10° Cosa que no hice:
Decir "te amo"
Yo no sabía qué éramos.
Estoy seguro de que nunca fuimos novios, sin embargo, nuestra relación tampoco me sabía a amistad. Tal vez tú si sintieses algo por mí al final. El pensamiento me hizo reír gozoso.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntaste a mi lado, ese miércoles por la mañana.
—Nada.
—Oh, vamos, dime —rogaste haciendo un tierno pucherito mientras nos dirigíamos a la escuela.
Había pensado en esto por ya bastante. Sobre lo que sentía y lo mucho que te quería conmigo. Sí, iba a tomar el riesgo. Esta iba a ser la primera vez que "si hice" algo, sin embargo, el destino parecía renuente a dejarnos ser.
—Kyung...
—Jongin...
Dijimos al mismo tiempo. Reímos avergonzados y continuamos la caminata.
—Tú primero —propuse. Esperaba que hablaras rápido, y aunque en otra ocasión te hubiera dado el tiempo que quisieras, estaba nervioso y ahora mismo lo último que deseaba era terminar acobardándome.
—No, tú primero.
Suspiré.
—Está bien —dije. Mis voz sonó tan calmada que incluso me sorprendí, era completamente lo opuesto al caos que se desataba en mi interior. Eso me descolocó un poco, ya que no esperaba que fuera a sonar tan seguro, no cuando por dentro me sentía morir de impaciencia.
Con mi cuerpo temblando en anticipación, continué.
—Kyungsoo...he pensado por bastante tiempo. Le he dado vueltas y vueltas al asunto y estoy completamente seguro de que te...
—He cambiado de idea —añadiste rápida e inesperadamente, con las mejillas coloradas. Tus pequeñas manos cubriendo tu boca para así evitar que mirara fijamente a tu rostro, detuvieron mi confesión tan espontánea. Diablos, Kyungsoo, justo en el mejor momento—. Quiero hablar primero.
—Adelante.
—Voy a encontrarme con Kris —soltaste de repente. En ese instante todo se derrumbó frente a mí. Hielo corriendo por mi columna.
—¿Qué? —una sensación amarga se atascó en mi boca.
—Voy a encontrarme con Kris —repetiste, como si creyeras que no había sido capaz de entender lo que habías dicho. Claro que lo entendí. Lo que no entendía era el por qué.
Tú respondiste a mi duda interna como si mágicamente hubieras conseguido colarte en mi mente y leído mis pensamientos.
—He de ponerle un alto, Jongin.
—¿Un alto de qué?
—Tú lo conoces. Sé que es un hombre rencorosos y el hecho de que no haya tomado venganza hasta ahora me está inquietando bastante. No quiero que te haga daño.
—No va a hacerme daño, Kyungsoo —dije para tranquilizarte, aunque no era necesariamente una mentira. Podía cuidar perfectamente de mí mismo. De hecho, eras tú quien me preocupaba.
—Nunca podemos saber lo que está planeando.
—No está planeando nada, Kyung. Él solo sabe que recibió su merecido.
—No lo creo.
No me miraste a los ojos y eso no terminaba de agradarme.
—De todas formas. ¿Por qué me estás diciendo esto, justo ahora?
—Por que no quiero que te metas, ¿me entiendes?. He de ir solo a hablar con él —tus grandes ojos se clavaron en los míos con una tenacidad increíble.
—Promételo Jongin, prométeme que no vas a interferir. Eso podría cabrearlo aún más.
Y entonces esa mirada determinada y testaruda que había visto se esfumó. En su lugar la reemplazaba aquella vista con los ojitos de cachorro que sabías que eran mi debilidad. Al final, admití mi derrota, echándole la culpa de todo a mi corazón enamorado.
—Está bien, lo prometo, pero...—tu sonrisa se borró. Yo solo reí—. No pongas esa cara, no voy a fallar a mi palabra. Solo deja encendido el teléfono, ¿de acuerdo? Y además...promete que vas a llamar si necesitas ayuda.
Ni siquiera lo dudaste cuando me dijiste:
—Hecho.
Tu sonrisa ampliándose hermosamente en tu rostro.
—¿Cuándo lo harás?
—Mañana.
—De acuerdo.
Continuamos caminando un tramo mas en silencio. Pero no del tipo raro y molesto, era mas esa clase de silencio que solo a tu lado podría sentirse cómodo. Se sentía bien y reconfortante. Entre nosotros nunca hubo la necesidad de llenar los silencios con palabras.
—También hazlo mañana, Jongin —pediste, después de un rato.
—¿Uhm, qué cosa?
—Lo que me ibas a decir hace un momento —no mirabas en mi dirección cuando dijiste aquello.
Solo recuerdo cuan feliz me sentí entonces. Estaba a un día de decirte todo cuanto que me hacías sentir. Todos esos sentimientos que se desbordaban de mi pecho por su inmensidad.
Recuerdo que asentí fervientemente a pesar del feo presentimiento creciendo en la boca de mi estómago.
Mañana. Mañana. Mañana.
Toda la noche pensé en eso. Incluso me fui a dormir intranquilo. Di vueltas y vueltas sin parar en la cama, no podía detener mi entusiasmo y al mismo tiempo, el terror que me embargaba. Arrasando por partes iguales en mi pecho.
Por un lado estaba emocionado por que esto me había concedido un día más para preparar una confesión adecuada para ti. Una que estuviera a la altura de mis sentimiento y de un hombre de tu valor.
Por otra parte, no lograba eliminar el sentimiento asfixiante que me provocaba el pensar en tu inevitable encuentro con Kris.
A la mañana siguiente grande fue mi alivio porque ni Kris ni sus amigos habían ido a la escuela ese día. Ahora que ya no tenía que preocuparme por dejarte con ellos, tal y como prometí, solo me restaba el nerviosismos propio de una confesión cuando nos reunimos en la escuela.
—Después, Jongin.
—¿Qué?
Pregunté confundido.
—Espera hasta después de que hable con Kris para decírmelo, ¿ok?
Solo asentí, demasiado feliz como para cuestionarme sobre el por qué de aquella decisión en esos precisos momentos.
—Jongin —pronunciaste mi nombre con voz tenue.
—¿Uhm?
—Yo también tengo algo que quiero decirte. Lo haré después de ti. Lo prometo —dijiste sosteniéndome la mirada.
Lo prometo. Lo prometo. Lo prometo.
Resonaba una y otra vez en mi cabeza. Pese a que estábamos todavía en junio y faltaba un mes entero para las vacaciones, yo estaba más entretenido contando los minutos y repasando mentalmente la confesión que había preparado para ti tan meticulosamente la noche pasada, como para prestar atención en clase.
Como si pudieras sentir mis ojos físicamente, te volteaste hacia mí cuando te miré. Entonces esbozaste la más bella sonrisa que haya visto extenderse en tu rostro. Esa que recordaré por siempre.
Yo no esperaba que ese día papá tuviera un accidente. Apenas fui consciente de haber salido corriendo cuando la maestra me informó de la tragedia. Mi madre le había hablado por teléfono para avisar que debían dejarme ir a ver mi padre pues estaba en estado crítico.
Salí tan deprisa, sin prestar la mínima atención, mis oídos zumbando de forma dolorosa en mi cabeza hasta que sentí que algo tiraba de mi brazo. La fuerza me hizo volverme y encontrarme con un hermoso par de ojos mirándome asustados.
Eras tú, Kyungsoo.
—T-te veré en el hospital cuando salga, ¿de acuerdo? —fui vagamente consciente de asentir y llamar al primer taxi que cruzó la avenida. Una última ojeada en tu dirección, desde el asiento de enfrente, me permitió verte agitando la mano en despedida para mí.
Y estoy seguro que pese al terror carcomiéndome por dentro, sonreí para ti.
Sé que lo hice porque tú también cambiaste el rostro preocupado y me devolviste el gesto.
Si no me hubiese ido. Si mi padre no se hubiese accidentado ese día. Si me hubiera tomado el tiempo para contemplar tu sonrisa por tan solo un poco más, si tan solo ...no me hubiera ido de tu lado en aquél momento.
No te hubiese dejado de haber sabido. ¿Lo entiendes, verdad, Kyungsoo?
Pero yo no lo sabía.
Tú tampoco.
Y es que en ese fatídico día, Kris y su grupo te esperaban a la salida para cumplir la venganza que me juraron el día que golpeé al mas alto.
Tampoco sabía o esperé la determinación en tus ojos cuando los viste esperando por ti en un callejón algo solitario que no hubieses tomado de no haber tenido que ir al hospital como me prometiste.
Me culpo y me culparé cada día de mi existencia por haberte dicho que dejaras de huir y afrontarás de frente a los problemas. Si pudiera, regresaría en el tiempo y me abofetearía muy duro en la cara por decirte aquellas palabras.
Por que en realidad, si no yo hubiese dicho aquello y si tú no me hubieses hecho caso.
Si hubieses corrido, como el antiguo tú habría hecho, solo tal vez...
Solo tal vez...
* * *
Días después
Estoy aquí para decirte esto de frente. Estas son las 10 cosas que debí haber hecho pero no hice, Kyungsoo.
¿Las has escuchado atentamente?
Espero que sí.
Si tan solo hubiese hecho alguna de ellas, Kyungsoo.
Con solo una hubiese bastado, ¿no lo crees?
Aunque el hubiera no existe, me consuela pensarlo de ese modo. Me gusta fantasear, por horas que me parecen interminables, en lo que pudo y no fue.
Si tan solo hubiera hecho lo que siempre hago. Tomar lo que deseo y luchar por lo que quiero.
Pero no. Fui un cobarde que se negó a pedir algo que no estuvieras dispuesto a dar, sin saber que quizás...tú sí querías que yo lo hiciese.
Si lo hubiese hecho en ese entonces. Cada cosa que me moría por decir o hacer, entonces...
Entonces, probablemente ahora no estarías recostado dentro de esta fría caja.
Las flores a tu alrededor no le hacen ninguna justicia a tu belleza. Incluso ahora, tu cuerpo sin vida, luce como lo más hermoso para mí. Tu piel blanca como el papel, ni un solo rastro del bonito sonrojo provocado por el frío del invierno o tal vez por mí, aunque ahora me es imposible saberlo, Kyung.
Ahora es muy tarde para preguntar.
¿Es demasiado tarde para decirte aquello que no me dejaste decir aquél día?
No lo sé.
A mi alrededor hay tanta gente que ni siquiera sabía que se preocupaba por ti. Incluso esa chica ignorante, Krystal, la que osó llamarle "cosa" a algo tan natural como tu sexualidad, está aquí, llorando sin parar.
Ella balbucea "perdón, Kyungsoo" una y otra vez. Yo también lo hago solo que no soy consciente del hecho.
Mi madre es quien me contó lo que ahora te voy a decir. Dice que el día que recibí la noticia lloré hasta quedarme dormido y sin una sola lágrima en el cuerpo. Ni siquiera el hecho de que papá ya estaba estable logró aminorar el sentimiento. Dice que me aferré a tu cuerpo sin vida y que cuando te iban a llevar a la morgue no quería soltarte, incapaz de separarme de ti, que me tuvieron que arrancar de tu lado con la ayuda de tres enfermeros.
Me era imposible de concebir que tan bello ser ya no existía aquí en la tierra. Aquí a mi lado.
Así de patético como lo oyes.
De pie ante el hoyo en el que serás puesto en unos minutos, siento las tibias lágrimas resbalar por mis mejillas. Es increíble que tu hermosa presencia vaya a ser sepultada en la sucia tierra.
Este día llueve, llueve bastante así que tomará más tiempo del esperado depositarte en la fosa que fue hecha para ti.
Miro a tus párpados cerrados a través del cristal del féretro. Un enorme agujero negro comienza a formarse dentro de mi pecho, tragando todo a su paso. Llevándose todo de mi. Devorando la alegría o tristeza, todo simplemente se va. Soy despojado de todo hasta que no queda nada más de Kim Jongin en este cuerpo.
Solo un cascarón vacío y sangrante. Herido.
Duele kyungsoo, duele tanto.
Dime, Kyung, a ti ya no te duele, ya no más, ¿cierto?
* * *
Julio
Ha pasado solo un mes desde entonces. Todos se enteraron de lo ocurrido pero nadie con lujosos detalles. Ni siquiera yo. No quería hacerlo.
La policía determinó que fue un intento de robo, que al parecer algún grupo quería quitarte el teléfono celular que aferraste entre tus manos hasta el último de tus suspiros.
Pero yo sé que no fue así.
Tú también lo sabes, ¿no es así, KyungSoo?
Yo nunca recibí tu llamada de auxilio.
En la ceremonia de graduación se puso una fotografía tuya en el podio. Tu nombre también fue dicho y se guardó un minuto de silencio por tu partida.
Con elegantes tacones y caminando tan firme como su tembloroso cuerpo se lo permitía, tu madre caminó aguantando el llanto hasta recibir tu certificado. No fue hasta que volvió al confort, entre los brazos tu padre, que se permitió el desahogarse. Llorar y llorar.
Llorar por tu ausencia.
No pudiste graduarte con nosotros, Kyung. No estás ahora a mi lado, en la silla que reservé para ti.
* * *
Diciembre
El año pasado lo prometimos, ¿recuerdas?
Prometimos que la siguiente navidad la íbamos a pasar juntos.
Navidad llegó, pero tú no estás aquí.
Este será el primer diciembre que no estarás en casa. Tu madre no ha dejado de llorar, Kyung. Lo sé solo por sus ojos rojos, ya que en presencia de nosotros no ha dejado salir ni una sola gota de su sufrimiento.
Tu familia ha sido muy cálida con todos a pesar de que sé, que muy en el fondo, se están quebrando de dolor.
Esta navidad cenamos pavo. Tu madre dice que era tu favorito. Es una lástima que no podamos probarlo juntos.
Está delicioso pero, Kyungsoo, yo solo quiero comer pavo contigo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro