Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𓆩♡𓆪 reason eight.

2020, Febrero 03.
Corea del Sur, Seúl.

Cuando salí de aquella casa, sentía un nudo en el estómago y una sensación de opresión en el pecho. Sabía que necesitaba alejarme de todo, así que decidí desactivar los datos de mi móvil y refugiarme en mi departamento durante el fin de semana. Fue en ese lugar donde me permití sumergirme en un llanto desesperado, dejando salir todas las emociones que he estado conteniendo. Antes de desconectarme por completo del mundo, sentí la necesidad de informar a mi jefe sobre mi decisión de tomar las dos semanas de vacaciones que nunca antes disfruté. Para mi sorpresa, él aceptó mi solicitud sin reproches ni preguntas incómodas.

Sin embargo, mi tranquilidad se vio interrumpida al día siguiente de la fiesta. Escuché unos golpes en mi puerta y al asomarme por la mirilla, me hallé con mis colegas del cortometraje. Venían inquietados por mi bienestar y querían asegurarse de que estuviera bien. Me tranquilizaron al decirme que no me preocupara por el vídeo que había circulado, ya que lograron convencer a Bang Chan de que los ayudara a borrar esos vídeos que sus invitados han grabado. Me dijeron que actuaron como amigos en mi defensa. A pesar de sus buenas intenciones, decidí no abrirles la puerta, ni mucho menos responderles. No quería que me vieran en ese estado de vulnerabilidad y dolor. Temía sus miradas juzgadoras y los comentarios que pudieran surgir. Opté por escuchar su conversación desde detrás de la puerta, tratando de procesar todo lo que estaba sucediendo sin tener que enfrentarlos cara a cara. 

En aquellas semanas, mi anhelo era desaparecer del mundo por completo. Me sentía consternado por la situación y no sabía si alguien más vio el vídeo antes de que fuera borrado. Sabía que los chismes se propagan deprisa, incluso después de que se haya eliminado la evidencia. La incertidumbre de quién más podría estar al tanto de lo sucedido me mantenía inquieto. No obstante, lo que más me agobiaba era que Han Micha pudiera pensar mal de mí. Me dolía pensar que la pelinegra pudiera creer que toda mi amabilidad hacia ella fue motivada únicamente por algún interés oculto. Pero, pese a esa preocupación, no tuve el coraje de activar mis datos y aclararle mis dudas. Preferí por dejar las cosas como estaban, sin intentar explicarle la verdad. Tal vez fue por temor a enfrentar su posible decepción o simplemente porque sentía que ya había sufrido suficiente.

Empero, ya habían pasado casi dos semanas desde aquel incidente en el que me dejé llevar por la euforia del momento, sin pensar en las consecuencias. Ahora me encontraba frente al refrigerador, enfrentándome a las consecuencias de mis acciones. Mis orificios se posaban en lo que quedaba de comida en este día. Sentía una mezcla de suspicacia y arrepentimiento por haberme quedado sin provisiones. Pero lo más preocupante era la presencia reconfortante de Soonie, mi gato, que se acurrucaba y ronroneaba mientras se frotaba contra mis piernas.

Parecía entender mi situación y mostraba una especie de complicidad. Observé que no tenía suficiente comida para ninguno. Sabía que no era el tiempo adecuado para seguir pidiendo comida a domicilio o comprar cosas necesarias para sobrevivir. Necesitaba cuidar el poco dinero que me quedaba y administrarlo sabiamente. Con cierta vergüenza y timidez, cerré la nevera, aceptando la realidad de la escasez en este punto de mi vida. Me agaché para estar a la altura de Soonie y acaricié su suave pelaje. 

—Bueno, Soonie... Papá tendrá que enfrentar la realidad y salir de su cueva—le confesé a mi gato, compartiendo mi drama. Parecía que él entendía, ya que respondió con un suave maullido—Solo espero no encontrarme con nad...—en ese preciso santiamén, una batahola de trueno resonó en el ambiente—Creo que hoy es mi día de suerte, Soonie.

Decidí reincorporarme y dirigirme a mi habitación para cambiar mi atuendo. En realidad, lo que buscaba era ponerme un buzo y utilizar su capucha para protegerme de la lluvia. Lamentablemente, había prestado mi paraguas a una compañera de la universidad y nunca me lo devolvió. Ahora tendría que enfrentar las consecuencias de esa elección por segunda vez en el día, todo debido a mi amabilidad al querer cuidar a las mujeres. «Agh», liberé una bocanada frustrada mientras sentía cómo el estrés se apoderaba de mí. Me compungía agobiado por tener que lidiar con esta situación adicional. Una vez que apuré de ponerme las zapatillas y asegurarme de tener suficiente dinero en mi bolsillo, salí de casa, cerrando con llave tras de mí.

Me dirigí hacia las escaleras y abandoné el edificio en el que vivía, con la determinación de ir al mercado de convivencia. Antes de abandonar la protección del techo, pude notar que comenzaba a lloviznar. Consciente de que la lluvia se intensificaría, decidí ponerme la capucha para resguardarme del agua que caía cada vez con más fuerza desde el oscuro cielo. Una vez dentro del establecimiento, me quité la capucha y sacudí mi cabello anaranjado, haciendo que algunas gotas salpicaran mi ropa.

Mi objetivo principal era adquirir los víveres necesarios para sobrevivir unos días más antes de regresar al trabajo. También aproveché para pasar por la sección de productos para gatos y comprar comida para mis adorados felinos. Sin embargo, mientras me hallaba en el proceso de pagar, comencé a sentir unas miradas fijas sobre mis hombros. Una sensación de acecho se apoderó de mí, lo que me llevó a mirar por encima de mis hombros y descubrir a un par de chicas que reconocí de aquella fiesta.

