Número nueve; tu complexión.

¿No aprendes cierto?

A ti no te basta con todo lo que me provocas, claro que no, por ello te empeñas en volverme loco, ¿sabes?, eres muy cruel señorita.

Me fastidia y me enferma tu complexión de chica hermosamente pequeña, apenas llegas al metro sesenta y, es realmente adorable esa medida, digo, va contigo muy bien, te queda.

¿Por qué lo odio?, ¿no lo imaginas?, yo te lo voy a decir;

Me disgusta muchísimo el verte a mi lado, en lugares infestados de gente y que mi cuerpo desee protegerte. Yo no puedo concebir ese deseo que me consume de rodear tu pequeño cuerpo de ángel con mis brazos, esas ganas de posar mi barbilla sobre tu cabeza mientras camino detrás de ti. Hinata, eso no es sano, me estoy volviendo loco de solo imaginarlo.

¿Te has visto durante el invierno vistiendo gorrito, guantes, buffanda y un abrigo peludo?, seguro que no. ¡Te vez adorable!

Odio querer correr hacia ti para tomar tu carita fría en mis manos y besar tus labios. Estás Matándome.

Odio tu complexión pequeña porque es tierna, sublime, bella, tentadora, majestuosa, porque lo amo, me encanta, me llama, hace latir mi corazón, atrae mi mirada y sobre todo, porque te hace perfecta lo que conlleva a quererte aun mas, y eso a su vez, trae la cruel consecuencia de morirme de ganas de abrazarte por la espalda aun que todavía no eres mi novia.