𓆩♡𓆪 reason seven.
2020, Enero 14.
Corea del Sur, Seúl.
No podía evitar mostrar mi desaprobación hacia Lee Felix por la forma en que se ha comportado con su mejor amigo. Mi faceta evidenciaba claramente mi disgusto, con el ceño fruncido y una expresión de desaprobación. Era difícil de entender cómo Felix trató a Minho de esa manera, considerando que siempre había sido amable y generoso con él. Me resultaba extraño ver cómo Felix mostró ese lado oscuro de su personalidad, especialmente porque Lee Minho siempre fue el beneficiario de su lado más amable. La situación me dejaba atónita y me hacía cuestionar la verdadera naturaleza de Felix, por tercera vez.
—¿Qué? ¿Por qué me miras así?—inquirió, notando mi expresión de sorpresa y reprensión.
En respuesta, abrí mis faroles de par en par, exagerando mi gesto facial y gesticulando con mis manos, tratando de transmitir mi incredulidad ante su conducta y mi asombro de que no se diera cuenta de cómo se estaba comportando. Mi lenguaje corporal era una clara señal de que me parecía una locura que se estuviera portando de esa manera y que, además, no se diera cuenta del impacto que tenía en los demás. Aguardaba que mis gestos fueran suficientes para hacerle entender la magnitud de su actitud.
—¿Te has dado cuenta de cómo trataste a Honnie? ¿Por qué lo tratas así?—le inquirí, buscando una explicación a su comportamiento.
—¿Podrías dejar de llamarlo así? Me inquieta bastante...—sableó, alzando las cejas con una sonrisa sarcástica mientras seguía mirando el menú.
Sin embargo, su actitud me hizo comprender que toda la charla que habíamos tenido era en vano, y que en realidad no tenía ninguna intención de cambiar su actitud hacia mí, ni hacia nadie más. La respuesta de Felix, con su sonrisa sarcástica y su falta de interés, dejó claro que mis palabras no han tenido ningún impacto en él. Fue evidente que no tenía intención de modificar su actitud, ni siquiera por un santiamén. Esta revelación me hizo comprender que seguir intentando cambiarlo sería inútil. Determiné levantarme del asiento rosado, agarrando mi bolso, y me marché sin siquiera mirar al chico de ojos avellanas. No obstante, él se percató de inmediato de mis pasos decididos y deprisa agarró mi brazo en un intento de detenerme. Aunque él intentaba retenerme, sabía muy bien que no permitiría que me tocara ni siquiera un milímetro de mi cuerpo.
Felix hizo una mueca de fastidio y retiró su mano de mi cuerpo. Pude ver que intentaba inhalar y exhalar, tratando de calmarse antes de decirme algo.
—No te vayas, por favor. Estamos tratando...—emprendió a decir Lee Felix, pero lo interrumpí rápidamente.
—No, Felix. Tu actitud de hoy me deja claro que no tienes intenciones de ser una mejor persona.—le respondí, firme en mi postura.
—¿No soy una mejor persona solo porque me molesta que trates con tanto cariño a mi mejor amigo?—hizo una pregunta retórica frunciendo el ceño, claramente molesto.
—Siempre he llamado a Lee Minho de esa manera, Felix, y no soy la única. ¿Por qué de repente te molesta? Él es tu mejor amigo, por todos los cielos.—revelé hastiada de que esté pensando de ese modo de su amigo y de mí.—Pero dejemos esto para otro momento. Adiós.—concluí, dando por terminada la conversación y alejándome de él.
2020, Enero 15.
Corea del Sur, Seúl.
Me encontraba una vez más en mi cama, en posición de estrella, con la cara hinchada debido al llanto incesante que había estado derramando desde la noche anterior, cuando presencié toda esa escena. Mi corazón dolía de una manera indescriptible. Nunca imaginé que sufriría de esa manera por alguien a quien ni siquiera he tenido la fortuna de besar. Arrugué mi rostro, dejando que mi drama de niño llorón se apoderara de mí. En un segundo, rompí la forma de estrella y me convertí en un feto, abrazándome a mí mismo en un intento de hallar protección en medio de la tristeza abrumadora. Sabía que debía calmarme, tenía que ir a mi turno en el bar. Como ya estábamos en el mes de vacaciones, no tenía clases en la universidad.
Así que me levanté de mi cama, rodeado por mis tres preciosos gatos que maullaban al unísono. Mis gatos, con sus suaves ronroneos y luceros curiosos, siempre lograban sacarme una sonrisa, incluso en los momentos más difíciles. Sus maullidos sincronizados eran un coro familiar y reconfortante que me recordaba que no estaba solo. Con un suspiro, me puse de pie y me preparé para enfrentar el día, sabiendo que tenía responsabilidades que atender, a pesar del dolor en mi corazón. Entré al baño y dejé que el agua caliente comenzara a correr, creando un vapor que llenaba el espacio. Lentamente, me deshice de mi ropa, dejándola en una pila ordenada en el suelo. Una vez desnudo, ingresé a la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre mí. El agua caliente parecía tener un efecto calmante en mi mente, aclarando mis pensamientos y aliviando el dolor en mi corazón. Me quedé bajo la ducha durante varios minutos, dejando que el agua lavara mis preocupaciones.