Esto incubó en mí una sensación de hastío y paranoia. En un abrir y cerrar de ojos, decidí ponerme la capucha de nuevo y despedirme del empleado para abandonar la tienda y dirigirme hacia la salida, alejándome inmediatamente de aquel lugar y persiguiendo refugio en mi hogar, donde me sentía más seguro. Mientras estaba cerca de mi edificio, doblé un par de calles, esta vez apresurándome debido a la intensificación de la lluvia. Era vital llegar a las escaleras lo más rápido posible, pero sin correr el riesgo de resbalarme en el intento. Sencillamente que mi organismo se detuvo en seco cuando mis luceros se posaron en la persona que subía las mismas escaleras que yo debía bajar para llegar a mi edificación.

No esperaba dar con nadie en un día tan desagradable, pero allí estaba Micha, paralizada en el escalón, cubriéndose con un paraguas y mostrando una expresión seria en su rostro. Por un instante, ambos nos quedamos inmóviles, detenidos en el tiempo, hasta que ella rompió ese momento y continuó subiendo las escaleras, mientras que yo permanecía en estado de shock al verla frente a mí. Han Micha fue quien se interpuso en mi camino, aunque ahora me escrutaba con una media sonrisa apretada en sus labios. No pude evitar sentir una mezcla de pasmo y desconcierto al ver esa expresión en su semblante. Las preguntas inundaban mi mente mientras intentaba descifrar el significado detrás de esa sonrisa. ¿Qué estaba pensando en este plazo? ¿Por qué me miraba de esa manera? ¿Era una señal de que me perdonaba o de que nunca se había cabreado conmigo? Las dudas se agolpaban en mi cabeza, impidiéndome pensar en cualquier otra cosa que no fueran sus fanales oscuros, que se encontraban fijos en los míos. 

—Te estaba buscando, Honnie.

De repente, rompiendo el silencio, su habla tranquila y reconfortante me sacó de mis cavilaciones. Sus palabras resonaron en la aerofagia, trayéndome de vuelta a la existencia una vez más. Su matiz de voz era el de siempre, no mostraba ningún rastro de enfado. De hecho, extendió su brazo, intentando protegerme de la lluvia con su paraguas transparente. En este oportuno momento, parecía aún más tierna de lo habitual, y era inútil no sentir afecto por ella cuando era tan amable y dulce conmigo.

Pude notar cómo una sonrisa tímida se formaba en sus morros, mientras tanto sus mejillas adquirían un tono rosado. Ahora, todas mis dudas y suspicacias se desvanecieron. Su gesto y su actitud me transmitieron una sensación de calma y transigencia. Me di cuenta de que no había razón para temer su reacción, ya que Micha me buscaba y exteriorizaba una ternura genuina hacia mí. Era su sonrisa y su rubor que me hicieron sentir un engranaje particular, y su presencia se volvió aún más irresistible. Desperté de mi estado de conmoción y parpadeé un par de veces, sintiendo una repulsión física al darme cuenta de que llevaba puesta mi ropa de entre casa y mi cabello probablemente se veía desastroso debido al clima. 

No obstante, no era ocasión para alarmarme por mi apariencia física, sino por la apolínea mujer que está frente a mí, notándome expectante, esperando que dijera algo más. Sentí un nudo en el estómago, entretanto la ansiedad se apoderaba de mí. Mi mente se llenó de escudriñadas y temores sobre lo que la pequeña Micha podría decirme. ¿Por qué ella me buscaría? ¿Qué motivos tendría para estar aquí? Las palabras se atascaron en mi garganta mientras batallaba por conservar la soltura y no exponer mi nerviosismo. Por último, cedí articular una pregunta, aunque mi voz temblorosa delataba mi estado de nerviosismo.

—¿Por qué tú me buscarías...?—inquirí, deseando desesperadamente obtener una respuesta a mis inquietudes.

—Tu confesi...—inició a decir ella, pero la interrumpí de inmediato. No quería que habláramos sobre eso, no quería enfrentar la realidad de lo sucedido.

—Fue un error—parlé apresuradamente, tratando de justificar mis acciones. Estoy desesperado por alcanzar una excusa, una manera de evitar el tema—. Estaba ebrio aquella noche, había tomado mucho. Además, tú eres la ex de mi mejor amigo y yo...—traté de explicar, pero mis palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

Solamente que en ese momento, un jalón repentino en mi buzo me hizo callar. Fue entonces cuando me di cuenta de que Micha tiró de mi ropa para acercarme a sus labios. El gesto repentino y sorprendente me dejó sin palabras. La confusión y la culpa se entrelazaban en mi interior, ya que sabía que lo que había ocurrido no podía ser ignorado ni minimizado. A pesar de todo, seguía considerando a Felix como mi mejor amigo, lo que complicaba aún más la situación. Me encontraba inmerso en un torbellino de emociones, sin tener claro cómo enfrentar la situación ni qué camino tomar a continuación.

Empero, no podía negar la verdad que se escondía en lo más profundo de mi ser. Hace tiempo que sentí una atracción hacia Han Micha, una curiosidad que me impulsaba a querer probar sus labios y descubrir qué se sentía al besarla. Además, me preguntaba si ese beso podría confirmar los sentimientos que albergaba en lo más profundo por ella. Aun cuando me atormentaba la idea de traicionar la confianza de Felix. No quería lastimarlo ni poner en peligro nuestra amistad por un impulso fugaz. La lucha interna entre mis deseos y mis responsabilidades morales me consumía, dejándome sin una respuesta clara.

Pero no pude resistir la tentación de sentir la suave textura de sus belfos carnosos rozando los míos. Fue un beso apasionado, intenso, un beso que me hizo desear profundizar aún más nuestra cercanía. Sin embargo, fue cuando nos separamos, bajo la lluvia, mientras que observaba la forma en que me miraba, cuando supe que era hora de tomar en cuenta mis propios sentimientos y no los de los demás. En este momento, ella me estaba mirando de la forma en que siempre había deseado.

Mis palabras salieron titubeantes de mi boca, luchando por encontrar una explicación ante la forma en que me ha callado. Podía percibir la incomodidad en su expresión, o al menos eso mismo era lo que deducía en este entonces. Me sentía vulnerable y confundido, sin saber cómo abordar la situación o qué decir a continuación.

—¿Po-por qué...?—balbuceé, tratando de hallar las palabras adecuadas para expresar mi confusión y necesidad de respuestas.

