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Capítulo 2








—¿No podemos dejarlos en paz?—Sanha ladeó su boca. No dejaba de pensar en que si mataban a Agust D y J Hope, y V los descubría, podrían terminar muertos. Aún si el trabajo lo ejecutaba Kitty Gang y los chicos Kim, V fácilmente podría averiguar que Cha Eunwoo era quien estaba detrás de todo esto. Y podría atentar contra su vida, o la de su novio, Rocky, por lo que estaba tratando de mantenerse al margen del asunto, y no verse demasiado involucrado. Pero era inevitable, no podía simplemente declarar estoy fuera, cuando muchas de las mafias ya conocían al grupo de jóvenes como un equipo.—Algo me dice que esto va a terminar mal.

—Sanha, relájate.—Eunwoo abanicó su mano. Sanha había venido solo para criticar sus decisiones, y no iba a tolerarlo. Si él, o alguien más, seguían reclamando por una decisión tomada, tendría que hacer algo al respecto, llevaba años siendo el líder de aquel pequeño grupo que dirigía la mafia, por lo tanto, merecía respeto.—¿Algo me ha salido mal en los últimos años?

—Nunca hemos podido contra V, nos tiene en la mira. ¿Crees que Kitty va a lograrlo?

—No lo subestimes.—Respondió, seguro de sí mismo y de Kitty Gang. Solo era el presentimiento de que esta vez el destino estaba a su favor.—¿No has oído de ellos? Solo es cuestión de armar un plan. Nos serán de mucha ayuda para acabar con V.

—No quiero que Rocky termine igual que Moon Bin.—El murmullo del rubio llegó hasta los oídos de Cha Eunwoo, quien se tragó cada uno de los insultos, y se guardó la bala que pudo haber parado en su cabeza. Mantuvo la compostura. Nunca, en todos los años pasados desde la pérdida de Bin, se había mostrado débil.

—Sal de aquí, Sanha.

—Así como a ti te afecta haber perdido a Moon Bin, ¿No crees que me afectará igual perder a Rocky? Y a Mj...—Le miró afligido, pero no obtuvo respuesta, solo la mirada severa de su jefe. Y antes de que este le ordenara que se largara a gritos, salió de allí






Cha Eunwoo fue un gran alivio para los tres. Principalmente para Namjoon, quien, a pesar de tener una cantidad de contactos con los cuales comunicarse en caso de emergencia, no quería aprovecharse de la supuesta "Solidaridad" de sus "amigos". No podía pedir favores cada que se viera con la soga en el cuello, porque no por siempre iban a tenderles una mano.

Podían valerse por ellos mismos y salir de sus problemas por su cuenta, pero esta vez, ahora que Namjoon estaba informado de la situación de Cha Eunwoo y sus conflictos con otra mafia de Daegu, decidió ofrecer sus servicios a cambio de que los resguardara, al menos por una temporada.

Namjoon alguna vez le había salvado, pero la deuda, según Eunwoo, había sido pagada con una buena cantidad de dinero que había depositado en su cuenta.

Si durante ese período de tiempo que Eunwoo tenía en mente, no cumplían con lo prometido, serían echados a la calle como perros abandonados.

Aunque el niño Kitty Gang le resultaba sumamente llamativo, y parecía ser un buen candidato para formar parte de su mafia. Si demostraba la destreza que todos decían que Kitty poseía, quizás le sugeriría el unirse a él.

Jimin, por su lado, seguía con su tarea de explorar la ciudad.

Había involucrado a sus amigos en aquello, aún cuando estos (Seokjin, principalmente) se negaron. Pero ¿qué sería de Kitty Gang sin sus dos compañeros?

Descubrieron, gracias a la experiencia de todos y la intuición de Kitty, un almacén en el cual se llevaba a cabo el cargamento de un camión que, según lo que Kitty Gang pudo escuchar desde la distancia, se encargaría de distribuirla en la ciudad. Quiso robar un poco, aunque sea una porción, para obtener un poco de diversión con sus amigos, si estos accedían a pasar la noche con él. De no ser porque los descubrieron antes de lo previsto, y tuvieron que salir corriendo para ocultarse, oyendo las balas resonar a sus espaldas.

Seokjin, después de su pequeña aventura en la que por poco se meten en problemas, más de los que ya se traían encima,convenció a Namjoon para no salir más de aquella casa, más que para buscar a Agust D y J Hope. Y Kitty, queriendo llevarle la contraria, decidió escabullirse en cuanto la pareja se introdujo a una de las habitaciones, saliendo bajo la oscura noche, nada más que para encontrarse, por desgracia, a uno de los hombres que les había visto ese mismo día en el almacén.