Fue cuando por último salí de allí, me sequé y me puse los bóxers y el pantalón. Comencé a secar mi cabellera con la toalla, pero entonces el sonido de la puerta interrumpió mi rutina. Me dirigí en dirección a la puerta con agotamiento y la abrí, esperando descubrir a uno de mis amigos del otro lado. Empero, me llevé un pasmo cuando me di cuenta de que no era ninguno de mis amigos, sino la ex de uno de ellos. Principié a temblar por la sorpresa y el nerviosismo al ver cómo sus ojos no se apartaban de mi torso desnudo. Inmediatamente, sentí un calor de apocamiento subir por mi cara y, sin pensar, le cerré la puerta en la cara de manera brusca. Corrí a mi alcoba para tomar una remera gris oscura y volví a la puerta principal. Al desplegar la puerta de nuevo, me di cuenta de que ella todavía estaba allí, esperando pacientemente.
—Micha, lamento eso, pero...—inicié a disculparme, pero ella me detuvo.
—Descuida, tiene sentido...—murmuró, frunciendo el ceño. Parecía estar debatiendo algo en su vanguardia hasta que dirigió sus luceros a los gatos que jugueteaban a nuestros pies. Ella se agachó para acariciar a Dori.—Perdón por venir sin avisar.
Su matiz de rugido era suave, pero su semblante mostraba una mezcla de enfervorices. Sin tener en cuenta la incomodidad inicial, está extremadamente claro que sucede algo más que fundamental que necesitaba ser discutido y creo que tenía que ver con el encuentro engorroso del día anterior. Por esa misma razón, asentí, dispuesto a escuchar lo que Micha tenía que decir. Sin embargo, me di cuenta de que estaba siendo bastante descortés al no invitarla a entrar a mi departamento. No es que no quisiera, sino que temía que mi mejor amigo decidiera pasar por mi casa y encontrara a Micha allí. Podría malinterpretarlo o incluso podría complicar las cosas si él tenía la intención de hablar sobre lo que ha sucedido. Mi subconsciente se rio ante la idea de que Felix fuera capaz de disculparse. Aunque sea mi mejor amigo, sabía que él tenía un orgullo que a veces le impedía admitir sus errores.
No obstante, en este preciso momento, mi principal preocupación era lidiar con la inesperada visita de Han Micha y tratar de entender por qué había decidido venir a verme sin previo aviso, eso quiere decir que es algo importante para ella.
Micha pareció notar mi falta de cortesía y me lo hizo saber.
—¿Puedo pasar?—escudriñó, con una mirada que me hizo sentir como un completo idiota. Claro que podía pasar, y me sentí incluso más tonto por no haberlo sugerido antes. Con una pequeña vacilación, asentí y abrí la puerta más para que ella pudiera entrar a mi casa. Una vez dentro, le indiqué que podíamos sentarnos en las sillas del comedor. Era un lugar neutral y cómodo donde podríamos hablar sin interrupciones.
—¿Quieres beber algo?—le indagué, tratando de ser un buen anfitrión.
—No, gracias, acabo de ir a un café con mis amigos—objetó Micha, con una timidez que rara vez mostraba. Pasó una mano por su flequillo, acomodándolo antes de continuar—. Escucha, Minho—dijo Micha, capturando mi atención por completo—. Quiero disculparme en nombre de Felix, él no debió actuar de esa forma.
—Es que tú...—detuve mi voz ante la escena frente a mis ojos.
Micha rodó los ojos al recordar el incidente, su expresión era una mezcla de frustración y rectificación. En ese momento, mi gato Dori decidió volver a acercarse a nosotros. Ella sonrió suavemente y permitió que Dori saltara a su regazo, acariciando suavemente su pelaje mientras continuaba hablando.
—Felix pensó que no reconocería esa señal...—agregó, refiriéndose a algo que solo Felix y yo conocíamos.—Aun así, quería disculparme en persona.—concluyó Micha, mirándome a los ojos. Aunque estaba hablando en nombre de Felix, podía decir que sus disculpas eran sinceras. Aprecié su gesto, a pesar de la incomodidad de la situación, solo que hay un problema.
—Lo agradezco, pero tú no deberías disculparte por él—denuncié, tomando asiento frente a ella. Tenía una pregunta que llevaba rondando en mi cabeza, pero no me atrevía a hacerla. Sin embargo, reuní el valor para preguntar con disimulo—. A menos que... lo hagas porque te preocupa demasiado su prestigio...—murmuré lo último con timidez.
Micha me contempló durante unos largos segundos antes de hacer una mueca embarazosa.
—Felix y yo no hemos vuelto, Honnie—aclaró con una sonrisa dulzona—. Y no creo que eso suceda, porque su comportamiento de hoy con su mejor amigo me dejó en claro que sigue siendo la misma... mierda glorificada. Siento decirte esto a ti, que eres su mejor amigo, pero...
—Es verdad.—verifiqué, parándola. Aunque dolía admitirlo, sabía que tenía razón, ya que Lee Felix tenía muchos defectos y su conducta hacia ella, y conmigo, había sido inexcusable.
Nos quedamos en silencio, ambos llegando a la dolorosa conclusión de que Felix era, en muchos aspectos, una persona difícil para aquellos que lo rodeaban. Sencillamente que mantenía la esperanza de que algún día cambiaría, de que se daría cuenta de sus errores y se esforzaría por ser una mejor persona.
—Bien, entonces aclarado eso me iré.
—Te acompaño, tengo que ir a mi turno en el bar.—expliqué, levantándome de la silla de madera. Me dirigí a mi habitación para recoger mis cosas.
—¿Estás trabajando mucho?—cuestionó Micha, alzando la voz para que pudiera oírla desde mi habitación. Me la podía imaginar mirando cada objeto que hay en esa sala.
—Sí, el bar se llena durante las vacaciones y estoy aprovechando que las clases aún no han comenzado.—respondí mientras caminaba por el pasillo, usando su mismo tono de voz para que me pueda escuchar.
—¿Y necesitan personal?—indagó Micha, y me sorprendió tanto la pregunta que me detuve con mi chaqueta en las manos. Ella me miró nerviosa, bajando la mirada de vez en cuando.
—¿Quieres... trabajar en el bar?—pregunté, todavía asombrado.
—Es que me aburro mucho en casa y mis amigos están ocupados con sus cosas—explicó Micha, encogiéndose de hombros—. Además, hemos dejado de grabar el corto y también estoy de vacaciones en ese pequeño trabajo como ilustradora.—mientras ella hablaba, me ocupé de darles agua y comida a mis gatos.
Solamente que la idea de Han Micha trabajando en el bar era inesperada, pero no del todo descabellada. Podría ser una excelente oportunidad para Micha, eso era cierto. No obstante, antes de confirmarle algo, tenía que hablar con mi jefe. Así que le sugerí que, si quería, podríamos ir al bar juntos y ella podría hablar directamente con mi superior. Podría ser una especie de trabajo de verano para ella. Mientras que la idea tomaba forma en mi cabeza, me di cuenta de lo que eso implicaba.
Porque si ella conseguía el trabajo, eso significaba que pasaría más tiempo con su persona. En este momento, me encontré deseando no haberme metido en esto. Pero ya está hecho. Había sugerido la idea y ahora solo quedaba esperar y ver qué sucedía. En el fondo, sabía que sería bueno para Han Micha, y eso era lo más importante. A pesar de mis propios nervios y dudas, estaba dispuesto a apoyarla en esto, claro, si es lo que ella quería hacer de verdad.
2020, Enero 15.
Corea del Sur, Seúl.
Con una sensación de frustración y desesperación, me dije a mí mismo: «Con una mierda, ¿tanta mala suerte podía tener?»
Desde mi posición, limpiando los vasos de vidrio con una rejilla blanca, podía ver a mi superior hablando con Han Micha con una enorme sonrisa en su rostro y una mano descansando en su hombro. Era evidente que la había aceptado en el establecimiento, y cuando vi que mi jefe me señaló, fingí distracción y desvié rápidamente mi mirada.Entonces, los pasos de Micha se hicieron presentes frente a mí. Pude observar una media sonrisa tímida en sus labios, pintados de un rosa vibrante. Esa sonrisa me provocó un torbellino de emociones contradictorias: admiración por su belleza, nervios porque esté trabajando desde ahora en más conmigo y una pizca de esperanza de que tal vez, solo tal vez, podría haber una oportunidad para mí a pesar de todo lo que ha sucedido el día de ayer.
—Tengo el trabajo, así que... ¿Me das el recorrido? ¿O prefieres que espere a tu relevo?—cuestionó con esa misma sonrisa ladina, haciendo que fuera imposible darle una respuesta negativa. Con una media sonrisa, asentí. Le indiqué que comenzara a seguirme mientras nos adentrábamos en el bar.
Por lo tanto, con paso seguro, le mostré cada rincón del lugar. Empezamos por el área principal, donde los clientes disfrutaban de sus bebidas y la música resonaba en el ambiente. Le expliqué la dinámica del lugar, cómo atender a los clientes y cómo mantener el ambiente animado y acogedor. Luego, la guié al vestidor, donde los empleados se preparaban antes de su turno. Le mostré los casilleros asignados a cada uno, expliqué la importancia de mantener la organización y la higiene en ese espacio. Le mencioné que una de nuestras colegas, Injeen, era especialmente estricta con ese punto y solía hacerlo saber de manera un tanto molesta. Empero, todos lo tomábamos con humor cada vez que ella explotaba, ya que sabíamos que su intención era asegurarse de que todo estuviera en orden y limpio.
Continuamos hacia el baño, donde le expliqué la relevancia de mantenerlo impecable, pulcro y aseado y abastecido de suministros. Le indiqué dónde encontrar los productos de limpieza y cómo mantener un ambiente agradable para los clientes. A medida que avanzábamos, le iba señalando los aspectos básicos del bar: la ubicación de los suministros, áreas de almacenamiento, las normas de seguridad y cualquier otra información relevante para su trabajo. Durante todo el recorrido, Micha escuchaba atentamente, asimilando cada detalle con interés. Su sonrisa ladina se mantenía en su cara, lo que me hacía sentir una mezcla de curiosidad por mantener esa reacción.
—Ve a cambiarte y te enseñaré a preparar las bebidas más básicas y populares en el bar.
—A su orden, jefe.—respondió Micha, imitando una pose del ejército que no pude evitar que me sacara una sonrisa.