Su reacción me hizo sentir todavía más inseguro, sin saber si había cometido un error al plantear esa pregunta. El silencio se apoderó del espacio entre nosotros, creando una tensión palpable. Los dos nos encontrábamos sumidos en un mar de emociones y preguntas sin respuestas.

—Deberías ir a casa. Estás completamente empapado, y te enfermarás—mencionó con la mirada fija en el suelo, desviando sus ojos un par de veces antes de volver a encontrarse con los míos—. Espero verte el sábado. Adiós, Minho.

Micha se despidió con una media sonrisa y se alejó, desapareciendo de mi lado. Pero sentí que estaba dejando pasar una oportunidad importante, así que, en medio de la lluvia constante, giré mi cabeza sobre mis hombros para verla alejarse poco a poco.

—Espera, Micha. ¿Quieres... comer... ramen?—solté, sin poder contenerme. La lluvia caía sobre nosotros, creando un ambiente mágico y lleno de incertidumbre.

Ella se detuvo abruptamente, parecía estar pensando durante un breve segundo antes de regalarme una sonrisa radiante. Asintió con la cabeza, aceptando mi invitación. Por lo tanto, se acercó a mi lado, entre que  comenzábamos a caminar por las escaleras hacia abajo. Micha trató de extenderme el paraguas para protegernos de la lluvia. Agradecido, lo agarré y nos cubrimos a ambos debajo de su paraguas. Caminamos más rápido, tratando de llegar lo más rápido posible a mi edificio.

Finalmente, llegamos a la puerta de mi departamento y ambos soltamos un par de risas por la forma en que casi nos caímos al ingresar al edificio. El ambiente se volvió más relajado y cómodo entre nosotros. Nos quitamos los zapatos y decidí ir al baño en busca de un par de toallas para secarnos. Sin embargo, mientra que rebuscaba las toallas, pude sentir sus pasos detrás de mí, muy cerca. Era consciente de que mi propuesta tenía un significado profundo, uno que confirmaba que era un terrible amigo y que probablemente Felix se enteraría de todo esto. Pero, ¿realmente importaba? Era evidente que él ya no sentía lo mismo por ella, se notaba en cada gesto y en cada interacción. Además, fui tratado de manera despectiva por Felix desde que supo de mis sentimientos hacia su exnovia. Aunque... sabía que tenía sus razones para reaccionar así, solo que no creía merecer ese trato.

«¿O tal vez sí?» En medio de mis pensamientos, sin pensarlo demasiado, pronuncié una propuesta cargada de un doble sentido.

—¿Quieres darte una...?—mi frase fue interrumpida por Micha, por segunda vez en esta noche llena de tensión y tormentas.

La puerta del baño se cerró lentamente, y pude ver cómo Micha apoyaba su cabeza en la puerta misma. En este instante, ambos éramos conscientes de que estábamos a punto de cometer un error del cual nos íbamos a arrepentir. No obstante, nada de eso nos importaba en este momento, porque la atracción y la pasión que sentíamos eran demasiado intensas como para resistirnos. Las toallas que tenía en las manos se deslizaron y cayeron al piso, dejando un rastro olvidado mientras me acercaba directamente a sus labios carnosos y rosados.

Nos besamos con una intensidad abrumadora, como si esa fuera la única forma de saciar la necesidad que había estado anhelando durante tanto tiempo. Ella respondió de la misma forma, entreabriendo los labios y permitiéndome explorar su boca con la mía. El choque de nuestras lenguas creó una explosión de sensaciones, llevándonos a un lugar donde solamente existíamos nosotros. Ahora mismo, el mundo exterior desapareció por completo. Nada más importaba excepto la conexión que compartíamos en ese beso apasionado y prohibido. Sabíamos que estábamos desafiando las normas y que podríamos arrepentirnos, pero actualmente, nos entregamos por completo a la pasión que nos consumía.

No sé cómo sucedió, empero, las piernas de Micha terminaron envolviendo mi cintura, aferrándose a mí para evitar caer. Nuestros labios continuaban fundiéndose en un beso apasionado y desenfrenado. Ambos estábamos empapados por la lluvia que nos ha atrapado afuera. Decidimos abandonar el baño y dirigirnos a mi habitación, despojándonos de nuestras ropas mojadas mientras avanzábamos. Cada prenda que se deslizaba por nuestros cuerpos revelaba más de nuestras fisionomías, a medida que nos adentrábamos en la intimidad y la pasión desenfrenada. La lluvia que nos unió ahora se convertía en un testigo silencioso de nuestro encuentro ardiente.

En mi cuarto, nuestros cuerpos se encontraron en un abrazo apasionado, buscando la calidez y la conexión que solo el otro podía proporcionar. La excitación y la urgencia se mezclaban en el aire, mientras que explorábamos cada centímetro de nuestra piel mojada. El deseo nos consumía, llevándonos a un éxtasis compartido que nos hacía perder la noción del tiempo y del universo mismo. Luego de sentir su respiración agitada mientras se movía sobre mí, me di cuenta de que estaba cometiendo un grave error y me olvidé completamente de mis propias razones.

Todavía así, en este mismo tiempo, lo que menos me importaba era eso. Mi atención se centró en explorar cada centímetro de su anatomía, desde sus pequeños y sensuales senos hasta su cintura estrecha que se ajustaba perfectamente a mis manos. Quedé locamente cautivado por la forma en que sus orificios oculares marrones oscuros brillaban con euforia, mientras que pronunciaba mi nombre.

—Va-vamos a la ducha, Honnie...—susurró con un tono de voz temblorosa.

Asentí en silencio, sin pronunciar una palabra más, dejándome guiar por sus manos, entre que nos dirigíamos a mi propio baño. Cada paso que dábamos juntos aumentaba la intensidad de la atracción que sentíamos el uno por el otro. Mientras caminábamos por el pasillo de mi departamento, no pude evitar admirar su perfecta parte trasera descubierta, que se movía con gracia y sensualidad.

El sonido del agua corriendo y el vapor llenaban el espacio, creando una atmósfera íntima y seductora. Sin necesidad de palabras, nuestros organismos se hallaron bajo la ardiente cascada, fusionándose en uno mismo y apasionado. Cada roce de nuestras pieles mojadas y cada beso que compartíamos aumentaban la intensidad del momento. No obstante, de repente sus besos descendieron por mi cuello, dejando pequeñas marcas en cada uno de ellos. Mordí mis labios, tratando de contener todos mis deseos sexuales excesivos por ella. Sencillamente, Micha no facilitaba las cosas, ya que continuó bajando cada vez más hasta arrodillarse por completo frente a mí.

Pude observar sus ojos fijos en mí, sin ninguna timidez o pudor, mientras su lengua rosada se deslizaba sobre mi miembro efecto. Lucía como una joven virtuosa, como si su apariencia exterior la presentara como un ser inocente, engañando a todos haciéndoles creer que era un ángel. Simplemente que cuando las puertas se cerraban, revelaba su verdadera naturaleza. En este preciso minuto, experimentaba todo lo que cualquier hombre desearía en su maldita vida. Una de mis manos se aferró a la pared del baño para mantenerme en pie, evitando caer en el intento, mientras Micha se aferraba a no soltar mi pene, dándole unas lamidas que me estaban volviendo loco.

—¿Te gusta, Honnie?—cuestionó con un tono sugestivo y una sonrisa traviesa entre sus exuberantes labios de tonalidades rosadas.

—Sabes que tienes plena certeza de ello.—afirmé sus inquietudes, atrayéndola hacia mí con un movimiento más que rápido.

Modificando nuestra postura de forma inesperada, la coloqué con su semblante contra la pared, dejándome a la vista su hermosa parte trasera. Ella mantenía sus manos apoyadas en la pared, queriendo observarme, sin embargo, la persona que se arrodilló ahora era yo debido a que debía meter mi lengua contra su zona femenina y darle placer. Pensaba que era un polo, un helado, y lo chupaba de la forma que más me gustaba. Lo hacía de manera ágil, escuchando sus gemidos en forma de llantos, rugiendo porque me detenga y que se lo haga de una buena vez.

Únicamente que cuando Han Micha se giró, en un intento de detenerme, la pelinegra no se dio cuenta de que me entregó la oportunidad dorada en bandeja de plata. Debido a que mis ojos resplandecieron con una malicia pura en mis acciones, y mis manos se posaron en sus muslos, sujetándola contra la pared en ese instante para hundir mi cara en su vagina, pasando mi lengua sobre su zona femenina. Pude lamer cada extremo de su femineidad, escuchándola gemir a más no poder, y cuando supe que era el tiempo justo, dejé de lamerla para penetrarla bruscamente contra la pared de mi baño privado.

2020, Febrero 08.
Corea del Sur, Seúl.

Hoy sería mi primer día saliendo de mi refugio, el cual era mi apartamento, y sería la primera vez que me encontraría con personas de mi círculo social desde aquel incidente en la fiesta. Debo admitir que en los últimos días no pude responder a los mensajes de mis amigos o colegas del cortometraje, y mucho menos después de ese encuentro íntimo que tuve con la hermana de uno de ellos. Luego de esa experiencia con Han Micha, me sentí terrible porque no sabía cómo enfrentar a Felix cuando decidiera reunirse conmigo. Siempre pasaba lo mismo cuando iba a trabajar en el bar, y eso era lo que me hacía sentir como una persona despreciable. Lo que hice hace unos días con la exnovia de mi amigo consumía mis pensamientos constantemente.

Llegó un punto en el que no pude conciliar el sueño durante todo un día debido a la intensa culpa que sentía, aunque al mismo tiempo, una parte de mí sabía que Lee Felix no la quería en lo absoluto y ha sido muy claro al respecto. Esa certeza me mantenía en cierta calma, empero, no podía negar que mi forma de actuar con ella no está bien. Me di cuenta de que debí haber seguido mis propias 10 razones en lugar de dejarme llevar por la situación. Crucé la puerta del vestuario en mi lugar de trabajo y me encontré con la mayoría de mis compañeros, incluida esa mujer de larga cabellera negra con llamativas mechas, quien me regaló una media sonrisa desde detrás de los casilleros.

Por un momento, pensé que lo que ocurrió en mi departamento había sido una debilidad mutua y que nunca volvería a suceder. Sin embargo, su sonrisa me daba esperanzas de que algo más profundo pudiera surgir entre nosotros, algo como una posible relación. Le devolví la sonrisa tímidamente, saludé a todos mis compañeros y entablé una larga conversación con uno de ellos mientras me cambiaba. Hablamos sobre las razones por las que decidí tomar unas semanas de vacaciones, algo que rara vez hago, suelo preferir trabajar para ganar más dinero. Para él, resultaba extraño que yo tomara esa decisión, así que tuve que inventar una gran mentira para que pudiera entender mis motivos y la verdadera razón por la que deseaba alejarme de todo por un tiempo. Al caminar por el pasillo que conducía detrás de la barra, mis ojos se posaron en los clientes habituales y una sonrisa se dibujó en mi rostro de inmediato.

Era una de las cosas que más disfrutaba de este establecimiento, ya que me he encariñado con cada uno de ellos y no quería dejarlos sin un poco de mi atención. Justo en este momento, apareció un hombre que venía todos los días y siempre pedía lo mismo. Se sentó frente a mí y me miró con una sonrisa.

—Minho, has vuelto.

—Hola, señor Kim—saludé cortésmente, limpiándome las manos antes de atender la barra—. ¿Lo mismo de siempre?

—Sí, muchacho.

Fue entonces cuando comenzó a compartir conmigo todos los detalles de su vida personal. Parecía más bien un padre en busca de un hijo que le prestara atención. Me di cuenta de que sus propios hijos no le hacían caso y parecía que todo lo que él les decía no les importaba. Sentí pena por el hombre, ya que hubiera deseado que mi propio padre se hubiera interesado por mis asuntos de la misma manera que él lo hacía. No se me ocurrió una mejor idea que prestarle atención y satisfacer sus necesidades. Parecía que el señor Kim quería escarbar en mis problemas hasta que captó el santiamén en que mi atención fue robada por Han Micha, la camarera que trataba a los clientes con amabilidad pura.