Escuchó la chillona vocecita de Kim Seokjin hacer eco en su cabeza.

"Te lo dije" "¿Cuándo serás un verdadero adulto?" "Somos delincuentes, Jimin, en cualquier momento podemos estar bajo riesgo".

Sacudió su cabeza. Pues, aunque el mayor tuviese toda la razón, él tomaba su vida desde su punto de vista. Un modo de pensar un tanto imprudente. No pensaba las cosas dos veces antes de hacerlas. Y ahora que había salido sin cubrirse antes, y fue atrapado por el hombre que salía del club al que Kitty gang pretendía adentrarse a hurtadillas, decidió correr.

Correr sería lo único que le salvaría de aquel hombre que, además de no estar en sus cinco sentidos, seguro no pretendía establecer una amena plática sobre su camión repartidor de drogas que Kitty intentó robar. Tampoco podría iniciar un tiroteo en medio de la calle, frente al establecimiento repleto de gente, con un guardia de seguridad observando la escena con sospecha.

Corrió lo más que pudo para que lo perdiera de vista. Creyó haber oído el característico sonido del arma siendo recargada, pero lo ignoró, concentrándose en su huida. Tomó un curva, pero para su mala suerte, se encontró con dos enormes puertas metálicas bloqueando el camino, que guiaban, quizás, a algún basurero. Se dio media vuelta para correr en dirección contraria, pero se encontró con el hombre, demasiado cerca, sobresaltándo.

Una cabeza más alto que él, mirándole con una enorme sonrisa. Y ¿Cómo no iba a alcanzarle? Teniendo aquellas piernas largas, le llevaba centímetros de ventaja.

—Tú eres al que vi intentando tomar un poco de nuestra droga en la mañana.—Pegó el arma a la mandíbula del pelirosa para verle a los ojos.—Pero creo que podríamos arreglar cuentas. Te dejaré ir, si me das algo a cambio.

Humedeció sus labios, acercando sus rostro al del menor. Kitty Gang correspondió su sonrisa, alzando una ceja, y apartando con lentitud el arma de su barbilla para rodear su cuello con ambos brazos.

—¿Si?—Preguntó, siguiéndole el juego.—No tendría ningún problema.

—Mhm.—El hombre corrió su nariz por la piel de Kitty, tuvo que reprimir un chillido cuando sintió un apretón en sus nalgas.—El auto está demasiado lejos, pero aquí no hay nadie cerca.

—Entonces, ¿Qué estás esperando?—El hombre gruñó ansioso. Cuando vio al muchacho, había optado por matarlo, ya que para él, un ladrón no se le perdonaba la vida. Pero en este caso, el cosquilleo en su vientre al ver el bonito trasero oculto bajo un apretado pantalón de cuero le había hecho cambiar de opinión.

Besó el cuello del menor, succionando la piel mientras pasaba sus manos por el trasero que todo él deseaba probar de una vez por todas. Kitty aprovechó la distracción para alzar su rodilla, y dar directo en la entrepierna del sujeto, haciéndolo gemir de dolor y llevar sus manos a la zona.

No esperó un segundo más para sacar el arma y dispararle en el muslo, sacando otro quejido del hombre, quien ya había soltado su pistola, y se hallaba en el suelo intentando absurdamente disipar el dolor.

—¿Querías matarme por un poco de hierba?—Kitty bufó.—O has consumido demasiado, o realmente eres un ingenuo por dejarte llevar por Kitty Gang.—Se acercó, pateando lejos el arma que él trató de tomar, para luego alzar su pierna, y estampar la suela de su bota contra el cuello del hombre.—Puedo conseguir mi propia droga en otra parte, egoísta.—Escupió, disparando hacia la mano que intentó sujetarle la pierna, y presionó con todas sus fuerza, viendo el rostro agonizante de aquel pobre desafortunado que perdía el aire por la opresión en su cuello, y su cuerpo desangrándose. Sus ojos brillaron de satisfacción pura cuando los movimientos cesaron, y acabó con la vida de aquel hombre.

Retiró su pierna cuando dio por terminado su cometido.

Y consideró lo que ahora podía hacer con el cuerpo, hasta simplemente dejarlo allí. Era poco probable que alguien se pasease por aquel lugar, y si así era, Kitty Gang habría dejado su huella una vez más.

Esperaba que no fuera así. No quería aparecer en las noticias y que Seokjin le reprendiera por matar a un hombre, dejarlo de esa manera, y sobretodo cuando había dejado bien en claro que no quería verles a ninguno de ellos saliendo de casa sin razón alguna.

Pero era estúpido el solo pensarlo, un traficante ebrio y con un arma, hallado en lo que parecía ser un depósito de basura, lo más probable es que terminara en la misma basura para hacerse cenizas, y no en las noticias.

Salió de allí silbando, para volver al mismo lugar al que había querido ir antes de la persecución con el tipo, sin percatarse del rubio que le observaba desde las alturas de uno de los edificios.

—¿Qué miras, Agust?—Una voz femenina le hizo salir de su trance. Había subido para fumar un cigarrillo a solas, y se encontró con quien más había querido ver en días. El niño pelirosa, quien, ahora más que la primera vez, le había sorprendido. Desde donde estaba, pudo apreciar el momento en que el chico golpeó y disparó hacia el hombre que segundos antes le había perseguido. Pensó que el niño iba a ser asesinado por aquel hombre, pero no se esperó verlo seducirlo, y mucho menos matarle de la forma en que lo hizo. No podía ver su rostro, pero supo que tal como aquella vez, el chico se había ido sin remordimiento alguno.

—Nada.—Arrojó el cigarrillo, viendo por sobre su hombro a la chica, que batía sus pestañas y le miraba con una sonrisa nerviosa.

—Creí que estarías con J Hope.—Inquirió.

—No, debe estar con V resolviendo asuntos.—Se apoyó de la baranda, rogando internamente por que se fuera, y le dejara en paz. No podía negar que era una chica sumamente hermosa, pero ahora, no tenía ánimos para un encuentro de una noche con ella, quien posiblemente le atormentaría aún después de que consiguiera que se acostara con ella, ahora que trabajaría juntos, y la vería constantemente en el edificio.—¿Tú no deberías estar practicando tu tiro?

—Me he tomado un descanso.—Sonrió.—¿Y tú? ¿qué haces aquí tan solo?—Preguntó, queriendo iniciar un conversación que Agust definitivamente no pretendía continuar. Le echó una última mirada a la cabellera rosada que desparació poco después, y se giró para bajar las escaleras de vuelta al interior del edificio.

—Me gusta estar solo, Hani.—Fue lo último que dijo antes de dejar a la chica sola en la azotea.

No es que no pudiese platicar un poco con sus compañeros de trabajo, pero de vez en cuando, necesitaba un tiempo para sí mismo, y el que la chica le interrumpiera, llegaba a ponerle de mal humor, por lo que prefería volver a casa. Hoseok, el único con quien podía hablar sin molestias, probablemente estaría en casa de V, y solo estaban el resto de sus compañeros practicando en sus salas correspondientes, y el joven Jeon rondando por el edificio.

El edificio, no demasiado grande, solo con unos cuantos pisos, fue comprado por el señor Kim Heechul, el padre de V; le había dado un buen uso, y lo había convertido en un lugar para que quienes ocupan su mafia tuvieran donde trabajar cómodamente, y entrenar. Un piso entero era exclusivamente para las reuniones y la oficina de V (Que fue cedida a él en cuanto su padre murió), y el sótano era utilizado para llevar rehenes, no muy frecuentemente, ya que habían lugares especialmente para ello; y porque el edificio no estaba en una ubicación favorable, donde pudiesen matar personas sin que la gente en los al rededores notaran que algo andaba mal con aquel edificio. Aunque por supuesto, este estaba alejado unos metros, rodeada de césped, y con habitaciones con paredes insonoras para mantener la seguridad, aún así, tanto su padre como V, tomaban prevenciones para mantener todo bajo control. No muy lejos estaba ese lugar donde el chico de cabellos rosados había dejado al sujeto muerto, y aunque a nadie le gustara pasearse por la zona, cabía la posibilidad de que alguien los descubriera.

Todo había estado llevando su curso. No habían enemigos lo suficientemente valientes para enfrentar a V, la policia no era un inconveniente, y las ganancias solo incrementaban.

V había estado haciendo un buen trabajo los últimos meses, pero este, en su poco tiempo como jefe de Jugeum, no había atravesado nada demasiado difícil de llevar, y nadie le había hecho frente, por lo que el castaño, en realidad, no había tenido que afrontar un peligro real, hasta ahora.






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