Micha se apresuró a dirigirse al vestidor. Mientras tanto, yo atravesé el umbral que me separaba de la barra, adentrándome en el espacio que conocía tan bien. No obstante, en medio de mi concentración, no me di cuenta de que estaba siendo observado por uno de mis compañeros. Este compañero, con una sonrisa burlona en su rostro, dejó escapar una risa nasal y negó lentamente con la cabeza.
Era más que evidente que encontraba algo divertido o inapropiado en mi regreso a la barra. Aunque no sabía exactamente cuál era su motivo, o es lo que quería creer, decidí no prestarle demasiada atención y continuar con mi tarea. Cuando Micha apareció a mi lado, ahora luciendo el uniforme del bar que constaba de una remera negra con el logo distintivo y un delantal gris que se ajustaba perfectamente al lugar, su presencia era aún más cautivadora. Se acercó a mi lado con una mirada llena de entusiasmo y determinación. Fue en ese momento que comencé a explicarle cómo preparar las bebidas más populares dentro del bar, aquellas que eran solicitadas con mayor frecuencia por los clientes. Le mostré las técnicas adecuadas para mezclar los ingredientes, la proporción exacta de cada componente y los adornos o guarniciones que las hacían destacar.
También le compartí algunos consejos y trucos que había aprendido a lo largo de mi experiencia en el bar, para que pudiera ofrecer un servicio excepcional y satisfacer los gustos de los clientes más exigentes. A medida que avanzábamos en la explicación, pude ver cómo Micha absorbía cada palabra y gesto con atención. Sus ojos brillaban con entusiasmo y su destreza manual se hacía evidente a medida que practicaba las técnicas que le mostraba. En un momento dado, un cliente se acercó a la barra para pedir un clásico cóctel de Seúl llamado «Makgeolli». Mi compañero y yo intercambiamos una mirada cómplice y decidimos darle la oportunidad a Micha de prepararlo. Durante el resto de nuestro turno juntos, tanto mi compañero como yo estuvimos allí para apoyar y guiar a Micha en cada paso. Nos divertimos mucho, riendo y compartiendo anécdotas mientras trabajábamos codo a codo.
Hubo momentos en los que, entre risas, se le olvidó ponerle la tapa a la licuadora, lo que resultó en una escena cómica y llena de salpicaduras. Aunque tratamos de contener la risa, no pudimos evitar soltar algunas carcajadas, lo cual hizo que el ambiente fuera aún más alegre y animado. Sencillamente que nuestra diversión se vio interrumpida cuando Injeen, nuestra compañera de trabajo que era conocida por su actitud seria y estricta, llegó a su turno y nos miró con desaprobación. Pese a las miradas desaprobatorias, nos tragamos las risas y continuamos con nuestro trabajo de manera profesional.
Sabíamos que debíamos mantener la compostura y el respeto a nuestros compañeros, aunque en nuestro interior nos estuviéramos divirtiendo tanto. A pesar de ese pequeño contratiempo, el resto de nuestro turno transcurrió de manera alegre y productiva. Al finalizar nuestra hora laboral, salimos del establecimiento y comenzamos a caminar juntos por la acera hasta poder encontrar mi auto. Mientras que avanzábamos, seguimos conversando sobre todo lo que ha sucedido durante el emocionante primer día de Han Micha.
—Pues, para ser tu primer día, has pasado por todas las trampas y obstáculos posibles que yo aún sigo descubriendo.—comenté entre risas, disfrutando de la complicidad que se había forjado entre nosotros.
—Parece que he pasado por más trampas en mi primer día que en toda mi vida—comenzó a reírse conmigo, mientras hacía muecas graciosas—. Creo que debería recibir un premio por mi habilidad para meterme en problemas tan rápido.
Ambos nos contagiábamos de risa, disfrutando de la conexión cómica que teníamos. Continuamos bromeando durante todo el camino hasta que finalmente llegamos a mi auto. En ese momento, decidí ofrecerle llevarla hasta su casa, ya que era muy tarde para que fuera sola. Ella aceptó agradecida, y en pocos minutos llegamos a su casa.Justo cuando Micha estaba a punto de despedirse y salir del auto, Han Jisung, de manera sorpresiva, asomó repentinamente su cabeza. El susto que nos llevamos fue monumental, y ambos soltamos un grito ante el raro comportamiento de mi amigo y hermano de Micha.
—¡Atrapados in fraganti! ¡El romance en el auto nunca falla, chicos!—Jisung exclamó con una sonrisa pícara.
—No seas imbécil, ¿quieres?—Micha salió del auto y en el proceso golpeó a su hermano. Antes de cerrar la puerta, me sonrió.—Gracias por traerme, Minho.
—No hay de qué, Micha—le devolví la sonrisa. Ella le lanzó un gruñido a su hermano y se fue. En ese momento, él me miró con una media sonrisa y yo rodé los ojos—. Eres muy tonto, ¿lo sabes, no, Hannie?
Él soltó una risa ante mi comentario, mientras que me inclinaba para poder observar su cara de tristeza por el golpe bajo que le ocasionó su melliza.
—Haces bien, no te enamores de ella. Es muy cruel.