Ella lucía absolutamente encantadora, con sus mejillas rosadas y su cabello recogido en una coleta sencilla pero hermosa. Juraba que su sonrisa irradiaba pura dulzura y amor. Realmente me sentía atraído por ella de una forma que me asustaba.

—Oh... Ya veo. Es por una chica.

Salí de mi ensimismamiento cuando escuché la voz del señor Kim, quien me pidió otra ronda de su bebida de siempre. Mi rostro se llenó de vergüenza al ser descubierto por otra persona.

—No, señor Kim.—mentí, mientras preparaba las bebidas en la coctelera.

—Vamos, Minho. Dime qué te detiene. Ella es hermosa y tú eres atractivo—levantó las cejas, en un gesto que denotaba sinceridad—. ¿Por qué actuar como tontos? Estoy seguro de que ella dirá que sí.

—Yo también.—respondió mi compañero de la barra, mostrando una expresión realista que captó la emoción del señor Kim. Tuve que contener las ganas de reír ante la emoción del adulto.

Además, le lancé una mirada a mi compañero para indicarle que se detuviera, no quería que sacara conclusiones innecesarias. Al principio traté de darle una respuesta satisfactoria, solamente que me trababa y no parecía decir la verdad.

—No será posible, eso es todo.

—Necesito escuchar tu excusa, muchacho.—insistió el señor Kim, acercando la bebida a sus labios y dando un sorbo. Su gesto de aprobación me halagó.

—No es una excusa...—comencé a decir, apoyando mis manos en la elegante barra de madera y haciendo una mueca al mismo tiempo. Mi colega se apoyó en la barra para oír.—Es la exnovia de mi mejor amigo.

Sin embargo, en cuanto mencioné eso, él se levantó de inmediato para ocuparse de otra cosa y evitó escuchar más sobre el tema. El señor Kim me miró durante unos largos segundos, lo cual me hizo sentir pequeño e incómodo. Hice todo lo posible para evitar que me mirara de esa manera, a pesar de que era evidente que no me gustaba que me esté observando de tal modo. Antes de que pudiera continuar haciendo las bebidas de otros clientes, el señor Kim me detuvo.

—Minho, entiendo que sea la exnovia de tu mejor amigo, pero a veces el corazón nos lleva por caminos inesperados. Si realmente sientes algo por ella, no dejes que las opiniones de los demás te detengan. La vida es muy corta para dejar pasar las oportunidades de amor y felicidad. Si esa jovencita te hace sentir especial, lucha por ello y ve a por todas. No te arrepientas de no haber intentado algo que podría haber sido maravilloso.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, ya que no esperaba ese apoyo de su parte. Aunque no estaba de acuerdo con la situación, el señor Kim me alentaba a seguir mi corazón y a no dejar que el juicio de los demás me afectara. Sus palabras resonaron en mí, recordándome que la felicidad y el amor son valiosos y que a veces hay que tomar riesgos para hallarlos. Le sonreí en forma de agradecimiento al señor Kim por sus palabras de aliento y continué con mi trabajo. En ese preciso momento, mis ojos se cruzaron con los de Han Micha, y pude percibir una extraña tensión en el aire. Algo en su mirada me transmitió una sensación de temor, como si temiera que descubriera uno de sus secretos más profundos.

Fue como si un velo de misterio se interpusiera entre nosotros, despertando mi curiosidad y haciéndome preguntarme qué ocultaba detrás de esa mirada cautelosa.

2020, Enero 24.
Corea del Sur, Seúl.

—¿Y qué quieres hacer?

Me encontraba sentada en mi cama, con las manos entre mis piernas, mientras observaba por la ventana de mi habitación. Todavía me dolía la cabeza por el ruido de la fiesta de Chan. En realidad, no quería ir a esa fiesta porque sabía que tendría que cuidar a mis amigos, ninguno de ellos sabe beber, especialmente cuando están todos juntos. Pero debido a la insistencia del anfitrión, me vi obligada a estar cerca de la chica a quien había lastimado y a quien él llamaba acosadora. Me puse en los zapatos de esa chica y entendí lo difícil que debía ser para ella.

Él era un idiota.

No, corrección. Sigue siendo un idiota.

Después de la confesión de Lee Minho, las cosas se volvieron tensas. No sabía qué más hacer y mucho menos quería que malinterpretara mis acciones, ya que en realidad me agradaba. No quería que pensara que lo estaba rechazando, empero, acababa de salir de una relación y, además, ¡era el mejor amigo de Felix! No podría hacer algo así, especialmente no con Minho. Entonces, la voz de Lim Chael me sacó de mis pensamientos y me preguntó qué quería hacer con todo lo que ha sucedido. Lo bueno de mis amigos es que me ven como una prioridad cuando se trata de temas románticos.

—No quiero que Felix se entere de ese video—miré a mi amigo y él asintió—. No puedo ni imaginarme las cosas que empezará a decir de mí...

—No tienes la culpa de que Lee Minho se haya interesado en ti—mencionó, notándose la molestia en su rostro por mi autocrítica—. Felix tendrá que lidiar con ello, Micha. Tú no puedes controlar los sentimientos de los demás.

Pasé saliva antes de responder, aún mirando por la gran ventana de mi habitación.

—Lo sé.

Chael me brindó apoyo durante esos minutos, pero luego tuvo que regresar a su casa y yo pasé el resto del día durmiendo, debido a que me sentía demasiado agotada. Fue al día siguiente, en la cocina, cuando vi a mi hermano con una expresión poco amigable en su cara, mientras desayunaba y miraba constantemente su teléfono.

—¿Sucede algo, Hannie?—le pregunté, con la mitad de mi atención puesta en él, mientras abría la nevera en busca de agua.

Mi hermano no me respondió, lo que me llevó a cerrar la nevera con la botella en mis manos, lista para beber. Pude ver por primera vez la expresión de enfado en su rostro, pero parecía que el problema no era conmigo, sino con alguien más. No obstante, parecía que prefería no hablarme al respecto, tal vez para evitar desquitarse conmigo.

