amigos en sus respectivas instituciones desde antes que estos dos se puedan conocer, pero hay algo único y especial en su vínculo que trascendía la amistad cotidiana. Un lazo que les permitía confiar el uno en el otro sin temor a ser juzgados. Por eso, cuando Hyunjin se encontró lidiando con un asunto serio, no dudó en buscar el consejo de Minho.

El menor, ahora un estudiante universitario de 19 años, ha experimentado una transformación notable desde sus días de secundaria. Ahora su cabello, que antes era oscuro, lucía un rubio brillante y caía de manera ligeramente larga enmarcando su rostro. Había dejado atrás las gafas, descubriendo unos ojos expresivos que, junto a su atractivo natural, lo han convertido en uno de los jóvenes más guapos de su universidad. Este cambio en su apariencia impulsó su autoestima, especialmente al ingresar a un nuevo entorno donde solamu su mejor amigo Yang Jeongin lo conocía de antemano.

—¿Es sobre una chica?—preguntó Minho, su risa resonando en el aire con una familiaridad que solo los viejos amigos podrían compartir.

El mayor, por su parte, también había madurado. Ahora con 20 años, su melena lucía un tono rojizo vibrante y su carisma se ha intensificado desde sus días en la secundaria. Escuchaba a su amigo con una sonrisa indulgente, su risa contagiosa llenando el espacio entre ellos. Aunque muchas cosas han cambiado, la constante búsqueda de Hyunjin por el amor perfecto, esa relación ideal que tanto anhelaba, parecía ser una constante. Y Minho, como siempre, estaba allí para escuchar y apoyar a su amigo.

—Así es, hyung. Pero con solo verte ya he tomado una decisión. Le diré la verdad.—declaró Hyunjin, su voz resonando con una determinación recién descubierta.

Lee Minho levantó una ceja, una mezcla de sorpresa y alegría inundando su rostro. No estaba simplemente asombrado por la repentina decisión de Hwang yunjin, sino que también se sentía profundamente orgulloso. Su amigo de la secundaria, que siempre había luchado con la expresión de sus emociones, finalmente está más que dispuesto a dar el salto. La decisión del rubio de expresar sus emociones, de ser auténtico y honesto con sus sentimientos, era más que perfecta a los ojos del universitario. Era un paso valiente, un paso hacia la madurez emocional, y Lee no podía estar más que contento por él.

—Vaya, Jinnie—comenzó él, una sonrisa juguetona en su rostro—, eso es bastante maduro de tu parte. ¿Estás seguro de que eres el mismo chico que solía esconder sus sentimientos?

Hyunjin rodó los ojos, pero la sonrisa en su rostro delataba su diversión.

—Sí, hyung, soy el mismo. Solo que un poco más valiente ahora.—respondió, su tono de voz lleno de determinación.

Minho asintió con aprobación, su sonrisa se ensanchó aún más.

—Eso es lo que me gusta escuchar, Hyunjinnie. Ve y hazlo, estoy seguro de que te irá bien.—declaró, en su tono de voz se notaba que estaba de acuerdo.

A pesar de su firme declaración, Hyunjin no pudo ocultar completamente la inquietud que se reflejaba en su rostro. Era una expresión que Minho notó pero optó por no cuestionar, permitiendo que su amigo se expresara a su propio ritmo.

—Lo haré, sin importarme que sea la exnovia de mi mejor amigo.—anunció Hyunjin, una sonrisa orgullosa desplegándose en su rostro.

La emoción que Minho había sentido inicialmente se desvaneció en un instante, reemplazada por una sorpresa paralizante. Observó a Hyunjin, su rostro mostraba una expresión que no le resultaba familiar, una mezcla de determinación y audacia que nunca vio antes.

—¡¿Qué?!—exclamó, incorporándose abruptamente para mirar a Hyunjin con incredulidad—¿Te gusta la exnovia de tu mejor amigo?—el rubio asintió, como si la gravedad de su declaración no fuera nada del otro mundo—¿Y lo dices así como si nada?

—¿Qué tiene...?

—¡¿Qué que tiene?! ¡Eso rompe las leyes de la amistad, Hwang!—Lee clamó, más desconcertado que enfadado.

Hwang Hyunjin se levantó del banco de madera donde se encontraba sentado, consciente de que su próxima clase comenzaría en media hora y era el momento perfecto para expresarle sus sentimientos a la chica que le gustaba. Empero, Minho no está dispuesto a dejar que se fuera sin más.

—No te escucharé, Honnie. Tú sabes lo mucho que me costaba acercarme a una chica y decirle lo que siento, así que voy a aprovechar esta oportunidad que me da la vida.—declaró Hyunjin, con una determinación inquebrantable.

—¡No hagas eso! ¡¿Estás tonto?!

—¿Por qué te pones así?—Hyunjin inclinó la cabeza, desconcertado por la reacción de su hyung—No es para tanto.

—¡¿Por qué me pongo así?! ¡¿No es para tanto?!—Minho repitió las palabras del menor, su tono aumentando con cada palabra—Sí es para tanto. Es gravísimo.

—¿Por qué?

—Hyunjin, podría darte un millón de razones del por qué salir con la exnovia de tu mejor amigo está mal.—Minho dijo, sus ojos se ensancharon ante la aparente inocencia de Hyunjin.

—Con diez me bastan.—respondió Hyunjin, su tono desafiante, dispuesto a enfrentar cualquier argumento que Minho pudiera presentar.

—La primera razón y más importante, Hwang, es una violación de la confianza entre amigos. ¡Porque es la exnovia de tu jodido mejor amigo! Además, salir con su ex podría hacerlo sentirse traicionado. La segunda razón es que puede dañar tu amistad. Incluso si tu amigo dice que está bien, puede cambiar su relación.

—Bue...—fue callado.

—La tercera razón es que puede causar un drama innecesario. Las relaciones ya son complicadas, y añadir a un ex en la mezcla solo lo hace más complicado. Mucho más si es la ex de tu mejor amigo. ¿Ya lo dije, no?—abrió sus ojos—Cuarta razón es que podrías hacer que te veas mal ante otros amigos y conocidos. Podrían pensar que no respetas las relaciones de tus amigos.

—Pero no va a pasar con todos, hyung.—su tono sonó a súplica.—Además, si todo sale bien con Hong Minyeo no habría necesidad de buscar a otras mujeres.

Minho lo asesinó con la mirada. Por demás de que ignoró el hecho de que acaba de decir algo que lo hizo quedar mucho peor.

—Quinta razón que se habla desde la empatía. La cual es, que podría ser incómodo para Jeongin. Tendría que verte a ti, su mejor amigo, con su ex, lo cual puede ser muy incómodo. Sexta razón, puede que no sea justo para tu mejor amigo. Si él todavía tiene sentimientos por su ex, salir con ella podría lastimarlo.

—Innie me dijo que ya no le agrada tanto...

—¡Cállate y escúchame! Séptima razón, tus otros amigos podrían sentirse incómodos con la situación. Octava razón—indicó con sus dedos, sin apartar la vista del menor—, si ella rompió el corazón de tu amigo, ¿qué te hace pensar que no hará lo mismo contigo? Novena razón, Hyunjin, hay millones de chicas en el mundo. ¿Por qué arriesgar tu amistad por una que ya ha demostrado ser incompatible con tu círculo de amigos?

—Lo dices como si fuese que Hong Minyeo haya estado con todos los amigos de Innie.—Minho elevó una ceja, inclinando su cabeza.—B-bueno...

—Y finalmente, la décima razón, puede que te arrepientas. Si las cosas no funcionan, puedes terminar perdiendo a ambas personas. Así que, Jinnie, ¿estás seguro de que quieres seguir adelante con esto?—terminó Lee Minho, su tono serio y preocupado.

A medida que la figura de Hyunjin se desvanecía en la distancia, había sido la respuesta que le dio al mayor de ambos, el cual era expresar sus emociones sin importar qué. No obstante, el mayor comprendía esa necesidad de sacarlo todo de la garganta y quedarse tranquilo después de la tormenta, pero aún así... No podía parar de hacerse la misma pregunta una y otra vez, hasta que obtuvo su respuesta.

«¿Por qué no pensé en mis propias 10 razones?»

BROOKS'S NOTE !! 🧋🦋🌿

¿Cómo están? ¡Espero que muy bien!

Cómo verán, ya decidí escribir una nueva historia de Lee Know, es una historia nueva para mí gusto. Así que voy a hacer todo lo posible para que sea más que divertida y emocionante.

¡Gracias por seguir apoyando mis historias! 😭💘

Se me cuidan, muaks.

También quiero agradecer a seokgg_ por los nuevos gráficos de la historia. Están increíbles, gracias. 💜

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