Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6° Cosa que no hice:

Golpear más duro a Kris

Lo sé, lo sé. Fui un imbécil por no decirle la verdad a la maestra aquella vez. Pero lo fui aún más cuando no hice nada por evitar que Kris te quitara tu tarea y con ella, la oportunidad de presentar el examen.

Gracias a aquél evento, tu calificación final se vio duramente afectada. Tus padres mirando decepcionados a su buen hijo bajando su rendimiento habitual, sin una razón aparente.

Puedo mencionar ahora mismo otras mil ocasiones en las que fui un verdadero imbécil. Lo sé, ¿bien? No me lo recuerdes.

Tengo suficiente conmigo mismo recriminándome día y noche sobre todo aquello que pude haber hecho pero que no hice. Ya sea por miedo, ignorancia o solo la estupidez propia de un niño rico y mimado.

Por que lo admito, lo soy.

Lo era.

Incluso antes de conocerte estoy seguro de que ya sabía que mi conocimiento sobre el mundo era muy pobre. Tal vez fue por ello que no logré notar la situación por la que pasabas. No hubiese reparado en ella ni aunque te pasearas con un cartelón gigante frente a mí. No te sientas mal si es que acaso ahora me odias, ¿de a cuerdo? Yo también me odiaría si fuera tú. Créeme que lo haría.

Pero hay una cosa en especial que no puedo perdonarme, sin importar cuanto intente decir que no fue nuestra culpa. Que no fue mi culpa. Y no lo puedo hacer, no por que haya sido algo particularmente hiriente para ti. No al menos del tipo de dolor que ellos no te hubieran ya hecho sufrir.

Era la primera semana de diciembre, lo recuerdo muy bien. Estábamos a solo una semana más de salir de vacaciones y por doquier era posible apreciar los adornos propios de las celebraciones próximas, decorando a mas no poder los pasillos de la escuela.

El calor característico que estas fechas le confería a los corazones de las personas no llegó hasta Kris. Tampoco lo hizo con Tao y Luhan, al parecer.

Ese día se me había hecho tarde para salir. No solamente me habían tocado los deberes de la limpieza y las clases extracurriculares de baile sino que, aunado a eso, la adorable maestra de física había requerido de mi ayuda para calificar algunos exámenes y Dios sabe, Kyung, que a esa amable mujer no se le podía negar nada; así que, enviando un rápido mensaje a mi madre para avisarle de mi posible retraso, tomé asiento y cogí el montón que me correspondía calificar.

Recuerdo que bromeamos sobre la posibilidad de obtener algún puntaje extra a lo que ella respondió con una obvia negativa. Un sencillo, "pudo haberse negado", que no cobraba ningún sentido cuando hacer aquello solo me garantizaría un odio que no valía la pena ganar.

Sí, Kyung. Yo bromeaba y reía alegremente ajeno a cada jadeo dolido que salía de tus labios ante una patada acertada o un puñetazo demasiado duro.

Sí Kyung, definitivamente fui un imbécil.

Los últimos rayos del día caían sobre el colegio. Deslizándome en el suéter y colgando la mochila al hombro, comencé mi caminata.

No tuve que hacerlo por mucho tiempo ya que antes de salir y cruzar el portón, mis oídos captaron un golpe secó seguido de un sollozo. La voz que habló, tan solo un segundo después, me heló la sangre en las venas.

—Espero que con esto...—algo fue golpeado de nuevo—, se te quite —anunció entre jadeos la voz que reconocí como la de Kris.

Apresuré el paso hasta llegar detrás de los salones de tercero. La imagen que presencié ahí me dejó paralizado por algunos segundos. Todas mis extremidades volviéndose tensas y en alertar ante el shock.

Kris, Tao y Luhan pateaban al mismo tiempo una pequeña bolsa de basura en el suelo.

—Y pensar que eras un maldito marica. De haberlo sabido jamás te hubiera hablado, ni siquiera cuando eres tan bueno en los mandados y haces bien las tareas.

No, no era una bolsa de basura.

Eras tú, KyungSoo. Hecho un ovillo para que las patadas no alcanzaran tu rostro, en la medida de lo posible. El crudo sonido de los zapatos caros de esos chicos estrellándose contra tu frágil silueta martilleaba en mis oídos sin parar.

—Que asco. Incluso te dejé subir a mi auto —escupió Luhan asestando una patada en tu costado. Ya no había más sollozos de tu parte, solo un cuerpo rígido que soportaba la golpiza inmerecida.

—¡¿Qué diablos creen que están haciendo?! —grité tan pronto como llegué hasta ustedes. No supe el momento exacto en el que me moví de mi sitio hasta que ya los tenía a escasos metros.

El trío de los altos se detuvo en seco con rostros volviéndose mortalmente pálidos, pero que rápidamente adquirieron su tono de vuelta después de que Kris me reconociera. Él sonrió de lado.

—Mira, Soo. Tu hada salvadora ha llegado a rescatarte.

—¿Tú también eres un marica, Jongin? —preguntó Luhan en un tono que denotaba nada más que odio. No entendía qué estaba pasando ni la razón de su tono petulante a mi persona.

—Oh, Oh, esa cara. Parece que nuestro amigo Jongin no está enterado —dijo Kris.

¿Enterado?¿de qué? Fue Tao quien respondió a mi duda antes de que siquiera pudiera formularla en voz alta.

—Nuestro pequeño Soo ha salido del armario. Descubrimos que está obsesionado con un chico —él se detuvo para darme una mirada extraña antes de continuar—. Pero eso tú ya lo sabes, ¿no es verdad? —inquirió en mi dirección.

Al ver que no contesté, bufó. —¿No quieres ver su galería? Está llena de fotos de su amor platónico. Aunque no hace falta explicártelo, ¿o sí? Échales un vistazo por ti mismo.

Tao extrajo algo del bolsillo de su pantalón y lo aventó en mi dirección. Como acto reflejo lo atrapé mientras este volaba en el aire hasta caer en medio de mis palmas extendidas. Era un teléfono celular, el tuyo, como descubrí cuando oí el tintineo característico del pequeño cascabel en forma de pingüino que tenías de adorno.

Desde la pantalla me saludaba la imagen de un chico durmiendo plácidamente, apoyándose de sus brazos sobre el pupitre para descansar su cabeza. Lo reconocí de inmediato.

Era yo.

Cuando levanté la mirada los tres bravucones veían en mi dirección expectantes. Ellos tenían esa mirada, ¿sabes?

¿Esperaban que entrara en una clase de locura homo? No lo sé, quizás sí.

Yo no era gay pero, Kyung, tú me gustabas. Ni siquiera pude ponerme feliz de saber que no me eras del todo indiferente. No cuando a unos metros de mí tú te reincorporabas con trabajo y con suma lentitud, tras la paliza que Kris y los otros dos te habían dado.

—Eso no responde a mi pregunta, ¿qué demonios crees que estabas haciendo, Kris? —ataqué de nuevo. Mi voz salió más fría y afilada de lo que esperé. Incluso yo me impresioné por el tono amenazante en mis palabras. Mirando sobre sus hombros, capté la imagen de tu cuerpo recargado contra la pared, respirando con dificultad, una de tus manos acunando tu débil cuerpo magullado.

Él se encogió de hombros, restándole importancia al asunto y dijo —¿No lo ves? Le ayudo a borrar todo rastro de jotería que pudiera tener.

Mis puños se crisparon. Sentía una vena contraerse en mi rostro del coraje que comenzaba a hacer estragos en mí. Estaba empezando a enfadarme. En serio enfadarme. Y eso nunca resultaba en algo bueno para alguien con mi temperamento.

—Ya déjalo. Te dije que era un maricón también, Kris —exclamó Luhan rodando los ojos tras una carcajada y al mismo tiempo escupiendo en mi dirección —le gusta el pene al igual que a Kyungsoo, ja.

¿Qué?¿aún existía gente con pensamientos tan homofóbicos a estas alturas? No me afectaban sus palabras llenas de odio y resentimiento injustificado, sin embargo, tú, Kyung...tú comenzaste a llorar. De una forma tan dolorosa que cuando nuestros ojos se encontraron no pude sostener tu mirada suplicante. No soportaba ver tus grandes orbes volverse brillosas y tus labios fruncidos en pena y remordimiento.

Me miraste como pidiendo disculpas. ¿Por qué te estabas disculpando, Kyung?

—Vaya, ese silencio dice mucho —pronunció Kris, después de un rato. Él me miró y luego exclamó con una sonrisa socarrona en los labios—. Dime, ¿el pequeño Soo hace buenas mamadas? Tal vez pueda reconsider...

Kris no pudo terminar lo que sea que fuera a decir, ya que se encontraba demasiado ocupado tragándose el puño que le asesté sin dudar de lleno en la mandíbula.

Su rostro, el cual había terminado volteado debido a la fuerza del impacto, se giró de vuelta en mi dirección. Sus ojos inyectados en ira asesina perforándome. Kris levantó el puño en alto, listo para contraatacar. Yo no cerré los ojos ni me moví de mi sitio. Estaba listo para llevar esto hasta las últimas consecuencias.

—¡Hey, ¿quién anda ahí?! —preguntó una voz desde algún lado, luz de linterna comenzó a iluminar el lugar. Solo entonces noté la falta de iluminación, ¿tan rápido había oscurecido? Reconocí al recién llegado como el guardia de seguridad—. Hace rato que acabaron las clases, ¿qué hacen todavía dentro de la escuela?

Kris levantó un dedo amenazador en mi dirección, muy cerca de mi rostro.

—Esto no se va a quedar así, Jongin —sentenció y girándose sobre sus talones, se fue con los otros dos siguiéndole de cerca.

—¡Quédense donde están, voy a pasar el reporte al director! —amenazó el guardia, caminando tan rápido como su cojera se lo permitía.

Sin detenerme a pensarlo demasiado, corrí hasta ti, y rodeando tu cintura, te ayudé a caminar. Juntos avanzamos hacia el lado contrario. A pesar de que estabas todo golpeado corriste tan de prisa como pudiste y nos alejamos de la escuela presurosamente.

Te mantuviste en silencio durante todo el trayecto.

¿Por qué no dijiste nada, Kyung?

¿Por qué no pregunté nada, Kyung?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro