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━━━━𝕮𝖆𝖕 𝟎𝟑

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𝟎𝟑━━━━the conversation

Era increíblemente difícil sacarle información a Dione, y eso era algo de lo que James se estaba dando cuenta después de dos horas y media intentando saber algo de ella sin éxito alguno, siendo él el que acababa contando sus gustos y disgustos. Podría decir que ella era una tumba en cuanto a su vida personal.

Y aunque no lograba sacarle muchas palabras de su boca, le gustaba ver cómo rodaba los ojos molesta y como intentaba reprimir una sonrisa cada vez que él decía una estupidez. Era casi tan satisfactorio como no dejar de intentar conquistar a Lily. Lo que también le sorprendía era que en ningún momento le había insultado o menospreciado, bueno mentira, algún 'idiota' se le había escapado de su boca, pero aún así no era lo mismo que cuando estaba con sus amigos o se encontraban en los pasillos.

—Oye Di, ¿Puedo llamarte Di? —preguntó

—No —respondió seca.

—Bueno no me importa, oye Di. ¿Podrías responderme a algunas de mis preguntas? —preguntó apoyando sus codos en la mesa y posando su barbilla en las palmas de sus manos, a la vez que la miraba aleteando sus pestañas tras sus gafas.

—No ¿Acaso debería? —respondió poniéndose en la misma posición de James al otro lado de la mesa, con una sonrisa ladina en su rostro para provocarle, cosa que le encantaba hacer, ya he le parecía divertido ver su cara molesta y como arrugaba la nariz disgustado cuando no conseguía que respondiera a sus preguntas.

—Eres horrible —dijo cruzándose brazos como un niño pequeño. Infló sus mejillas sacando su labio inferior hacia fuera formando un puchero. Ella sonrió ligeramente negando con la cabeza, cruzándose también de brazos y apoyándose en el respaldo de la silla.

—No pienso decir nada de mi vida personal Potter. Y tú deberías haber hecho lo mismo, porque ahora incluso sé cual es tu color favorito; no deberías confiar tanto en la gente, James, podrían apuñalarte por la espalda en cualquier momento. —la suavidad con la que dijo su nombre le asombró e hipnotizó a partes iguales y en sus ojos se podía reflejar el dolor que sentía si los observabas con atención, y James no perdió detalle de eso.

—Tampoco es que haya dicho algo relevante que puedas usar en mi contra. —respondió subiendo sus hombros despreocupado. Ella en cambio se rió sin gracia alguna y lo miró con la cabeza ladeada, pensando en lo inocente que era el chico.

—Eres tan inocente —respondió con un soplido—. Es un consejo Potter, no te abras tanto a la mínima que te sacan un tema de conversación. —ella suspiró y se levantó de la silla, se dirigió nuevamente a la ya reducida montaña de utensilios para preparar pociones y cogió un caldero que llenó de cucharas y frascos. Los dejó al lado del fregadero y esperó a que James se pusiera a su lado derecho para empezar con la cadena de lavado que habían planeado para hacer más eficiente y rápido el lavado de instrumentos; él mojaba los utensilios con el agua, ella los enjabonaba y al finalizar ambos los secaban.

James empezó a mojar una cuchara con el chorro de agua que salía del grifo.

—Lo dices como si lo hubieras vivido en primera persona. —y así es pensó Dione. Él la miró de reojo esperando a que ella se abriera y al fin saciar su curiosidad. Pero sabiendo sus intenciones negó con la cabeza.

—No voy a decirte nada James, no confío en tí y sé que tú tampoco confías en mí. Lo único que sabes de mi persona es mi casa, mi nombre y apellido y quienes són mis tres familiares más cercanos y me pasa lo mismo contigo. No hay nada que decir.

Así dio por finalizada esa conversación. Y es que después de seis años todavía le dolía recordar que había perdido a un amigo suyo por culpa de su ex mejor amigo.

A los once años conoció a un muggle llamado Liam Denbrough, habían congeniado al instante a pesar de pertenecer a mundos diferentes y que ella se suponía que creía en la supremacía de sangre, pero le cogió tanto cariño que no le importó, así que se arriesgó.

Y pagó las consecuencias. En su espalda queda constancia de eso.

Por ahora James no tenía opción alguna de descubrir algo sobre la vida personal de Dione, pero eso no impedirá que lo siga intentando porque algo que a James no le falta es insistencia.

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Algo que caracterizaba a Dione era la capacidad de pensar o inventar juegos para el aburrimiento con lo primero que encontraba. Daba igual el lugar y el momento. Ya podría estar en una cena familiar, en su habitación o con sus amigos de fiesta, porque si se aburría o se sentía incómoda ella inventaría o jugaría a un juego, ya sea en su mente o con alguien en la misma situación que ella.

Eso casi siempre sucedía con su hermana, cuando ya se habían contado todo, el silencio las inundaba, por lo que decidía pensar o inventar un juego para hacer más divertido el momento que pasaba con su hermana pequeña.

Así que, incómoda por el silencio que se había formado decidió coger un pergamino de la mesa del profesor, y después sentarse nuevamente en la silla enfrente de James. Ambos estaban separados por un gran pupitre, él tenía la cabeza entre sus brazos. Dione comenzó a doblar el pergamino hasta dejar el trozo de papel en un perfecto triángulo del tamaño de una tarjeta de crédito; colocó el triángulo de manera que una de las puntas reposará sobre la mesa y la del otro extremo la sujetaba con el dedo índice de su mano izquierda, juntó la uña del índice derecho con la yema del pulgar, se agachó cerrando un ojo para apuntar a su objetivo y empujó el dedo índice provocando que el papel saliera disparado hacia la cabeza de James.

Él se levantó de golpe por el susto y miró confundido a Dione, quien lo miraba con una sonrisa ladina.

—¿Qué mierda? —preguntó confundido recogiendo el papel del suelo. Ella se encogió de hombros. Él intentó tirarle el papel de vuelta con la mano pero este cayó a medio camino causando la risa de Dione y sorprendiendo a James, porque era la primera vez que la escuchaba en seis años— ¿Cómo narices has tirado esto?

—Primero pon tu dedo índice y pulgar en forma de ele —James hizo caso a lo que Dione le dijo—. Haz lo mismo con la otra mano, junta los pulgares coloca los dedos índice apuntando hacía abajo y apoya la punta de tus dedos sobre la mesa; entonces yo pongo el triángulo así, la mano derecha así, me coloco de esta forma para apuntar mejor, y empujo el dedo para que el papel salga volando. —el pergamino salió disparado y cayó entre los dedos de James que formaban una portería, él la miró sorprendido nuevamente.

—Buena puntería —Dione sonrió—. Y bonita sonrisa —dijo guiñándole un ojo, ella lo miró con una ceja alzada— Vale, vale, ya me callo. —ella negó con la cabeza con la sonrisa intacta.

En su opinión, James era más divertido de lo que parecía, y aunque eso no le quitaba lo imbécil, hacía que su compañía fuera más amena. Habían terminado de limpiar todos los utensilios para pociones y como todavía quedaban seis horas más decidieron hacerlo mañana y descansar la media hora que les quedaba allí encerrados. Le enseñó cómo apuntar y jugaron el rato que les quedaba allí encerrados disfrutando de la compañía del otro pero con unos límites, puestos claramente por Dione. Y el más importante era que lo que pasaba y se decía en esa habitación se quedaría allí y pasaría al olvido en cuanto se fueran. James aceptó sin dudarlo, sabía que al salir su relación sería como la de siempre y no lucharía por lo contrario, a ninguno les interesaba eso.

Amé escribir este capítulo. ¿Qué les pareció?

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━━Lady A

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