Reí ante su comentario y aprovechamos para hablar de algunas cosas más de nosotros. Luego nos despedimos, cada uno volviendo a su casa para descansar. Al menos eso era lo que yo necesitaba después de un largo día. Sin embargo, ahora que estaba volviendo a casa solo, mi mente empezaba a recordar la escena que presencié de Felix con su exnovia, y un revuelo en mi estómago me obligaba a tomar aire y orillarme a un lado de la calle para poder respirar y no tener ganas de lanzar lo último que comí.
2020, Enero 20.
Corea del Sur, Seúl.
Hace cinco días, comencé a trabajar en el Vortex Bar, y hace dos días oficialmente me convertí en parte del equipo gracias a Lee Minho, a quien agradecía infinitamente por brindarme esta oportunidad que me ayudaba a evitar el aburrimiento en casa. Además de su amabilidad, Minho ha sido de gran ayuda en estos últimos días, guiándome en todo lo relacionado con el bar. Su compañía es muy agradable y empiezo a verlo como un posible amigo, lo cual es genial. Estaba a punto de salir de casa, ya que mi turno comenzaba en unos minutos, cuando de repente Lee Felix apareció frente a mi casa con una expresión de molestia en su rostro, eso quería decir una sola cosa.
Quería molestarme justamente en el momento menos adecuado.
—¿Dónde demonios has estado últimamente? He venido a tu casa los últimos cuatro días y nunca estás, Micha.—comentó Felix con evidente frustración en su tono de voz.
—La gente mayor de 18 normalmente trabaja, Felix. Hasta diría que menos. ¿Te suena eso de mantenerte por tu propia cuenta? Creo que sí lo sabes.—respondí molesta por la forma en que me estaba hablando.
Así que pasé junto a él, evitando cualquier contacto, y me dirigí directamente hacia la parada de autobús. Sabía que el autobús llegaría en pocos minutos y me dejaría justamente en la esquina del bar, donde debía comenzar mi turno en cualquier momento, pero que no podría hacer si mi exnovio me está siguiendo como un completo acosador.
—Tenemos un asunto pendiente, tú y yo—retomó la charla—. Dijiste que hablaríamos sobre nuestra relación.
—Claro que no. Dejé en claro que no volvería a estar con alguien como tú, y que ese tema deberíamos discutirlo en otro momento. Además—giré mi rostro ligeramente hacia atrás para mirarlo—, hoy no es la ocasión. Tengo trabajo y estás retrasándome.
Le dejé en claro mi molestia mientras aceleraba el paso hacia la parada, justo cuando el autobús yacía a punto de detenerse. No le di tiempo para responder y simplemente subí al autobús. Cuando llegué al trabajo, saludé a todos y me dirigí al vestidor para ponerme el uniforme. En ese momento, noté que Minho entró. Estaba apresurada y estresada por todo lo que Felix me ha ocasionado, y parecía que Minho podía percibir que algo más me molestaba. Sin embargo, en lugar de hacerme preguntas, simplemente me sonrió de lado. Eso también me agradaba de él.
Hoy me tocaría ser mesera, lo que significaba que no estaría cerca de Minho durante todo el turno, a menos que nos cruzáramos de vez en cuando. Aun así, hice un esfuerzo por no pensar en el problema que acababa de ocurrir y en su lugar me enfoqué en ganar dinero para mis gastos sin importancia. Media hora después, me acerqué a la barra para llevar unas bebidas que unos clientes habían pedido. Le sonreí a Wonpil por la preparación, tomé la bandeja y me disponía a marcharme cuando, en ese preciso momento, noté la presencia de Felix sentado en uno de los taburetes. Justo enfrente de él, se hallaba Minho con la mirada fija en los vasos de vidrio.
Pude notar en los gestos y movimientos de Lee Felix que no le agradaba en absoluto verme en ese lugar. Su mirada se desvió hacia su mejor amigo y luego finalizó en la mía, lo que pareció aumentar aún más su enfado. No obstante, yo no estaba para sus espectáculos en este establecimiento.
—Tienen... que... estar... jodiéndome—pronunció Felix lentamente, visiblemente enojado—. ¿Ahora están trabajando juntos también? ¿Qué más hacen juntos? Ni siquiera me lo quiero imaginar.
—Estoy trabajando, Felix. Si quieres resolver algo, puedes esperar a mi hora de descanso, o de lo contrario, es mejor que te vayas.—contesté sinceramente mientras pasaba junto a él para entregar las bebidas a los clientes.
Después de entregar las bebidas, me detuve por un momento para observar la escena en la barra. Noté que Felix le decía algunas cosas a Minho con evidente enojo en su lenguaje corporal, pero Lee Minho simplemente miraba hacia abajo y asentía con la cabeza, disculpándose sutilmente con reverencias. Cada vez me molestaba más esta actitud del imbécil de mi ex pareja.
Cerré los ojos para contener mi ira hacia él, debido a que no podía creer que fuera capaz de comportarse así cuando su mejor amigo no tenía la culpa de nada. Ese chico, Minho, fue quien me brindó una mano cuando más lo necesitaba. Y no me refiero solo al trabajo, sino también en momentos difíciles, como cuando pasé por ese incómodo momento en la universidad, cuando me sorprendió la menstruación y no tenía nada con que cubrirlo, o cuando teníamos que grabar y yo no podía concentrarme porque nunca he estudiado actuación. Minho demostró ser una persona realmente buena, y Felix parecía estar desquitándose con él injustamente. Por eso lo estaba odiando.
2020, Enero 20.
Corea del Sur, Seúl.
Nos encontrábamos en un estrecho callejón detrás del bar, ocultos de las miradas curiosas de los demás. La tensión entre nosotros era palpable mientras nuestros ojos se clavaban intensamente el uno en el otro. Mis manos se cerraron en puños, sintiendo la necesidad de liberar toda la ira acumulada. La forma en que Felix trató a su supuesto mejor amigo me había enfurecido más de lo que podía soportar. Era injusto y cruel, y no podía quedarme callada.
—¿Cuál es tu maldito problema?
El aire estaba cargado con la tensión entre nosotros, y podía sentir mi corazón latiendo rápidamente en mi pecho. Era momento de dejar en claro mi indignación y exigir una buena explicación por su comportamiento despreciable. Pero Felix está apoyado contra la pared, con una pierna sobre ella, y me miraba con la peor expresión de desdén que jamás me había dado en su vida. Ni siquiera cuando terminó nuestra relación, en aquellos tiempos en los que se notaba claramente que me odiaba, me había mirado de esa manera.
Sus ojos estaban llenos de un resentimiento profundo y su mandíbula apretada revelaba su enfado. Era evidente que algo más está pasando en su interior, algo que iba más allá de nuestra discusión actual. Aunque me costaba admitirlo, esa mirada me afectaba más de lo que quería admitir. Empero, no iba a permitir que su actitud me intimidara. Me encontraba decidida a enfrentar la situación y tener respuestas por su comportamiento hacia Minho.
—No quiero que te acerques a Minho. Es así de simple, Micha. No me importa que ya no quieras volver a estar conmigo, eso ya no me interesa. Pero no puedes arruinar mi amistad con Minho. ¿Lo entiendes o no?—expresó con la misma actitud que ha mostrado meses atrás, cuando me detestaba.
Esbocé una media sonrisa irónica y crucé mis brazos, formando una barrera simbólica. Mientras tanto, me movía ligeramente en mi lugar sin alejarme por completo. Mis ojos están fijos en el pavimento mojado del callejón, asintiendo con la cabeza en señal de acuerdo, aunque con una expresión sarcástica en mi rostro. Sabía que durante estos últimos días, Felix había estado usando una máscara conmigo, porque este Lee Felix era la misma persona de siempre.
Esa persona que me odiaba, que me detestaba, y que estaría feliz de verme muerta si pudiera. Sin embargo, no le iba a mostrar que sus palabras me afectaban, porque ya no era así. En realidad, estaba esperando algo como esto.
—Dame una razón válida por la cual no debería estar cerca de Minho. Porque no voy a alejarme solo porque tú me lo ordenes—elevé una ceja, mostrando mi enojo hacia él—. No eres nadie para decirme con quién debo relacionarme o no. Y te diré algo, Minho me cae mucho mejor que tú, así que espero que sea una buena razón para alejarme de él.
No obstante, parecía que Felix no quería decirme nada, o al menos eso era lo que percibía por su actitud evasiva. Decidí que era mejor dejar la conversación hasta ahí, ya que tenía algo mucho más importante que hacer dentro del bar y no quería perder mi tiempo con él. Cuando abrí la puerta para entrar, mi ex se colocó detrás de mí y pronunció esas palabras que me dejaron en shock brevemente.
—Él está enamorado de ti.
2020, Enero 23.
Corea del Sur, Seúl.
—No quiero.
Me encontraba sentado en el borde de mi cama, con las manos entre mis piernas y la mirada perdida en algún punto del suelo. Estaba escuchando a Soomin insistir en que fuera a una fiesta con ella, a pesar del frío, solo porque Bang Chan estaría allí. Kang Soomin no estaba lista para aceptar que él no quería estar con ella de ninguna manera y aún tenía la esperanza de que algo pudiera cambiar.
En ese momento, Hyunjin apareció en el umbral de mi habitación, masticando unas papas. Él también iba a ir a la fiesta con Soomin y Seungmin. A diferencia de mi mejor amiga, Hyunjin no se tomó el tiempo de decirme que fuera a la fiesta. Probablemente porque ya sabía lo que he visto hace pocos días y entendía que no estaba de humor para celebraciones. Pero la rubia le hizo unos ojitos a Hyunjin que lograron convencerlo de hacer un último esfuerzo para que yo los pueda acompañar a la fiesta. Por su expresión, parecía que él también fue persuadido a regañadientes para asistir. Al final, cedí y accedí a ir con ellos, solo que puse la condición de regresar a casa temprano. Me dirigí rápidamente a darme una ducha y cambiar de ropa para unirme a ellos en la salida.
La noche era fría y nítida, con una brisa helada que cortaba el aire. A pesar de las bajas temperaturas, la fiesta estaba en plena cúspide. El lugar está decorado con luces brillantes y coloridas, creando un ambiente festivo y animado. La música resonaba en el aire, llenando el espacio con ritmos vibrantes y contagiosos. La pista de baile, que es el corazón de la sala, está abarrotada de personas, moviéndose al compás de la música y dejándose llevar por el ambiente festivo. La moda urbana y juvenil estaba presente en cada rincón de la fiesta, creando un ambiente fresco y lleno de energía por doquier.
Pese al frío, hay áreas cubiertas y calefacción para mantener a los asistentes abrigados. La bebida fluía libremente, con una variedad de cócteles y bebidas refrescantes disponibles en cada esquina. Aunque se podía observar a uno de los amigos de Bang Chan, el anfitrión de la fiesta, reprendiendo a algunas personas que ya están visiblemente ebrias, y a otros que emanaban el aroma distintivo de la marihuana. En un instante, mi amiga me tomó de la mano y me arrastró entre la multitud de personas, ansiosa por disfrutar de la fiesta.
Sin embargo, yo no quería estar allí, así que busqué a Hyunjin con la mirada, buscando su ayuda. Lo encontré sosteniendo una botella en su mano, la cual bebió de inmediato. Me asombró lo rápido que estaba bebiendo, especialmente considerando que minutos antes ha mencionado que no volvería a beber después de lo que sucedió la última vez. Sin necesidad de esperar a que Hyunjin me ayudara, Soomin se alejó rápidamente en cuanto vio a su amado.
Aproveché esa oportunidad para escapar de la abarrotada pista de baile. Me adentré en la casa, donde las luces están tenues y parpadeantes, llenando el lugar con una variedad de colores. No hay escapatoria de esa atmósfera vibrante y enérgica. Pasaron apenas 20 minutos desde que regresé al centro de la fiesta para decirle a mis amigos que ya quería irme. Empero, en ese momento apareció Seungmin acompañado de Jisung, lo que hizo imposible que pudiera salir de la casa en ese momento.
Jisung haría todo lo posible para asegurarse de que no me fuera de la fiesta sin antes tomar unos pares de tragos. Y eso fue exactamente lo que sucedió. No era fácil para mí emborracharme, pero ¿por qué sucedía precisamente cuando tenía tantos problemas en mi cabeza? Mi visión estaba nublada, como si el mundo estuviera anestesiado y nada pareciera real. De repente, me encontraba riendo con mis amigos, entablando conversaciones con extraños y luego bailando en el centro de la pista con personas con las que normalmente no me relacionaría.
Eso era lo más sorprendente de haber bebido tanto.
Simplemente que en un instante, todo pareció detenerse. Fue cuando mis ojos capturaron la mirada de Han Micha entre la multitud de personas ebrias, drogadas y extasiadas. Sin embargo, ella no me veía, por lo que no se daría cuenta de lo profundamente enamorado que me encuentro de ella y de cómo su sola presencia me devolvía a la realidad una vez más. Hasta que caí de costado al suelo debido a una broma inoportuna que hizo la multitud.
Hice una mueca de dolor al sentir el impacto, pero rápidamente me levanté gracias a la mano que me extendió uno de los hombres cercanos, quien resultó ser Bang Chan.
—¡¿Estás bien?! ¡Eso debió doler!—preguntó en voz alta, tratando de hacerse escuchar sobre la música de fondo. Decidí asentir, aunque en realidad estaba un poco molesto de que el efecto del alcohol se hubiera desvanecido. De lo contrario, habría agradecido que aún estuviera bajo su influencia, ya que no sentiría el dolor hasta mañana.—¡¿Eres amigo de Kang Soomin?!
—¡Sí! ¡¿Por qué?!—respondí a su pregunta con una expresión preocupada en mi rostro.
Fue entonces cuando Chan mencionó que debería ir a ver a Soomin, ya que parecía haber presenciado algo alarmante para ella. Sin dudarlo, me alejé de su lado y comencé a buscar a mi amiga por toda la casa. Fue en ese momento cuando Seungmin apareció de repente y me informó sobre la ubicación de Kang Soomin. Resulta que ella estaba encerrada en el baño, mientras varias personas se quejaban porque querían entrar a hacer sus necesidades.
No me importó las personas, así que aparté a las personas que estaban bloqueando el acceso y golpeé la puerta un par de veces antes de hablar a través de ella. Porque me importaba qué le había sucedió a mi mejor amiga como para que esté así.
—Kang Soomin, soy Minho. ¿Puedo pasar?
Solo podía escuchar los gemidos de lamentos de mi mejor amiga y unos pasos acercándose a la puerta. Entonces, vi a Micha frente a mí, con una expresión de preocupación en su rostro. Ella me jaló del brazo para que pudiera entrar y cerró la puerta antes de que esas personas intentaran entrar. Lo que vi fue a mi amiga sentada en el inodoro, con la tapa baja, llorando sin parar y sosteniendo unas toallitas para secar sus lágrimas, o el maquillaje corrido.
—¿Qué pasó?—le pregunté mientras me acercaba a su lado, agachándome para estar a su altura.
Sin embargo, ella no podía hablar claramente debido a los sollozos, y no lograba entender lo que intentaba decir. Fue entonces cuando miré a mi izquierda y vi a Micha apoyada contra la puerta, impidiendo que alguien intentara abrirla.
—Chan la rechazó.
Hice una mueca de fastidio al darme cuenta del escándalo que mi amiga causó. Aunque solamente la hermana de mi amigo pudo ver mi reacción, traté de mostrarme comprensivo al dirigir mi atención de nuevo a la rubia. Por lo tanto, antes de hablar, decidí tomar un segundo para inhalar y exhalar profundamente. Sabía que debía controlar mi frustración y evitar regañarla por ser caprichosa. En cambio, opté por ser más comprensivo y brindarle un consejo sincero.
—Entiendo que estés pasando por un momento difícil, Soo, pero recuerda que no puedes controlar los sentimientos de los demás.—dije en un tono de voz tranquilizador. Ella levantó sus ojos—A veces, las cosas no salen como queremos y eso puede ser doloroso. Pero...—Soomin me interrumpió.
—¡Es que tú no lo entiendes, Ho!—exclamó Soomin entre sollozos, haciendo que retrocediera un poco.—¡Bang Chan me besó por lástima! ¿Para qué? ¡Para luego decirme que es gay!
En ese momento, comprendí por qué mi mejor amiga estaba haciendo tanto escándalo. Miré a Micha, la única persona que conocía a Chan lo suficiente como para tener una idea de lo que había sucedido. Ella metió los labios en su boca, abrió sus ojos enormes, en un gesto de no saber cómo reaccionar.
—No voy a justificar las acciones de mi idiota amigo. Estuvo completamente fuera de lugar, eso es cierto. Soomin tiene todo el derecho de estar enojada...—Micha mencionó, inclinando la cabeza.
—¿Tienes un «pero»?
—¡Pero Chan ya la rechazó en repetidas ocasiones!—respondió Micha con evidente incomodidad, evitando mi mirada y fijando sus ojos en el suelo.—No soy la persona indicada para decir esto, pero cuando ves que alguien te rechaza repetidamente, es mejor dar un paso atrás. ¿No crees?—me miró directamente a los ojos durante unos largos segundos.
De repente, Kang Soomin se levantó del inodoro, cerrando la brecha que la mirada de Han Micha había creado entre nosotros dos. Mi mejor amiga parecía estar completamente decidida a tomar medidas al respecto.
—Tienes razón, Micha. Tú has tolerado a idiotas aún peores, como el despreciable abusivo de Lee Felix, y ahora es mi momento de poner en su lugar a Bang Chan—sonrió de manera cínica—. Gracias, chicos.
Luego, abrió la puerta y se marchó de nuestro lado. Poco después, nos sacaron del baño abruptamente a ambos, pero sentía una atmósfera incómoda entre Micha y yo, sin entender exactamente por qué. No sabía si esa atmósfera incómoda tenía algo que ver con el encuentro que ella tuvo con su exnovio hace tres días. Desde entonces, nuestra comunicación se había vuelto escasa y tenía muchas dudas al respecto. De alguna manera, los dos terminamos en el centro de la fiesta, tratando de descubrir qué iba a hacer mi amiga. Sencillamente que nos vimos atrapados en una multitud que comenzó a empujarnos, acercándonos cada vez más.
Estando tan cerca de ella, con su mirada tímida e incómoda, ya no podía contener más este sentimiento que ardía en mi pecho. Recordaba las palabras de Felix, su advertencia de que si le confesaba a Han Micha que me gustaba, nuestra amistad se arruinaría. Pero no podía controlar mis emociones, ya no podía seguir guardando este sentimiento que tenía por ella. Sentía que me estaba enfermando por dentro si no le decía la verdad acerca de mis sentimientos. Y ahora, con ella mirándome profundamente a los ojos, nuestros cuerpos empujados contra la pared por esa multitud, no pude resistir más. Traté de sostenerla por la cintura para evitar que su cabeza golpeara la pared, pero fue un error.
—Me gustas, Han Micha.
Fueron las palabras que pronuncié sin darme cuenta de que la música se había apagado de repente. Quién hubiera pensado que todo esto ocurriría porque mi amiga ha empezado un disturbio, intentando arrojar su bebida a Bang Chan, pero en su intento logró que la bebida se derramara sobre los equipos, causando un cortocircuito. Para esto, dejando a su mejor amigo en ridículo delante de muchas personas.
—¿Qué... tú... qué, Lee Minho?—preguntó Micha en medio de la oscuridad. Empero, no había oscuridad cuando todos sacaron sus teléfonos para grabar el momento más vergonzoso de mi vida.
Sin mencionar que algunos susurros llegaron a mis oídos sobre la escena. Ignorando el hecho de que mi mano estaba apoyada contra la pared, y debajo de ella, Han Micha me miraba con mejillas sonrojadas y su mirada fija en la mía, sin apartarla en ningún momento. Pero uno de esos susurros me hizo mirar a mi alrededor, y pude ver a algunos de mis amigos observándonos con expresiones de pena en sus ojos. Al menos, esos amigos no tenían idea del enamoramiento que tenía por la exnovia de mi mejor amigo. Fue en ese momento que la séptima razón vino a mi mente. «Tus otros amigos podrían sentirse incómodos con la situación». Decidí alejarme de esa casa para evitar las miradas de juicio que sentía que me estaban lanzando. Incluso podía percibirlo en la mirada de mi propio equipo del cortometraje.
De repente, una sensación abrumadora me invadió por completo y sentí el deseo de llorar como un niño jodido y pequeño. No podía creer que todo esto me estuviera sucediendo a mí, a alguien que únicamente quería tener el valor de confesarle a la chica que le gustaba sus malditos sentimientos, sin temor a ser rechazado en el proceso.
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