—El idiota de Wooyoung vio el video y fue corriendo a chismearle al idiota de tu ex—informó Jisung, claramente enojado. Sus manos estaban unidas y apoyadas en la isla de la cocina—. ¿Sabes todo lo que están diciendo de Minho? Es una suerte que él haya decidido desconectarse del mundo, porque si...

Jisung se mantuvo en silencio de repente y se levantó rápidamente del taburete blanco para salir de la cocina con su celular en mano, dejando su desayuno a medio terminar. Cerré la botella de agua después de tomar un poco y regresé a mi habitación para agarrar mi celular y ver lo que mi hermano mencionó. Fue entonces cuando le envié un mensaje a Bang para informarle sobre la situación y decirle que el video ha salido a la luz cuando se supone que todos ya lo han borrado de sus móviles.

Él respondió de inmediato, asegurando que lo solucionaría.

Quise contactar a Minho, pero como mencionó mi hermano, él estaba desconectado del mundo. Decidí respetar su deseo de estar solo y darle tiempo para sí mismo. Entendía que tal vez necesitaba procesar todo lo que está sucediendo y encontrar su propio equilibrio. Aun cuando me preocupaba por él, sabía que forzar una comunicación en este momento no sería lo mejor, era mejor darle su espacio.

2020, Febrero 03.
Corea del Sur, Seúl.

Observar a mi hermano preocupado todos los días debido a la falta de respuesta de Minho a sus mensajes, llamadas e incluso visitas a su casa, comenzó a afectarme emocionalmente. Sentía una creciente sensación de malestar. Las cosas empeoraron cuando, al salir del trabajo en el bar, recibí notificaciones de Soobin que indicaban que Felix había descubierto la verdad de la confesión de Minho y estaba buscándolo para hablar, pero nadie sabía dónde se encontraba. No entendía por qué Felix se mostraba tan insistente, considerando que ya sabía de los sentimientos de su mejor amigo hacia mí.

Sin embargo, tenía que recordar que mi exnovio no está en su estado mental adecuado. En este momento, todas las dudas inundaron mi mente. No quería que Felix se enfadara con Minho, ya que al fin y al cabo, su mejor amigo no ha hecho nada malo. Lo único que hizo fue confesar sus sentimientos y nada más, ni siquiera fue capaz de besarme. Creo que por eso mismo sentí la necesidad de resolver lo que sea que mi exnovio estuviera tramando, así que antes de regresar a casa, decidí ir a su departamento para enfrentar la situación de frente.

Casualmente, Soobin estacionó su auto frente al edificio donde yacía, buscando a Lee Felix. Su mirada lo decía todo, revelando claramente lo que pensaba al respecto.

—¿Sabes por qué he venido hasta aquí, Micha?—preguntó retóricamente, saliendo del auto con un semblante tenso—Porque sabía que ibas a hacer alguna locura.

—Tengo que hablar con él, Soo. Y no me importa lo que pienses al respecto.—fueron mis primeras palabras, pasando junto a él sin prestar atención a su opinión sobre el tema. Sin embargo, mi amigo no se quedó callado. Apoyado en su auto, mencionó algo que detuvo mis pasos.

—Mmh. ¿Sabes qué? Creo que estás buscando una excusa para volver a encontrarte con el hombre que te lastimó de tantas formas.—respondió Soobin, su voz cargada de preocupación y frustración.

Me quedé paralizada en mi camino, con el bolso casi cayéndose de mi hombro, pero me negué a darme la vuelta. No quería enfrentar su mirada y admitir que tal vez tenía razón. Empero, estaba decidida a resolver este drama, así que seguí adelante en busca de mi ex. Después de tocar el timbre, escuché unos pasos y la puerta se abrió. Me encontré con un chico pecoso, con una expresión poco amigable en su faz, vestido con muy poca ropa y aparentemente muy ocupado.

—Ah, eres tú. ¿Qué quieres, Han? ¿No deberías estar en la cama con mi mejor amigo?—dijo de manera despectiva.

—No estoy aquí para pelear contigo, Felix. Estoy aquí para dejar algo muy claro—ignoré su comentario y me enfoqué en mis propias palabras. Solo que era difícil mantener la concentración cuando se oyen risas femeninas desde el interior—. Minho y yo nunca estaremos juntos porque él es tu mejor amigo y yo tengo principios.

Felix está apoyado en el umbral de su puerta principal, con los brazos cruzados y una pierna sobre la otra. Tenía una postura relajada pero claramente no quería tenerme frente a él. Me miró de arriba abajo con tanto desagrado que me hizo sentir incómoda por estar allí. Felix soltó un suspiro, enderezándose y colocando una mano detrás de la puerta, listo para cerrármela en la cara si fuera posible.

—Me importa una mierda tus principios. Me has dejado claro que mis sentimientos no significan nada para ti, Micha. Te dije que te alejaras de él, pero no te importó. Toda esta situación es culpa tuya. ¿Por qué no te das cuenta?—expresó colérico.

Me quedé sorprendida por sus palabras, él se hacía la víctima de todo esto y fue imposible no sentir cómo la ira comenzaba a hervir en mi sangre. Pero entonces, mis ojos se desviaron detrás de él, donde aparecieron dos mujeres en ropa interior, una de ellas sosteniendo una copa de vino en la mano. Felix se dio cuenta de mi mirada y luego me miró a mí con una sonrisa perversa en los labios, como si estuviera disfrutando mucho de aquel momento. Me di cuenta de que Soobin tenía razón. Estaba buscando excusas para ver a alguien que no le importaba, a alguien que ha hecho todo lo posible para arruinarme la vida.

Lee Felix había sido capaz de fingir que me amaba solo porque descubrió que su mejor amigo tenía sentimientos por mí. Sabía que mi exnovio al final del día era un narcisista egoísta de mierda, que aún así lo amaba. Solamente que ahora la venganza se apoderó completamente de mí.

—Tienes razón, Lee...—dije lentamente, asintiendo. Porque me di cuenta de algo—. Tal vez debería estar enredándome en la cama con Honnie.

2020, Febrero 13.
Corea del Sur, Seúl.

Él me miraba con una de sus peores expresiones, y no era tonta, sabía que se sentía avergonzado por mis acciones. Pero, ¿qué más podía decirme? Lo hecho, hecho estaba, y nadie podía borrar los encuentros sexuales que había tenido en los últimos días con el mejor amigo de mi exnovio.

—No necesito decirte lo mal que estás actuando, porque eres plenamente consciente de tus errores. Sabes que está mal jugar con los sentimientos de los demás, Micha.

Me quedé en silencio, apoyada en la pared del callejón donde nos encontrábamos, aprovechando los breves minutos libres que tenía en el bar. Hoy era mi último día trabajando allí, ya que comenzaría de nuevo en la empresa donde ya estaba trabajando como diseñadora digital, creando dibujos para mangas, manhwas y otros tipos de ilustraciones similares. Era un buen trabajo, bien remunerado, y no entendía por qué aún no podía independizarme de mis padres.

—Lo sé, Binnie... Pero es que...—dejé de hablar en ese mismo momento, soltando un suspiro de frustración.—No quiero lastimarlo, pero tampoco sé cómo decirle la verdad.

Changbin metió una menta en su boca y me miró con determinación. Pude ver en sus faroles que no estaba de acuerdo en absoluto con lo que estaba haciendo con Minho. Luego de masticar durante unos minutos, decidió volver a dirigirme la mirada.

—Lo que estás haciendo con él es horrible...

—Ya lo sé.—respondí, hablando por encima de él y mirándolo con una expresión de fastidio y tristeza al mismo tiempo.

Changbin levantó la mano en el aire, indicándome que me mantuviera en silencio.

—No, cállate y escucha. Lo que estás haciendo con Minho está mal, Han Micha—advirtió, señalándome con su dedo índice—. Él no tiene la culpa de que quieras vengarte de tu ex, aunque sea un desgraciado que se lo merece. Sin embargo, Minho está en medio de todo esto y no debería salir perdiendo en el proceso. Deja de proyectar tu enojo con Felix en Minho.

Tragué saliva, con la mirada fija en el suelo. Sabía que debía decirle la verdad, pero me resultaba difícil enfrentarlo y mirarlo a los ojos. Tendría que admitir que aún tenía sentimientos por Felix y que me acosté con él solo para que se diera cuenta de cómo se sentía. No pude levantar la mirada durante varios segundos, hasta que mi mejor amigo continuó hablando.

—Eres mi mejor amiga y lo último que quiero es verte sufrir... Quiero dejar eso claro y que no estoy tomando partido por nadie. Pero además de estar de tu lado, mi deber como amigo es abrirte los ojos si estás equivocada—Changbin se apoyó junto a mí en la pared—. Estoy seguro de que en este momento Minho está creyendo que ustedes podrían tener una relación juntos—ahí fue cuando lo miré con preocupación—, y tú sabes lo horrible que se siente estar enamorado de alguien que solamente te está utilizando en beneficio propio.

En ese momento, sentí una profunda herida en mi corazón, ya que Lee Felix me hizo lo mismo en más de una ocasión. La última vez fue cuando fingió estar enamorado de mí sencillamente para transmitir un mensaje a su amigo. Por lo tanto, sabía perfectamente cómo se sentía esa situación. Empero, no se me ocurrió una mejor idea que despedirme de mi mejor amigo para asegurarle que le diría la verdad al mejor amigo de mi ex esta misma noche.

Changbin me sonrió, mostrando su acuerdo con mis futuras acciones, y luego se marchó por donde vino. No obstante, mientras estaba de nuevo detrás de la barra, sirviendo tragos a los clientes, no pude evitar observar con atención al chico del bar. Su cabellera naranja y su sonrisa espectacular lo hacían destacar, y simplemente era él mismo. Ahora, me resultó imposible encontrar la voluntad de decirle la verdad. El miedo a lastimarlo me paralizaba, y sentía que no podía hacerlo en este momento.

Cuando el último cliente se había ido, Minho se colocó a mi derecha, aún mirándome con esa hermosa sonrisa que adornaba su rostro.

—¿Te gustaría salir mañana? Tengo planeado preparar una receta que vi en internet. ¿Me acompañarías a cenar?—propuso con una sonrisa resplandeciente, una sonrisa que en otro universo habría hecho que me derritiera, estoy segura de eso.

Bajé la mirada avergonzada, sin saber qué más decir. Estaba segura de que no era una buena idea estar a solas con él a partir de ahora, pero tampoco podía decirle la verdad. Sencillamente que recordé la conversación que Jisung ha tenido esta mañana con uno de sus compañeros del cortometraje.

—No creo que sea conveniente. Ya sabes...—rodé los ojos mientras guardaba el azúcar en el lugar adecuado—, en unos días tendremos que volver a filmar algunas escenas finales. Será mejor que me concentre, ya que sabes que me cuesta mucho aprenderme los diálogos.

Fue cuando se me ocurrió mentir, y parecía que él se creyó la historia, debido a que asintió con la cabeza y mostró una sonrisa comprensiva en sus labios. Minho se ofreció a llevarme a casa después de salir del bar, pero mis colegas decidieron celebrar en otro lugar por mi último día de trabajo. Fue un gesto amable que nunca antes han tenido conmigo, así que decidí unirme a ellos y pasar la noche juntos. Empero, mientras bebía más soju, mi mente comenzó a formar imágenes inapropiadas, imaginándome en una relación con Lee Minho. Aunque sabía en lo más profundo de mi ser que eso no funcionaría. Me despedí de ellos, alegando la necesidad de descansar, porque al día siguiente volvería a trabajar.

Ellos me creyeron, y por segunda vez en esta noche, Minho también me creyó.

2020, Febrero 14.
Corea del Sur, Seúl.

Sentía cierta vergüenza por haber invitado a Han Micha a cenar en mi departamento justo en el día de San Valentín. Seguramente se sintió incómoda, ya que algo me decía que no buscaba nada serio y capaz solo quería tener encuentros sexuales. Salir juntos en el día de los enamorados podría resultar incómodo. Aun así, me di cuenta de que esas ideas eran absurdas y no tenía por qué preocuparme por ello. Además, debía seguir el ejemplo de Micha y enfocarme en las últimas escenas que teníamos que filmar para el cortometraje. Por eso, decidí cambiar mi rutina.

Me levanté temprano, me duché y me puse la ropa más cómoda para el frío mes de febrero. Tiempo más tarde,  salí a desayunar en una cafetería cercana a mi edificio. Después de pedir un buen desayuno, comencé a releer el cómic que Han Micha me había hecho para poder concentrarme mejor. Me encontraba completamente absorto en las ilustraciones, admirando la forma en que dibujó a nuestros colegas y a nosotros mismos en animación. Realmente era talentosa en lo que hacía y me sentía orgulloso de ello.

Luego de terminar de desayunar, opté que sería una buena idea dar un paseo antes de encerrarme en mi casa. Así que salí y comencé a caminar. Sin embargo, a mitad de camino, me encontré con alguien a quien pensé que nunca volvería a ver, ya que no habíamos hablado. Felix estaba frente a mí, con una expresión relajada y las manos metidas en los bolsillos de sus jeans. Parecía que me estaba juzgando con la mirada. Pero de repente, una sonrisa se formó en sus labios y se acercó a mí con entusiasmo.

—¡Hyung! Ha pasado tanto tiempo, ¿dónde te habías metido, eh?—preguntó con una alegría que pensé que no volvería a ver en mucho tiempo.

Le respondí con una sonrisa tranquila y comenzamos a caminar juntos, retomando la conversación sobre todo lo que hemos estado haciendo durante la semana en la que no habíamos tenido contacto. Mientras que nos acercábamos a una zona más concurrida, noté que su mirada se posaba en mi mano, donde sostenía el manga que su ex me había hecho.

—Lee, ¿qué es eso?—preguntó Felix, con la mirada fija en el manga.

—Es solo de la uni.

Fue la primera respuesta que se me vino a la mente, pero tampoco estaba mintiendo, ya que era la verdad. Continuamos hablando un poco más antes de despedirnos y cada uno se fue por su camino. Decidí regresar a mi departamento para estudiar las últimas escenas del cortometraje y luego ir a mi turno en el bar. No obstante, cuando llegaba a casa, me di cuenta de que Han Jisung estaba golpeando mi puerta y en su semblante percibí que algo lo estaba preocupando más de la cuenta. Eso me asustó.

—¿Hannie?

Cuando lo llamé, Jisung giró la cabeza de inmediato y me sonrió al verme a un costado de la puerta. Se apartó para que pudiera meter la llave en la cerradura y abrir la puerta, permitiendo que ambos entremos a mi departamento.

—Hola, Minho. Pensé que estarías en tu casa, no quería molestar.—dijo Jisung, entrando detrás de mí y cerrando la puerta.

—Salí a dar una vuelta. No me molesta que estés aquí, pero ¿ha pasado algo?—indagué, sintiendo cierta duda ante su inesperada aparición.

Jisung negó con una sonrisa, pero era evidente que algo estaba pasando y que quería decírmelo en su propio momento. Pasamos unos minutos charlando y decidimos comer algo antes de que yo fuera a trabajar en el bar. Solamente que después de salir de la ducha y prepararme para irme, noté que Jisung también se está preparando para irse, aun cuando, parecía más que dispuesto a tener una charla seria. Salimos juntos de mi departamento y bajamos las escaleras hasta llegar a la planta baja del edificio.

Una vez que estuvimos afuera, Jisung me miró fijamente.

—Estás poniéndome nervioso, Hannie. ¿Puedes decirme qué está pasando?

—Oí que Micha y tú... están juntos, ¿verdad?—preguntó Jisung, dejando claro el motivo de nuestra conversación.

Comprendí de inmediato a qué se refería. Sentí cierta incomodidad al hablar de esto con él, sabiendo que Micha es su hermana.

—Pensé que tú querías que estuviera con tu hermana...—murmuré, sintiéndome confundido.

—Sí, pero no lo decía en serio, Minho. Quiero decir... no, es que...—Jisung frunció el ceño, parecía tener dificultades para darme una respuesta coherente—O sea... Agh, demonios. Lo que intento decirte es que Micha es complicada.

—¿Por qué me estás diciendo todo esto?

—¿Qué piensas que tienes con mi hermana?—indagó Jisung, buscando mi opinión.

—No lo sé. Me gusta mucho, Jisung—respondí sinceramente—. Creo que podríamos tener una relación, pero no tengo idea de cómo debería abordar la situación con Felix.

—No quería decírtelo porque no es asunto mío, pero eres mi amigo además de mi compañero—contestó rápido, con las manos en los bolsillos—. Mi hermana se acostó contigo para vengarse de Felix. Micha habló con él un día antes de encontrarse contigo y lo vio con dos mujeres. Sabía que él no quería verla cerca de ti y ella aprovechó eso.

Me quedé paralizado, sin saber cómo reaccionar ante esta revelación. Sentí una risa nerviosa y nasal escapar de mis labios, mientras fruncía el ceño y giraba la cabeza, intentando procesar la verdad detrás de todo lo que ha sucedido. Las ganas de llorar se acumulaban en mi garganta, pero me esforcé por contenerlas.

—Hasta el día de hoy, sigo sin entender por qué no pensé en la octava razón que yo mismo planeé—dije con tristeza en mis palabras—. Gracias por contarme todo esto, Jisung. Aprecio tu sinceridad.

Me despedí rápidamente y subí a mi auto, alejándome de esa zona. En el momento en que cerré la puerta del conductor, la primera lágrima se deslizó por mis mejillas, y pensé en esa misma razón que había pasado desapercibida. «Octava razón, si ella rompió el corazón de tu amigo, ¿qué te hace pensar que no hará lo mismo contigo?» La diferencia es que Han Micha yacía proyectando en mí todo el dolor que Lee Felix le había causado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro