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𝟎𝟎━━━━the peculiar group

La diferencia es la característica más bonita que posee el ser humano. Que cada persona fuera completamente única mostraba la heterogeneidad que la Tierra poseía.

Y Dione amaba eso.

Todavía le costaba creer que había tardado once años de su vida en darse cuenta de lo hermoso que era ser diferentes los unos de los otros. O cuánto había tardado en darse cuenta de que no importaba si venías de una familia de magos o no; que tu potencial para la magia no se definía por tu origen.

Gracias a ese momento de iluminación logró –más tarde cabe aclarar– conocer a las que se convertirían en sus confidentes. Las personas a las que les confiaría su vida sin duda alguna.

Hydra, Estela y Crystal eran tres de las cinco personas en las que podía confiar, –a parte de su mejor amigo y su hermana–, sus más oscuros secretos y sus más temidos sentimientos. Cada una era diferente de la otra, y cada quien aportaba algo bueno al grupo.

Pero que cada una perteneciera a una casa diferente era un gran inconveniente para dar a conocer su amistad. Y no solo la casa de Hogwarts a la que pertenecían era un problema, si no también la familia de la que provenían y el hecho de que sus respectivos amigos no sabían de esa amistad.

Cada una tenía sus propios problemas con sus respectivas familias. Pero se olvidaban de ellos o se apoyaban cuando estaban juntas, más no los evitaban por supuesto.

Ese clan estaba formado por las cuatro personas más diferentes entre sí, no obstante todas tenían algo en común.

Su adicción a la nicotina y los problemas que la vida no paraba de regalarles para tocarles los ovarios.

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Dione estaba en casa de sus padres debido a que las vacaciones de Navidad de su quinto curso en Hogwarts habían comenzado.

Ella suspiró y salió de su habitación después de darle un beso en la frente a su hermana. Su elfo doméstico la había llamado desde el otro lado de la puerta para que acudiera a la cena familiar que se celebraba todos los domingos. Ni siquiera dejaban a su hermana asistir a esas cenas porque creían que no merecía cenar con ellos, por eso cenaba en la cocina. Veía una estupidez que hicieran esto ya que nunca cenaban juntos por el hecho de que su padre trabajaba todo el día y ella se pasaba el día encerrada en su habitación a no ser que tuviera que salir para impartir clases de ballet. Ese era el único deporte muggle que sus padres toleraban debido a la disciplina que impartían en sus clases.

Bajó al comedor con la mirada y la espalda completamente recta tal y como sus padres y su profesor de ballet le habían enseñado. Llegó a la sala donde comerían y se sentó al lado de su padre –el cual siempre encabezaba la mesa– y frente a su madre. El comedor era tan frío como el resto de la casa, con los colores verde opaco i negro resaltando por entre el resto de tonalidades.

Los elfos domésticos que pertenecían a su familia sirvieron los manjares que sus amos habían ordenado y comieron en completo silencio durante varios minutos en los que solo se escuchaban los cubiertos chocando contra los platos. Cuando su padre terminó el primer plato y puso los codos sobre la mesa a la vez que frotaba sus manos. Dione siguió comiendo la comida que quedaba en su plato, pero cuando su padre hizo ese gesto supo que se avecinaba una reprimenda.

—Cygnus Black no ha parado de alardear que su hija Narcissa ha conseguido el título de prefecta este año. Yo estaba seguro de que serías tú quien lo conseguiría, pero veo que me equivocaba, y sabes perfectamente que no suelo hacerlo. ¿Algo que quieras decir respecto a este tema?

Ella dejó los cubiertos sobre la mesa, entrelazó sus manos y miró a su padre a los ojos para aparentar más seguridad.

—El profesor Slughorn me explicó que Narcissa y yo éramos las que más posibilidades teníamos de conseguir el título, sin embargo, la escogieron a ella porque tenían muy claro que yo seré la elegida para ser premio anual. Ellos pensaron que dos títulos sería el doble de responsabilidad para mí y eso provocaría una bajada en mi rendimiento académico. Yo les dije que estaba perfectamente capacitada para ocupar los dos títulos y mantener el nivel de mis calificaciones. Pero como puedes ver mi opinión no sirvió de mucho.

Mentira. No le habían dado los dos títulos por creer que sus notas bajarían, si no porque ya era suficiente presión y responsabilidad lo que ella estaba haciendo por Dumbledore. Necesitaba un respiro y Hogwarts era el único lugar en el que podía tenerlo de vez en cuando, y sin duda un título de prefecta no se lo permitiría tener.

—Espero que consigas ser Premio Anual. No quiero una hija que salga de Hogwarts siendo alguien común y corriente. —sentenció su padre.

Quiso decirle que para ser una gran maga no necesitaba ese título, no obstante se calló, no queriendo iniciar una discusión con él y mantenerlo satisfecho hasta que adquiriera su libertad.

—Sí, padre.